Las focas que vinieron del calor: las focas monje

Querida hija: 

Durante el verano de 1989 un animal saltó a la fama a través de los medios de comunicación. Fue bautizado como Peluso y era un macho de foca monje del Mediterráneo. Llevaba dos años siendo avistado en las Islas Chafarinas, un pequeño archipiélago de soberanía española pegado a la costa norte de Marruecos, cerca de Melilla, con un aro de goma procedente de una nasa de pesca que le aprisionaba el cuerpo, causándole graves heridas. Las autoridades españolas intentaban localizarlo para poder liberarlo de su prisión, cosa que finalmente se consiguió cuando un grupo de veterinarios militares y biólogos civiles, ayudados por la guarnición del Ejército español en Chafarinas consiguió apresarlo, liberarlo del aro adherido a su cuerpo, desinfectarle y curarle las heridas y finalmente soltarlo de nuevo. 

La foca monje del Mediterráneo. La foca más rara del mundo

En 1992 se volvió a organizar una expedición en busca de Peluso, esta vez a cargo de biólogos españoles y holandeses, ante la sospecha de que el animalito pudiera estar enfermo de morbilivirus (el moquillo), para poder tratarlo de urgencia y trasladarlo a una clínica de Holanda donde pudieran desarrollar una vacuna. Pero no se consiguió dar con él y jamás se le volvió a ver. ¿Por qué tanto revuelo por una foca enferma?, pues porque Peluso era nada menos que el último macho de foca monje del Mediterráneo que vivía en aguas españolas. Posteriormente, también en Chafarinas, se avistaría una hembra con sus cachorros, lo que sería la última vez que se vería una foca monje en aguas españolas. 

Dos cosas descubrió el gran público español aquel verano de las manifestaciones monstruo en la antigua RDA que conducirían a la caída del Muro de Berlín. La primera, que existían unas islitas de soberanía española enfrente de la costa marroquí. Y la segunda, que había focas en el Mediterráneo. ¿Focas en aguas cálidas? ¿no eran animales típicos de las zonas polares?. Te voy a hablar de la historia agridulce de las focas monje, las únicas focas que viven en aguas tropicales y subtropicales. 

Foca monje del Mediterráneo Monachus monachus 
Es una foca de tamaño mediano: unos 2,4 metros de longitud media en adultos, y hasta 320 kilos de peso medio. Se alimentan, como todas las focas, de peces y crustáceos. Su coloración es grisácea, y reciben su nombre por tener una cabeza redondeada con el pelo muy corto, lo que recuerda a la tonsura de un monje o, tal vez, la cabeza calva de un cartujo. 

Históricamente vivía por todo el Mediterráneo, Mar Negro, costa noratlántica africana y en los archipiélagos macaronésicos: Canarias, Madeira, Desertas y Azores. Pronto fue cazada por los humanos para el aprovechamiento de su piel y, sobre todo su grasa, la cual junto con la de ballena, constituía el principal combustible de la época anterior al petróleo. Por otro lado, los pescadores siempre miraron con desconfianza a las focas, porque se comían “su” pescado. Otra vez vemos que la concepción absolutamente patrimonialista que el ser humano tiene de la Naturaleza y sus recursos, ha acabado perjudicando gravemente a criaturas vecinas nuestras del planeta, que tienen el mismo derecho que nosotros al acceso a dichos recursos, que no estamos dispuestos a compartir. 

Grupo de focas monje en la colonia de Cabo Blanco, Mauritania

Por tanto, la foca monje fue desapareciendo lenta pero inexorablemente de su antigua área de distribución, y actualmente quedan unos 700 ejemplares distribuidos en dos poblaciones principales, viables por el momento: 

La población del Mar Egeo, con entre 250 – 300 ejemplares en aguas griegas, y unos 100 en aguas turcas. 
La población del Cabo Blanco, entre el Sahara Occidental y Mauritania, que fue descubierta en 1945 por el naturalista español Eugenio Morales Agacino, y que cuenta aproximadamente con 270 ejemplares, reforzados ocasionalmente por los entre 30 y 40 ejemplares que van y vienen desde Madeira y Desertas. En 1997 esta población estuvo al borde del desastre cuando una epidemia de morbilivirus o bien un brote de algas tóxicas mató a los dos tercios de su población. España financió un programa de recuperación de la colonia, que ha dado buenos resultados, alcanzando la población su antiguo esplendor. 

Además de estas dos poblaciones principales, existen algunas otras poblaciones menores de 50 ejemplares, cuya viabilidad es problemática, en el Adriático croata y la zona entre Marruecos y Argelia, de donde seguramente procedía Peluso

Mapa de distribución histórica y actual de la foca monje del Mediterráneo

En España, la foca monje ha sido una especie muy conocida, manteniéndose numerosos topónimos en zonas de costa que atestiguan su antigua presencia: Isla de Lobos, Cueva del Lobo Marino, etc. Con el comienzo del boom turístico de la costa mediterránea española, la foca monje en España, seguramente ya escasa, empezó el camino de su extinción. La última reproducción confirmada en España se detectó en 1951 en Mallorca, y también en dicho año murió la última cría conocida en la Península, en Alicante. En 1958 fueron muertos los dos últimos ejemplares en Baleares: uno muerto por un pescador y otro muerto por un guardia civil. En las Islas Canarias las focas monje fueron exterminadas desde muy antiguo, a raíz de la conquista europea, las focas fueron masivamente muertas para su consumo y aprovechamiento. 

Foca monje de Hawai Neomonachus schauinslandi 
Es, junto con una especie de murciélago, el único mamífero autóctono y endémico de las Islas Hawai, en pleno trópico de Cancer. En la lengua local, se le conoce como “el perro que corre por las aguas bravas”. Fue descubierta en 1899 cuando el naturalista alemán Hugo Schauinsland descubrió un cráneo en la Isla de Laysan. 

Foca monje de Hawai haciendo lo que debe hacer: descansar en la playa

Tiene una longitud de 2,1 metros, y un peso de entre 140 y 180 kilos. Es, pues, más pequeña que la foca monje del Mediterráneo. Quedan unos 1.400 ejemplares, que viven fundamentalmente en las islas, islotes y atolones de la parte noroccidental del archipiélago, con algunas colonias situadas en las islas mayores orientales. 

Islas noroccidentales de Hawai, donde vive el grueso de focas monje hawaianas

Al igual que cualquier foca, se alimentan de peces, cefalópodos y crustáceos. Tienen el nivel de variabilidad genética más bajo de todas las focas, debido al cuello de botella poblacional que causó su excesiva caza en el siglo XIX. La baja variabilidad genética es siempre un problema para cualquier especie animal, dado que reduce las posibilidades de adaptarse a condiciones cambiantes. Al igual que sucedió con la foca monje del Mediterráneo, la sobre-caza para explotar su aceite fue la principal causa del declive de la especie, hasta que el Gobierno estadounidense la declaró especie protegida, declarando, además, todas las islas e islotes noroccidentales del archipiélago hawaiano como Reserva. Existen estrictas normas que regulan una separación mínima que los humanos deben mantener con respecto de las focas monje, normas que se fijan en señales públicas en las playas y zonas frecuentadas por ellas, para el general conocimiento. 

Foca monje del Caribe Neomonachus tropicalis 
Es la única foca monje que ha sido exterminada completamente, como era de esperar, por culpa de la acción humana. Su último avistamiento data de 1952, en el Banco Serranilla, situado entre Jamaica y Nicaragua. En 1994 una expedición estadounidense buscó exhaustivamente posibles supervivientes de foca monje del Caribe, sin encontrar ningún ejemplar. Por tanto, está oficialmente declarada extinguida. 

Dibujo de una foca monje del Caribe, de Matanzas, Cuba, 1884

Tenía unos 2,4 metros de longitud y un peso de entre 170 y 270 kilos. Según los registros históricos y al igual que otras focas, vivía en colonias de entre 20 y 40 individuos, con un máximo de 100, descansando en ciertas áreas terrestres que les eran favorables. Del estudio de las colonias conocidas de foca monje del Caribe, se ha podido constatar que vivían en las proximidades de arrecifes de coral, seguramente para aprovechar la abundante pesca que estos ecosistemas marinos ofrece. Se distribuía por las aguas cálidas del Mar Caribe, el Golfo de México y el Atlántico Occidental. 

foto de una foca monje del Caribe en el Acuario de Nueva York, comienzos del siglo XX

El primer registro histórico de esta especie, que coincide significativamente con su primera matanza, data del viaje de Cristóbal Colón de 1494, donde se narra que una partida de hombres desembarcó en un islote y mató a ocho focas, seguramente para consumirlas como carne fresca, suceso que se repetiría muchas más veces cada vez que había un viaje europeo por dichas zonas. Posteriormente llegarían las matanzas para aprovechar su piel y su grasa, como pasó con todas las focas del mundo. La matanza llegó a tal extremo que para 1850 ya no quedaban en el Caribe poblaciones lo suficientemente numerosas como para tener interés comercial. 

Entonces vino la segunda parte del exterminio. A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, tal como era entonces uso y costumbre cuando una especie animal escaseaba, las sucesivas expediciones científicas, en lugar de estudiar y conservar, mataban y capturaban más focas para surtir colecciones públicas y privadas, así como zoológicos y acuarios. La última foca del Caribe muerta a manos humanas fue en 1939, en Pedro Cays, Jamaica. Como comenté antes, hija, en 1952 se avistó el último ejemplar vivo salvaje. Según estudios recientes, la sobrepesca pudo dar la puntilla a una especie agonizante. Al faltarle recursos alimenticios, las hembras probablemente dejaron de reproducirse.

Mapa que muestra la historia de la extinción de la foca monje del Caribe. Ya nunca volverá.

Y bien, hija, lo normal es que en cualquier sitio se termine aquí la entrada. Pero a nosotros como bien sabes, no nos va la simple enumeración de animales, sino que trataremos de razonar y analizar la información que tenemos, para tratar de resolver algunos misterios que la existencia y distribución de estas notables focas nos suscitan. 

Uno se siente tentado de preguntarse qué hace un grupo de focas viviendo en aguas cálidas, cuando la inmensa mayoría de los Pinnípedos lo hacen en aguas frías (dentro y fuera de las latitudes polares, por cierto). Pero también podemos darle la vuelta a la pregunta y preguntarnos: “¿por qué no?”. Al fin y al cabo, las focas viven donde encuentran pescado, cefalópodos y crustáceos. Y las tres especies de foca monje se las han arreglado para vivir en tres zonas del mundo donde no cabe duda que existen sus principales presas. Por tanto, el misterio ya no lo es tanto. Las relaciones entre las tres especies y su distribución ya es harina de otro costal. Si echas un vistazo al mapa, verás que las tres especies, que no olvidemos que son parientes entre sí, viven en tres áreas muy alejadas entre sí: Hawai, el Caribe y el Mediterráneo. Una cierta pista de la verdad nos la puede dar el hecho de que estas tres zonas están situadas a una latitud muy parecida. 

Comparativa, de un vistazo, de las áreas de distribución de las tres focas monje.

Hace algunos años se realizó un análisis genético molecular para tratar de clarificar este misterio. De este análisis se desprendieron tres conclusiones, a saber: 

La primera conclusión es que las focas monje del Caribe y de Hawai están más estrechamente emparentadas entre sí que con la foca monje del Mediterráneo. Por eso ambas especies comparten el mismo género, mientras que la foca mediterránea tiene un género diferente. En otras palabras, las focas caribeñas y hawaianas son hermanas, mientras que las focas mediterráneas son sus primas. 

La segunda conclusión, que corrobora la primera, es el momento en que las tres especies divergieron. La foca monje del Mediterráneo divergió de sus primas occidentales hace 6,30 millones de años, a fines del Mioceno. Las focas caribeñas y hawaianas divergieron entre sí hace 3,67 millones de años, en el Plioceno, coincidiendo con el cierre del istmo de Panamá, que cerró la vía de comunicación marítima que existía entre ambas Américas, posibilitando la comunicación Mediterráneo – Caribe – Hawai. 

La tercera conclusión: los parientes vivos más cercanos de las focas monje viven en el Hemisferio Sur: los elefantes marinos y un grupo de focas como la foca cangrejera. Este conjunto de hechos, que aparentemente complican el problema, en realidad lo facilitan. ¿Qué pudo suceder, según los especialistas? 

Los antepasados de las focas monje seguramente ascendieron desde las latitudes sureñas hasta el Hemisferio Norte, tal como han hecho otras especies de Pinnípedos que no llegaron tan lejos pero que iniciaron el mismo viaje: los leones marinos de la costa sudafricana y namibia, los que viven en las Islas Galápagos y los elefantes marinos californianos, ya en el Hemisferio Norte. Una vez allí, los especialistas no encuentran pruebas que demuestren si las focas monje se originaron en el Pacífico y migraron al Atlántico o al revés, pues ambas rutas no contradicen las evidencias genéticas. En mi opinión, no hace falta ser un lince para darte cuenta de que la ruta más probable es del Atlántico al Pacífico, siguiendo las corrientes marinas dominantes, que van de Este a Oeste, favorecidas por los vientos alisios, que al revés, yendo a contracorriente. 

Obsérvense las corrientes ecuatoriales. Hace diez millones de años eran algo parecido a hoy

Los muchos fósiles de foca monje encontrados en el Atlántico norte procedentes del Mioceno y Plioceno nos muestran que las focas monje fueron las focas dominantes del Hemisferio Norte. En algún momento, los fócidos modernos sustituyeron a las focas monje en las latitudes más frías, seguramente en respuesta a los cambios climáticos y oceánicos impuestos por las sucesivas glaciaciones, relegando a las focas monje a las actuales aguas tropicales y subtropicales.

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