Horizontes de grandeza. La fauna de la Conquista del Oeste. Epílogo: las vacas de la Ira.

Querida hija:

El año pasado te hablé de la fauna de la Conquista del Oeste en una serie de cuatro crónicas. Fue éste un proceso histórico donde la fauna tuvo un protagonismo muy importante: te hablé del papel del caballo, de los animales del comercio peletero, del bisonte y de los lobos, pumas y coyotes. Pero desde hace tiempo tenía la sensación de que la serie quedó cerrada prematuramente y que faltaba algo. Finalmente caí en la cuenta: faltaba nada menos que todo el ganado vacuno que inundó el Oeste tras el exterminio de los bisontes. No cabe duda que las vacas conquistaron el Oeste tanto como el caballo. Reabro hoy la serie para darle el epílogo que necesitaba.

El ganado vacuno terminó de conquistar el Oeste. James E. Reynolds

Las vacas que conquistaron el Oeste

Como recordarás cuando te hablé del bisonte americano, hacia la década de 1870 se produce el gran exterminio de las enormes manadas de bisontes que vagaban en las Grandes Praderas, hasta quedar sólo un puñado de ejemplares. Por un lado fue la necesidad de expansión de los ferrocarriles pero también fue la necesidad de "despejar" los pastos para el ganado vacuno que finalmente sería el destinado a aprovechar las Grandes Praderas y fundar un emporio económico. Más concretamente, fueron dos razas vacunas las que se popularizaron en el Oeste. Voy a hablarte de ellas.

La vaca Hereford

Con su capa de color rojo oscuro, su cara y pecho de color blanco y sus cuernos cortos, la vaca Hereford es inconfundible y la has visto en multitud de películas del Oeste. Se trata de una de las razas de producción cárnica más populares del mundo, y la encontramos extendida por todo el continente americano, por Australia, Nueva Zelanda, África austral y Rusia.

Su origen se encuentra en el condado inglés de Herefordshire, situado junto a la frontera con Gales. Parece ser que esta raza se funda con el cruce del ganado de capa roja sólida de este condado, que tenía un lejano origen holandés, con otra raza procedente del vecino Gales, y para 1742 el granjero Benjamin Tomkins empieza a popularizar esta raza, que comienza a satisfacer la demanda de carne para la Inglaterra de la Revolución Industrial.

Vaca Hereford

En 1817 esta raza es exportada por primera vez fuera del Reino Unido, más concretamente a Kentucky, EEUU, donde el conocido político Henry Clay realizó la importación, aunque no sería hasta 1840 cuando se estableció la primera explotación comercial en los EEUU, en Albany, Nueva York. Entre 1840 y 1860 se establecen nuevas explotaciones de Hereford en Maine y Ohio, pero la raza no despegará hasta 1870, cuando se dieron las condiciones en el Oeste para su explotación ganadera como te he contado antes. O sea: exterminio de los bisontes y encierro de los nativos en reservas. Así de crudo.

Entre 1848 y 1886 se importaron un total de 3.703 Hereford en los EEUU y en 1889 un granjero de Iowa, Warren Gammon, registra como raza separada la Hereford sin cuernos, que es producto de una mutación genética natural. No obstante, ambas razas finalmente estarán representadas en la Asociación Americana del Hereford, que será fundada en 1881.

La vaca Texas Longhorn

Con sus enormes cuernos retorcidos que pueden alcanzar una envergadura de 2,5 metros (con un récord absoluto de 3,29 m), la vaca Longhorn ("cuerno largo") es un verdadero símbolo del Estado de Texas. Su capa es muy variada, con colores sólidos pero también con capas manchadas (burracas) en diversos colores, que nos revela un origen complejo, muy diferente del de la vaca Hereford, en última instancia descendiente del ganado que Cristóbal Colón trajo a América en 1493.

Ejemplar de Texas Longhorn que tiene el récord mundial de envergadura de astas

En efecto, el origen del Texas Longhorn hay que buscarlo en el ganado vacuno que los españoles llevan a la naciente Provincia de Texas en el siglo XVIII. Tras un primer intento de colonización fallida en 1690, los españoles vuelven a Texas en 1716, fundando una serie de misiones y puestos militares ("presidios"), como San Antonio en 1718, que sería la capital de la Texas española.

Desde el comienzo, las Praderas meridionales de Texas se revelaron como el mejor lugar para criar ganado. Este primer ganado vacuno texano tenía como origen tres razas españolas que aquí se irían mezclando: la raza retinta, la raza berrenda y la raza blanca cacereña. Estas razas ibéricas bien adaptadas a los rigores de las sequías tan frecuentes en la España mediterránea, se adaptaron bien a la aridez de Texas, convirtiéndose en el mejor ganado posible para esas tierras. Para 1790 Texas era uno de los principales proveedores de carne para el Ejército español.

Las vacas Longhorn fueron protagonistas de la Edad de Oro del ganado del Oeste

Pero la colonización española de Texas siempre fue débil y dispersa, sometida continuamente a la amenaza de los comanches, que constantemente atacaban los ranchos españoles para robar ganado. Por estas circunstancias, gran parte de las vacas texanas se harían ferales y grandes cantidades de vacas asilvestradas vagaban entre los Ríos Grande y Nueces en la década de 1830, haciéndose fuertes y desarrollando grandes cuernos con los que se defendían con éxito de lobos y coyotes.

En esa década, México llegó a un acuerdo con los EEUU para que se establecieran colonos anglosajones en Texas para reforzar su población, colonos que acabaron mordiendo la mano que les alimentaba y se rebelaron contra México, consiguiendo la independencia de Texas en 1836. Estos rancheros anglos capturarían algunas de estas vacas asilvestradas ("ganado salvaje", en sus propias palabras) y las cruzarían con el ganado "anglo" que ellos traían. De esta base genética ibérica, curtida y forjada en la vida salvaje del open range tejano y con el aporte del ganado anglosajón nace finalmente el ganado Texas Longhorn que hoy conocemos. 

Este ganado logró explotar con éxito los pastos de las Praderas Meridionales y participar del boom de la industria cárnica del Oeste americano. Pero, a diferencia del Hereford, que lograría popularizarse por todo el mundo,  la Texas Longhorn estuvo al borde de la extinción. Te contaré el por qué en el siguiente apartado, en el que te contaré la Historia del ganado del Oeste.

El boom de la industria ganadera en el Oeste

Ya antes de la Guerra Civil, la naciente industria del ganado empezaba a dar muestras de vigor y vitalidad sobre todo en Texas que no en balde fue el primer territorio "del Oeste" en ser puesto en explotación ganadera, en este caso por las autoridades españolas.

En 1836, por ejemplo, ya se conducía ganado desde Texas hasta Nueva Orleáns a través de la ruta llamada Beef Trail (la "ruta de la carne") y en la década de 1840 el ganado de Texas abrió rutas hacia Missouri donde encontraba buenos mercados como Springfield o San Luis. Era la época en la que los "pioneros" salían de La Puerta del Oeste, como era conocida la ciudad de San Luis rumbo a la "tierra prometida" de Oregón y California. La carne texana era fundamental para aprovisionar estas caravanas de colonos, y también los propios bueyes Longhorn para tirar de las carretas. 


Las vacas Longhorn se criaron de forma libre durante gran parte de su Historia (Steve Atkinson)

La propia "fiebre del oro" que se desató en California demandó también suministro de carne para los miles de mineros que acudieron al "estado dorado" desde todo el mundo, y desde Texas se abrieron rutas para exportar ganado a California, pero la lejanía y la dificultad de atravesar territorios, en la práctica, salvajes, hicieron que California no cuajara como un mercado para el ganado tejano. Lo normal era que California importase ganado directamente del más cercano México. 

Sin embargo, por ésta época empezaron los problemas para el ganado tejano. Décadas de crianza salvaje del Longhorn desembocaron en que este ganado desarrolló inmunidad contra un tipo de "malaria" animal transmitida por garrapatas que se denominó Texas fever, la "fiebre de Texas" que hoy sabemos se transmite por un microorganismo llamado Babesia y, de ahí, su nombre oficial de Babesiosis.

El ganado Longhorn era inmune a la babesiosis, pero sí era capaz de transmitir la enfermedad a otros tipos de ganado. Por eso, en Missouri y Kansas se empezó a impedir el paso de ganado tejano incluso por la fuerza formándose "comités de vigilancia" que detenían los rebaños de ganado Longhorn que se dirigía a sus territorios y matándolos inmediatamente. El conflicto llegó a tal punto que, en 1861, Kansas y Missouri prohibieron oficialmente la importación de ganado tejano.

En ese mismo año, 1861, estalló la largamente gestada Guerra Civil en los EEUU, en la que Texas tomó partido por la Confederación, y la industria ganadera del Oeste entró en una nueva dimensión.

La época del "cowboy"

Todo empezó con los contratos para el suministro de carne al Ejército de la Unión durante la Guerra. En la Confederación también Texas empezó suministrando carne al Ejército pero el rápido bloqueo de los puertos confederados por parte de la Marina de la Unión, y la caída del Valle del Mississippi en manos de la Unión impidieron que el ganado tejano tuviera la salida prevista. Los ganaderos, desesperados, optaron por deshacerse del ganado, que volvió al estado asilvestrado vagando libremente por las Grandes Praderas meridionales.

Al finalizar la Guerra, había en Texas un stock de 250.000 cabezas de ganado a las que había que dar salida como fuera. La reconstrucción de país, su rápida industrialización y la llegada masiva de colonos e inmigrantes desataron una gran demanda de carne. Fue entonces cuando empezó la Edad Dorada del ganado en el Oeste, y no sólo en las Grandes Llanuras del Sur, sino también en las del Norte, sobre todo en Montana y Wyoming.

Los corrales Union Stockyards de Chicago, el "Matadero de la Nación"

La idea era transportar el ganado desde sus lugares de cría y engorde hasta las cabeceras de los ferrocarriles Kansas Pacific y Union Pacific, que los exportaban a Chicago, que se convirtió en el verdadero centro procesador y distribuidor de carne, la Capital de la Carne, desde que en 1865 se abrieron allí los gigantescos corrales para el ganado conocidos como Union Stockyards. Por su parte, en las ciudades cabecera del ferrocarril se abrieron infraestructuras similares, como los corrales abiertos en 1867 en Abilene, Kansas.

Bien, ya tenemos las infraestructuras creadas en la cabecera del ferrocarril y en Chicago, su término, ahora faltaba llevar el ganado. Texas tuvo dificultades al principio porque la frontera agrícola avanzaba cada vez más con su prohibición del ganado tejano y con los alambres de espino que los agricultores colocaban para que el ganado no invadiera sus tierras. En 1868 se llevaron 1.100 cabezas de ganado a México usando la Chihuahua Trail. Pero la rentabilidad que se obtuvo en México era claramente menor que la que se obtendría en Kansas, y era imperativo buscar una ruta para llevar el ganado desde Texas hasta Kansas para embarcarlo allí en el ferrocarril.

Las principales rutas de conducción de ganado en el Oeste americano

Jesse Chisholm resolvió el problema, encontrando una ruta alejada de la frontera agrícola, atravesando el Territorio Indio (hoy Oklahoma) desde Río Rojo algo al norte de Fort Worth en línea recta hacia el Norte, y desembocando en Abilene, Kansas, desde donde se estaba animando a los rancheros tejanos para llevar su ganado. Esta ruta, que sólo tenía que pagar un modesto peaje por cabeza a los indios, pasó a la Historia como la Chisholm Trail, o "Ruta de Chisholm", y se convirtió en una de las principales rutas de conducción de ganado junto con la Goodnight-Loving desde Fort Concho a Cheyenne, o la Western desde Bandera a Ogalala. La Ruta de Chisholm se abrió en 1867 con un primer transporte de 2.400 cabezas de ganado.

Surgió entonces la figura del vaquero (cowboy), la persona que conducía el ganado desde sus pastos hasta las ciudades del ferrocarril. Durante dos meses, rebaños de 3.000 cabezas atravesaban las Praderas conducidos por unos 10 vaqueros, que llevaban tres caballos cada uno, en turnos de 24 horas cada uno, junto con un wrangler, o encargado de los caballos, y un cocinero. Con el tiempo, la figura del vaquero se convirtió en mítica: epítome del ser libre que busca su propio destino en tierras salvajes. Se convirtió en un personaje folclórico (como el gaucho argentino o el pastor europeo) que definió el concepto del Oeste como ningún otro.

El vaquero se convirtió en una figura folclórica mítica en el Oeste americano

Cuando llegaban a las "ciudades vaqueras", ya en el ferrocarril (Abilene, Ellsworth, Dodge City, Ogalala, etc...), tras dos meses de abstinencia y privaciones, los vaqueros entonces se desfogaban: juego, bebida, mujeres...las "ciudades vaqueras" se convirtieron en el epítome de la "ciudad sin Ley" del Oeste con su extrema violencia y agitación, donde corrían el whisky y el dinero a raudales. En esta misma época surgen los "Barones del Ganado", los grandes propietarios de inmensos rebaños que pastaban en gigantescos ranchos tan grandes como algunos países europeos.

Pero esta época de esplendor tocó a su fin en la década de 1880.

El avance de la colonización agrícola del Oeste supuso un problema para los ganaderos, toda vez que a los agricultores no les hacía ninguna gracia que el ganado invadiera sus tierras y destrozara sus cultivos. La solución llegó en 1880 cuando se inventó el alambre de espino. Las vacas no podían pasar por donde había alambre de espino, y eso creo graves conflictos entre agricultores y ganaderos. El Oeste se cubrió de sangre cuando en 1881 surge la Crisis del Alambre, en la que los ganaderos cortaron por las bravas los alambres para que el ganado pasara. Pero los ganaderos tenían las de perder puesto que los colonos habían llegado para quedarse.

Además, el boom ganadero que te he explicado antes empezó a pasar factura a los pastos de las Grandes Praderas, y el sobrepastoreo empezó a afectar a los pastos en muchos lugares. Los propios rancheros empezaron a adoptar el alambre de espino para delimitar los ranchos y que no entrase ganado competidor a quitar los pastos al ganado propio.

Por si fuera poco, llegó el desastre. El invierno de 1886 - 1887 pasó a la Historia bajo el nombre de La Gran Mortandad.

El terrible invierno de 1886-87 casi exterminó a todo el ganado. "Waiting for a Chinook", dibujo de la época

El verano de 1886 fue inusualmente caluroso y seco, con numerosos incendios en las Praderas. El otoño, los animales empezaron a intuir que algo inquietante venía, y las aves empezaron su migración anual antes de lo previsto, así como los castores, que empezaron a aprovisionarse para el invierno rápidamente. Los humanos no advirtieron las señales, y al llegar Noviembre se desató una pavorosa serie de nevadas, ventiscas y turbonadas que sepultó el Oeste bajo una gruesa capa de nieve. Las bajísimas temperaturas árticas congelaron todo lo que quedó por encima de la nieve. El 5 de febrero de 1887 se establece el récord de nieve caída en San Francisco, una ciudad donde prácticamente no nieva nunca.

En Texas, el ganado que trataba de escapar hacia el Sur se encontró con los alambres de espino que les cortaban el paso. Cientos de miles de cabezas de ganado murieron congeladas contra el alambre. El desastre fue total. En Texas se estimó que había muerto el 75% de la cabaña. En las Praderas del Norte, el terrible invierno aplastó entre el 70 y el 80% del ganado.

Desde entonces, las cosas cambiaron. El alambre de espino dominaba todo el Oeste hacia 1890, y los ferrocarriles se expandieron hasta las zonas de producción de ganado haciendo innecesarias ya las antiguas rutas de conducción de ganado. Toda una época había muerto. El propio ganado Longhorn casi desapareció al ser sustituido por razas ganaderas más rentables desde el punto de vista cárnico y hacia 1920 sólo quedaban unas pocas manadas, que fueron salvadas de la extinción en 1927 por algunos funcionarios del Servicio Forestal, que reunieron estos últimos supervivientes de una estirpe, y los condujeron al Refugio de Vida Salvaje de Wichita Mountains, en Oklahoma. Desde allí, la raza se ha recuperado hasta las 250.000 cabezas actuales.

Hacia 1900 desapareció la "Frontera" del Oeste. La Conquista del Oeste había terminado. Se hizo sobre miles de nativos exterminados, otros miles encerrados en reservas y sobre millones de huesos de bisontes que una vez señorearon las Grandes Praderas. Sólo quedaron vacas. Y las consecuencias no tardaron en pagarse.

Final

Hace poco lo expliqué en este hilo de Twitter. El exterminio de los bisontes y su sustitución por las vacas supuso un cambio en el modo de pastoreo. El modo de pastar de los bisontes es, por resumírtelo, más "sostenible" mientras que el ganado vacuno "arrasa" los pastos que, se pensaba, eran inagotables. La pérdida de la cobertura vegetal que supuso el sobrepastoreo, junto con usos agrícolas inadecuados, prepararon el terreno para las grandes "Ventiscas Negras" que azotaron las Praderas durante la Gran Depresión, entre 1933 y 1940, provocando el gran éxodo de granjeros arruinados desde Oklahoma y Texas hacia la dorada California.

Las Ventiscas Negras azotaron el Oeste durante la Gran Depresión

Este episodio fue magistralmente narrado en la novela Las Uvas de la Ira, de John Steinbeck.

Hoy día el ganado vacuno sigue invadiendo tierras que originariamente no conocían la presencia de grandes bóvidos: Brasil, Argentina, Uruguay, Australia...en todos estos lugares se ha repetido el mismo proceso que se vivió en el Oeste americano: desplazamiento y exterminio de poblaciones enteras de nativos, deforestación para "hacer sitio" para los pastos, despilfarro de agua...una industria insostenible que sólo beneficia a unos pocos propietarios a costa de la miseria y el llanto de poblaciones enteras.

Son las Vacas de la Ira.

MÚSICA RECOMENDADA: Bruce Broughton - The Blue and the Grey


Comentarios

Entradas populares de este blog

Errores comunes: los pingüinos no existen

Tarántulas. Dame veneno...

La gallina doméstica: características, origen y domesticación