¿Plaga de conejos o plaga de humanos?

Querida hija:

Desde hace algunos años, las plagas de conejos se han hecho más frecuentes en España y saltan a los medios de comunicación tanto escritos como audiovisuales. Yo mismo he podido comprobarlo recorriendo el Sur de la Comunidad de Madrid, donde los conejos te saltan por decenas en según qué tipo de terrenos. Incluso los veo en pleno casco urbano de Madrid y otras localidades campando por sus respetos. Ciertamente, estas plagas son una pesadilla para los agricultores, que padecen pérdidas millonarias. Pero no podemos quedarnos en la anécdota, en lo superficial, y tenemos que investigar hasta encontrar la categoría, la raíz del problema. Y mucho me temo que, como siempre, el ser humano no sale bien parado. Voy a intentar que entiendas de dónde viene este problema.

Conejos silvestres en Aragón.


Introducción: el conejo europeo

Nuestro protagonista es el conejo europeo, Oryctolagus cuniculus, un lagomorfo de la familia Leporidae. Posiblemente el conejo estuvo extendido por la europa centro-occidental durante el Pleistoceno pero las glaciaciones lo obligaron a buscar refugio en la Península Ibérica, donde los estudios genéticos nos hablan de la existencia de dos linajes genéticos distintos en forma de dos subespecies: la nominal, más grande, en el nordeste, y una más pequeña en el suroeste: O. c. algirus, con una zona de solape genético entre ambas en una amplia diagonal que divide la Península de noroeste a sureste. Estas dos subespecies se interpretan como reminiscencias de, al menos, dos refugios glaciales.

Ciclo de vida del conejo silvestre


Por eso suele decirse que el conejo europeo tiene su origen en la Península Ibérica, donde estaban distribuidos cuando llegan los fenicios hacia el siglo XII a. C. En su Fenicia natal no había conejos por lo que les sorprendió encontrar estos animalitos tan monos, y que les recordaban mucho a los damanes (Hiracoideos) que había en su patria. Por eso, ellos denominaron a las tierras que colonizaron aquí I-Shefan-im, que podría traducirse como "Tierra de damanes", y que a través del griego y del latín acabaría transformándose en Hispania, y de ahí "España". Debemos nuestro nombre nada menos que al conejo.

Los romanos, en cambio, sí conocían la liebre por lo que cuando conocieron los conejos en Hispania en seguida los relacionaron, Plinio el Viejo escribía: "Existe también una especie de liebre en España que se denomina cuniculus. Es extremadamente prolífico y ha llegado a causar hambre en las Baleares al haber destruido las cosechas". Aquí hay dos informaciones interesantes. La primera es la etimología del nombre "conejo", que viene del latín cuniculus y se cree que éste (a través del griego), viene de la palabra ibera kýniklos, que era la palabra con la que denominaban al conejo.

Distribución del conejo europeo: rojo, autóctono. Morado, introducido


La segunda cosa que indica Plinio es que había plaga de conejos en Baleares, algo más antiguo de lo que creemos. Los estudios genéticos indican que el conejo fue introducido por mano humana en las Baleares hace 4.000 años, donde casi no tenían depredadores naturales, pero en tiempo de los romanos se continuó esa introducción de conejos, al igual que hicieron en buena parte de la Europa romana, ya que los romanos aprendieron a usarlos culinariamente y a criarlos en cautividad, si bien parece ser que la cunicultura tal como la conocemos hoy día surgió en los monasterios franceses en el siglo XII. Fueran los romanos o fueran los monjes medievales, lo cierto es que tanto el conejo silvestre como el doméstico se extenderían por Europa por mano humana.

Hoy en día el conejo silvestre vive en toda la Europa centro-occidental y mediterránea, habiendo sido introducido también en las Canarias, en las islas del Mediterráneo, en el Norte de África y, en tiempos más modernos, en Australia, Nueva Zelanda, Chile y Argentina. Pero no es objeto de esta crónica el hablar de esas introducciones sino centrarme en contarte lo que sucede en la Península Ibérica.

Biología e historia reciente del conejo ibérico

Los conejos tienden a preferir tierras bajas, por debajo de 1.200 - 1.500 metros y al tratarse de un animal herbívoro-pastador, su hábitat ideal es un mosaico de pastizales y matorrales, con áreas de refugio cercanas. Para excavar sus conejeras la existencia de taludes de tierra es un factor muy importante sobre todo en toda el área central de España. Un porcentaje ideal para el conejo sería un paisaje distribuido aproximadamente en un 40% de matorral, 35% de pastizal y 25% de suelo desnudo.

Distribución de las subespecies de conejo europeo en la Península Ibérica


Precisamente donde es más abundante el conejo es en una zona central de España que ocupa las provincias de Toledo, Ciudad Real, Madrid y Jaén. No se te escapa que, de estas cuatro provincias "conejeras", tres de ellas son eminentemente cinegéticas: Toledo, Ciudad Real y Jaén. Ya puedes empezar a intuir por dónde va la cosa.

Tróficamente, el conejo ha sido definido como un "pastador desde un punto central". Este punto central suele ser su madriguera, y en torno a la cual el conejo recorre una cierta distancia donde se alimenta. Si bien su dieta comprende un amplio espectro de plantas, prefiere las herbáceas pero es capaz de discriminar según la época del año: en invierno y primavera prefiere las partes vegetativas de las gramíneas y las inflorescencias en verano. En años de escasez, o en áreas pobres, el conejo se lanza a arbustos, frutos y cortezas. Aquí tienes una segunda clave para entender las "plagas" como discutiremos más adelante.

Concentración de conejeras en Mondéjar. Foto: Ser/Guadalajara


El conejo es una especie clave en los ecosistemas mediterráneos ya que es la base (o una buena parte) de la alimentación de más de veinte especies depredadoras, algunas tan importantes como el lince ibérico, el águila imperial, el búho real (en España), el águila real, el zorro, el turón, el ratonero, las serpientes (que depredan sobre los gazapos), etc, hasta el punto que el declive del conejo fue una de las razones del subsiguiente declive del lince ibérico.

Lo que hace el lagomorfo como respuesta evolutiva hacia tantos depredadores es una estrategia reproductiva basada en la abundancia de descendientes: tiene un periodo reproductivo típico entre noviembre y junio pero dependiendo de las condiciones climáticas las hembras pueden estar receptivas todo el año. Tras una gestación de 30 días la coneja pare camadas de entre 4 y 12 gazapos, pero si las condiciones son buenas la coneja puede tener más de una camada al año, y esto a partir de una madurez sexual que se alcanza a los diez meses. La ovulación es inducida por la cópula por lo que el éxito fecundatorio aumenta mucho.

De modo que la abundancia de conejos es equilibrada por una abundancia y diversidad de depredadores. Todos contentos, ¿no?. Pues no. Porque como siempre el ser humano metió la mano y desequilibró el asunto.

Un lince ibérico captura un conejo


En primer lugar, porque el conejo es especie cinegética muy apreciada. Por lo cual, en el infame sistema de cotos y fincas cinegéticas que padecemos, el propietario tiende a exterminar a los depredadores del conejo. Legal e ilegalmente. No es casualidad, por tanto, que las provincias cinegéticas sean las que presenten mayor densidad de conejo. Y sí, también hay granjas cinegéticas que crían conejos para soltarlos en cotos y fincas. Para "repoblar", según expresión cinegética.

Y claro. Más de cien años exterminando a los depredadores del conejo pasan factura, y pronto empezaron las "plagas" de conejo que acababan afectando a los cultivos agrícolas. Había que "controlar" al conejo y por ello se abatió sobre el conejo un desastre de proporciones bíblicas: la mixomatosis.

La mixomatosis es una enfermedad de origen vírico que tiene su origen en América del Sur. Allí existen conejos autóctonos del género Sylvilagus que han adquirido inmunidad natural contra ella, y por tanto la padecen sólo de forma leve. Pero los conejos europeos que fueron introducidos en Chile y Argentina pronto se infectaron de ella. En 1950 los australianos vieron el cielo abierto e introdujeron la mixomatosis en su país para eliminar la pavorosa plaga de conejos que allí se había declarado desde su introducción en 1859 para divertimento de cazadores. Funcionó en parte al reducir la población de conejos de seiscientos millones a "sólo" cien millones en dos años.

Daños causados por conejos en un cultivo de Pedro Muñoz


Entonces en 1952 a un señor francés de cuyo nombre no quiero acordarme, harto de la plaga de conejos en su finca, introdujo allí la enfermedad, que acabó propagándose a la vecina España. Aquí la población se conejos se redujo en un 70%, afectando de paso al lince ibérico y al águila imperial ibérica. En 1988, además, se introdujo en España la Enfermedad Vírica Hemorrágica, a través de conejos domésticos infectados desde China, que también ha ayudado a continuar el desastre.

De modo que el conejo, en realidad, es una especie en declive en España, y cuya población sólo está empezando tímidamente a recuperarse de los desastres de la mixomatosis y la EVH. Entonces, te preguntarás, ¿de dónde y por qué salen las "plagas de conejos" si es una especie amenazada y en declive?

El por qué de las plagas de conejos.

Para entender el por qué de las recurrentes plagas de conejos que durante los últimos años proliferan en diversas áreas agrícolas de España, quiero que prestes atención a este documento editado este año por la Junta de Castilla - La Mancha: Criterios técnicos para la declaración de comarca de emergencia cinegética. en base a datos de abundancia y comarcas de gestión de conejos en Castilla - La Mancha.

Básicamente lo que hace este documento es estudiar la abundancia del conejo en Castilla - La Mancha y extraer conclusiones de los datos que favorecen esta abundancia. En primer lugar, se detecta que la abundancia del conejo en Castilla - La Mancha es significativamente mayor en una diagonal que va desde la provincia de Toledo hasta la de Albacete, siendo muy significativamente menor en las zonas montañosas de Guadalajara y Cuenca, y en las zonas de monte mediterráneo del oeste de Toledo y Ciudad Real.

El exterminio de depredadores del conejo como el zorro es una de las razones que favorecen las plagas de conejo


El documento estudia las razones por las que el conejo es más abundante en esa diagonal central de la Comunidad, y llega a las siguientes conclusiones:

- Es un área muy atravesada por autopistas y autovías. Esta red de carreteras presenta taludes que favorecen la excavación de conejeras, y por sus características, ofrece refugio a los conejos (aunque también aumentan allí los atropellos).
- Es un área casi ocupada al 100% por cultivos agrícolas, con casi nula presencia de vegetación natural
- Es un área con muy baja presencia de depredadores naturales del conejo
- Las comarcas donde el conejo es más abundante coinciden casi en un 80% con comarcas donde se realiza "gestión" y "control" del zorro.

Es decir, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que el conejo forma plagas de forma local en áreas donde se ha eliminado toda posibilidad de alimentación natural para el conejo, obligándole a alimentarse de los cultivos, y en áreas donde, además, se han eliminado sus depredadores naturales. De hecho, entre las conclusiones del documento (insisto: el autor es la Junta de Castilla - La Mancha, no ninguna organización ecologista) recomiendan la recuperación de áreas de vegetación natural donde el conejo pueda alimentarse y que se suspenda el "control" del zorro al menos en las comarcas donde la abundancia del conejo es excesiva. Ves cómo la mano del hombre es la que está detrás de las plagas de conejo.

Los grandes beneficiados por la plaga de conejos son los cazadores, que dan rienda suelta a su odio sangriento a la fauna silvestre


Y sin embargo, curiosamente ninguna de estas sensatas medidas se ha implementado. Se prefiere la vía "fácil" de soltar hordas de cazadores sedientos de sangre de conejo y mirar hacia otro lado con el empleo de venenos y químicos para envenenarlos. Pero todo esto será ineficaz para controlar a los conejos porque no se han eliminado las verdaderas razones de las plagas: falta de hábitat y de depredadores.

De modo que seguiremos viendo en los medios de comunicación a agricultores quejosos, y a cazadores satisfechos posando con tacadas de veinte o treinta conejos muertos. Y otros veinte o treinta zorros.

No tenemos remedio.

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