Crecimiento y decrecimiento. ¿Cómo afectan a la fauna silvestre?

Querida hija:

Nos encontramos en pleno debate sobre el crecimiento vs. decrecimiento como una forma de encontrar soluciones a la profunda crisis planetaria, económica, civilizatoria y sistémica en la que nos encontramos. El crecimiento económico ha sido identificado como la principal causa de la destrucción de nuestro planeta y desde hace ya décadas se plantea como alternativa el decrecer de una forma ordenada y planificada. Este mismo año la Unión Europea va a financiar por primera vez un estudio sobre la viabilidad del decrecimiento, e ideas en este sentido se han expresado incluso en el muy capitalista Foro de Davos. Se impone que conozcas qué es el crecimiento, qué es el decrecimiento y cómo afectan a la fauna silvestre.

Las aves petroleadas son un ejemplo de la otra cara del crecimiento económico


¿Qué es el crecimiento económico?

No es éste un blog de economía ni yo soy economista pero es imprescindible entender conceptos básicos sobre el crecimiento económico. Para ello me he apoyado en expertos en la materia como Carlos Taibo (El decrecimiento explicado con sencillez) y Jason Hickel (El decrecimiento: la teoría de la abundancia radical). 

Denominamos "crecimiento económico" al incremento en el valor monetario de los bienes y servicios que se producen en un territorio dado y en un periodo determinado (normalmente países en una anualidad). El valor bruto de esta producción es el llamado Producto Interior Bruto (PIB), cuyo incremento cada año se considera positivo y saludable. Me explico. Si un país tiene un PIB de 100 euros, se considera positivo y deseable que al año siguiente produzca 105 euros. Es decir, que experimente un crecimiento económico del 5% anual. ¿Por qué esto se considera deseable y positivo?

El crecimiento económico se ha descontrolado y salido de madre


Pues porque, en teoría,  si se produce más y por mayor valor cada año, entonces la gente y las empresas de ese país se hacen más ricas y viven mejor. Esto se ejemplifica muy bien con lo que sucedió en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial. Entre 1950 y 1973, Occidente ( y Japón)  experimentó un boom económico, con crecimiento económico elevado y sostenido que se tradujo en que grandes capas de población antes humilde lograran acceder a una vivienda y a bienes de consumo como un coche, una nevera, una lavadora y vacaciones pagadas. ¿Qué bien no?

Pero antes de contarte lo que sucedió a partir de 1973, necesito que entiendas una cosa importante. El concepto de crecimiento económico no es exclusivamente capitalista como se cree comúnmente hoy día. En los países socialistas o, técnicamente hablando, de "economía planificada", se organizaba la actividad económica mediante los Planes Quinquenales, en los cuales se fijaban objetivos de producción y de crecimiento económico en periodos de cinco años. Durante los años del boom económico de Occidente, los planes quinquenales de la Unión Soviética y de la República Popular China lograron índices de crecimiento económico fabulosos, incluso muy superiores a los de Occidente en esa época. Por tanto, el concepto de "crecimiento económico" no es ni capitalista ni socialista: es humano, y expresa la ambición humana por superarse a sí mismo...sin importar el precio a pagar.

La sociedad de consumo nace en los EEUU durante la década de 1950


Los problemas aparecen.

En 1973 se produce la "crisis del petróleo" y Occidente pasa del crecimiento al decrecimiento económico, o "recesión". O sea, que produces menos y por menor valor que el año anterior. Eso los economistas y los políticos lo consideran una cosa muy mala y corren como pollos sin cabeza cada vez que hay una recesión o una crisis de estancamiento del crecimiento. A partir de ese momento la economía se hace más financiera y más especulativa y menos productiva. Los países buscan crecimiento económico ilimitado pero esta vez ese crecimiento no sólo ya no beneficia a la población sino que incluso empeora sus condiciones de vida.

Hoy día, por ejemplo, en España poca gente puede acceder a una vivienda, el paro es elevado y un enorme porcentaje de los que tienen trabajo padecen la precariedad laboral, las interminables jornadas laborables y bajos sueldos que les impiden llegar a fin de mes. ¿Qué está pasando aquí? ¿no quedamos en que el crecimiento económico traía riqueza y mejora en las condiciones de vida de la gente? Pues ya ves que no. El crecimiento sólo sirve hoy para alimentar un monstruo incontrolable que ya nada tiene que ver con las necesidades de la población y para esquilmar brutalmente unos recursos naturales que tienen sus límites. Volveré sobre ello más adelante. 

El crecimiento económico no ha traído prosperidad económica a la mayoría de la población


Esto se ejemplifica muy bien en los periodos de recesión o de crisis donde también observamos contradicciones: periodos donde el crecimiento retrocede pero donde la población gasta muchísimo dinero en ocio y consumo: la maquinaria productiva ha desarrollado sofisticadas técnicas publicitarias y de marketing, y ha logrado que la población no sólo consuma bienes y servicios que necesita, sino también los que no necesita y, ¡pásmate!, incluso aquellos que aborrecen. Hoy día el crecimiento económico se nutre sobre todo en el concepto de consumismo: hay que colocar como sea toda esa producción en los consumidores. Si es necesario, metiéndosela en la boca con un embudo. La Ley de la Oferta y la Demanda, otrora una ley básica del capitalismo, ha dejado de ser el estimulante de la producción. Ahora la producción es la que domina y secuestra al consumidor, y no al revés.

Esta concepción de la economía y del crecimiento económico está teniendo efectos devastadores sobre el planeta, al devorar y despilfarrar recursos naturales sin freno y, como consecuencia visible, el exterminio de especies animales y vegetales. 

Las consecuencias zoológicas del crecimiento económico.

Veamos algunos ejemplos. 

Las Puertas de Hierro y el exterminio de los esturiones del Danubio

Entre 1964 y 1972 se construye la enorme presa hidroeléctrica de las Puertas de Hierro en el Danubio, entre Rumania y Yugoslavia, en lo que entonces fue uno de los mayores proyectos hidroeléctricos del mundo y la mayor central hidroeléctrica del Danubio. Entre 1977 y 1984 se construyó una segunda presa. La producción de electricidad aquí es fabulosa: más de 6 TW/h cada año, electricidad que se supone iba a contribuir al crecimiento económico de ambos países.

Pero lo que hicieron estas presas fue bloquear definitivamente la ruta migratoria de las diversas especies de esturiones que habitaban el Danubio, cortando en dos su población: aguas abajo de las Puertas de Hierro más o menos sobreviven los esturiones pero aguas arriba prácticamente han desaparecido al quedar inaccesibles los mejores campos de desove en el Danubio Medio.

Las seis especies de esturión históricamente presentes en el Danubio


Hay seis especies de esturiones nativas del Danubio: el esterlete (Acipenser ruthenus), el esturión bastardo (A. nudiventris), el esturión ruso o del Danubio (A. gueldenstaedtii), el esturión estrellado (A. stellatus), el esturión beluga (Huso huso) y el esturión común (A. sturio). De todos ellos, el esturión ruso está funcionalmente exterminado de todo el curso del Danubio mientras que los demás están confinados aguas abajo de las Puertas de Hierro y, por tanto, exterminados del curso medio y alto del Danubio. El exterminio del esturión común del Mar Negro tiene otra dinámica y otras causas ya que no penetraba tan adentro en el Danubio como para que le afectase la Presa.

Podrías pensar: "vale, la presa ha afectado a los esturiones del Danubio pero al menos habrá elevado el nivel de vida de los serbios y los rumanos". Pues tampoco. Es lo que te comentaba antes: el crecimiento económico está hoy día muy desconectado de las necesidades de la población. En Rumania, la presa de las Puertas de Hierro se sitúa en el Condado de Mehedinti, que ocupa el penúltimo lugar de Rumania en PIB absoluto, y el número 39 (de 42) en PIB per cápita. Por parte serbia, el distrito de Bor se encuentra en la parte media/baja de la tabla en PIB per cápita y la región donde se encuadra, Serbia centro-meridional, es la más pobre. O sea, que se exterminan los esturiones para nada. La gente vecina de la presa y su fabulosa producción eléctrica es pobre como las ratas. Ésa es la verdad.

El algodón de Uzbekistán y la destrucción del Mar de Aral

En el año 1921, los pescadores del Mar de Aral (entonces enclavado en la Unión Soviética) enviaron a Moscú 14 vagones llenos de pescado del lago que sirvieron para aliviar la hambruna de los moscovitas, hecho heroico que se reconoce en el hoy abandonado Museo de Aralsk, Kazajistán, localidad que otrora era un activo puerto pesquero en el Mar de Aral y que hoy languidece con lo que queda del Mar a 20 km de distancia. Como bien sabes, la práctica desecación del Mar de Aral es uno de los más devastadores desastres ecológicos que ha causado el ser humano en la Tierra. Se han hecho multitud de reportajes y documentales sobre ello, pero ninguno de ellos se ocupa de la fauna del Mar de Aral. ¿Cuál era? ¿qué fue de dicha fauna tras la desecación?


Proceso de destrucción del Mar de Aral


Como la historia es bien conocida, sólo te haré aquí un breve resumen. Si bien antes de la guerra la URSS ya empezó a construir algunos canales de riego en la zona del Mar de Aral, no sería hasta los años 1950 cuando se decidió en Moscú que Uzbekistán debía convertirse en un emporio productor de algodón. En aquél entonces, el Mar de Aral rendía un total de 48.000 toneladas anuales de pescado. Para ello, teniendo en cuenta que estamos hablando de un semidesierto árido, la única manera de sacar el agua para el riego de los campos de algodón era sacarla de los dos grandes ríos que alimentaban el Mar de Aral: el Sir Daria, que desembocaba en la parte nordeste, y el Amu Daria, por el sur.


Los ríos se desangraron brutalmente y al Mar de Aral empezó a faltarle "combustible", y fue presa fácil de la fuerte evaporación del clima árido. Entre 1970 y 1980 se produce una fuerte disminución de la superficie del lago, que ocupaba en 1960 el cuarto lugar del mundo con 68.000 km2. A comienzos de 1980 desaparecen los peces de agua dulce y a mediados de la década ya no es posible pescar en el Aral. En 1974 el Sir Daria deja de desembocar, y en 1982 le sigue el Amu Daria.


Mural en Aralsk en honor a los pescadores del Mar de Aral que salvaron Moscú del hambre


Ya entrado el siglo XXI el Aral se divide en dos partes: el Aral del Norte, en Kazajistán, y el Aral del Sur, en Uzbekistán. En 2003 - 2005 las autoridades kazajas en colaboración con el Banco Mundial levantan el Dique de Kokaral, junto a la desembocadura del Sir Daria, para "salvar los muebles" y preservar el Aral del Norte, cuya superficie es el 10% de la superficie originaria del Aral. A día de hoy, el Aral del Norte ha recuperado volumen de agua, el Sir Daria vuelve a aportarle agua dulce y se pescan 300 toneladas anuales de pescado. Algo es algo. Pero el Aral del Sur está condenado a desaparecer. Las autoridades uzbecas siguen decididas a ser una potencia productora de algodón y la alargada franja del Aral del Sur está destinada a desaparecer para siempre…


Entendámonos. La fauna del Mar de Aral nunca fue muy diversa. Pero existía, y tenía el valor ecológico de constituir una comunidad faunística acuática aislada en medio de una enorme zona árida. Además, y como te he comentado antes, la pesquería del Mar de Aral daba de comer a mucha gente de la región.


Esta ictiofauna estaba basada en la existencia de un zooplancton compuesto mayoritariamente por Crustáceos: con 17 especies de Cladóceros (pulgas de agua) y 16 especies de Copépodos, siendo la más abundante de estas especies el copépodo Arctodiaptomus salinus, de amplia distribución eurasiática y norteafricana, y que por sí solo constituía el 70% de todo el volumen de zooplancton del Mar de Aral.


Esta fauna planctónica, al igual que la ictiofauna, era una fauna eurihalina, es decir, adaptada a vivir dentro de una cierta variabilidad de salinidad de las aguas del lago puesto que el Mar de Aral, si bien un lago de agua dulce, experimentaba ciertas variaciones de salinidad en función de que hubiera mayor o menor evaporación o aporte de las aguas de los ríos tributarios. Este zooplancton alimentaba a veinte especies de peces presentes históricamente en el Mar de Aral.


Desaparición de la ictiofauna del Mar de Aral


En realidad, los problemas para la ictiofauna del Aral empezaron antes de la desecación del lago, cuando las autoridades soviéticas decidieron "incrementar" la capacidad pesquera del lago introduciendo especies marinas que podían desenvolverse en el grado de salinidad del Mar de Aral. Así, entre 1954 y 1956 se introduce el arenque del Báltico (Clupea harengus), además del aterino y el gobio. 


Pero fue el arenque el que inició el desastre, ya que se trata de un pez que come sobre todo crustáceos del zooplancton. Por tanto, el arenque diezmó el zooplancton disponible en el Mar de Aral, lo que a su vez provocó una gran mortandad en los peces planctívoros en el Aral además de la propia muerte por inanición de los arenques y los aterinos.


En la misma época, tras una introducción infructuosa de múgiles, se introduce por error la gamba del Caspio Palaemon elegans, que proliferó muchísimo y acabó con el otro crustáceo del Aral que había sobrevivido mal que bien a la época del arenque: Dikerogammarus aralensis. En la misma época se introdujeron también por error varias especies de gobios así como una serie de crustáceos ponto-caspianos.


Entonces empieza la desecación del Mar de Aral y sus aguas empiezan a salinizarse. Entre 1965 y 1970 se introduce el crustáceo Calanipeda aquaedulci desde el Mar de Azov para intentar recuperar el maltrecho zooplancton del Aral. En fin, que la cosa va de despropósito en despropósito mientras las capturas del lago caen inexorablemente al disminuir cada vez más el volumen de agua por muchas especies comerciales de peces que se siguen introduciendo en el lago.


¿Cuál es el resultado de todo este desastre?. Pues para empezar dos especies extinguidas de la fauna originaria del Aral: el esturión bastardo (Acipenser nudiventris) y la trucha del Aral (Salmo trutta aralensis), quince especies introducidas y el resto de la ictiofauna original del Aral que al menos pudo refugiarse en el Sir Daria y el Amu Daria cuando la mayor parte del Aral se desecó y desaparecieron del lago los peces de agua dulce y sólo sobrevivieron los introducidos como el arenque y los gobios y alguno más.


A partir de la recuperación de la desembocadura del Sir Daria en el Aral del Norte se ha podido recolonizar dicha parte del lago, mientras que en el Aral del Sur los peces que quedaron allí aislados acabarán muriendo todos, tanto los autóctonos como los introducidos. Pero en el Aral del norte las especies introducidas hacen la competencia a la fauna superviviente autóctona, y su futuro no está nada asegurado.


El turismo y el exterminio del desmán ibérico del Sistema Central


El turismo de masas es uno de los máximos exponentes de la sociedad de consumo de hoy: millones de personas que invaden estacionalmente ciertas regiones geográficas, arrasando con sus recursos naturales y sumiendo a sus habitantes locales en la pobreza y la precariedad. En España, primera potencia turística mundial, sabemos mucho de eso y del coste medioambiental que estamos pagando.


Como ya te expliqué en una crónica anterior, el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus) es un tálpido endémico de la Península Ibérica, y que depende para vivir de limpios torrentes de montaña donde encuentra su alimento: invertebrados acuáticos. Se distribuye por todo el tercio norte, cantábrico, lluvioso y verde, pero las montañas del Sistema Central han constituido un hábitat donde el desmán podía vivir en un ambiente más seco gracias a sus arroyos de montaña.


Desmán ibérico


Pero durante los años 90 del siglo XX y el comienzo del siglo XXI el desmán ha sido exterminado de toda la cordillera excepto de un pequeño reducto en las montañas situadas entre Cáceres y Salamanca, últimos representantes de todo un linaje genético que  ha sobrevivido durante miles de años y que ha sido triturado por el turismo. ¿La razón? el boom de las segundas residencias y las urbanizaciones en pueblos de la Sierra, junto con el masivo turismo de fines de semana y estival (durante el cual la población de estos pueblos se triplica), por tanto los arroyos de montaña han sido saqueados para obtener arena para la construcción y captaciones de agua para el consumo humano, amén de las estaciones de esquí. Estaciones que, por cierto, son tan insostenibles que ni siquiera dan beneficio económico y ya se han cerrado Cotos, se está cerrando Navacerrada, y pronto les llegará el turno a Valdesquí y La Covatilla.


Pero para los últimos desmanes del Sistema Central eso llegará ya tarde.


Entonces, ¿qué hacer?


El decrecimiento y su efecto sobre la fauna


Pero antes de entrar en materia sobre el decrecimiento, cabe preguntarte: ¿en qué me afecta a mí que se haya extinguido la trucha del Aral o el desmán del Sistema Central, entre otras especies?. Pues te afecta en primer lugar en que se te conculca un derecho humano fundamental reconocido por la ONU: el derecho a un Medio Ambiente sano e íntegro, que influye en una mejora de tu salud mental. Ninguna especie animal sobra. Todas ellas han sido seleccionadas por la Evolución para cumplir un determinado papel, ya que en la Tierra la energía no se despilfarra. Un ecosistema dado es un engranaje que funciona gracias a la imbricación de especies animales y vegetales, y la falta de una especie provoca reacciones en cadena que desequilibran ese ecosistema, que deja de funcionar bien.


Si tienes agua en tu grifo, por ejemplo, o puedes respirar oxígeno, es porque hay ecosistemas que funcionan para que tú disfrutes de esos servicios ecosistémicos. Y esos ecosistemas funcionan gracias a un conjunto de especies animales y vegetales que existen.


Circulo virtuoso del decrecimiento


El moderno concepto de "decrecimiento" arranca del informe que el Club de Roma encargó en 1972 al Massachussetts Institute of Technology y que se tradujo en la publicación de una obra clave: Los límites del crecimiento, en el que se defendía la siguiente tesis: si el crecimiento económico y demográfico de la Humanidad no se frena, alcanzará los límites de la capacidad del planeta en los siguientes cien años. O sea, en 2072. O, traducido a una frase que se ha hecho más popular: no se puede seguir creciendo infinitamente en un planeta finito. El calentamiento global que padecemos no es más que una parte de esta profecía.


El decrecimiento no significa ponernos los taparrabos y volver a las cavernas, abandonando todo cuanto la civilización humana ha conseguido durante los últimos 5.000 años. Se trata de repensar qué modelo de relación queremos con nuestro planeta. Y para empezar, se trata de dejar de consumir y fabricar aquello que en realidad no necesitamos (y, con ello, dejar de esquilmar recursos naturales innecesariamente). No se trata de NO consumir, sino de consumir lo que de verdad necesitamos y no de cualquier modo: dando prioridad a un modo de producción local y ecológico.


Hay dos maneras de decrecer: no hacer nada, y entonces la Civilización humana colapsará apocalípticamente, y sálvese quien pueda en plan Mad Max, o bien decrecemos de una manera planificada y ordenada, empezando por los que más despilfarran, y repensando un modelo de economía centrado en la persona y no en la especulación o en mirarse al ombligo. Lo que incluye descongestionar nuestras monstruosas, áridas y deshumanizadas ciudades en favor de un mundo rural donde no es que todo el mundo tenga que coger otra vez el azadón, sino que las actividades productivas se planifiquen para que no todo dependa de las ciudades.


Los proyectos de renaturalización deben ser parte importante del decrecimiento económico


Aquí la fauna silvestre puede tener un papel fundamental, a través de los procesos de renaturalización de los que te he hablado ya muchas veces. La tendencia en Occidente y en todo el Norte Global es a un envejecimiento y disminución de la población. Es decir, que muchos espacios hoy habitados quedarán deshabitados, perfectos bien para su renaturalización o bien para su re-colonización humana bajo premisas de economía limpia y de alcance local. Los proyectos de renaturalización, en sí mismos y por sí mismos pueden ser una magnífica fuente de puestos de trabajo cualificados para muchos jóvenes que en las ciudades sólo pueden malvivir al borde de la miseria.


Y los primeros frutos ya se están viendo en forma del retorno de especies previamente exterminadas de Europa como el lobo, el oso, el bisonte, el quebrantahuesos, el pigargo, el lince boreal, el lince ibérico...


Si decrecemos ordenadamente y sabemos renunciar a lo que nos está destruyendo y potenciar lo que de verdad nos hace una comunidad humana, la Europa del futuro puede estar muy lejos del marasmo en el que nos hemos metido hoy solitos.


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Comentarios

  1. Por muchas fantasías tecno-optimistas que quieran vendernos (desarrollos sostenibles, transiciones energéticas, centrales de fusión nuclear, colonización espacial, etc.) lo cierto es que nuestra actual civilización depredadora e industrial, que crece sin control y esquilma y destruye de forma más descontrolada todavía, está condenada a no durar. Es simple lógica científica y las leyes más básicas de la Ecología, basadas a su vez en la Termodinámica y la Física, nos dicen clarísimamente que la población de cualquier organismo vivo NUNCA debe superar la capacidad de carga del ecosistema en el que habita. Si lo hace, y se sigue "forzando la máquina" (continúa el aumento de población y el esquilmado de recursos, a la vez que la degradación vía contaminación y residuos) sólo hay una salida posible, el COLAPSO (o lo que algunos llaman Efecto Séneca: el progreso es paulatino, pero la ruina sobreviene de repente). Todos los datos parecen indicar que ya hemos rebasado claramente la capacidad de carga del planeta; sus mecanismos de amortiguación naturales ya no pueden contrarrestar el daño que estamos causando y de ahí el deterioro medioambiental a marchas forzadas. El tsunami se nos viene encima cada vez más rápido.
    Estoy completamente de acuerdo contigo en la conclusión de esta entrada; hay que empezar a decrecer (o como queramos llamarlo) de forma ordenada y planificada, pensando en el bien del conjunto de la sociedad, antes de que sea la propia Naturaleza la que nos haga decrecer a las malas (y hay que tener muy claro que lo hará sin contemplaciones y sin mostrar la más mínima compasión hacia nosotros si nos quedamos de brazos cruzados).
    El gran problema es que los poderes oligárquicos, al menos aquí en el entorno europeo, siguen a lo de siempre y no parecen dispuestos a cambiar el chip. Lo suyo es enriquecerse y pensar únicamente en sus privilegios y al carajo el resto del mundo. Esto lo estamos viendo en España con los fondos que la UE piensa destinar a la supuesta "transición ecológica" que pretende descarbonizar nuestras economías. Lejos de suponer un impulso hacia un nuevo modelo económico mucho más sostenible y respetuoso con el medio, lo que estamos viendo es una auténtica fiebre especuladora, donde los de siempre (constructoras, oligopolio eléctrico...) se han puesto un disfraz verde clarito (muy sucio, por cierto) para lanzarse a proponer todo tipo de megaproyectos eólicos y de solar fotovoltaica por completo innecesarios, mientras se apropian vorazmente de los terrenos comunales en muchas zonas de la España rural y sin importarles lo más mínimo el impacto ecológico y social que van a provocar. No en balde muchos de estos proyectos están generando cada vez más rechazo y protestas en las zonas donde se pretenden instalar (de hecho, ya hay aclamadas películas españolas que tratan sobre este tema).
    No quiero extenderme en este auténtico despropósito disfrazado de verde (para ello recomiendo el siguiente enlace: https://www.crisisenergetica.org/article.php?story=20230222192458256). Como he dicho se trata de lo de siempre y que también se ha comentado en esta entrada: desarrollo insostenible alimentado por la especulación en beneficio de unos pocos, mientras las comunidades locales sufren y se empobrecen. Ése no es el camino y en verdad deseo que enderecemos el rumbo de una vez por todas.

    Un saludo

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