El espectáculo debe continuar: los animales y el circo.

Querida hija:

Durante las últimas décadas se ha producido un profundo cambio social en los países occidentales. Se ha cambiado la percepción que sobre los animales en el espectáculo tienen los espectadores y eso ha desembocado en la prohibición de los animales en los circos en muchos países, presencia que se remonta a siglos atrás. Aunque algunos agoreros creen ver en esta prohibición el fin del espectáculo circense a mí me parece que el circo, como espectáculo vivo que es, está evolucionando para ofrecer algo más acorde con los gustos del público de hoy. Como, además, se acaba de cumplir el 100 aniversario del payaso español más entrañable, Alfonso Aragón, Fofó, (1923 - 1976), me parece un momento idóneo para contarte la desconocida historia de los animales en el circo.

Cartel promocional de Jumbo en el circo de P. T. Barnum

Introducción: los orígenes del circo

Los acróbatas y malabaristas son tan antiguos como la Humanidad. Existen testimonios de este tipo de espectáculos en toda las civilizaciones de la Antigüedad: Mesopotamia, Persia, China, Mesoamérica, etc. Si bien en la Antigua Roma existió un espectáculo de masas denominado circo, un infame espectáculo donde hombres mataban a otros hombres y donde se enfrentaban fieras salvajes a hombres a veces indefensos, el "circo" romano no puede ser considerado antecedente del circo moderno.

Los espectáculos de malabaristas, ilusionistas y acróbatas se fueron recuperando lentamente durante la Edad Media hasta volver a alcanzar una época de esplendor durante el Renacimiento, donde se fusionaban a veces con los personajes teatrales de la Commedia dell'Arte italiana, que acabarían siendo un antecedente del payaso moderno, otro ingrediente insustituible del circo moderno.

Sin embargo, es poco conocido el hecho de que el circo moderno es de origen anglosajón como otras tantas cosas. La Inglaterra del siglo XVIII, con su énfasis en la iniciativa privada, la libertad personal y la libre empresa vio nacer creativos empresarios en todos los ámbitos de la vida. Allí, en 1768, Philip Astley (1742 - 1814), un militar y jinete inglés, tuvo la genialidad de reunir en un mismo espectáculo una exhibición ecuestre (un espectáculo común en la época) con música, saltimbanquis, mimos y payasos. Astley es considerado como el "Padre del circo moderno".

Anfiteatro de Astley en 1808

Astley construyó en Londres un anfiteatro (Astley's Amphitheatre) donde diseñó una pista circular de 42 pies de diámetro (13 metros), que se convirtió en la pista estándar de todos los circos del mundo. Su espectáculo tuvo un éxito inmediato y, tras pasar por diversos propietarios, duraría hasta el año 1892, cuando fue demolido en Londres. Los animales estuvieron presentes, pues, en el mismísimo nacimiento del circo moderno, con los caballos y (hecho poco conocido) las abejas, puesto que en uno de los números del espectáculo, la esposa de Astley montaba con un enjambre de abejas en una mano.

El nuevo circo de Astley pronto se internacionalizó y en 1772 actúa en París ante Luis XV y su corte, y al año siguiente monta en Dublín y en París sendas sucursales de su circo. Este circo parisino sería alquilado a Antonio Franconi para su explotación, y con el tiempo se convertiría en el Cirque Olimpique, precursor de todos los circos estables que hubo en París. Este modelo de circo se extendió por toda Europa y llega a España en 1834 de la mano de un empresario francés, Paul Laribeau, que lo instala en el mismo lugar en que luego se instalaría el circo de Thomas Price (otro jinete irlandés) en 1847 y que se convirtió en el circo estable de Madrid (Circo Price) hasta su cierre en 1970. Este circo se recupera en 2007 ya en otra ubicación y con el nuevo estilo del circo del siglo XXI.

El circo moderno se exportó rápidamente a los EEUU fundándose en 1792 el primer circo americano en Filadelfia. En un país de rudos colonos carentes de cultura y espectáculos, el circo se convertirá en un espectáculo de masas mucho más que en Europa y experimentará novedades que luego se reexportarán a todo el mundo. Hasta ese momento la presencia de los animales en el circo se había limitado a animales ya domesticados como los caballos. Pero será en los EEUU donde se incorporan los animales salvajes y, con ello, se configura el circo con animales tal como lo conocemos hoy día.

Los animales salvajes se incorporan al circo

Para entender la incorporación de los animales salvajes en el circo, debemos retroceder primero un poco en el tiempo para entender lo que era una menagerie. Una menagerie era una colección de animales salvajes propiedad privada y que se usaba con propósitos de exhibición pública. Sus antecedentes hay que buscarlos en los Gabinetes de Curiosidades que científicos, aristócratas y curiosos reunían a partir del siglo XVII y que muchos se convertirían en futuros zoológicos. Esta historia ya la he contado para mis patrocinadores en Patreon.

Cómo no, el primer "empresario" moderno de menageries fue un inglés: George Wombwell (1777 - 1850), originariamente un zapatero del Soho que comenzó su carrera como empresario animalista cuando en 1804 compra dos boas a un barco que procedía de Sudamérica y empezó a exhibirlas por las tabernas haciendo buen beneficio. En aquél tiempo el puerto de Londres (y el de otras ciudades británicas) estaba atestado de buques que venían de Africa, América y Australia cargados de productos coloniales pero también de animales exóticos que traían sus marineros con la esperanza de hacer negocio con ellos. Wombwell los compraba y aumentaba su colección hasta que en 1810 fundó su "menagerie ambulante", con la que exhibía animales exóticos en las ferias de Inglaterra.

Grabado del siglo XIX que representa la menagerie de Wombwell

Wombwell hizo fortuna: en aquellos tiempos donde no había tanta movilidad como hoy, y donde no se podían ver documentales televisivos de fauna, la única manera de ver animales exóticos por parte de la gente humilde era pagar unos peniques a empresarios ambulantes como Wombwell, que les proporcionaba lo que querían. Wombwell se hizo muy popular en la Inglaterra de Dickens, llegando a realizar su exhibición ante la mismísima Reina Victoria. Al igual que sucedió con el circo de Astley, las menageries ambulantes del estilo de la de Wombwell se extendieron pronto por Europa y los EEUU. Y fue en éste último país donde surgió la figura del domador de fieras a partir de estas exhibiciones de animales salvajes.

Hacia 1828 existía en Nueva York una menagerie ambulante que usaba el pomposo nombre de "Instituto Zoológico de Nueva York". Entre sus empleados había un chico de diecinueve años que se ocupaba de la limpieza de las jaulas de los animales. Su nombre se haría legendario: Isaac A. Van Amburgh (1808 - 1865). Además de limpiar jaulas, Van Amburgh tenía una habilidad innata para entrenar a los animales, y asombraba al público al desafiarlos entrando en sus jaulas indefenso, e incluso metiendo su brazo en las fauces del león, por lo que su fama se disparó. Nadie había hecho algo así antes. Al parecer, fue el primer hombre que introdujo su cabeza en la boca del león.

Isaac van Amburgh con sus animales. Edwin Henry Landseer

En la década de 1840 ya tenía su propia menagerie ambulante y realizaba giras por Inglaterra. Se hizo tan famoso que la Reina Victoria encargó un cuadro suyo rodeado de sus fieras al pintor Edwin Henry Landseer, cuadro que fue exhibido en la Royal Academy. Van Amburgh unió la menagerie con el circo, y a partir de él todos los circos incorporaron espectáculos con animales salvajes. El circo y los animales ya estaban indisolublemente unidos.

Fieras, elefantes y monos: víctimas del circo

Aunque pueda parecer que la preocupación por el bienestar de los animales del circo es algo moderno, en realidad las críticas por el trato que frecuentemente se daba a estos animales en el circo despertaron protestas casi desde el primer momento de la historia del circo. Ya en vida de Van Amburgh, éste tuvo que afrontar acusaciones de crueldad con sus fieras, algo que en mayor o menor medida ha afectado a todos los domadores. No en balde, muchos domadores posteriores tuvieron accidentes o incluso encontraron la muerte a "garras" de sus fieras, posiblemente por reacción defensiva de éstas ante maltratos flagrantes.

Así le sucedió por ejemplo a Tomas Macarte, que murió el 3 de enero de 1872 en Bolton, Lancashire, al entrar en la jaula de "sus" leones, que le atacaron entre varios causándole la muerte. Pero lejos de hacer reflexionar a la sociedad sobre los métodos que había detrás de estos espectáculos, la muerte de domadores de fieras sólo aumentaba la "leyenda" de estos espectáculos. La sociedad no estaba aún madura para extraer las conclusiones inevitables sobre el maltrato animal.

Traslado de Jumbo a los muelles para ser transportado a América. The Illustrated London News, 1 de abril de 1882

Los elefantes se convirtieron rápidamente en los animales más populares de los exhibidos en los circos. Su enorme tamaño y su aparentemente afable carácter hacía las delicias de mayores y pequeños, y formaban una parte insustituible de los desfiles que los circos hacían en las ciudades que visitaban. Pero tras los trucos que ejecutaban los elefantes se escondían crueles métodos de entrenamiento que incluía maltrato, y la reclusión de estos animales en una época en la que nada se sabía de etología animal ni de sus necesidades psíquicas al final se convertían en un cóctel explosivo que podía (y lo hacía) causar desgracias.

El elefante más famoso de la historia del circo fue Jumbo, un elefante que fue capturado en Sudán en 1865 y que acabaría en el zoo de Londres donde se convirtió en su animal más popular durante décadas. Pero cuando el animal empezó a mostrar comportamientos autolesivos, como romperse los colmillos partiéndolos contra el suelo, su cuidador empezó a sospechar que algo no iba bien y en 1882 recomendó se vendiera. Fue el empresario americano Phineas T. Barnum, propietario del circo Barnum & Bailey, y que tras fusionarse con el circo de los Hermanos Ringling crearía el mayor y más legendario circo de todos los tiempos lo compró y lo exhibió en su circo publicitándolo como el mayor elefante del mundo.

Incluso lo hizo desfilar por el Puente de Brooklyn en 1884 para demostrar que el puente era seguro (poco antes hubo una estampida de gente que provocó muertes). Pero Jumbo terminó trágicamente sus días al ser arrollado accidentalmente por un tren el 15 de septiembre de 1885 en la estación de Saint Thomas, Ontario. Su esqueleto fue conservado en el Museo Americano de Historia Natural.

Los elefantes son animales peligrosos e irascibles, y si no se sabe bien cómo cuidarlos en cautividad pueden suceder desgracias. Así sucedía frecuentemente en el circo, donde elefantes enloquecidos por el maltrato y el manejo inadecuado acababan matando a cuidadores o espectadores. Y, luego, las autoridades "tenían" que sacrificar al animal. Así sucedió por ejemplo con Black Diamond, que pertenecía al Circo Barnes, y que tras matar a una empleada del circo el 12 de octubre de 1929 en Corsicana, Texas, fue abatido nada menos que con cien disparos de fusil.

O el terrible y cruel caso de Mary, quien el 12 de septiembre de 1916 mató a su cuidador en Sullivan, Tennessee y que, al parecer, fue "ejecutada" cruelmente colgada de una grúa. La foto que pongo abajo tiene sospechas sobre su autenticidad, pero te hace una idea de la terrible crueldad que había en la "cara B" del circo. Este tipo de "accidentes" han sucedido hasta muy recientemente: el 20 de agosto de 1994 el elefante Tyke, que pertenecía al Circo Internacional de Honolulú, mató a su cuidador y escapó del circo corriendo descontrolado por el centro de la ciudad. Ante la evidente situación de peligro, la Policía abatió al animal al tiros.

Supuesta fotografía que muestra la "ejecución" de Mary. La autenticidad de esta foto está bajo sospecha

Además de las fieras y los elefantes, los monos han sido el tercer gran grupo de "estrellas" del circo, y que han sufrido especialmente las condiciones de maltrato y condiciones de manejo inadecuadas precisamente por su condición casi-humana.

Posiblemente el simio más famoso del circo fue Gargantúa, un gorila occidental de tierras bajas capturado en el Congo Belga en 1929, y que pasó el resto de su vida (murió en 1949) en el circo Ringling & Barnum. Antes de ser vendido al circo, era la mascota de un barco de carga y, al parecer, un marinero "celoso" de su popularidad le desfiguró el rostro con ácido, lo que le produjo graves secuelas psicológicas. En el circo fue esta la característica que le hizo famoso, al presentarse como una "terrible y cruel bestia salvaje" en abril de 1938 en su primera exhibición pública.  En plena Depresión, fue publicitado como "el mayor gorila del mundo", claramente inspirado en la película King Kong, atrayendo millones de espectadores al circo y salvándolo de la bancarrota económica.

Desfile de los elefantes del Circo Cole Brothers en Los Angeles. Los Angeles Daily News, 1953

A partir de 1941 se le exhibía en compañía de otro gorila, Toto. Gargantúa murió de neumonía en 1949 y su cuerpo fue donado al Museo Peabody.

El cambio social y el futuro del circo

En fin, no quiero que esta crónica se convierta en un relato de horrores. Muchos animales de circo fueron dignamente tratados y murieron rodeados del cariño de sus cuidadores. Pero estaba claro que este modelo de circo no daba para más, y aunque en Europa no se dieron nunca casos tan extremos con en los circos americanos, el uso y trato inadecuado de los animales se daban también aquí. Incluso en el maravilloso Circo Estatal de Moscú, un modelo de circo que se impuso en los países socialistas más enfocado a las acrobacias y la cultura, también hubo espectáculos de domadores de fieras.

Inevitablemente, la sociedad ha evolucionado y ahora se ve a los animales con otros ojos (aunque no siempre extraigamos de ello las oportunas conclusiones), y ya no se concibe al animal como parte de un espectáculo. El surgimiento de los nuevos circos sin animales, más centrados en espectáculos artísticos como el famosísimo Cirque du Soleil (y otros muchos más) ha ayudado a ver a los espectadores que otro tipo de circo es posible, sin sufrimiento animal, algo que ha quedado anticuado. Poco a poco este clamor contra el maltrato y las condiciones inadecuadas de manejo llegaron a movimientos sociales y finalmente los políticos han ido prohibiendo los circos con animales, prohibición ayudada por el hecho de que no hay grandes intereses económicos en contra como sí sucede con la caza y la tauromaquia, donde estos grandes intereses económicos se han mezclado con la política y la ideología.

El "Cirque du Soleil" es un ejemplo de los nuevos circos sin animales

Así, la mayoría de los países europeos e hispanoamericanos prohíben o restringen hoy día el uso de animales en espectáculos circenses. En España este tema se deja en manos de las Comunidades Autónomas, y hoy día 11 de las 17 prohíben el uso de animales en circos. En los EEUU, la cuna del circo con animales, van con retraso porque sólo 6 estados prohíben los circos con animales, mientras que en Australia también se han prohibido los circos con animales.

Evidentemente, el circo no ha muerto. Es un espectáculo vivo y se ha reinventado ofreciendo espectáculos que siguen maravillando al espectador, sin necesidad de animales. Incluso el famosísimo Circo Ringling & Barnum, que anunció en 2017 su desaparición, el año pasado anunció que volvería esta vez sin animales.

¡El espectáculo debe continuar!

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