El lobo rojo: el cánido fantasma americano

Querida hija:

En el año 1980 los medios de comunicación de todo el mundo estaban pendientes del año electoral de los EEUU, que acabaría con la victoria de Ronald Reagan y la pavorosa erupción del Monte Santa Helena, en California. Pero ninguno de ellos informó sobre la extinción en estado silvestre de un oscuro y misterioso cánido silvestre en los EEUU. Lo más interesante es que fue una extinción "programada", ya que los últimos 14 individuos en libertad fueron capturados para iniciarse un programa de cría en cautividad. ¿Quién es este elusivo y misterioso cánido? Hoy quiero contarte su historia.

Aspecto general de un lobo rojo


El lobo rojo: los hechos comprobables.

Cuando los primeros colonos europeos se establecen en la costa oriental de Norteamérica hacia el siglo XVII se encuentran con un país cubierto por espesos y esplendorosos bosques caducifolios templados, de los que aún hoy se pueden ver reliquias. Pronto empezaron a aplicarles el hacha y el fuego pero también pronto repararon en la presencia de un cánido salvaje en esos bosques, que les recordaba tantísimo a un viejo conocido de Europa, el lobo, que lo designaron con la misma palabra.

Los colonos europeos no repararon en que, en Europa, el lobo no era un animal forestal y aquí aparentemente sí lo era. Pero no se pararon a pensar estas cosas ya que le aplicaron al lobo que se encontraron la misma medicina que aplicaban en Europa: plomo, acoso y veneno para exterminarlo de las tierras que iban devorando poco a poco. Hay constancia, por ejemplo, de que entre 1768 y 1789 se pagaron recompensas por lobos muertos en Carolina del Norte. 

Lobo rojo tal como figuró en la obra de Audubon y Bachman (1851)


Sin embargo, por aquella época ya eran varios los naturalistas que empezaban a interesarse por este "lobo americano". En 1771 Mark Catesby describía los lobos de Florida y las Carolinas como exactamente iguales a los europeos pero algo más pequeños. En 1791 William Bartram reporta haber visto en Florida un lobo melánico, diferente a los lobos que había visto en Pensilvania y Canadá. Finalmente, habrá que esperar a 1851 cuando John James Audubon y John Bachman, refiriéndose a un lobo de Texas, describen oficialmente el taxón como una subespecie de lobo: Canis lupus rufus, denominándolo "lobo rojo tejano" e informando que este lobo también se encontraba en Florida y en otros estados del sureste de los EEUU. Significativamente lo describían como más "zorruno" que los los "otros" lobos.

Pronto surgirían naturalistas que defendían que este "lobo rojo" no era en realidad una subespecie de lobo sino un cánido distinto, una especie por derecho propio. Así lo defendió Outram Bangs en 1889 y en 1905 Vernon Bailey, quien "bautiza" a la nueva especie como Canis rufus, opinión que fue refrendada en 1937 por Edward Goldman. Pero esta visión no fue compartida por toda la comunidad científica, que ha estado dividida en realidad durante todo el siglo XX sobre este particular, que no se ha resuelto satisfactoriamente hasta hace muy pocos años, ya en el siglo XXI como luego te voy a contar.

El exterminio del lobo rojo.

Mientras los naturalistas discutían si era lobo o si era lobo rojo, el pobre cánido era exterminado sin piedad. Los invasores anglosajones destruyeron los bosques que eran hogar del lobo rojo y de su principal presa, el ciervo de Virginia, para plantar sus fábricas, sus plantaciones de maíz y algodón y sus granjas de vacas. Sin contar la persecución directa incesante. El enigmático cánido iba desapareciendo a marchas forzadas de su tierra originaria.

Mapa que muestra el rango geográfico originario del lobo rojo, la situación de su última población silvestre y la de la población reintroducida


Hacia 1920 el lobo rojo había sido exterminado de los estados atlánticos, y hacia 1930 sólo sobrevivían dos poblaciones de lobo rojo: una en los Montes Ozark/Ouachita (estados de Arkansas, Oklahoma y Missouri) y la otra en los pantanos del sureste de Texas y el Suroeste de Luisiana. La población de Ozark, a su vez, fue exterminada en 1944 con lo que los lobos rojos dejaron de existir al este del Mississippi. Justamente ese año Goldman definía tres subespecies para el lobo rojo:

C. r. floridanus, que era endémico de Florida
C. r. gregoryi, en el Valle del Mississippi
C. r. rufus, en Texas, que era la única subespecie que aún sobrevivía en los pantanos a caballo de Texas y Luisiana.

En 1966, ante el riesgo inminente de exterminio, las autoridades federales protegen al lobo rojo y en 1968 se empieza a planear una operación de cría en cautividad. En 1969 se captura el primer ejemplar destinado a este programa y se le envía a Tacoma, Washington.  En 1971, los estudios que se están llevando a cabo con los últimos lobos rojos arroja un resultado inquietante: una fuerte hibridación con coyotes lo que acelera el programa de cría en cautividad y en 1975 se decide capturar a todos los lobos rojos que quedaban en libertad para realizar con ellos el programa de cría y futura reintroducción. Los últimos lobos rojos que quedaban en estado salvaje son capturados en 1980. La especie queda extinguida en estado salvaje y su futuro queda al albur de un programa de cría y reintroducción que se revelará difícil y lleno de problemas.

Lobo rojo cazado en 1947 en Winnfield, Luisiana


Cría y reintroducción

El primer problema que se encontraron las autoridades fue la intensa hibridación de los últimos lobos rojos con coyotes. Desde 1974 se habían capturado unos 400 lobos rojos, de los cuales solo 14 eran, al parecer, "puros", con lo que se tuvo que empezar el programa a partir de estos 14 lobos rojos, con todos los problemas subsiguientes de baja variabilidad genética y cuello de botella genético.

En 1976 empiezan algunas sueltas experimentales en Bull Island, Refugio Nacional de Vida Salvaje de Cape Romain, Carolina del Sur y en 1987 empieza la reintroducción propiamente dicha en el que sería el lugar elegido definitivamente: los pantanos del Refugio Nacional Alligator River, en Carolina del Norte. Aunque será ésta la principal área de reintroducción del lobo rojo, se escogieron otros tres lugares complementarios:

- Horn Island, costa del estado de Mississippi, en 1989, de donde tuvieron que ser evacuados los animales en 1998 por la excesiva proximidad de humanos.

- Isla Saint Vincent, Florida, en 1990

- Cape St. George Island, cerca de Apalachicola, Florida, en 1997

Mapa de la zona donde se ha reintroducido una población de lobo rojo


En 1991 se realizó un intento de reintroducción en el Parque Nacional Smoky Mountains, entre Carolina del Norte y Tennessee, pero esta reintroducción fracasa en 1998.

El éxito de estas reintroducciones ha sido desigual, ya que los animales siguen expuestos a atropellos en carretera y a muerte por caza y envenenamiento ilegales. Así, en 2020 sólo había 19 lobos rojos en estado silvestre reintroducidos, 12 de ellos sin radio-collar de control y 7 de ellos con radio-collar y sin constancia de nacimiento de cachorros en estado silvestre desde 2018.

Paralelamente al incierto futuro de los lobos rojos reintroducidos seguía abierto el debate sobre si se trataba de una genuina especie en peligro de exterminio o si se trataba de "vulgares" cánidos híbridos de lobo y coyote en cuyo caso legalmente no tendrían derecho a protección federal ni a ningún tipo de programa de cría y reintroducción. Por lo que se impone ahora una parada en esta narración para entender si el lobo rojo es, en efecto, una especie diferente de lobos y coyotes.

Lobo rojo reintroducido capturado por una cámara de fototrampeo


La enigmática naturaleza del lobo rojo

Lo primero que debemos considerar es su aspecto. Si bien externamente y en un primer golpe de vista el lobo rojo parece que es un lobo, debes darte cuenta que su tamaño es exactamente intermedio entre lobos y coyotes: más pequeño que un lobo y más grande que un coyote. Su pelaje es muy característico, con los reflejos rojizos que han dado nombre a la especie. Pero estos rasgos morfológicos externos, por sí solos, no nos dicen nada sobre su naturaleza y pueden perfectamente interpretarse precisamente como un indicio de ser un híbrido de lobo y coyote.

Comparativa entre lobo (izquierda), lobo rojo (centro) y coyote (derecha)


Es cierto que los estudios morfológicos (esqueleto, dentición, cráneo, etc...) de Goldman entre 1937 y 1944 y los de Nowak en los años 70 fueron muy exhaustivos y ambos concluyen en que el lobo rojo es una especie distinta de lobos y coyotes, al final son los estudios genéticos los que nos van a sacar de las dudas. Para entender los resultados genéticos a los que se ha llegado, debes entender primero la historia de los grandes cánidos de Norteamérica.

En América del Norte hay tres especies de lo que podemos llamar "grandes cánidos": el lobo (o, como se denomina en Norteamérica, lobo gris), Canis lupus, el coyote (Canis latrans) y el lobo rojo (Canis rufus). Los cánidos parecen haberse originado como grupo en América del Norte y luego parte de ellos migraron a Eurasia a través de Beringia. El género Canis evoluciona en Asia y varios linajes vuelven a América del Norte, entre los cuales se encuentra el ancestro común de coyotes y lobos rojos.

En efecto, los estudios genéticos comparativos entre lobos, coyotes y lobos rojos han tenido su parte de controversia ya que siempre había pegas y discusiones en cuanto a la metodología usada o el tamaño y naturaleza de las muestras utilizadas. Finalmente, tras exhaustivas revisiones, en 2019 los expertos llegaron a un mínimo consenso. La primera de las conclusiones que tienes que saber es que el lobo rojo está taxonómicamente más cerca del coyote que del lobo. En otras palabras, lobos rojos y coyotes tienen un origen común. Los fósiles de coyote más antiguos que se conservan datan de hace 780.000 años.

El lobo Canis lupus llegó en una oleada migratoria más tardía puesto que, aunque se conocen fósiles de lobo en Alaska de 1 millón de años, su gran expansión por Norteamérica data de hace unos 500.000 años. Entró en juego la libre competencia ecológica entre las tres especies, con su selección natural correspondiente, todo ello en el marco de la alternancia entre periodos glaciales e interglaciales norteamericanos. Finalmente, tras la retirada de los glaciares hace unos 10.000 años, los bosques colonizan el este de Norteamérica y el lobo rojo se adapta a ellos mientras que el coyote desaparece del este del Mississippi, y compartiendo el Oeste de los EEUU y las Grandes Llanuras desde entonces. 

En otras palabras, al oeste del Mississippi se establecen firmemente lobos y coyotes, en espacios abiertos, y al este del Mississippi el lobo rojo, más forestal con requerimientos ecológicos muy diferentes. Desde entonces el lobo rojo ocupará un espacio que va desde el Golfo de México hasta el Valle del Ohio y Nueva Inglaterra, y desde la costa atlántica hasta el bajo valle del Mississippi, que es donde se lo encontraron los colonos europeos.

Arbol filogenético que muestra la posición taxonómica del lobo rojo y sus hibridaciones con coyotes y lobos


Pero las tres especies también se hibridaron entre sí. Esto no es de extrañar ya que el género Canis es relativamente reciente, y tratándose de especies evolutivamente poco diferenciadas y que compartieron espacio en Norteamérica, hubo lo que hubo. Los estudios genéticos nos muestran que los lobos norteamericanos tienen introgresión genética de coyotes y que los coyotes la tienen también de lobos y de lobos rojos. Por su parte, el lobo rojo tiene un 70% de coyote y un 30% de lobo.

- Pero, papá, me estás liando. ¿No decías antes que la hibridación de lobos rojos con coyotes eran un problema para su conservación y para su propia identidad oficial y legal como especie? ¿cómo que un 70% de coyote?

Verás, hija mía. La hibridación es uno de los medios por los que una especie se forma. Y eso no le resta validez taxonómica. Un buen ejemplo lo tienes en el bisonte europeo (Bison bonasus), que genéticamente es un híbrido entre el uro (Bos primigenius) y el bisonte de estepa (Bison priscus). O en otras palabras, una cosa es una especie híbrida o de origen híbrido y otra cosa diferente es que individuos de diferentes especies se hibriden en un territorio dado.  El problema del lobo rojo no es la hibridación en sí misma sino de cuándo se produce esta hibridación. Y el límite se ha puesto en 1920. Si la hibridación se produjo antes de 1920 se considera válida y el estatus del lobo rojo como especie se mantendría. Pero si la hibridación se produjo después de 1920, entonces ya no vale. ¿por qué?

Cuando los colonos estadounidenses invaden el Oeste, rompen el equilibrio que había entre los tres grandes cánidos americanos. Una vez colonizado el Oeste, exterminan al lobo de este vasto territorio como te expliqué en esta crónica. El lobo es un super-depredador y el coyote es un mesocarnívoro. Esto quiere decir que el lobo mantenía controlada la población de coyotes depredando sobre ellos. Cuando el lobo es exterminado, el coyote ve cómo desaparece el único dique que lo mantenía controlado al oeste del Mississippi y hacia 1900 empieza una incontenible expansión al este del Mississippi, expansión que aún no se ha detenido y lo ha llevado hasta la frontera con Colombia.

En 1920 el coyote invade los estados del Este, donde entra en contacto con la declinante población de lobos rojos, produciéndose desde entonces la hibridación moderna, que se considera de origen antrópico ya que fue el ser humano quien, al exterminar al lobo, propició que los coyotes invadieran el Este y se hibridaran con el lobo rojo. Si esta hibridación fuera la que dio origen a la moderna población del lobo rojo, entonces se consideraría que éste ya no es una especie "natural" sino "artificial" originada en cierto modo por el ser humano, y entonces no tendría derecho a protección porque el lobo rojo "histórico" se habría extinguido haría mucho. ¿Entiendes ahora por qué se trazó el año 1920 como límite para distinguir la hibridación natural de una "artificial"?

Cartel informando de la presencia del lobo rojo en Carolina del Norte


Los estudios genéticos muestran que la separación entre coyotes y lobos rojos puede haber tenido lugar en un intervalo entre hace 175.000 y 55.000 años. Si bien los diferentes estudios no han llegado a poder afinar más este intervalo, lo que sí demuestran es que tanto la separación taxonómica entre coyotes y lobos rojos como su temprana hibridación tuvieron lugar muchísimo antes de la llegada de los colonos europeos. O, dicho de otro modo, cuando los colonos europeos llegan a Norteamérica, ya se encontraron con un lobo rojo que era una especie históricamente separada e individualizada con respecto del coyote, y con una cierta importante presencia genética de coyote heredada de antiguas hibridaciones. Es, pues, una especie natural y no mediatizada por el ser humano.

Quedaría por tanto una sola pregunta por responder: ¿existe continuidad entre la población "histórica" de lobo rojo y la exigua y muy hibridada población "moderna"?

Aquí los genetistas tienen un problema ya que no cuentan apenas con genomas completos de lobos rojos "históricos" (anteriores a 1900) para compararlos con el genoma de los lobos rojos modernos (poblaciones reintroducidas y en cría en cautividad) y con coyotes y lobos. Ahora bien, los datos disponibles sugieren que sí existe esa continuidad genética entre lobos rojos históricos y actuales. Pero se necesita más investigación para establecer esta conclusión de una forma incontrovertible.

Lobo rojo atravesando una carretera cerca de Manns Harbor, Carolina del Norte


En 2018 se hizo un descubrimiento sensacional que puede arrojar luz sobre el origen y naturaleza de esta elusiva especie. En la isla tejana de Galveston, frente a Houston, existe una población de cánidos silvestres hasta ahora identificados como coyotes. Se encontró que dos individuos de esta población tenían en su genoma expresión de ciertos genes procedentes de lobo rojo que no se encuentran en la actual población de lobo rojo reintroducida y en cautividad. Esto significa que estos coyotes guardan en su genoma el rastro de un linaje genético de lobos rojos hoy desaparecido o "fantasma". Se encontró este mismo rastro en coyotes del sudoeste de Luisiana, en porcentajes que varían desde el 55% al 100% del genoma examinado. Recuerda que justo aquí, sudeste de Texas y sudoeste de Luisiana sobrevivió la última población silvestre de lobo rojo.

Lo que abre interesantes perspectivas.

Qué más sabemos del lobo rojo

A pesar de que taxonómicamente el lobo rojo está más relacionado con el coyote como has visto antes, su comportamiento es más parecido al del lobo pues es más social que el coyote. Viven en grupos compuestos por una familia extendida formada por la pareja reproductora y la descendencia de varios años. Tienen una sola estación reproductiva anual, que se desarrolla en Enero/Febrero y los partos en Marzo/Abril, convirtiéndose los jóvenes en sexualmente maduros a los dos años de edad.

Pareja de lobos rojos con su cachorro


Tanto el macho como la hembra cuidan de los cachorros, y construyen sus madrigueras tanto sobre el suelo como excavadas en las faldas de pequeñas colinas arenosas dependiendo del terreno donde vivan. En los años 1970 se encontró que sus territorios eran grandes y oscilaban entre los 65 y los 129 km2 de extensión con una media de 90 km2 por individuo y 124 por grupo familiar. En la población reintroducida en Carolina del Norte se ha encontrado que los lobos rojos siguen constituyendo territorios significativamente más grandes que los de los coyotes.

En cuanto a su alimentación, en su época dorada el lobo rojo depredaba principalmente sobre el ciervo de cola blanca (Odocoileus virginianus), presa que también le fue arrebatada por los cazadores humanos al mismo tiempo que su propio hábitat originario. La actual población reintroducida también depreda sobre este ciervo pero ha aumentado el menú depredando también sobre mapaches y conejos, y hay constancia de que la última población silvestre en los pantanos de Texas y Luisiana consumía una elevada proporción de roedores, especialmente rata almizclera, coipú (introducido en los EEUU), conejo de los pantanos y rata de los arrozales.

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