Más rápido. Más alto. Más fuerte. Los campeones del Reino Animal

Querida hija:

El cuerpo humano es capaz de lograr proezas asombrosas: saltar 8,95 metros de longitud como Mike Powell, correr los 100 metros lisos en 9,58 segundos como Usain Bolt, o casi correr un maratón por debajo de las dos horas como Elihud Kipchoge. Pero los animales son también capaces de proezas semejantes o incluso muy superiores en relación a su forma corporal, tamaño y peso. A veces son proezas que logran sin pestañear, como quien se toma una taza de té, y otras veces son esfuerzos explosivos e inusuales. Lo que no cabe duda es que el Reino Animal tiene sus propios campeones. Quiero que los conozcas.

El guepardo es el campeón animal de velocidad en carrera. Foto: Frans Lanting

De tamaños grandes y pequeños

Si en el futuro viniera un científico alienígena a estudiar lo que quede de nuestra fauna en lo que quede de nuestro planeta muy probablemente lo primero que le llamaría la atención es la gran disparidad y variedad de tamaños en el Reino Animal. No me refiero únicamente a la obvia diferencia que puede haber entre un elefante y un mosquito, sino más bien a la diferencia en el tamaño entre especies que pertenecen a un mismo grupo zoológico.

Tamaño de la ballena azul en comparación con otros animales y objetos

El mayor animal sobre la Tierra es la ballena azul (Balaenoptera musculus). La Comisión Ballenera Internacional tiene registros sobre 88 ejemplares que han superado los 30 metros de longitud, lo que convierte a esta especie también en el mayor animal que jamás haya existido en nuestro planeta. El problema es que hay dudas sobre la metodología que en cada caso se usó para tomar dichas medidas y actualmente se pone en entredicho cualquier medición antigua que supere los 30,5 metros y hoy día la máxima longitud validada científicamente para esta especie es de 29,9 metros.

Por su parte, el mayor animal terrestre de la actualidad es el elefante africano de sabana (Loxodonta africana), que alcanza una altura máxima a la cruz de 3,96 m y un peso corporal de 10,4 toneladas, si bien durante el pasado hubo mamíferos terrestres de mayor tamaño como Paraceratherium, un pariente de los rinocerontes que vivió en Asia central durante el Oligoceno, con una altura a la cruz de algo más de 4 metros y un peso corporal de 20 toneladas.

Musaraña etrusca

Vayamos ahora al otro extremo. En términos de masa corporal el mamífero más pequeño es la musaraña etrusca (Suncus etruscus), distribuida por Europa meridional, Norte de África y Asia meridional y sudoriental, con un peso mínimo registrado de 1,8 g y una longitud corporal de 3,81 cm. Por su parte, el mamífero más pequeño en términos de tamaño es el murciélago moscardón (Craseonycteris thonglongyai), que vive en el oeste de Tailandia y sureste de Birmania, con una longitud de entre 29 y 33 mm. y un peso de 2 g. 

Sin embargo, el honor de ser el vertebrado más pequeño del mundo no corresponde a ningún mamífero sino a un anfibio anuro: la rana Paedophryne amauensis, que vive en los bosques húmedos del centro de Nueva Guinea y que presenta una longitud adulta de 7,7 mm, menos de la mitad del diámetro de una moneda de 10 centavos de dólar estadounidense. Esta especie fue descrita recientemente, en 2012, y los tamaños extremadamente pequeños no son raros entre las ranas pues hay 29 especies cuyas longitudes están por debajo de los 13 mm. Como contraste, la rana de mayor tamaño es la rana Goliat (Conraua goliath), que vive en Camerún y Guinea Ecuatorial, con una longitud máxima registrada de 32 cm y un peso de 3,25 kg.

De velocidad en la carrera

Es bien sabido que el animal que es capaz de correr más rápido es el guepardo (Acinonyx jubatus), un felino completamente atípico puesto que caza a la carrera y no al acecho como hacen los demás. Es capaz de alcanzar puntas de velocidad de 120 km/h pero no puede mantenerlo demasiado tiempo por lo que más le vale poder alcanzar a su presa o su explosivo esfuerzo no le servirá de nada. Y, en efecto, se trata de una verdadera explosión: el guepardo acelera de 0 a 100 km/h en sólo 3 segundos, lo que es más rápido que muchos coches.

Los mamíferos más rápidos del mundo

Todo en el físico del guepardo delata al velocista nato: cuerpo delgado y anguloso, potente musculatura, larga cola que actúa como balancín para equilibrar el cuerpo en los bruscos cambios de dirección que la presa le impone para salvar su vida, y garras no retráctiles (caso único entre los felinos) para servirle de agarre en el terreno, exactamente como las botas claveteadas que tienen los velocistas de nuestros estadios.

Si la medalla de oro en velocidad está muy clara, las medallas de plata y bronce están empatadas a velocidades máximas de 88 km/h para dos especies: por un lado el antílope americano berrendo (Antilocapra americana), que vive en praderas, páramos y semidesiertos de EEUU y México y del que se cree que su velocidad influyó en la extinción del que era su principal depredador, el guepardo americano (género Miracinonyx), que alcanzó una convergencia evolutiva con el guepardo y se cree que cazaba a la carrera. Se piensa que  los berrendos se vieron obligados a evolucionar para alcanzar velocidades cada vez más grandes hasta desbancar a los guepardos americanos, que se extinguen hace 13.000 años.

El tercer gran velocista del Reino Animal, ex aequo con el berrendo, es el avestruz (Struthio camelus), que se convierte así en el animal viviente más veloz en dos patas.

De velocidad en el vuelo

Si te parece que guepardos, avestruces y berrendos son muy rápidos, espera a ver de qué son capaces de hacer las aves que vuelan a la máxima velocidad posible. Seguramente te sorprenderá saber que hay nada menos que 10 aves más rápidas que el guepardo, a quien relegan al puesto número 11 de las criaturas más rápidas en el planeta.

Esto es así por el vuelo en picado, en el que las aves se lanzan como un proyectil con las alas semiplegadaas de determinada forma desde cierta altura de vuelo, y combinando la aerodinámica con la elevada energía cinética que acumula el animal, alcanzan velocidades estratosféricas comprobadas con el siguiente palmarés:

El halcón peregrino en picado es el ser más rápido sobre la Tierra

Medalla de oro: el halcón peregrino (Falco peregrinus), con una velocidad máxima en picado de 389 km/h

Medalla de plata: el águila real (Aquila chrysaetos), con picados medidos de entre 240 y 320 km/h

Medalla de bronce: el vencejo mongol (Hirundapus caudacutus), que alcanza en vuelo normal (sin picados, como las rapaces) una velocidad máxima de 169 km/h. Se trata de un ave migratoria que cría en Asia central y Siberia meridional e inverna en Asia meridional y Australia. No obstante hay autores que dudan del método de medida seguido en este dato (al parecer, no publicado) y por tanto igual hay que considerar como bronce al alcotán europeo (Falco subbuteo), que el vuelo horizontal alcanza los 160 km/h. Cría en toda Eurasia e inverna en África subsahariana.

De altura en el vuelo

El 29 de noviembre de 1973 un avión comercial que volaba sobre Abiyán, Costa de Marfil, a 11.300 metros de altitud experimentó una fuerte colisión en uno de sus motores, que quedó inutilizado. Afortunadamente, el piloto consiguió aterrizar en Abiyán sin mayores problemas. Al examinar el motor afectado, se encontraron plumas en él que permitieron inferir que un ave había chocado contra el motor, y a partir de esas plumas se identificó la especie: el buitre de Rüppell (Gyps rueppellii), que pasó a ser considerada el ave que había sido registrada a mayor altitud hasta la fecha. 

Las 10 aves que alcanzan mayor altitud de vuelo

Se trata de un buitre africano que se encuentra fundamentalmente en el Sahel pero baja también por las sabanas de África oriental. Es bien sabido que los buitres buscan las corrientes térmicas ascendentes para ascender a gran altitud y desde allí otear las carroñas disponibles. Ahora bien, desde 11.000 metros de altitud poco se puede distinguir con lo que se presume que el animal pudo ser arrastrado de algún modo fortuito a tan elevadas altitudes. Pero eso no invalida su récord.

Otras especies alcanzan también elevadas altitudes de vuelo de una forma más común y normal, por ejemplo sobrevolando el Himalaya en el transcurso de rutas migratorias, como es el caso de la grulla común (Grus grus), registrada a 10.000 metros sobre el Himalaya o el ánsar indio (Anser indicus), registrado a 8.800 metros en las mismas circunstancias, sobrevolando el Himalaya.

De resistencia en el vuelo

Existen ciertas especies de aves que por su propia biología viven constantemente en un estado de vuelo casi continuo como por ejemplo los albatros, que únicamente se posan en tierra una vez al año cuando crían, o el vencejo común (Apus apus), que lo hace todo en el aire excepto poner los huevos y puede pasarse fácilmente 10 meses al año sin parar de volar. Verdaderamente son portentos fisiológicos.

Aguja colipinta

Luego están las aves migratorias capaces de hacer distancias asombrosas de un tirón sin escalas ni detenerse. Justo a comienzos de este año, una aguja colipinta (Limosa lapponica), un caradriforme escolopácido, batió el récord mundial de vuelo sin escalas al recorrer 13.560 km desde Alaska hasta Tasmania. Esta misma especie ostentaba también el récord anterior con 11.700 km. Se trata de un ave que cría en las tierras árticas e inverna en los litorales de Europa occidental y las regiones tropicales y subtropicales del Viejo Mundo.

De velocidad en la natación

También en el medio marino hay criaturas capaces de nadar a velocidades asombrosas. En este campo los campeones son los istioforiformes, nombre técnico de lo que comúnmente se conoce como "peces espada". La medalla de oro corresponde al pez vela (Istiophorus), con velocidades registradas de 109 km/h seguido por el pez espada (Xiphias gladius) que registra 97 km/h. La medalla de bronce corresponde al atún de aleta amarilla (Thunnus albacares), con 76 km/h.

Los istiofóridos son los "jamaicanos" del mar. Ilustración: Fish and Lines

Muchos autores consideran estos valores dudosos ya que es más complicado medir velocidades de peces bajo el mar, pero es indudable que cualquier pescador de estas especies te dirá que son animales indudablemente rapidísimos.

De profundidad en la inmersión

Puede sorprenderte el hecho de que el campeón animal de profundidad en la inmersión sea un cetáceo oscuro y desconocido: el zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris), un zifio de 6 metros de longitud que fue registrado en 2014 en aguas de California a 2.992 metros de profundidad, en una inmersión que duró 137 minutos. Otro miembro de la misma especie tiene también el récord de la inmersión más larga registrada, con 222 minutos. Un verdadero campeón de las profundidades, donde se sumerge en busca de cefalópodos, que es su comida preferida.

Los mamíferos marinos con inmersiones más profundas

La medalla de plata corresponde al cachalote (Physeter macrocephalus), con una profundidad registrada de 2.250 metros y el bronce al elefante marino del Sur (Mirounga leonina), con 2.133 metros.

Algunas consideraciones físicas

Para terminar, quiero ofrecerte algunos datos que los científicos han averiguado al investigar la física y la cinemática del movimiento animal. Nuestra intuición nos dice que cuanto más grande es un animal, más capaz es de desarrollar velocidades mayores con respecto de un animal más pequeño. Sin embargo, fíjate que el guepardo alcanza explosiones de 120 km/h y no es un animal especialmente grande.

Al parecer, existe una curva que relaciona la máxima velocidad que un animal puede alcanzar con la masa corporal que tiene una forma cóncava, alcanzando su "pico" en una determinada masa que no es la máxima. Esto se explica porque la velocidad máxima que puede alcanzar un animal depende de su capacidad de aceleración. Esto explica por qué los velocistas más explosivos en realidad están en reposo la mayor parte del tiempo mientras que los mayores animales sí pueden conseguir buenas velocidades constantes pero al tener menor capacidad de aceleración, no alcanzan velocidades récord. Y esto se comprueba en la carrera, en la natación y en el vuelo indistintamente. 

Curva que relaciona la masa corporal y la máxima velocidad alcanzada por distintas especies

También esto sucede con los aeroplanos. El equivalente aéreo del guepardo serían los aviones militares de caza: capaces de alcanzar enormes y explosivas velocidades, pero que se encuentran en reposo el 99% de su tiempo, al contrario que los aviones comerciales, que se mueven continuamente y alcanzan velocidades de crucero moderadas en comparación con las que alcanzan los cazas.

Por otro lado, el medio físico en el que el animal se desenvuelve tiene una enorme influencia. Es curioso cómo los voladores más rápidos tienen un tamaño 1.000 veces más pequeño que los nadadores más rápidos. La explicación está en la menor resistencia que un ave debe vencer en el medio aéreo con respecto de la que debe vencer un pez en el acuático.

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