Matar por "prestigio". El imperialismo británico, el tigre y el león.
Querida hija:
El Imperialismo fue uno de los hechos históricos más complejos y decisivos de la Historia humana, e indudablemente ha configurado en buena parte el mundo en el que vives hoy. Como toda obra humana, tuvo luces y sombras y muchas de estas sombras originaron conflictos políticos, económicos y sociales que todavía hoy existen y subsisten. El Imperialismo ha sido tratado y estudiado por los historiadores, y no es intención de esta crónica aportar algo que está fuera de su alcance. Lo que quiero explicarte hoy es la extraña relación que hubo entre el imperialismo británico y dos especies emblemáticas de la fauna mundial: el tigre y el león. Una relación negativa que supuso el inicio del declive mundial de estas dos especies.
El Virrey Lord Curzon con su esposa Mary posando junto a un tigre abatido, 1903. Fuente: Brian Moynahan, The British Century (1997) |
Introducción: el Imperialismo y la fauna
Desde el siglo XVI, las principales potencias europeas han conquistado y sojuzgado territorios situados más allá de los mares ("ultramarinos"), convirtiéndolos en colonias para obtener de ellos un beneficio económico. Esto es lo que se conoce como Colonialismo. A mediados del siglo XIX el colonialismo experimenta un cambio: el auge del capitalismo industrial tiene como consecuencia la "modernización" del antiguo colonialismo y su expansión hasta límites insospechados. Los países europeos y, con ciertas diferencias, también los EEUU, Rusia y Japón se lanzan a conquistar cualquier territorio no reclamado por otras potencias. Es la Era de los Imperios o Imperialismo.
La Primera Guerra Mundial (1914 - 1918) tuvo como una de sus causas más importantes la rivalidad entre las potencias coloniales por devorar a dentelladas lo que quedaba de nuestro planeta, y en el cenit de la Era de los Imperios, en 1900, las potencias coloniales ocupaban el 90% de África, el 98% de Polinesia, el 56% de Asia, el 100% de Australia y el 27% de América.
El Imperio Británico en 1910 |
De entre los imperios coloniales, el británico era el mayor de todos ellos. En 1913 Gran Bretaña gobernaba sobre el 23% de la población mundial: 447.239.000 de habitantes, el 70% de los cuales se concentraba en la joya de su Corona: la India.
Existía una diferencia importante entre el imperialismo de los siglos XIX y XX, y el viejo colonialismo de los siglos anteriores. Para los europeos de los siglos XVI y XVII, el colonialismo se justificaba por la obtención de materias primas (oro, plata, especias, pieles...) y por la evangelización de los "paganos" (sobre todo en el caso de los imperios español y portugués). En el "nuevo" imperialismo del siglo XIX surgió además toda una ideología política tendente a justificar el gobierno de las poblaciones locales por parte de los europeos: el hombre blanco tenía derecho a gobernar al hombre de color para "civilizarlo" y "protegerlo".
Para difundir esta ideología y hacer que los pueblos sojuzgados la asumieran y la aceptaran, los imperialistas europeos elaboraron toda una serie de iconografías, propagandas seudo-morales, pseudo-ciencias y simbología para impresionar al "nativo" y que éste aceptase con naturalidad el hecho de que su vida tenía que depender de los "amos" blancos.
Y aquí es donde entran nuestros leones y tigres.
Desde la noche de los tiempos, los grandes super-depredadores han asustado y fascinado a los humanos. Con el advenimiento del Neolítico, los depredadores se convierten en enemigos del género humano pues el humano no admite ninguna oposición a su voluntad de dominar y sojuzgar al planeta. Los grandes depredadores como el león o el tigre fascinan y aterran a partes iguales: el humano se siente admirado por su fuerza, su poder y su fiereza, y desde el origen mismo de los primeros Estados, la realeza y la aristocracia asimilan la fuerza y el poder de leones y tigres al del monarca mismo. Aparece, pues, la noción de prestigio que un monarca obtiene asociándose a la imagen de un animal poderoso.
Son famosos los grabados asirios en los que se representan las cacerías de leones por monarcas como Ashurbanipal. Estas cacerías "antiguas" que se dieron en Asiria, en Babilonia, en Persia, etc...tienen un doble papel: si el monarca mata animales tan poderosos y fieros como el león, entonces transmite la imagen de ser tan poderoso, o más, que ellos. Se trata de una visión propagandística de la caza que será explotada por el Arte. Por otro lado, matando leones o tigres el monarca revela una faceta de "protección" de sus súbditos, que son devorados ellos, o sus ganados a menudo por el gran depredador.
La real caza del león (Palacio Real de Nínive, Asiria, 645 - 640 AC). Museo Británico, Londres |
Lo que quiero que entiendas, hija mía, es que la cacería de león y el tigre pronto se vio investida de una ideología, de una mitología y de una propaganda. ¡Así somos los humanos para justificar nuestro comportamiento!. Cuando los británicos establecen su imperio, utilizarán el mismo método para impresionar a sus nuevos súbditos:
Soy poderoso porque mato al tigre y al león. Y al matar al tigre y al león demuestro que Gran Bretaña vence sobre la Naturaleza de la India y de África, y por tanto tengo derecho de gobernarte.
Esa es la ideología que va a impregnar las cacerías de los británicos en sus colonias. No se trataba sólo de obtener unos trofeos (que también), sino sobre todo demostrar la superioridad de los británicos sobre las poderosas fieras que simbolizan los pueblos colonizados. A continuación examinaré los casos de los tigres de la India y los leones en África.
Las cacerías imperiales de tigres en India.
Los británicos se establecen en India originariamente en el siglo XVI a través de la Compañía de las Indias Orientales, con el fin de comerciar con las especias y el té que eran demandados en Gran Bretaña. Pero la India Mogol no encontraba nada interesante en los artículos que Gran Bretaña intentaba colocarles, y la Compañía pronto comprendió que si quería hacer negocio en India tenía que intervenir en los asuntos locales: estableció sus propias plantaciones y llegó a acuerdos con ciertos gobernantes a cambio de protección política y militar.
Inevitablemente, en el siglo XVIII la Compañía acabó envuelta en la política local y desencadenó guerras contra unos y otros. Los diversos estados indios y el mismo Imperio Mogol acabaron dependiendo de la Compañía. Se estableció una especie de Imperio privado sostenido por una empresa privada y sus ejércitos privados o contratados.
La situación explotó en 1857: parte de los ejércitos indígenas contratados por la Compañía se rebelan contra el despótico dominio de ésta en lo que los británicos denominan "El Motín". Se produjeron atrocidades aterradoras por parte de ambos bandos, y cuando el Ejército británico finalmente restablece "su" orden, el Gobierno británico expulsa a la Compañía de la India y asume el Gobierno directo de la nueva colonia a través de un virrey.
Escena de caza a lomos de elefante en la India Mogol |
Durante el gobierno de la Compañía, en India se encuentran dos tradiciones cinegéticas. Por un lado, los mogoles eran grandes cazadores y cazaban al tigre con la ideología que antes te indiqué: por prestigio, para hacer ver que el Emperador mogol era tan poderoso como para matar un tigre, y por otro, para mostrarse "protector" con sus súbditos y librarles de las grandes fieras que les causaban problemas. Pero también en el Imperio Mogol la caza era un método de entrenamiento militar y de diseño y puesta en práctica de tácticas militares. Existía también una caza "tribal" de carácter popular que haría famosas dos palabras indostaníes: Shikar, para la caza en sí, y shikari, que era el cazador local que conocía el terreno y su fauna como la palma de su mano.
Por otro lado, los británicos traían otra tradición cinegética distinta: la caza era un pasatiempo reservado exclusivamente a la realeza y la aristocracia, se veía como un "deporte" (de ahí el término inglés game para referirse tanto a la caza como a los animales de caza, o sportsman, refiriéndose a la persona que practica la caza). En Gran Bretaña no se permitía la caza a las clases populares, y se les tachaba de "furtivos", a diferencia de la India mogol.
Los mogoles fueron grandes cazadores: se dice que Akbar el Grande, que fue Emperador entre 1556 y 1605 mató un total de 80 tigres en todo su reinado. Esta cifra puede parecerte muy grande pero cuando veas las cifras que luego te voy a dar verás que en realidad eran pocos los tigres que cazó. La caza durante los mogoles nunca supuso poner en peligro de exterminio al tigre y, de hecho, se ha calculado que cuando los británicos establecen su gobierno directo en India, debía haber unos 100.000 tigres en toda la India.
Los mogoles cazaban al tigre subidos a lomos de elefantes, de dromedarios o subidos en estructuras denominadas machan, y no pocas veces los acosaban con perros o con guepardos. Podían abatirlos con espadas, flechas o armas de fuego en la última parte del reinado de los mogoles. Al comienzo, los británicos adoptaron en la India las técnicas de caza de los mogoles. Como puedes ver en este grabado de 1808, varios europeos que seguramente eran altos funcionarios de la Compañía cazan tigres a lomos de elefantes.
Aparición sorpresiva de un tigre. Dibujo de Thomas Williamson y Samuel Howitt, 1808. |
Como ya te dije antes, tras el Motín de 1857 todo cambia. No sólo se establece el Gobierno directo de la Corona sobre la India sino que se produce un verdadero apartheid entre británicos e indios. Las técnicas de caza que habían sido gustosamente adoptadas por los funcionarios de la Compañía de las Indias Orientales son ahora repudiadas como bárbaras y se desprecia a los shikaris como vulgares furtivos. Ahora los británicos cazarán al tigre con sus modernas armas de fuego y en cantidades aterradoras.
Era tal el resentimiento que los británicos albergaban hacia los indios tras el Motín, que la maquinaria propagandística británica empieza a funcionar. Fíjate en este grabado que publicó la revista satírica británica Punch titulado The vengeance of the British Lion on the Bengal tiger el 22 de agosto de 1857:
The vengeance of the British lion on the Bengal tiger. Punch, 22 de agosto de 1857 |
Los británicos personifican a los "pérfidos" amotinados en un tigre de Bengala que se dispone a devorar a una inocente jovencita, británica of course, y el noble león que personifica Britania salta sobre el tigre para salvar a la damisela. Se contrapone el tigre como un animal taimado, devorador de hombres, malvado y peligroso, al noble león británico que personifica las "virtudes" del conquistador blanco: viril, caballeroso, defensor de los débiles y oprimidos. ¿Empiezas a entender de qué va la jugada?
En efecto, el tigre fue masivamente tildado por los británicos como un "devorador de hombres", rapaz y destructivo que había que exterminar. Fíjate cómo ahora los británicos se arrogan con los indios el papel "protector" que antes tenía el Emperador Mogol con sus súbditos. Serán ahora los cazadores blancos, los "nuevos Mogoles" quienes librarán a los pobres indios de los malvados tigres que los devoran a ellos. Pero de momento también se quedan con su piel y sus cabezas.
Merece la pena que leas este pasaje que escribió en 1864 el oficial del Ejército británico Walter Campbell en su libro My Indian Journal:
"Nunca te enfrentes a un tigre a pie si puedes evitarlo. Pero hay casos en los que no tienes más remedio que hacerlo. Entonces hazle cara como un británico y mátale si puedes porque si fallas en matarle, él ciertamente te matará a ti"
Aquí tienes ya todos los elementos de la mitología del cazador británico en la India: es un machote que tiene que demostrar a los indios que no le teme a nada, ni siquiera al poderoso tigre, símbolo de la India. Supremacismo blanco (anglosajón, por supuesto, que no todos los "blancos" eran seres "superiores") y masculinidad agresiva serán los elementos que la caza del tigre pone de manifiesto, y que son elementos propagandísticos que lavarán el cerebro de los indios durante décadas.
Los británicos adoptaron la caza del tigre a lomos de elefante. Semanario The Graphic, 1889 |
Con el tiempo y el asentamiento del poder británico en la India, los británicos volverán a aceptar las tácticas tradicionales indias para la caza del tigre. Una vez más, los conquistadores blancos se dan cuenta del valor propagandístico que la caza a lomos de elefante tiene de cara a la población local, y será además un medio ideal para estrechar lazos políticos y económicos con los maharajás y nababs, príncipes locales que gobiernan sus estados en nombre de la Corona, y a quienes hay que mantener contentos y probritánicos.
Los anglo-indios recuperan el nombre de Shikar para denominar estas cacerías, y se recupera al shikari como cazador subalterno idóneo para poner "a tiro" del potentado blanco al tigre o lo que se tercie matar a la mayor gloria de la Reina, o del Rey, o de quien cojones tuviera en mente el tal gentleman.
La apoteosis del Shikar al estilo británico se produce cuando la Realeza británica se apunta también a matar tigres a mansalva como hicieron sus antecesores mogoles. En 1875-76 Eduardo, entonces Príncipe de Gales, realiza una visita a la India y es invitado a Nepal a realizar la inevitable cacería del tigre. Pero sería superado en esplendor por Jorge V cuando en 1911 viaja a la India para ser coronado como Emperador. Entre el 18 y el 28 de diciembre de 1911 es invitado por el primer ministro de Nepal, Chandra Shumsher Jang Bahadur Rana a una gran cacería en el Terai, la zona llana y pantanosa que se extiende en el piedemonte del Himalaya, tan rica en fauna.
El Rey Jorge V en su cacería india de 1911 |
La susodicha cacería real mató 39 tigres, 18 rinocerontes y 4 osos en total, además de otros animales más pequeños. Y la cosa fue superada en 1938 en lo que hoy es el Parque Nacional de Chitwan en Nepal por el entonces Virrey Lord Linlithgow, que mató nada menos que 120 tigres, 38 rinocerontes, 27 leopardos y 15 osos. Ahora puedes comparar estas cifras con los 80 tigres que Akbar mató en cincuenta años de reinado.
Los británicos realizaron un auténtico exterminio del tigre como jamás realizaron ni los mogoles ni ningún anterior gobernante de la India. Se calcula que entre 1875 y 1925 mataron 80.000 tigres. A comienzos del siglo XX en la India quedaban aún 40.000, pero cuando en 1972 India prohíbe por fin la caza del tigre, sólo quedan 4.000. Y hoy son menos de 2.000.
Hasta los invencibles e ínclitos Protectores del Extenso Páramo se dieron cuenta de que había que hacer algo. Que esta masacre no estaba bien del todo. En 1865 se había puesto en marcha el Servicio Forestal de la India para dar respuesta a las primeras y tímidas preocupaciones conservacionistas. Lo que hizo este Servicio fue establecer una serie de "Bosques estatales" en los que la práctica de la caza estaría sujeta a ciertas regulaciones pues hasta ese momento había una especie de "barra libre" en la que cada uno hacía lo que quería.
Escena de la caza del tigre a lomos de elefante. W. Jardine, Natural History of Pachydermes |
Sería el Virrey Lord Curzon, que gobernó en India entre 1899 y 1905, quien implementó la primera reforma del Shikar, poniendo en marcha licencias de caza y convirtiendo la caza en una fuente de ingresos más para el Gobierno. Incluso en 1901 Lord Curzon rechazó una invitación del nabab de Junagadh para cazar leones, pues era evidente que el león asiático estaba en las últimas y a punto de ser exterminado, y fue quien lanzó las primeras medidas de protección del león asiático que le han permitido sobrevivir, mal que bien, hasta nuestros días. Pero el tigre no tuvo tanta suerte, y su caza más o menos reglamentada siguió en vigor cuando los británicos abandonaron India en 1948, y hasta 1972 cuando se prohibió definitivamente.
África: los leones y el Imperio
La caza del león en África por parte de los británicos tuvo ciertamente semejanzas con las Shikars en la India, pero sobre todo diferencias. Bastantes diferencias.
En primer lugar, los británicos penetran en África mucho más tarde que en la India: conquistan la Colonia de El Cabo a los holandeses en 1815 y desde 1840 fundan, también en África del Sur, la Colonia de Natal. En África oriental, que es el territorio que te podré como ejemplo, la Compañía Británica del África oriental se establece en lo que hoy es la costa de Kenia en 1888.
Mapa del África oriental Británica. En: Percy C. Maderira, Hunting in British East Africa (1909) |
En segundo lugar, los británicos no se encontraron en África ningún Estado africano previamente establecido al estilo de lo que había en la India. Sólo encontraron los Estados que fundaron los holandeses en África del Sur, que eran de corte europeo, y en la costa de Kenia estaba el Sultanato de Zanzíbar, que también era un estado importado, en este caso de origen árabe. Por consiguiente, África era mucho más salvaje, había que partir prácticamente de cero y por tanto las cacerías de tipo "político" o propagandístico al estilo de la India no llegaron a darse en África ya que no había dirigentes a quienes imitar o sustituir al estilo de los emperadores mogoles.
En África, el león fue la especie "prestigiosa" objetivo. Y desde el primer momento las cacerías privadas tuvieron una importancia muy relevante. Se puede considerar que las cacerías de leones se dan a conocer en Gran Bretaña cuando un aventurero llamado Roualeyn Gordon-Cummings regresa en 1848 a Inglaterra tras haber pasado cinco años cazando en África del Sur. Trajo consigo una especie de "gabinete de curiosidades" que fue exhibiendo por toda Gran Bretaña para ganarse la vida, incluyendo sus "trofeos" de caza. La figura mítica del "Gran Cazador Blanco", con personajes como Frederick Selous o R. J. Cunninghame tendrán aquí su origen.
Sin embargo, sería la caza "de protección" la que se utilizó más profusamente por los colonizadores blancos para "impresionar" a los nativos. Al igual que en la India con los tigres, en África existían los leones devoradores de hombres, y pronto los imperialistas británicos lanzaron toda esa propaganda del animal sanguinario y cruel que había que extirpar para proteger a los pobres africanos que no eran más que la comida de los leones.
Los masai ya sabían cazar leones solitos antes de que llegasen los británicos. Foto: A. H. Wardle, Kenia 1930 |
Lo que pasa es que los africanos no quedaban nada impresionados con la voluntad "protectora" de los cazadores británicos, principalmente militares destinados a África, por la sencilla razón de que los africanos llevaban miles de años conviviendo con los leones y sabían defenderse de ellos solitos. Por ejemplo, el pueblo masai de Kenia tenía la costumbre de celebrar un rito de paso de la niñez a la edad adulta mediante la caza ritualizada de un león por parte de los adolescentes. Por otro lado, el Masai es un pueblo ganadero y de vez en cuando mataban leones para proteger a su ganado. Esta caza Masai del león jamás puso en peligro de exterminio al león africano y se llegó a una convivencia perfectamente aceptable entre leones y masais.
Los que sí quedaron impresionados fueron los trabajadores indios del Ferrocarril de Uganda, que se empezó a construir en 1898 para unir Mombasa y Uganda, que eran la comida favorita de leones como los famosos leones de Tsavo (pero hubo otros). Es bien conocida la historia de cómo el Coronel John H. Patterson, el ingeniero a cargo de las obras, finalmente logró cazar a los dos leones de devoraron a 28 de sus trabajadores, lo que narra en su libro Los devoradores de hombres de Tsavo.
J. H. Patterson posa junto a uno de los "devoradores de hombres" de Tsavo, 1898. Foto: Museo Field, Chicago |
Los indios llevaban ya décadas sufriendo el lavado de cerebro británico como te he explicado en el apartado anterior, y cuando Patterson logró abatir a los dos leones, los trabajadores le hicieron a su jefe un obsequio acompañado de un poema. En éste poema, se homenajea a Patterson como hombre "bravo y valiente", y no tienen rubor en compararle con "los héroes persas de tiempos antiguos". La propaganda imperial del hombre blanco invencible que se enfrenta con el poderoso león para proteger al hombre de color hizo su efecto con los trabajadores indios, que luego retornarían a la India y reforzarían esa propaganda con su gente al contar lo que había pasado.
Había, además, otra razón para cazar leones a mansalva. El león era "enemigo" de la civilización. Cuando los británicos llevan el ferrocarril a las Tierras Altas de Kenia, se dan cuenta de las enormes posibilidades que encierran para la cría de ganado y el establecimiento de colonos británicos. Por consiguiente, hay que exterminar a los leones porque podrían comerse tanto a las vacas de los colonos como a los mismos colonos. De modo que todo oficial británico que se precie de serlo tiene la obligación de matar tantos leones como pueda y hará así un elevado servicio al Imperio Británico, y de paso se llevará a su casa unos cuantos trofeos de los que presumir luego en la gris Inglaterra.
Esta "filosofía" de la caza del león fue magistralmente expresada por el famoso taxidermista americano y suministrador de especímenes a Museos Carl Akeley en 1920: "los leones deberían ser exterminados si la civilización va a sustituir a la vida primitiva".
Por cierto, aquí va otra diferencia entre la caza del león en África y la del tigre en la India. A pesar de que en público a los americanos no les gustaba nada eso del colonialismo británico y no lo apoyaban, en privado los americanos se lanzaron entusiásticamente a visitar a sus primos británicos en África y matar leones a mansalva, cosa que no hacían en la India. Tal vez el más famoso de estos viajes de los americanos fue la autodenominaba Smithsonian-Roosevelt African Expedition, que tuvo lugar entre 1909 y 1910, y que fue liderada por el expresidente americano Theodore Roosevelt con el objetivo oficial de reunir especímenes zoológicos para la Institución Smithsoniana.
Desde la costa de Kenia, la expedición avanzó hacia Uganda, el Congo Belga y luego hacia el Sudán, reuniendo 11.400 especímenes. El problema es que, examinando los resultados obtenidos por esta "expedición", uno no tiene más remedio que pensar en que se trataba más bien de una coartada para una partida de caza en toda regla. ¿De verdad el Smithsonian necesitaba 17 leones, 3 leopardos, 7 guepardos, 11 elefantes, 10 búfalos, 11 rinocerontes negros y 10 rinocerontes blancos?. No me gusta que insulten mi inteligencia, y aquí a los americanos se les fue la mano queriendo imitar las "cacerías imperiales" de sus primos los británicos.
El Presidente T. Roosevelt matando un elefante supuestamente para el Instituto Smithsoniano |
La consecuencia fue la misma que para el tigre de Bengala. Si a la llegada de los británicos a África había una población de 1.800.000 leones más o menos...hoy día quedan sólo 20.000 en todo el continente, y el número sigue bajando. De hecho, los británicos llegaron a exterminar en 1860 a una subespecie de león: el león de El Cabo (Panthera leo melanochaita), y encima los muy infames trataron de "cargarle el muerto" a los bóers.
La pregunta es ahora: ¿subsisten hoy día esas actitudes de "caza imperial"?
Epílogo: la caza, el tigre y el león hoy.
La primera pregunta que debes hacerte es: ¿la justificación "imperial" de la caza fue exclusiva de los británicos o fue compartida también por otras potencias coloniales europeas?
Yo no he encontrado para la Indochina francesa ninguna referencia de la existencia de esta "caza imperial". Seguramente porque ni la ideología confuciana vietnamita ni la ideología republicana francesa eran proclives a las cacerías en general, aunque el Emperador Bao Dai de vez en cuando disparaba algún tigre, e indudablemente hubo muchos messieurs que también hicieron lo mismo. Pero ni rastro de la ideologización racista que los británicos hicieron de la caza.
Desgraciada y absurdamente, se sigue permitiendo hoy la caza del león en África |
En Asia central, cuando los rusos conquistaron la zona lo primero que hicieron fue lanzar una campaña de exterminio del tigre del Caspio en la región por la prosaica razón de que eran un "estorbo" y una "amenaza" para la puesta en explotación agropecuaria de la zona. Ni rastro de una "caza imperial" rusa contra el tigre. Nunca se vio al Zar tragando polvo de estepa persiguiendo tigres ni nada parecido.
Refiriéndonos al león en África, los británicos solían ridiculizar a los bóers (colonos de origen holandés en África del Sur) porque ellos no tenían costumbre de matar leones "por deporte", sino que lo hacían sólo si algún león se comía sus vacas. Por tanto debo concluir que este fenómeno de justificación "imperialista" de la caza del tigre y el león fue típicamente británico. Entonces, ¿una vez liquidado su Imperio terminó la caza imperialista? Pues vamos a verlo.
En la India independiente, el tigre continuó cazándose. En parte porque los británicos inventaron el "turismo de cacerías", al igual que sucedió en África, y los indios heredaron la mentalidad británica de que la fauna está para satisfacer el ocio de los humanos, matándolos si es preciso y ganando dinero con ello. Esta mercantilización de la fauna silvestre también agravó otra caza "milenaria" del tigre que se hacía para la tristemente famosa "medicina tradicional china", que "aprovecha" partes del tigre para elaborar sus pociones y sus placebos.
Las mafias de la denominada "medicina tradicional" china son las actuales exterminadoras del tigre |
Sin embargo, la caza llamémosla "medicinal" era algo milenario y nunca provocó exterminio alguno en la fauna silvestre. Pero ahora, con las armas europeas, con la mentalidad europea de que la fauna es una mercancía de la cual extraer beneficio y con las cada vez más empobrecidas capas de población en los nuevos estados fallidos tras las independencias, la "caza medicinal" se convirtió en un negocio operado por mafias, algo que históricamente nunca fue. Y es la "medicina" tradicional china la verdadera responsable del actual exterminio del tigre. Pero, como has visto, en gran parte se trata de una herencia de las "cacerías imperiales británicas", que enseñaron a indios y chinos que el tigre era una "gallina de los huevos de oro".
En cuanto a la vieja cacería "normal", la Señora Indira Gandhi, que tenía los ovarios del tamaño de una plaza de toros, decidió en 1972 que ya estaba bien de matar tigres por testosterona, y prohibió su caza para siempre.
En África sucedió más de lo mismo con el león. Los británicos inventaron el moderno negocio del "safari" para cazar animales salvajes, y ya el mismo Patterson en 1906 explicaba en su libro cómo organizar un safari en África y cuánto costaría: 400 libras esterlinas por una excursión de tres meses. Esas 400 libras de 1906 hoy serían la astronómica cifra de 72.000 libras esterlinas. Una fortuna que nadie iba a dejar escapar. Por eso hoy quedan sólo 20.000 leones, y bajando.
Porque, a pesar del auge de los safaris fotográficos, alguien ha decidido que los africanos no pueden vivir hoy de otra cosa más que de matar leones o leopardos. Y el león no está protegido y se sigue cazando por ese absurdo sentimiento de "prestigio" que un dentista de Minnesota siente cuando enseña a sus parroquianos la cabeza del león que cazó el año pasado.
Nuestra relación con la fauna silvestre debe cambiar ya |
El muy cretino. Qué frágil masculinidad la de estos fantoches si necesitan matar un animal para "sacar pecho" ante sus semejantes.
Ante este absurdo y este sinsentido: educación, educación y EDUCACIÓN.
Y afearles la conducta siempre. Siempre. Que no se sientan prestigiosos sino ridículos. De nosotros depende. Cuando alguien te enseñe su "trofeo", respóndele con naturalidad:
-"¿Ahora ya te sientes más machote?"
Y le vuelves la espalda, con elegancia y con desprecio.
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