100 años de Parques Nacionales: Ideas del siglo XX agotadas en el siglo XXI

Querida hija: 

Reanudo aquí mis pequeñas charlas sobre fauna, y en esta primera entrada del año 2018 me gustaría reflexionar contigo sobre si las ideas conservacionistas que se han aplicado a la fauna durante el siglo XX siguen siendo válidas para el siglo XXI o si, por el contrario, necesitamos ideas nuevas para un siglo nuevo y una sociedad nueva. Ya te adelanto aquí que soy partidario de la segunda opción. 

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, segundo de los establecidos en 1918 en España

La excusa para ello es que en este año se cumple el Centenario de los primeros Parques Nacionales que hubo en España. El 22 de julio de 1918 se erigió el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, ampliado a finales del siglo XX y refundado como Parque Nacional de los Picos de Europa, y seguido muy pronto el 16 de agosto de 1918 por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo aragonés. Ante todo, voy a clarificarte un poco la terminología, un tanto confusa, de los espacios protegidos que el siglo viejo nos ha legado. 

Un Parque Nacional, en teoría, es una porción de terreno en el cual se prohíbe toda actividad humana (qué triste es decirlo), porque se considera que es una amenaza para la fauna, la flora, los valores paisajísticos o todo a la vez. Es decir, diríamos que un Parque Nacional es un territorio que se “devuelve” de algún modo a la Naturaleza para sustraerlo a las agresiones humanas. En este sentido, el primer Parque Nacional que se erigió en el mundo fue el de Yellowstone, en el Oeste estadounidense, en el año 1872. En España pronto se vio (más adelante insistiremos sobre el tema) que la compatibilidad entre protección de la Naturaleza y las actividades humanas era un asunto harto complicado, y se creó la figura del Parque Natural donde, en teoría, estaban permitidas ciertas actividades humanas. 

Parque Nacional de los Picos de Europa, decano de los Parques españoles. ¿Un Parque ficticio?

Posteriormente, con el advenimiento del régimen autonómico y nuevos acuerdos internacionales, se crearon nuevas figuras de protección como los Parques Regionales, Reservas Naturales, Reservas de la Biosfera, Zonas de Especial Protección para las Aves, etc…todas ellas, de un modo u otro no dejan de ser variaciones del Parque Natural, pero variando su extensión geográfica, su objeto de protección y su dependencia administrativa jurídica. 

Voy a decírtelo claramente hija mía: en España, todas estas figuras de protección, en realidad, no lo son más que sobre el papel. Cien años después debo decirte con tristeza que los Parques Nacionales, Naturales, Regionales o como los queramos llamar, si bien en su momento cumplieron de algún modo un modesto papel en la protección de la fauna, en el año 2018 son figuras caducas, representantes de un paradigma que ya no da para más. Es un modelo agotado. ¿Por qué te digo esto?. Déjame que te ponga unos ejemplos que te harán ver cómo este modelo ha estallado por los aires sin remedio. 

Primer ejemplo: hace un par de años colaboré en un censo de las nutrias de la Comunidad de Madrid. Uno de los sitios donde estuve prospectando indicios de nutria fue en las riberas del curso medio del Río Guadarrama. Lo que vi me preocupó sobremanera. Detrás de una tupida barrera de vegetación de ribera, descubrí un río completamente muerto. No sólo no había rastros de nutria, sino que no había rastros de ningún otro animal. No había peces. No había aves. El río estaba contaminado y, de trecho en trecho, ensuciado por basura de asentamientos chabolistas cercanos al mismo río. La preocupación se tornó en abierto cabreo cuando supe que estaba en un Parque Regional. El Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama, dependiente de la Comunidad de Madrid. Un área en teoría protegida, pero en la práctica indefensa, sin protección ninguna hasta que el río murió. Un Parque Regional existente únicamente sobre el papel. 

Segundo ejemplo: A comienzos del siglo XXI se dio un hecho absolutamente surrealista en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Los poderes públicos autorizaron batidas en el interior del Parque Nacional para matar ciertos ejemplares de lobo ibérico. En 2012 incluso se llegó a abatir a un lobo que estaba radio marcado para determinados estudios científicos. Como lo oyes. Las mismas administraciones responsables de la protección de la fauna en el sitio donde se supone que la fauna debe estar estrictamente protegida (en este caso, un Parque Nacional), fueron las que autorizaron y ejecutaron batidas para matar animales. ¿Por qué sucedió esto?, porque en la zona se denunciaron ciertos ataques de lobos sobre ganado doméstico, y en España, la ley autoriza una expedición de venganza en represalia, es lo que llaman “batidas”. Absolutamente medieval. Pero estamos en el siglo XXI y en un Parque Nacional. ¿Recuerdas lo que te dije sobre las actividades humanas en un Parque Nacional?, pues en el Parque Nacional de los Picos de Europa se permite la ganadería extensiva. ¿Y esto por qué?, porque nunca hubo una Administración lo suficientemente fuerte y concienciada como para prohibir las actividades humanas en un Parque Nacional. Y la ganadería extensiva, en efecto, se practicaba en la zona desde tiempos inmemoriales, muy anteriores a la declaración del Parque Nacional. 

Esta imagen resume el fracaso de los Parques Nacionales: una batida de lobos en Picos de Europa, 2012.

Por tanto, la conclusión es clara: el Parque Nacional de los Picos de Europa sólo existe sobre el papel. Incluso algunas organizaciones ecologistas llegaron a plantearse solicitar a la Unión Europea que se retirase el estatus de Parque Nacional a esa zona. El concepto de Parque Nacional tal como se entendía en el siglo XX ha estallado en medio de batidas y cabezas de lobos cortadas y tiradas en medio de pueblos asturianos. Pero esto no sucede únicamente en España. El tercer ejemplo que te quiero poner viene de fuera de nuestras fronteras. 

Tercer ejemplo: Estas fiestas navideñas las hemos pasado en Bulgaria, con tus abuelos maternos. Durante nuestra estancia allí, saltó a los medios de comunicación locales un escándalo que ha causado mucho ruido. El Gobierno búlgaro autorizó la construcción de un segundo remonte en la estación de esquí de Bansko, la principal del país. El matiz es que dicha estación de esquí se encuentra en el seno del Parque Nacional de Pirin, uno de los principales espacios protegidos de alta montaña que tiene el país. Se produjeron manifestaciones en contra por parte de los ciudadanos amantes de la Naturaleza, y contramanifestaciones de los ciudadanos de Bansko, que viven de la estación de esquí. Una vez más, la supuesta compatibilidad de la actividad humana y la protección de la Naturaleza es una idea del siglo XX que está muerta, o ha sido asesinada. 

Bansko, Bulgaria, donde ha habido problemas entre la estación de esquí y el Parque Nacional Pirin

Pero no sólo los modelos de protección de la Naturaleza heredados del siglo XX han muerto estrepitosamente en el siglo XXI. Hay otras ideas propias del siglo XX que son actualmente auténticos sepulcros blanqueados, muertos vivientes que están absolutamente alejadas de la diferente sensibilidad que presentamos los humanos del siglo XXI. Para conocerlas, y rebatirlas, vas a contar con la inestimable ayuda de la Catedrática de Geografía Josefina Gómez Mendoza, quien las expone en su artículo Algunas cuestiones para la agenda geográfica de España, aparecido en el Boletín Nº 58 de la Sociedad Geográfica Española. 

En primer lugar, la Profesora Mendoza, preocupada por la alarmante despoblación rural en España, indica que uno de los factores que explican dicha despoblación, al menos en determinadas zonas, como los Ancares, estaría en el excesivo grado de protección de la Naturaleza, que impediría a los habitantes de dichas zonas poder realizar actividades económicas rentables que frenasen la despoblación. Es bien sabido que una significativa parte de los incendios forestales son provocados por la animadversión que esta población muestra hacia la fauna y flora protegidas. Básicamente, la Profesora Mendoza aboga por esa idea ya muerta, como te he demostrado, de la compatibilidad entre protección de la Naturaleza y actividad humana. 

Me temo que no estoy de acuerdo con la Profesora Mendoza. La despoblación rural en España se debe a un ataque consciente y cuidadosamente diseñado por todos los Estados liberales desde 1812 hasta 1975 tendentes a destruir los focos de libertades políticas que existían en los núcleos rurales desde la Edad Media, mediante las sucesivas Desamortizaciones y los traslados de población, más o menos forzosos, para alimentar de mano de obra barata los enclenques procesos de industrialización que en España han sido. 

El despoblamiento rural ha ayudado a la recuperación de muchas especies animales.

Como estamos en el siglo XXI, vamos a aplicar un enfoque propio del siglo nuevo para solucionar, o paliar, este problema de la despoblación, desligándolo de los animales y vegetales. Hoy en día, no hay ninguna razón que obligue a las empresas dedicadas al desarrollo de software (internet, aplicaciones para móviles, videojuegos, etc.) a tener todo el proceso productivo en las grandes ciudades. Es perfectamente posible que los técnicos desarrolladores vivan y trabajen en los pueblos en régimen de teletrabajo, conectados con sus empresas mediante internet y subiendo sus trabajos a las intranet de sus organizaciones. Las cúpulas directivas y comerciales podrían permanecer en las grandes ciudades, pero deslocalizando la producción en los pueblos que se juzguen más convenientes. 

De esta manera, desligando a la población rural (o a una parte joven y dinámica de ella) de la actividad agropecuaria, se conseguiría frenar esa despoblación rural, atrayendo a una población que no necesitaría vivir del campo, cobrando altos sueldos derivados de una actividad de alta tecnología y fundando allí familias, desarrollando sus trabajos creativos en la comodidad del hogar. A una población rural de este cuño no le molestaría absolutamente nada la protección del oso pardo o de los robles atlánticos. ¿Se está fomentando este tipo de actividad económica para los pueblos? Me temo que no. Este es el tipo de ideas que el siglo XXI demanda a gritos. ¿Compatibilidad entre actividad humana y Naturaleza?...enterremos definitivamente esa idea ya caduca. 

En segundo lugar, la Profesora Mendoza, citando al ecólogo Ian Thompson, critica la defensa a ultranza de la fauna y flora autóctonas. Según Ian Thompson, no está demostrado que una especie foránea siempre cause daño a los ecosistemas donde ha sido introducida. Eso es cierto. Hay especies foráneas que se han integrado en la fauna ibérica sin causar daños ni convertirse en plagas, como la gineta o el meloncillo, por ejemplo. Pero, Profesora Mendoza y Señor Thompson, la cuestión no es ésa. No es cuestión de especies foráneas “buenas” o “malas”. La cuestión, planteada en términos del siglo XXI, es: ¿por qué tiene que haber especies foráneas? 

Las especies foráneas siempre, siempre, lo son por acción u omisión humanas. Una comunidad animal y vegetal dada es producto de miles o incluso millones de años de co-evolución e influencias mutuas. Unos animales dados están adaptados a un clima dado y a unos vegetales dados, y no a otros. Se establecen complejas relaciones depredador-presa, o entre los animales y el entorno geográfico y social. En términos del siglo XXI, la mentalidad ha de cambiar hacia la no intervención humana en los procesos naturales, lo que implica la no introducción de elementos extraños en una comunidad animal o vegetal dada. Es un problema de respeto hacia algo que no nos pide pan. Por resumirlo: la actitud del siglo XX sería: concepto de utilitarismo. Si es útil para el ser humano, se introducen especies foráneas. Actitud del siglo XXI: respeto hacia una comunidad ajena al ser humano. 

Permíteme, querida hija, que amplíe un poco el concepto de “no intervención” en la Naturaleza del que te he hablado. Implica una evolución de la mentalidad humana, que será lenta y dolorosa pero, en mi opinión, inevitable dadas las tendencias que están apareciendo en el siglo XXI y que luego te voy a indicar. Se trata de que los seres humanos pasemos de la mentalidad antigua de que el Planeta nos pertenece en exclusiva para satisfacer nuestras necesidades (idea del siglo XX) a la nueva mentalidad del siglo XXI que consiste en que todos los seres vivos que vivimos en el Planeta Tierra somos vecinos de la misma casa. 

Atención al concepto de vecindad. Tú respetas la casa de tu vecino, ¿verdad?, pues en nuestro Planeta también hay que respetar la casa de nuestros vecinos. Sus alimentos, sus modos de vida. Ya no se trataría de “proteger” tal o cual zona del planeta que, como hemos visto, es una protección ficticia, sino de renunciar, por parte del ser humano, a toda pretensión jurisdiccional sobre los animales y vegetales silvestres. Los recursos del Planeta son para su aprovechamiento por parte de todos los seres vivos del mismo. Esto implica: 

1. Abolición de la llamada “caza deportiva” de animales. La única caza admisible es la caza por razones alimenticias. 

Inuit desollando un caribú. Este pueblo caza para comer, no para ver quién la tiene más larga

2. Renuncia a los llamados “Planes de Gestión” de Fauna, documentos jurídicos por los cuales el ser humano decide sobre la vida de ciertas especies animales: dónde pueden o no vivir, o cuántos pueden vivir. La Naturaleza lleva miles de millones de años autorregulándose y autogestionándose y sabe hacerlo de forma mucho más perfecta que el ser humano. 

Los Planes de Gestión de Fauna son un monumento a la presuntuosidad humana. ¿Quién nos ha dado vela en este entierro?

3. Cambios jurídicos tendentes a establecer la jurisdicción humana sóla y exclusivamente sobre las comunidades humanas, cultivos humanos, ganado humano y objetos fabricados por la mano del hombre. 

4. Por supuesto, el ser humano, como ser vivo habitante de este Planeta, tiene derecho a obtener del Planeta los recursos naturales que estime oportunos para poder vivir, pero esto debe implicar sostenibilidad y no prohibir a los demás seres vivos que hagan también lo mismo. El ser humano puede cortar leña del bosque, pero no tendría derecho a establecer plantaciones de árboles que implique arrasar flora silvestre (con su fauna correspondiente) previamente existente. 

Plantación de palma aceitera. Una agresión al bosque tropical y ejemplo de explotación insostenible de los recursos del planeta

5. Reparación del daño causado a la Naturaleza. Esto significa reintroducir especies en lugares donde antes el ser humano las había exterminado (sería la única excepción al principio de no intervención humana). Y, en la medida de lo posible, exterminar y extirpar las especies invasoras perjudiciales, respetando aquéllas que se han integrado en una fauna dada, sin causar daños. 

Estos cinco puntos, a mi entender, son las ideas que el siglo XXI demanda para superar las ideas artificialmente mantenidas con vida desde el siglo XX y que no dan para más. ¿Te parecen utópicas?, déjame ver si lo son o no. Lo que está claro es que la sociedad humana del año 2018 ya no tiene mucho que ver con la sociedad humana del año 1980. La población es abrumadoramente urbana. Y esta población mira con otros ojos al Patrimonio Natural del Planeta. En España tenemos un rico Patrimonio Histórico-artístico que ha tardado cien años en ser puesto en valor por las autoridades públicas y apreciado por la población. En los años setenta y ochenta, el tristemente célebre ladrón “Erik el Belga” robaba impunemente los tesoros artísticos que había en abandonadas iglesias románicas de Castilla y León. Hoy en día nadie toleraría que un individuo cogiera una piqueta y la tomara con la Catedral de Burgos. 

Con el Patrimonio Natural está pasando algo parecido. Cosas intocables como las corridas de toros tienen los años contados merced a un cambio de mentalidad social. A la caza le llegará su turno. Y hoy en día, con las redes sociales, cualquier atropello contra la fauna se denuncia en tiempo real y se difunde en tiempo récord. No, la población de nuestro siglo ya es otra, y está dispuesta a actuar incluso al margen de los Estados, algo inimaginable hace cincuenta años. Y las ideas también deben ser otras. 

¿Utopía, dices?...en realidad, ya se están dando pasos en esta dirección: 

1. Costa Rica abolió la caza deportiva en 2012 mediante una iniciativa legislativa popular. Un país que ha apostado por la belleza de sus Parques Nacionales, que generan muchísimo dinero en ingresos anuales gracias a un turismo cuidadosamente planificado. Que yo sepa, el hecho de abolir la caza no ha hundido a Costa Rica en el Océano. No ha pasado na-da. 

2. Australia cambió la protección debida al monolito rocoso de Uluru, tierra sagrada para los aborígenes. Primero, recuperó su nombre autóctono, desechando el nombre que los anglosajones le habían impuesto. Y luego, se prohibió escalar el monolito si no era con los pies descalzos

3. En Nueva Zelanda, otra tierra sagrada para los habitantes autóctonos, los maoríes, el Monte Taranaki, goza ahora de una personalidad jurídica propia custodiada a partes iguales por el Estado Neocelandés y la comunidad Maorí. Como ves, es un paso que supera la mera protección tipo “Parque Nacional”. 

El Monte Taranaki, sagrado para el pueblo maorí, ha sido declarado con personalidad jurídica propia

 Al igual que sucede con Uluru en Australia, en principio esto no tiene que ver con la fauna, sino con las creencias religiosas de los habitantes autóctonos. Pero indica el camino a seguir en el siglo XXI, un cambio de consideración de las tierras y seres de nuestro planeta, la renuncia a la visión eurocéntrica propia del hombre occidental y la asunción de que hay otras formas de relacionarnos con la Naturaleza. Estas ideas ya empiezan a ponerse en marcha en numerosas zonas de nuestro planeta y todos aquéllos que aún se empeñan en mantener vivas las ideas que nos han llevado al borde del desastre planetario serán barridos por el viento de la Historia.

Comentarios

  1. Tienes mucha razón, es lamentable la gestión de los espacios protegidos, otro ejemplo lo tienes en el Parque Nacional de Monfragüe, donde se han celebrado 20 monterías este año https://ecologistasextremadura.blogspot.com.es/2017/11/perros-de-rehala-sueltos-por-el-parque.html Lleva muchos años protegidos como Parque Natural y ahora Nacional en ese tiempo se ha extinguido el lince del Parque y se ha matado en poco tiempo los lobos que han ido entrando, eso sí, cada vez hay más cemento

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    1. Gracias, Pablo, por tu valiosa información. Es intolerable esta tomadura de pelo. Si quieren controlar la población de ciervos en el interior del Parque Nacional, que favorezcan el regreso del lobo ibérico, que es su depredador natural. Esta tarde voy a subir a Twitter el enlace que me has mandado para reforzar las ideas que intentaba transmitir en mi Post. No pueden seguir vendiéndonos una red de Parques Nacionales donde la fauna no puede librarse de las matanzas por parte del ser humano.

      Un abrazo

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  2. Simplemente gracias por tu tiempo en difundir toda esta información. Gracias

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