La fauna de México (II). Las Sierras Templadas

Querida hija:

Seguramente no exagero cuando te digo que las Sierras Templadas son la parte más desconocida de México para el europeo (y para no pocos mexicanos). Estas cadenas montañosas, que han permanecido mal estudiadas y exploradas hasta bien entrado el siglo XX, forman la espina dorsal del territorio mexicano. Territorios de grandísimo valor ecológico ya que constituyen la transición entre el mundo neártico norteamericano y el mundo neotropical centro y sudamericano. En esta segunda entrega sobre la fauna mexicana voy a tratar de explicarte lo más importante de su zoología en las pinceladas más sencillas que me sea posible.

Parque Natural Mexiquillo, Sierra Madre Occidental - Durango. Foto: Raer (Wikipedia)

Introducción: las Sierras Madre.

Lo que yo denomino "Sierras Templadas" son un conjunto de tres grandes cadenas montañosas comunicadas entre sí, formando una gran "U" con la abertura hacia el Norte: geográficamente forman el reborde montañoso que encierra y defiende la Altiplanicie central mexicana. Hacia el Oeste Mexicano se extiende la mayor cadena montañosa del país: la Sierra Madre Occidental, que corre paralela a la costa del Pacífico de Norte a Sur a lo largo de 1.500 km y recorriendo los Estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango, Nayarit, Aguascalientes y Jalisco. Se trata de un relieve fuertemente abarrancado, que alberga espectaculares cañones más espectaculares que el famoso Cañón del Colorado como la Barranca del Cobre, y cumbres que alcanzan los 3.300 m de altitud.

Mapa en el que aparecen las tres Sierras templadas consideradas en esta crónica. Enlace aquí

Vayamos ahora al brazo oriental de la "U": la Sierra Madre oriental sigue también una dirección aproximadamente paralela al Golfo de México y recorre durante 1.000 km los Estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo y Puebla. Las mayores cumbres de esta cadena montañosa alcanzan los 3.700 m de altitud.

Finalmente, uniendo los extremos meridionales de ambas Sierras Madre, y corriendo transversalmente de Oeste (Jalisco) a Este (Puebla), tenemos el Sistema Volcánico Transmexicano, que recorre el corazón de México a lo largo de 1.000 km. Se trata de una cadena montañosa de carácter volcánico, que forma parte del Anillo de Fuego del Pacífico, y jalonada por las montañas más altas de México, todas ellas volcanes que superan de largo los 4.000 y 5.000 metros, como el Colima, el Popocatepetl, el Iztaccihuatl, el Orizaba o el Citlaltepetl, entre otros. Aquí, en las faldas del Orizaba a más de 4.000 metros de altitud se halla el bosque templado más alto del mundo.

Barrancos rocosos en Sierra Madre Occidental. Foto: @clandestino_20 (Flickr)

Como ya te adelanté en la primera entrega de esta serie, las Sierras Madre tienen la particularidad de presentar un piso templado/frío superior, donde domina la vegetación de pino-encino (pino-robledal). Este piso de vegetación aparece en las Sierras Madre Occidental y Oriental a partir de los 1.000 - 1.500 metros de altitud, y a partir de los 2.200 metros en el Sistema Volcánico Transmexicano, donde en las mayores altitudes se encuentran también magníficos bosques mixtos pino-coníferas, cedros o abetos. No puedes imaginarte la riqueza de pinos que hay aquí: sólo en Sierra Madre Occidental hay 24 especies del género Pinus, de un total de unas 50 especies para todo México. Para que tengas un término de comparación, te diré que en España tenemos sólo ocho especies de pinos. Pero el género Quercus no se queda atrás con 54 géneros

Pico de Orizaba en el Sistema Volcánico Transmexicano. Foto: Jaime Ávalos

Por debajo de los 1.000 metros dominan los bosques de robles, y el matorral árido en las vertientes que dan al Altiplano central, cuya fauna ya te expliqué en la primera entrega de esta serie. Pero en las vertientes más bajas de estas sierras, especialmente en las llanuras costeras del Pacífico y del Golfo, aparece el bosque tropical, que dependiendo de la orientación y de la Sierra, puede ser húmedo o seco, incluso también (sobre todo en la Sierra Madre Oriental) bosques nublados (llamados aquí bosques mesófilos de montaña). Por el piso superior templado, llamado "Madrense", penetran hacia el Sur las especies norteñas, neárticas, y por las selvas tropicales que penetran en los barrancos de las montañas suben hacia el Norte las especies neotropicales.

Los grandes depredadores: donde el lobo se encuentra con el jaguar.

Y este carácter de unión entre lo neártico y lo neotropical se ejemplifica a la perfección porque en estas Sierras se produce la confluencia de los dos grandes super-depredadores del continente americano: el norteño lobo (Canis lupus) y el sureño jaguar (Panthera onca). Más adelante volveremos más detalladamente sobre estos. Ya te hablé del puma y del lince rojo en el capítulo de la fauna desértica mexicana, especies ambas que también están presentes en las Sierras Templadas.

Lobo mexicano (Wikipedia)

Los grandes carnívoros han sido maltratados en México igual que en todas partes. El método es el mismo por doquier: primero invadimos sus dominios, después exterminamos sus presas naturales o las privatizamos para la caza llamada "deportiva", después les ponemos delante el ganado doméstico (las más de las veces desprotegido), y pretendemos que, muertos de hambre, no van a atacarlo. Y cuando finalmente no les queda más remedio que atacar el ganado humano, entonces se desata la guerra de exterminio.

Así, los grandes depredadores mexicanos una vez estuvieron extendidos por casi todo el territorio nacional, pero han sido diezmados en mayor o menor medida. Así, el oso pardo ha sido exterminado de México, y aquí había una subespecie endémica: Ursus arctos nelsoni. En cuanto a los demás, no han sido exterminados pero sus poblaciones son sólo un pálido reflejo de lo que fueron antaño, y ahan quedado relegados y confinados en las Sierras Madre. 

Así, el oso negro americano (Ursus americanus eremicus) fue una vez común en las montañas del Norte de Coahuila como las Sierras de las Maderas, del Pino y de San Marcos, en la Reserva de Mezquital, en Durango, en la Sierra de Pinabete, Jalisco, y a lo largo de la frontera entre Jalisco y Nayarit. Hoy día es mucho más raro, pero puede encontrársele en la Sierra del Burro, Coahuila, en Nuevo León incluso en los alrededores de Monterrey, en casi toda la Sierra Madre Occidental de Chihuahua, y también en Durango y Zacatecas.

El oso negro americano también se encuentra en territorio mexicano (Foto: enlace)

Otro gran super-depredador presente en estas Sierras mexicanas es el águila real (Aquila chrysaetos, ssp. canadensis). Esta magnífica águila tiene una gran significación cultural en México ya que los pueblos precolombinos la consideraban, cuando estaba con las alas extendidas, como el símbolo de los cuatro Rumbos Cósmicos, siendo el propio cuerpo del águila el Eje del Mundo. La leyenda fundacional del Imperio Mexica dice que los aztecas, en su migración desde el lejano Norte tendrían que aposentarse allá donde contemplasen un águila real posada sobre un nopal y devorando una serpiente, cosa que se cumplió en lo que fue la Laguna de México, donde establecieron su capital, Tenochtitlán, y por eso figura también en el Escudo de México. Además, los aztecas fundaron una clase especial de su infantería llamada "Los Guerreros Águila (cuauhteuctli)".

Pero el águila real en México es escasa, aproximadamente unas 70 parejas distribuidas por las Sierras del Norte del País, especialmente en la frontera entre Zacatecas y Jalisco. El símbolo de México cae, como en otras partes, víctima del veneno y las colisiones con tendidos eléctricos.

El águila real figura en el Escudo de México

Y llegamos al legendario lobo, presente aquí con la más pequeña de las subespecies norteamericanas: el lobo mexicano C. l. bayleyi, que una vez estuvo extendido desde Arizona/Nuevo México hasta el Centro de México, pero que fue víctima de una cruel guerra de exterminio por parte de los mismos humanos que diezmaron sus presas naturales y le obligaron a atacar el ganado: así, en la década de 1940 fue exterminado del territorio que ocupaba en los EEUU y para los años 50-60 era ya rarísimo en territorio mexicano.

Pero las cosas cambiaron, y en 1976 la subespecie fue incluida en el catálogo de especies en peligro de los EEUU, y se inició un plan para su recuperación. Entre 1977 y 1980 Roy McBride capturó en Chihuahua y Durango cinco ejemplares, cuatro machos y una hembra, que se creen eran los últimos lobos mexicanos en libertad, y se inició en Arizona un programa de cría en cautividad apoyándose en ejemplares que vivían en Parques zoológicos y diversas instituciones. Para 1995 había una población en cautividad de 107 ejemplares y en 1998 se inició la reintroducción en los EEUU: en Blue Range y en el Apache National Forest, Arizona. Hoy día hay unos 187 ejemplares entre Arizona y Nuevo México.

Área originaria de distribución y zonas de reintroducción del lobo mexicano (mapa: CONANP)

Pero en México las reintroducciones no serían tan fáciles puesto que los humanos seguían con la mentalidad decimonónica de decidir que en esa tierra no podían vivir los lobos, dijera lo que dijera la Autoridad. El programa de reintroducciones comenzó en 2011: 5 lobos liberados en Sonora. Todos fueron exterminados excepto la hembra, que logró sobrevivir nueve meses. En 2012 se liberó un macho para que pudiera juntarse con esta hembra superviviente pero fue muerto a su vez por mano humana. Esta hembra continuó sus correrías hasta que se perdió la señal de su radiocollar, pero demostró que el lobo mexicano podía sobrevivir por sí mismo en sus antiguos territorios.

Dos parejas más fueron liberadas, ahora en Chihuahua, en octubre de 2012 y abril de 2013, pero tres de los cuatro ejemplares fueron, una vez más, exterminados por esos malnacidos. La última hembra logró sobrevivir escondiéndose de los humanos y aguzando ese legendario instinto de los lobos para sobrevivir en las más extremas condiciones, y logró juntarse con la tercera pareja liberada, en diciembre de 2013, pero poco después sería encontrada de nuevo abatida por mano humana.

Liberación de lobos mexicanos en Chihuahua (Foto: Napoleón Fillat/CONANP)

Pero los lobos están hechos de otra pasta. Pueden estar arrinconados y aparentemente contra las cuerdas, pero logran abrirse camino: en junio de 2014 esta última pareja daría a luz cinco cachorros: los primeros nacidos de forma salvaje y natural en territorio mexicano en los últimos 30 años. Había razones para la esperanza, a pesar de que la siguiente pareja liberada, en abril de 2014, también acabó mal. Porque no había vuelta atrás: en febrero de 2018 se efectuó la 11º liberación de lobos, en Chihuahua, de 5 ejemplares esta vez, y según los censos, en estos momentos existen unos 37 ejemplares de lobo mexicano campando por sus antiguas sierras.

En cuanto al jaguar, es innegable que su situación es bastante mejor que la del lobo mexicano pero no debes olvidar que, aun así, el ser humano le ha arrebatado el 60% del territorio histórico que ocupaba en las tierras mexicanas. Hoy día, en la región que nos ocupa, el jaguar ocupa hoy áreas tanto de la Sierra Madre Occidental como de la Oriental. Si en todo el territorio mexicano quedan hoy día unos 3.800 ejemplares, en Sierra Madre Occidental se concentran unos 1.350: 400 en Sonora y Sinaloa, en el sector medio de la costa del Pacífico (Nayarit, Jalisco y Colima) unos 300, y 650 en el tramo final de Michoacan a Chiapas.

Jaguar en Sierra Madre Oriental (Foto: Roberto Pedraza)

Suele considerarse que el jaguar es un habitante exclusivo de los bosques tropicales, pero se trata de un felino mucho más plástico y adaptable de lo que nos imaginamos, pues en México ha sido detectado en bosques templados (incluso a ciertas altitudes) y también en áreas desérticas. No obstante, es verdad que en las Sierras Templadas, suele ocupar las áreas de baja altitud de bosque tropical. Por ejemplo, en la Reserva de la Biosfera "El Cielo" (Sierra Madre Oriental, Tamaulipas), se ha detectado en bosque tropical húmedo, e incluso en bosques de niebla mientras que, por el contrario, en el Área Protegida de la Meseta de Cacaxtla (Sierra Madre Occidental, Sinaloa), ocupa bosque tropical seco caducifolio.

Todavía hay muy pocos lobos para comprobar qué tipo de segregación espacial existe entre ambos super-depredadores para no tener que competir entre sí, pero todo hace suponer que el jaguar ocupa sobre todo las tierras bajas mientras que el lobo se desenvuelve mejor en las tierras altas, bosques templados y áreas de matorral árido. Y es normal que así sea, ya que tanto lobos como jaguares depredan sobre las mismas presas principales en estas Sierras: los pecaríes de collar (Pecari tajacu) y de labios blancos (Tayassu pecari), el ciervo mulo (Odocoileus hemionus) y el de cola blanca (O. virginianus), si bien el jaguar puede depredar algo más sobre Roedores y también sobre los abundantes coatíes, representados en México por la especie de nariz blanca (Nasua narica), que se extiende desde el Sur de los EEUU hasta Centroamérica, donde ceden el testigo al coatí sudamericano.

Coatí de nariz blanca (enlace del dibujo aquí)

Bien, aparte de estos grandes depredadores y sus grandes presas, voy a tratar de hacerte una (forzosamente) pequeña selección de otros animales notables que podemos encontrar en las Sierras Templadas:

Más fauna de Sierra Madre Occidental

En cuanto a los herpetos, voy a destacarte dos especies: la rana Tarahumara (Lithobates tarahumarae), propia de los bosques de pino-encino pero también se la encuentra en los bosques tropicales de la vertiente del Pacífico. Antiguamente se hallaba también extendida por los EEUU, donde ha sido localmente exterminada. Por consiguiente, podemos considerar a esta rana como un endemismo mexicano. Aquí se hallan también representadas las serpientes reales, muy propias del área Oeste de Norteamérica, concretamente por la serpiente real de Sonora (Lampropeltis knoblochi), que presenta un mimetismo batesiano imitando el aspecto de la serpiente coral, venenosa.

Rana Tarahumara (Foto: Wikipedia)

Entre las aves de esta región, importante también como área de invernada de numerosas especies norteñas, puedo destacarte en primer lugar un precioso córvido: la chara pinta (Cyanocorax dickeyi),  que es endémica de una pequeña zona de Sierra Madre Occidental, entre Sinaloa y Durango, y es propia de bosques subtropicales de montaña, con abundantes plantas epífitas. También es endémica de esta sierra una subespecie de un precioso paseriforme, la reinita roja (o chile rojo), concretamente su subespecie de "orejas grises" (Cardellina rubra melanurus), existiendo en territorio mexicano, de donde es endémico,  otras dos subespecies.

Chipe rojo de orejas grises. Foto: Evaristo Hernández

Aparece aquí un trogónido (¿te acuerdas de cuando te hablé de los trogones?, el quetzal orejón (Euptilotis neoxenus), que es propio de Sierra Madre Occidental, con algunos puntos de nidificación en el Sistema Volcánico Transmexicano y en algunos lugares del SW de los EEUU. Cómo no, los loros están también presentes aquí, con la escasa cotorra serrana occidental (Rhynchopsitta pachyrhyncha), que cuenta con sólo unos 1.700 ejemplares. Una vez vivió también en el SW de los EEUU donde se ha intentado su reintroducción en Arizona, sin éxito. Contrariamente a lo que pudiera parecer, esta cotorra no mora en los bosques tropicales sino en los bosques de coníferas entre los 1.200 y 3.600 metros de altitud, entre Chihuahua y Durango.

Cotorra serrana occidental (Foto: Chris Wood)

En cuanto al resto de mamíferos de la región, sólo en el Estado de Durango, que puede ser considerado el corazón de la Sierra Madre Occidental, se han descrito 135 especies que muestran esa mezcla entre las dos biorregiones americanas, siendo el 38% de origen neártico, el 18% Neotropical, el 17% son especies compartidas y el 28% endémicas.

Entre los pequeños carnívoros puedo destacarte el tigrillo (Leopardus wiedii), el yaguarundi (Herpailurus yagouaroundi), la nutria neotropical (Lontra longicaudis annectens), que alcanza aquí su límite Norte de su distribución, o el zorrillo manchado común (Spilogale putorius).

Como en todas partes, los Roedores son los mamíferos más abundantes, destacando la rata canguro de cola de bandera (Dipodomys spectabilis), que presenta la particularidad de que en esta Sierra Madre Occidental aparecen representadas las dos poblaciones en las que está dividida esta especie: la norteña, en Sonora, Chihuahua y Zacatecas, y la sureña, en Aguascalientes y San Luis Potosí. También tenemos aquí una ardilla endémica de la región: la ardilla de tierra de Sierra Madre (Callospermophilus madrensis), que ocupa en este caso la zona de matorral árido propia de la vertiente occidental. Y también los inevitables ratones, con el ratón arbustero (Peromyscus boylii) y el ratón de roca de Zacatecas (P. difficilis), endemismo mexicano que vive en bosques montañosos entre los 2.100 y 3.100 metros de altitud, tanto en Sierra Madre Occidental como en la Oriental.

Ardilla de tierra de Sierra Madre Occidental (Foto: Juan Cruzado)

Más fauna de Sierra Madre Oriental

Sierra Madre Oriental tiene una gran riqueza en ornitofauna. Puedo destacarte aquí, entre las rapaces de tamaño mediano,  el aguililla de cola roja (Buteo jamaicensis), de amplia distribución norteamericana desde Alaska hasta las Antillas, el precioso picogordo tigrillo (Pheucticus melanoleucus), ampliamente distribuido en México y que, a las poblaciones residentes aquí se unen poblaciones invernantes más norteñas.

En el capítulo de las especies más restringidas, te destaco otro córvido, la chara papán (Psilorhinus morio), propia de bosques tropicales de tierras bajas por el Golfo de México hasta Centroamérica, la chachalaca oriental (Ortalis vetula), de distribución parecida a la chara papán, pero más propia de bosques secos y sabanas, la codorniz arlequín (Cyrtonyx montezumae). Permíteme llamar tu atención sobre las dos especies estrictamente endémicas de la Sierra Madre Oriental: la perdiz veracruzana (Dendrortyx barbatus), propia de los bosques de niebla y laderas frías de Veracruz y San Luis Potosí, y el mochuelo tamaulipeco (Glaucidium sanchezi), uno de los búhos más pequeños del mundo y que es propio de los bosques de niebla montanos desde el Norte de Hidalgo hasta el sureste de San Luis Potosí.

Codorniz arlequín (Foto: Dominic Sherony)

En lo que se refiere a los mamíferos, esta región hace honor a la gran riqueza de ardillas que tiene Norteamérica, con una especie endémica de esta zona, la ardilla de Nuevo León (Sciurus alleni) o el ardillón de roca (Otospermophilus variegatus), de distribución más amplia en México y en los EEUU. O también el ratón espinoso mexicano (Liomys irroratus), cuya distribución coincide casi exactamente con la Sierra Madre Oriental, y que alcanza los 3.000 metros de altitud.

Cómo no, los herpetos están también representados en estas Sierras orientales. Como por ejemplo la rana trepadora (Smilisca baudinii), bien distribuida en México y Centroamérica, la lagartija escamosa del mezquite (Sceloporus grammicus), de la bien representada familia Phrinosomatidae, que se distribuye desde Texas hasta Oaxaca y Veracruz, o su hermosísima congénere la lagartija espinosa de la Sierra de Arteaga (S. oberon), que es un endemismo mexicano y más concretamente del sector norteño de la Sierra Madre Oriental, desde Coahuila hasta Nuevo León.

Lagartija espinosa Sierra de Arteaga (Foto: Terry & Diana Hibbits)

La fauna del Sistema Volcánico Transmexicano

Y con esto llegamos a la última de las Sierras templadas mexicanas. Quiero llamar tu atención sobre dos diferencias fundamentales que tiene esta última cordillera si la comparamos con las dos Sierras Madre que anteriormente hemos examinado. La primera diferencia estriba en su carácter volcánico, como ya te indiqué en la introducción a esta crónica.

La segunda diferencia es más radical. Si en las Sierras Madre se encuentran algunos de los lugares más salvajes e inaccesibles del territorio mexicano, refugio para especies de todo tipo, el Sistema Volcánico atraviesa de parte a parte el núcleo más urbanizado, poblado, y con mayor riqueza económica de México, donde se encuentran algunas de sus mayores ciudades como Ciudad de México, Puebla, Morelia, Toluca o Cuernavaca. Esto no es sorprendente. El favorable clima de la región, templado sub-húmedo y la abundancia de madera merced a sus magníficos bosques de pino de Moctezuma, pino lacio, pino de Hartweg o el legendario oyamel (Abies religiosa), endémico de la región, así como su riqueza en agua y la fertilidad de su suelo volcánico han favorecido desde antiguo el establecimiento de comunidades humanas.

Mapa de situación del Sistema Volcánico Transmexicano

En efecto, en el Valle de México, históricamente, siempre se ha ubicado el Poder político que ha gobernado el territorio mexicano: desde el Estado de Teotihuacán, pasando por el Imperio Azteca, el Virreinato de Nueva España y la actual República mexicana.

Pero volvamos a nuestra fauna. Esta imbricación del Sistema Volcánico con las comunidades humanas no ha hecho desaparecer la fauna, ni mucho menos. La fauna de esta región montañosa tiene rasgos muy propios, con 14 especies endémicas de mamíferos por ejemplo, 11 de ellas Roedores, 2 Soricomorpha (musarañas) y un lagomorfo.

Y empezaré precisamente por el lagomorfo: el conejo de los volcanes (Romerolagus diazi), también llamado teporingo, y es el segundo conejo más pequeño del mundo con un peso máximo de entre 500 y 600 g, y un aspecto muy compacto, como de bolita de pelo ya que necesita un pelo denso para soportar el frío de su hábitat: pastos de montaña entre los 2.900 y los 3.660 m, distribuidos por sólo cuatro volcanes: el Popocatépetl, el Iztaccihuatl, el Chichinautzin y el Pelado. Sin duda, estamos ante una de las dos joyas zoológicas de esta región. Por su parte, de entre los roedores endémicos de esta región volcánica voy a destacarte el ratón mexicano de los volcanes (Neotomodon alstoni), un Cricétido cuya taxonomía aún no está clara puesto que algunos especialistas dudan entre mantenerle su género o considerarle una especie del género Peromyscus.

Conejo de los volcanes. Foto: enlace aquí


Dentro de este grupo de Roedores endémicos, destaca también una ardilla: la ardilla terrestre del Perote (Xerospermophilus perotensis), llamada también localmente chichilote, es una ardilla social y diurna, distribuida únicamente por una pequeña zona situada entre el Cofre de Perote y la Sierra Norte de Puebla. Las dos musarañas endémicas de los volcanes son Sorex macrodon y S. ventralis. Se ha estudiado que el área donde se ubica el grueso de los mamíferos del Sistema Volcánico y de sus especies endémicas es el Bosque de Pino-Encino.

Entre los demás mamíferos presentes en esta zona, puedo destacarte la comadreja de cola larga (Mustela frenata), entre los de amplia distribución americana, el conejo serrano (Sylvilagus floridanus), de distribución parecida a la de la comadreja, y entre los endemismos mexicanos estaría la ardilla gris mexicana (Sciurus aureogaster), de hábitos arborícolas.

Entre las aves del Sistema Volcánico te destaco el zorzalito piquipardo, o zorzal mexicano (Catharus occidentalis), habitante de bosques montanos tanto subtropicales como tropicales, el junco ojilumbre (Junco phaeonotus), un emberícido propio de zonas montañosas desde Arizona hasta Guatemala y que en el Sistema Volcánico está representado por la subespecie nominal (presenta tres subespecies). Otro endemismo mexicano presente en este Sistema es el cuitlacoche moteado (Toxostoma ocellatum), un hermoso paseriforme de la familia Mimidae, exclusivamente americana. Este cuitlacoche es endémico de las montañas del centro-sur mexicano donde ocupa matorrales y claros de bosques entre los 1.500 y los 3.000 metros de altitud. Los mímidos suelen alimentarse en el suelo.

Cuitlacoche moteado (Foto: Nigel Voaden)

Y no puedo terminar esta crónica sin hablarte de la otra gran joya zoológica de los grandiosos bosques de coníferas de Michoacán y México: la famosa mariposa monarca (Danaus plexippus), que ha dado fama mundial a esta Faja Volcánica merced a la fabulosa emigración de estas mariposas desde el Sureste de Canadá y los EEUU durante 4.000 km para invernar en el Valle de México, en una serie de sitios que sólo fueron descubiertos en 1975 y publicados al año siguiente por National Geographic. En primavera, las mariposas retornarán al Norte.

Mariposas monarca tapizando un bosque michoacano (Foto: Mint Images - Frans Lanting/Getty)

El ciclo de vida es bastante curioso. Cuando llega el otoño norteño, nace una generación de mariposas llamada "Generación Matusalén", puesto que llegan a vivir 8 meses frente a la semana de vida que normalmente presenta esta mariposa. Además, se vuelven gregarias cuando normalmente son solitarias. Se produce entonces la migración hasta el centro de México, donde se activará la reproducción al aumentar la temperatura en primavera. Pero, si bien el viaje de ida lo protagoniza esa Generación Matusalén, para la vuelta no se da un fenómeno similar, sino que se produce una "carrera de relevos" entre varias generaciones que duran una semana cada una hasta alcanzar su país originario.

Los bosques de coníferas donde se concentran las mariposas monarca en invierno se tiñen literalmente de color naranja por las enormes concentraciones de estos insectos, en uno de los espectáculos naturales más maravillosos de nuestro planeta. Es por eso que, desde 1980, México puso en marcha la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, que alberga ocho de las doce colonias de invernada de la mariposa monarca, y situada entre la parte Este del Estado de Michoacán y la parte Oeste del Estado de México.

AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer aquí la ayuda que me brindó la ambientóloga mexicana Ximena Neri (Twitter: @Xim_Neri), quien me ayudó a actualizar la situación real del lobo mexicano.

MÚSICA RECOMENDADA:

- Linda Ronstadt: Más Canciones
- Max Steiner: El Tesoro de Sierra Madre




Comentarios

  1. Me había asustado por tu ausencia. Saludos desde Argentina, y gracias por tu trabajo!

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