La Expedición Whitney a los Mares del Sur. Grandeza y miseria de los museos americanos

Querida hija:

Las colecciones zoológicas son una piedra angular del trabajo educativo, didáctico y de investigación asociado a cualquier museo de historia natural. Los principales museos del mundo disponen de vastas colecciones de Entomología, Ornitología, Herpetología, Ictiología, Mamíferos, etc. que pueden llegar a cientos de miles de ejemplares, que se ponen a disposición de los investigadores para multitud de estudios.  Podemos considerar que el siglo XX fue la Edad de Oro de las colecciones científicas de los Museos de Historia Natural. ¿Cómo se obtenían estas colecciones?. En esta crónica quiero hablarte sobre una de las más ambiciosas expediciones que organizó el más poderoso de todos esos Museos, en busca de las aves de los Mares del Sur. Y reflexionaremos sobre la ética de su actuación, entonces y ahora.

Aves forestales de Fiji, uno de los archipiélagos visitados por la Expedición Whitney


Introducción: el Museo Americano de Historia Natural y la Expedición Whitney

De entre los principales Museos de Historia Natural del mundo, sin duda el más famoso, rico y poderoso de todos ellos es el Museo Americano de Historia Natural (en adelante, AMHN), que tiene su sede en Nueva York. Su colección es sencillamente inconmensurable: 34 millones de especímenes entre animales, plantas, fósiles, minerales, rocas, meteoritos, restos humanos y objetos culturales.

De entrada, tienes que entender que toda esta riqueza proviene de la forma que los americanos tienen de entender los Museos y la Ciencia: se trata de instituciones privadas en su mayoría que se financian principalmente mediante donaciones privadas. La mentalidad de la "donación" está profundamente inscrita en el carácter estadounidense. Se trata de un país que se auto-titula "el país de las oportunidades". Si bien hoy en día esta frase está en entredicho, no me cabe duda que durante el siglo XIX sí era cierta.

Museo Americano de Historia Natural


Muchas personas que provenían de la pobreza o de ambientes sociales humildes, tanto americanos como inmigrantes, encontraron en aquella época oportunidades para prosperar y hacerse multimillonarios. Aunque, por supuesto, cada uno de estos magnates eran de su padre y de su madre, por regla general se autoimpusieron una obligación moral: la de ayudar al progreso intelectual, científico y artístico de la nación que les había permitido hacerse ricos. Una legislación que favorece ampliamente las donaciones desde todo punto de vista hizo el resto.

Así, el AMHN se crea oficialmente el 6 de abril de 1869 a iniciativa de un nutrido grupo de coleccionistas de arte, empresarios, abogados, líderes cívicos y filántropos con un fuerte apoyo político desde la ciudad de Nueva York y el Gobierno Federal. La "eminencia gris" que estuvo tras el proyecto era el naturalista Albert S. Bickmore (1839 - 1914), quien acababa de realizar un viaje de investigación en las Indias Holandesas.

Como institución privada (pero con indudables conexiones políticas en los EEUU), se gobierna mediante un Patronato (Board of Trustees), formado por empresarios y magnates (que ponen el dinero y también buscan quien lo ponga), además de algunos miembros "políticos" que se reservan para la Ciudad de Nueva York (como el alcalde, que tiene asiento fijo en el Patronato, además de otros cargos de la Ciudad), amén de una serie de patrones honorarios. Imagínate la cantidad de dinero de que dispone este Museo.

Por tanto, como la financiación nunca fue un problema para el AMHN, desde el principio diseñó una política de expediciones por todo el mundo en busca de los especímenes que necesitaba para su colección y para su actividad expositiva y científica. La Expedición Whitney fue una de sus más ambiciosos proyectos.

La Expedición Whitney.

La fauna de Oceanía ha sido siempre la gran desconocida por parte del gran público. Y los grandes museos e instituciones científicas también llegaron a Oceanía relativamente tarde con respecto a otros lugares del mundo. A comienzos del siglo XX era muy poco lo que se conocía de las aves de Oceanía. Precisamente fue uno de los patrones del Museo, Leonard C. Sanford (1868 - 1950), un cirujano de éxito graduado en Yale, quien planteó la necesidad de organizar una expedición a los Mares del Sur para colectar especímenes de aves para poder conocer esta avifauna.

Aunque fue elegido patrón del AMHN en 1921, como ornitólogo aficionado llevaba algunos años relacionándose con el Museo enviándoles especímenes. En 1912 había convencido al filántropo Frederick Brewster para organizar una gran expedición a América del Sur para recolectar pájaros. La Expedición Brewster-Sanford se realizó entre 1912 y 1917 bajo la dirección del ornitólogo californiano Rollo Beck (1870 - 1850) que, en efecto, aportó una gran colección de aves al Museo y formó el material base que permitió luego al conservador de Aves del Museo, Robert Cushman Murphy (1887 - 1973) escribir su tratado Oceanic Birds of South America.

Oceanic birds of South America, de Robert. C. Murphy


Empiezas a darte cuenta de cómo funcionan los museos americanos, ¿no?, todo es a base de financiación privada aportada por magnates, filántropos y, más modernamente, empresas.

En cuanto Sanford puso pie en el Patronato, empezó a "dar la murga" con una expedición a Oceanía. Le dijeron lo de siempre: pues busca quien la financie. Y eso hizo. Tiró de "catálogo" de magnates y dio con la familia Whitney, como se suele decir en el cine, "una de las mejores familias de Nueva York", que formaban la "aristocracia" de millonarios como los Astor o los Vanderbilt. En efecto, se logró la financiación por parte de Harry Payne Whitney y se designó como jefe de la expedición a Rollo Beck, el ornitólogo que había dirigido la expedición Brewster-Sanford.

La expedición comienza el 25 de septiembre de 1920 en Tahití, Polinesia Francesa. La idea originaria era moverse entre las islas usando cargueros locales y barcos pesqueros, pero ante las dificultades que esta filosofía estaba originando, Beck convence al Museo de comprar un barco para la expedición, y el 1 de febrero de 1922 será la goleta France la que moverá a la expedición. Los expedicionarios "peinarán" la Polinesia Francesa hasta julio de 1923: Islas Marquesas, Tuamotu, Gambier, Tongareva, Rapa y Tubuai, para dirigirse ya hacia el Oeste: Islas Cook y Samoa (julio 1923 - mayo 1924), Fiji (mayo 1924 - mayo 1925).

Mapa de la Expedición Whitney


En 1926 la expedición se dirige a Tonga, las islas subantárticas de Nueva Zelanda (Chatham. Bounty, Antipodas, Campbell y Auckland) y otra vez hacia el norte hacia la Gran Barrera Australiana para focalizarse luego en Melanesia, la región zoológicamente más densa (Vanuatu e Islas Salomón hasta diciembre de 1927) que será recorrida por la expedición hasta su final.

Tras 8 años de agotadora labor, Beck deja la expedición, cuyo liderazgo será sucesivamente ocupado por otros científicos, que irán rotando al igual que otros miembros del equipo:

1928 - 1930: Hannibal Hamlin, la expedición continúa peinando las Islas Salomón
1930 - 1935: William F. Coultas, Salomón (1929-1930), Islas Carolinas (1930 - 1932), Islas Nueva Bretaña/Bismarck (1932-1933), Islas Almirantazgo (1933-1935)
1935 - 1940: Lindsay Macmillan, Nueva Caledonia e Islas Lealtad.

Logo de la expedición


En 1941, tras la friolera de ¡veinte años! de expedición, y bajo el liderazgo de Reid Henry tuvo que finalizarse, en Australia, debido a la situación bélica que pronto envolvería a los EEUU en una guerra contra el Imperio Japonés y que se libraría en las mismas islas que los ornitólogos habían peinado tan cuidadosamente en busca de especímenes para la Ciencia: nada menos que 40.000 ejemplares, con los que el Museo Americano de Historia Natural se hizo con la mayor y más completa colección de aves de Oceanía,

Los resultados zoológicos

Posiblemente el rasgo científico más importante de la enorme colección ornitológica de la Expedición Whitney fue la gran influencia que ejerció en la llamada Síntesis evolutiva moderna, una "puesta al día" del evolucionismo darwiniano actualizándola con los conceptos de la genética mendeliana, el concepto de mutación y la genética de poblaciones, uno de cuyos mayores exponentes fue el zoólogo alemán Ernst Mayr (1904 - 2005), quien se convirtió en uno de los mayores biólogos evolucionistas del siglo XX.

Entre 1930 y 1932, Mayr se encontraba investigando la avifauna de Nueva Guinea cuando el AMHN pensó en él para dirigir la Expedición Whitney cuando se retiró Beck. Pero la imposibilidad de localizar a tiempo al sabio alemán en la inaccesible selva neoguineana canceló la operación. No obstante, en 1931 comenzó a ayudar en el estudio de la colección del AMHN desde 1931 y en 1935 Mayr se convirtió finalmente en investigador del AMHN durante los siguientes 18 años y tuvo ocasión de estudiar profundamente la colección ornitológica de la Expedición Whitney.

Esquema de la Síntesis Evolutiva Moderna


Mayr llegó a publicar nada menos que 41 trabajos sobre las aves del Pacífico Sur, que culminaron en la publicación de la obra cumbre y definitiva sobre el tema: Birds of the Southwest Pacific, en 1945. Todos estos estudios, trabajos y publicaciones basadas en la colección reunida por la Expedición Whitney ayudó fuertemente a formar las ideas de Mayr sobre la variación geográfica y la especiación, ideas que publicaría en 1942 en Systematics and the Origin of Species, que se convirtió en un clásico de la biología evolutiva y uno de los pilares de la "nueva síntesis evolutiva", que ya te indiqué más arriba.

Veamos algunos ejemplos de especímenes notables recogidos en esta expedición, que arrojó un balance de  un total de 25 nuevas especies y subespecies para la ciencia.

Empezaré por el Petrel de Beck (Pseudobulweria becki), nueva especie para la ciencia descrita por Murphy (recuerda: era el conservador de la colección ornitológica del AMHN), a partir de dos especímenes colectados en Nueva Irlanda (1928) y Rendova, Islas Salomón (1929). El asunto es que el ave no consiguió ser avistada tras su descripción. Pero a comienzos de nuestro siglo los rumores de avistamientos del raro petrel empezaron a menudear en las Islas Bismarck y las Salomón, y en 2007 el ornitólogo israelí Hadoram Shirihai redescubre oficialmente la especie al fotografiar 30 ejemplares en Nueva Irlanda. En 1928, Murphy describe también una subespecie nueva de golondrina de mar de vientre blanco (Fregetta grallaria titan), procedente de la Isla de Rapa (Australes, Polinesia Francesa).

Petrel de Beck. Foto: Hadoram Shirihai


Otras nuevas especies fueron: el pigargo de las Salomón (Accipitridae, Haliaaetus sanfordi, 1927), endémico de las Islas Salomón y dedicado a Sanford, el ideólogo de la expedición; la paloma perdiz de Santa Cruz (Columbiformes, Pampusana sanctaecrucis, 1927), presentes únicamente en las islas de Tinakula y Utupua, del grupo de las Santa Cruz (Islas Salomón); la subespecie chalconota de la paloma perdiz pechiblanca (Pampusana jobiensis chalconota, Columbiformes, 1927), exclusivamente de las islas Vella Lavella y Guadalcanal (Islas Salomón); el martín pescador enano (Ceyx pallidus, Coraciiformes), descrito originariamente en 1928 como subespecie del martín pescador enano de las Molucas (C. lepidus) pero hoy reconocido como especie propia. Islas de Bougainville y Buka, Islas Salomón.

Pigargo de Salomón. Isla Malaita. Foto: Lars Petersson


Le sucedió exactamente lo mismo al martín pescador enano de Malaita (C. malaitae), descrito primero como subespecie del martín pescador enano de las Molucas en 1930. Vive solamente en la Isla Malaita (Islas Salomón); otra subespecie endémica de martín pescador de la misma isla fue descrito en 1930: el alción acollarado de Malaita (Todiramphus chloris mala); la subespecie T. c. pavuvu fue descrita en 1927 para la Isla Pavuvu (Salomón); también un búho: la subespecie floridae del ninox de las Salomón (Ninox jacquinoti), descrito en 1927 para la Isla de Florida (Salomón). Curiosamente, Mayr describió también otra subespecie de este búho para la Isla de Mono (Treasury, Salomón) pero no fue procedente de la Expedición Whitney sino procedente de la Colección Rothschild, que había sido adquirida por el AMHN con fondos, cómo no, procedentes de donaciones.

Martín pescador enano de Malaita. Foto: Corey Callahan


Otra nueva subespecie de estrígida fue descrita en 1926, en esta ocasión de lechuza común: Tyto alba interpósita, para las Islas Santa Cruz (Salomón) y las Islas de Banks y Efaté (Vanuatu); otra subespecie de lechuza común, T. a. crassirostris fue descrita en 1935 para la Isla Boang (Archipiélago de Bismarck), única isla donde se ha encontrado; la salangana de las Palau (Aerodramus pelewensis, Apodiformes), de las Islas Palau; de este mismo género se describió la subespecie ponapensis de la salangana de Vanikoro (A. vanikorensis), en 1930, en la Isla de Ponape (Carolinas).

Salangana de las Palau. Foto: Hiromito Ito


Las paseriformes estuvieron representadas entre las nuevas especies y subespecies con la subespecie nigrifons de la pita carinegra (Pitta anerythra, 1929); la subespecie makirae del oruguero lineado (Coracina lineata), propia de la Isla de San Cristóbal o Makira (Salomón); la misma isla de la que son endémicos el tordo de San Cristóbal (Zoothera margarethae, 1929) y la cetia de San Cristóbal (Horornis parens, 1929). De Fiji, por su parte, proceden las subespecies castaneoptera y funebris de la cetia de Fiji (H. ruficapilla), concretamente de la isla Vanua Levu la primera (1925) y de Taviuni la segunda (1924).

Volviendo a las Salomón, que se revelaron como un verdadero "punto caliente" de biodiversidad ornitológica, en la Isla de Bougainville se describió en 1928 la subespecie bougainvillei del mosquitero tribandeado (Phylloscopus trivirgatus); la subespecie pallescens (1927) de la misma especie en la Isla Kulambangra; y la subespecie makirensis (1929) en San Cristóbal. De Pavuvu (Salomón) se describió la subespecie obscurior del monarca ventricastaño (Monarcha castaneiventris); y finalmente en Ganonga, del mismo archipiélago prodigioso, la subespecie ganongae del monarca de Salomón (Symposiachrus barbata).

Mosquitero Tribandeado. Foto: Charley Hesse


El coleccionismo de la Expedición Whitney y el de hoy

Seguramente estarás asombrada de la enorme cosecha de especímenes que se hizo en esta dilatada y homérica expedición. Hace cien años era normal "colectar" tantos ejemplares, incluso hasta 15 individuos de una sola especie, para tener un amplio rango de comparaciones morfológicas. 

Se ha criticado esta forma de actuar de los museos y coleccionistas privados por "depredadora" y por no tener en cuenta el estado de las poblaciones de aves para dilucidar si colectar ejemplares podría ser perjudicial para especies y subespecies a menudo confinadas en una única isla. No creas que estoy aplicando la mentalidad del siglo XXI a una forma de actuar que era normal en el XX. De hecho, hubo críticas a esta forma de coleccionismo ya en los años 1930. Por ejemplo, se cree que Rollo Beck exterminó a los últimos ejemplares de caracara de Guadalupe (Caracara lutosa), endémico de la Isla de Guadalupe (Baja California, México) cuando visitó la isla en diciembre de 1900.

El caracara de Guadalupe fue exterminado para conseguir especímenes como este


Por supuesto, Beck no lo hizo conscientemente. Al contrario, al ver que se trataba de aves que no rehuían la presencia humana, pensó que serían abundantes y mató a 9 de los últimos 11 ejemplares para una colección. Fue la consecuencia de no haber realizado un estudio previo del estado de la especie. Eso no se hacía entonces.

Sucedía la paradoja de que cuando se corría la voz de que cierta especie empezaba a ser "rara", se producía una carrera entre Museos y colecciones privadas por obtener especímenes, plumas o huevos. Se cerraba así un círculo vicioso que a menudo acababa con el exterminio de la especie, como le sucedió al alca gigante (Pinguinus impennis) en 1844.

Además, las condiciones laborales eran pésimas: meses y meses aislados en medio de selvas y sitios infectos, presa de las enfermedades (leí en el diario de Hannibal Hamlin lo afectado psicológicamente que se encontraba al encadenar episodios interminables de malaria tras malaria), con mala alimentación y pésimas comunicaciones...

Colección ornitológica científica


Afortunadamente, hoy día las cosas se hacen de otra manera. No sólo las condiciones materiales y sanitarias son modernas y adecuadas con la legislación internacional, sino que la propia forma de colectar ejemplares está sujeta a estrictas normas. Para empezar, hoy día se exigen permisos para recolectar en los lugares de origen, que no existían hace cien años, y permisos de importación y exportación que deben estar conformes con el Acuerdo CITES, sobre comercio de especies animales.

Más importante aún, no es posible colectar ningún espécimen si con ello se va a dañar el estado de conservación de la especie, lo que obliga a realizar estudios previos sobre abundancia y estado de conservación, además de existir un Código Ético de los Museos que prohíbe colectar más de dos especímenes por especie. Se tiende a evitar en la medida de lo posible el colectar especímenes y se aprovechan animales muertos por accidentes o por depredación si es posible, tomándose muestras genéticas, un avance que no existía hace cien años, pues dan más información que un espécimen al estilo antiguo. Ahora bien, sigue siendo inevitable mantener un "holotipo" de cada especie o subespecie nueva, para poder compararse con otros especímenes y determinar la especie o subespecie.

Pero desde luego el nivel y forma del "coleccionismo" de los Museos de hoy está afortunadamente a años luz de lo que se hacía entonces.

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Comentarios

  1. Wow! Estoy tan feliz de que Twitter me haya sugerido tu cuenta! Leí este artículo sobre los museos de historia natural y no sólo me impresiona lo bien explicado e imparcial del texto sino lo bien redactado que está. Me encanta. Mil-mil gracias por esto que haces.

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