La Mata Atlántica: la fauna del bosque ignorado.

Querida hija:

El Bosque Atlántico, o Mata Atlántica (en esta crónica usaré indistintamente ambos nombres) apenas se conoce fuera de las fronteras de Brasil, Paraguay y Argentina. Y eso que se trata del segundo bosque tropical más grande de Sudamérica pero con una biodiversidad que nada tiene que envidiarle al bosque amazónico, que ocupa el primer lugar. Ese desconocimiento contribuye, además, a su destrucción, toda vez que es el bosque tropical más maltratado del mundo y que ocupa hoy menos del 10% de su extensión originaria. Mientras en todo el mundo arrecian las campañas en favor de la conservación de la Amazonia, el bosque atlántico agoniza ante la indiferencia mundial. Por eso quiero que conozcas sus joyas zoológicas antes de que sean exterminadas cuando se tale el último árbol de este bosque ignorado.

El mono muriquí del sur es uno de los símbolos de la fauna del bosque atlántico. Foto: Tanja Heine

Introducción: el legendario bosque del palo brasil.

El bosque atlántico es un bosque húmedo tropical y subtropical que se da en la costa nororiental de Sudamérica entre los estados brasileños de Rio Grande do Norte y Rio Grande do Sul, merced a la humedad que proporcionan los vientos alisios procedentes del Atlántico y que originan precipitaciones al condensar la humedad en los contrafuertes del Planalto brasileño.

Mata Atlántica en el Parque Nacional Serra dos Orgaos (Rio de Janeiro, Brasil).

Más hacia el interior, la humedad pierde fuelle y el bosque húmedo costero se convierte en un bosque tropical semideciduo. El bosque atlántico presenta una fantástica biodiversidad porque la combinación de cercanía/lejanía a la costa, altitud y orografía origina un buen número de sub-regiones ecológicas, con su vegetación y fauna característica en cada una de ellas:

- Bosques costeros de la Serra do Mar

- Bosques costeros de Pernambuco

- Bosques interiores de Pernambuco

- Bosques costeros de Bahía

- Bosques interiores de Bahía

- Bosques húmedos de araucarias

- Bosque atlántico del Alto Paraná

Ubicación del bioma del Bosque Atlántico

El grueso del bosque atlántico se encuentra en territorio brasileño, con una parte en la provincia argentina de Misiones y la parte oriental de Paraguay. Estos bosques paranaenses interiores están mayoritariamente formados por araucarias, que son coníferas que, al necesitar mucha luz y no poder germinar bien bajo árboles desarrollados, dependen de varias especies animales para dispersar sus piñones como por ejemplo la urraca azul (Cyanocorax caeruleus), la pava yacutinga (Pipile jacutinga), la amazona charao (Amazona pretrei), el agutí (Dasyprocta agouti) o la paca (Agouti paca). Una vez más se pone de manifiesto cuán interrelacionados están todos los factores que integran un bioma. Elimina uno de ellos y todo el conjunto se resiente. Lo estás viendo a diario.

¿Cuáles son los fundamentos y características generales que explican la naturaleza de la fauna de la Mata Atlántica?

Debes entender que, por latitud, la temperatura media anual en el bosque atlántico es más fría que en el bosque amazónico (entre 14 y 21 ºC contra 26-27ºC). Por otro lado, el bosque atlántico está separado y aislado del bosque amazónico por la llamada "Diagonal árida" sudamericana, formada por una serie de biomas donde el bosque se desarrolla muy mal. De nordeste a suroeste: Caatinga, Cerrado, Chaco, Monte/Espinal y Estepa patagónica. Esto implica que en el bosque atlántico hay muchas especies animales endémicas que no se encuentran en otros biomas como las 21 especies de primates endémicas o el 92% de endemismos entre las 304 especies de anfibios del bosque atlántico, más especies que en la Amazonia, que son 202.

Durante las glaciaciones pleistocenas los bosques tropicales se expandían cuando los glaciares retrocedían y se contraían cuando se expandían. Así, en los interglaciares, el bosque amazónico y el atlántico llegaban a comunicarse a través de los bosques galería de los ríos y del Pantanal, de forma que una parte de la fauna del bosque atlántico es de origen amazónico como por ejemplo el mono aullador de manos rojas (Alouatta belzebul), que tiene una doble distribución: una amazónica (Estados de Pará y Maranhao) y otra en el bosque atlántico desde Rio Grande do Norte hasta Alagoas, relicto de una antigua conexión entre ambos bosques tropicales. Otro ejemplo de especie con distribución doble amazónica y atlántica es el Hormiguero pigmeo (Cyclopes didactylus). Los 22 géneros endémicos de ranas del bosque atlántico son también de origen amazónico o los lagartos del género Anolis.

Mono aullador de manos rojas. Foto: Thiago Zanetti

También hubo conexiones con los bosques andinos, que dejaron como ejemplos de fauna atlántica de origen andino las aves conocidas como remolineras o churretes (género Cinclodes) o los colicardos (género Asthenes, concretamente la especie A. luizae).

Evidentemente, en el bosque atlántico se encuentran también especies sudamericanas de distribución general como el puma, el jaguar, el coatí, el tapir, etc. Pero en esta crónica quiero centrarme en la fauna endémica de este bioma.

Suele decirse que la destrucción del bosque atlántico viene de lejos ya que fue el primer bosque que se encontraron los colonizadores portugueses de Brasil en 1500, que empezaron concretamente explotando el ibirapitanga, que por el tinte de color rojo que obtenían de él los aborígenes tupíes los portugueses bautizaron como "palo brasil", que a la larga daría nombre al país entero. Además, por su situación costera, se trataba del bosque más fácilmente accesible para los colonos europeos. Y de ahí su lastimoso estado actual.

Superficie originaria y actual del bosque atlántico brasileño. Gráfico: Flavia Costa

Sin embargo, si lees el Diario de un naturalista alrededor del mundo, de Charles Darwin, verás que visita el bosque atlántico en 1832, en los alrededores de Rio de Janeiro, y deja por escrito que el estado general del país era "salvaje", que no había "muchos cultivos" y que cuando toda aquella región se pusiera en cultivo podría alimentar una enorme población brasileña en el futuro (predicción que se cumplió). En realidad el bosque atlántico empezó a ser talado masivamente a finales del siglo XIX y durante el XX merced a la excelente variedad y calidad de la madera de sus árboles, que tenía aplicación en la construcción de ciudades y ferrocarriles en un país que se industrializaba a marchas forzadas. Todavía en los años 1970 el bosque atlántico suministraba casi el 50% de la madera brasileña, y sólo entonces los madereros dirigieron su atención y su furia destructiva hacia el bosque amazónico.

Como verás al final de la crónica, existen áreas protegidas en el bosque atlántico, que sólo supone un raquítico 2% de la extensión de este bosque singular y amenazado. Insuficiente para evitar que caiga a hachazos, y con él una extraordinaria fauna que depende de este bosque.

Las joyas de la fauna de la Mata Atlántica

Como te conté antes, la joya faunística del bosque atlántico son sus 21 especies de primates endémicos. No es que estos monos vivan únicamente en este bioma sino que en la mayoría de los casos se trata de especies endémicas de sectores concretos de este bosque. Un buen ejemplo es el mayor primate de Sudamérica: el mono araña muriqui del sur (Brachyteles arachnoides), que únicamente se encuentra en los bosques húmedos de Paraná, Sao Paulo, Rio de Janeiro, Espirito Santo y Minas Gerais, un mono que recibe en Brasil el nombre de "mono carbonero" por su rostro de color negro y se ha convertido en la especie símbolo de los bosques de la Serra do Mar.

Por su parte, el animal simbólico de los bosques húmedos de Pernambuco es el anteriormente mencionado mono aullador de manos rojas, el que tenía una doble distribución amazónica y atlántica únicamente en ese sector del bosque. En los bosques del interior de Bahía encontramos el tití de Coimbra (Callicebus coimbrai), endémico del sector de bosque atlántico situado entre Bahía y Sergipe. Si nos vamos a los bosques interiores de araucaria, el mono característico es el mono aullador marrón, concretamente su subespecie del sur Alouatta guariba clamifrons, ya que su primo del norte alcanza bosques húmedos hasta más allá de Bahía. 

Tití de Coimbra

Hasta los bosques más interiores del bioma, los bosques del Alto Paraná, tienen su "mono simbólico", en este caso el tití león negro (Leontopithecus chrysopygus), endémico del estado brasileño de Sao Paulo. Desafortunadamente el bosque atlántico es hogar de algunos de los más amenazados monos de Sudamérica como por ejemplo el muriqui del norte (Brachyteles hypoxanthus), clasificado como "En Peligro Crítico)

Muriquí del Sur (A) y del Norte (B)

Pero no todo son monos, claro. En los bosques costeros de Bahía el símbolo de su fauna es el perezoso de collar (Bradypus torquatus), endémico de este bosque, y muy dependiente de su existencia. Este bosque bahiano es también hogar de una de las aves más raras del mundo: el gallito de Stresemann (Merulaxis stresemanni), de distribución extremadamente reducida a unas pocas localidades de Bahía, donde estuvo 50 años sin registros hasta su redescubrimiento en 1995. Se cree que hay menos de 15 ejemplares en libertad.

Gallito de Stresemann

También el bosque atlántico ofrece marsupiales endémicos como la marmosa grácil de pies chicos (Gracilinanus microtarsus) o el oposum de tres bandas de Ihering (Monodelphis iheringi), así como roedores como la rata montana del Bosque Atlántico (Delomys collinus). 

En cuanto a las aves, en el Bosque Atlántico hay catalogadas 688 especies de las cuales son endémicas 199, la mayoría en la costa sur de este bioma. Es un lugar complicado para el estudio de las aves por el difícil acceso de algunos de sus sectores. Por ejemplo, el graveteiro (Acrobatornis fonsecai), descubierto en 1994, es endémico de una reducida zona de la costa de Bahía, o la cotinguita reyezuelo (Calyptura cristata), con menos de 50 ejemplares en libertad, redescubierta en1996 tras 100 años dada por extinguida, y que se distribuye en una reducidísima zona de la Serra dos Orgaos. Por cierto, no ha vuelto a ser avistada desde entonces.

Cotinguita reyezuelo

Algunas áreas protegidas

Como ya te indiqué antes, existen algunas zonas protegidas en este bioma. Voy a ponerte aquí tres ejemplos, uno por cada una de las grandes subregiones de la Mata Atlántica, con algunos ejemplos de su fauna.

Parque Nacional Itatiaia (Brasil). Es el parque nacional más antiguo de Brasil, fundado en 1937, y que protege los bosques húmedos de la Serra Mantiqueira, entre Rio de Janeiro y Minas Gerais. Algunos representantes de su fauna son el mono capuchino negro (Sapajus nigrittus), el tucán de pico verde (Ramphastos dicolorus), la saracura (Ralliformes, Aramides saracura) o la ardilla gris misionera (Sciurus ingrami), que es endémica de la Mata Atlántica.

Tucán de pico verde

Parques Nacionales Serra Geral/Aparados da Serra (Brasil). Son dos parques nacionales contiguos fundados respectivamente en 1992 y 1959, en el Estado de Santa Catarina, y que protege los bosques de araucarias de tierras altas. Aquí pueden encontrarse tapires, pecaríes, pumas, venados, etc. pero también especies de aves menos conocidas como el tinamú macuco (Tinamus solitarius), endémico de la Mata Atlántica, la pava yacutinga (Pipile jacutinga), también endémica o, cerrando el trío de endemismos de la selva ombrófila atlántica, el loro ventriazul (Triclaria malachitacea).

Pava yacutinga

Parque Nacional Caazapá (Paraguay). Fundado en 1976, es una de las áreas que protegen los últimos jirones de bosque atlántico que sobreviven, muy dispersos, en Paraguay, el país donde este bosque ha sido más maltratado y exterminado. Protege un fragmento de bosque del Alto Paraná y alberga especies como el tucán banana (Baillonius bailloni), un endemismo del bosque atlántico que alcanza aquí su límite occidental de distribución, entre otras especies de amplia distribución sudamericana dado que el nivel de endemismo en este bosque más seco e interior es muy bajo en comparación con los bosques costeros húmedos.

Tucán banana

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