Félix de Azara (1742 - 1821). El Hombre Bicentenario.

Querida hija:

Este año se ha cumplido el Bicentenario de uno de los más grandes naturalistas españoles de todos los tiempos por lo decirte el mejor (hasta que otro Félix surgió a mediados del siglo XX): Félix de Azara. Lo gracioso del caso es que Azara no fue científico ni filósofo, y no tenía ni conocimientos, ni formación ni experiencia en Historia Natural. La cosa tuvo su aquél y tendrás que admitir que estás intrigada. España, como de costumbre, es olvidadiza y despreciativa con sus grandes hombres y este bicentenario se ha pasado sólo con un raquítico ciclo de tres conferencias en Aragón, su tierra natal. De modo que vamos a celebrar a este insigne español como se merece: con una Crónica de Fauna.

Retrato de Félix de Azara. Francisco De Goya. Museo Goya Fundación Ibercaja, Zaragoza


Introducción: el ingeniero.

Félix de Azara nació en el pueblecito de Barbuñales, en el Somontano de Huesca, Aragón, y fue uno de los siete hijos de un matrimonio de hidalgos rurales que, a pesar de tratarse de nobleza de la más baja escala supo colocar bien a todos sus hijos en la Iglesia, el Ejército, la Judicatura y, en el caso de Nicolás, la diplomacia, pues fue uno de los más importantes embajadores de España en Roma y luego en París, y persona clave en la vida de Félix.

Nada hacía pensar que Félix destacaría en Historia Natural pues fue destinado al Ejército. Tras ser rechazado en el Colegio de Artillería de Segovia por superar la edad mínima de ingreso, en 1765 finalmente logra ser admitido en la Academia de Matemáticas de Barcelona donde se graduará sin destacar especialmente, y en 1767 fue nombrado alférez e ingeniero delineador de los ejércitos nacionales, plazas y fronteras y destinado a Barcelona y Figueras. Su carrera como ingeniero militar continuaría realizando trabajos en Alcalá de Henares y la Fortaleza de Mallorca. En 1775 forma parte de la Expedición a Argel, en la que resultaría herido, siendo ascendido a capitán en 1776 y continuando su carrera en trabajos hidráulicos en Gerona. Podemos considerar que para entonces sus ideas eran plenamente ilustradas.

Mapa geográfico de América Meridional. 1771


En 1780 se le asciende a teniente coronel de Ingenieros y se le destina a San Sebastián. Allí recibirá una noticia que le cambiará la vida para siempre.

En 1780 el Imperio Español se encuentra en el cenit de su poder, dirigido por el gobernante más capaz de toda la Historia de España: el Rey Carlos III. Se extiende desde la costa noroeste de Norteamérica hasta las Islas Malvinas, y desde Italia hasta las Islas Filipinas. Las ciencias y las artes florecen durante un reinado reformista plenamente identificado con la idea del Despotismo Ilustrado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo.

Pero había un problema por resolver en el Imperio americano. Ante la falta de delineación precisa de las fronteras que separaban el Imperio español del portugués de Brasil, desde el siglo XVII los portugueses fueron royéndole a los españoles territorio que no les correspondía haciendo a Brasil más grande cada vez. Si durante el siglo XVII fue sobre todo en territorio amazónico, durante el siglo XVIII los conflictos fronterizos se multiplicaron en la zona del Paraguay, Misiones y la Banda Oriental. En 1750 España y Portugal firman un Tratado de Límites muy favorable a Portugal, que la Guerra de los Siete Años, que vio a España y a Portugal en bandos distintos como siempre, convirtió en papel mojado.

Ante la grave situación de problemas fronterizos sin resolver, un cambio de gobierno en Portugal hizo que éstos buscaran un nuevo acuerdo con España: el Tratado de San Ildefonso de 1777 fue ambicioso y delimita las fronteras entre ambos imperios de una forma más precisa. Ahora bien, una vez firmado el tratado había que determinar los límites sobre el terreno: identificarlos y amojonarlos. Y para esta misión fue llamado nuestro ingeniero militar Félix de Azara.

Recreación del Montevideo colonial. Carlos Menck Freire


Se le ordena que se traslade a Lisboa donde, en 1781, el embajador de España le comunica que se agregará a la Comisión de Límites dirigida por el Capitán Varela y Ulloa destinada a establecer el amojonamiento de los límites pactados en territorio americano, además se le agrega a la Armada y se le asciende al equivalente a Capitán de Fragata, puesto que todos los miembros de la Comisión pertenecen a la Armada. El 13 de enero de 1782 la comisión parte hacia América en la fragata mercante portuguesa Santísimo Sacramento porque el estado de guerra entre España y Gran Bretaña (Guerra de la Independencia de los EEUU) hace aconsejable ir en un barco neutral.

En marzo la fragata llega a Río de Janeiro y desde allí la Comisión llega a Montevideo en Mayo de 1782 donde el Virrey les comunica los detalles de su misión. La epopeya le esperaba al capitán Azara, que no sabía lo que se le venía encima.

Naturalista por sorpresa

Entre 1782 y 1784 Azara participa en trabajos preliminares en Buenos Aires, Montevideo y visitando ocasionalmente las posesiones portuguesas en Rio Grande de San Pedro para concertar con los portugueses los lugares de encuentro de las respectivas partidas en las que se dividirá la Comisión. A Félix de Azara se le asigna la Tercera Partida, con base en Asunción, la capital de Paraguay.

Mapas del Paraguay de 1647 y 1671


Se desplaza a su nueva base remontando el Paraná y el Paraguay y tomando conciencia de las profundidades del territorio americano. Viaja en condiciones difíciles sufriendo mal tiempo y las incomodidades de caminos, fondas y estancias que están a años luz de lo que él conoce de España. Finalmente tras un mes de viaje el 9 de febrero de 1784 Azara llega a Asunción para iniciar su misión. Estaba muy lejos de imaginar que pasaría veinte años allí atrapado.

El caso es que los comisionados portugueses no llegaban. Indudablemente, Azara debió estar en contacto con las "fuerzas vivas" de la ciudad de Asunción, más y mejor conocedoras de sus vecinos portugueses y las sutilezas de la política local, y debieron advertirle que no esperase que aparecieran los portugueses. Porque, en realidad, ni españoles ni portugueses tuvieron voluntad de cumplir con el Tratado de San Ildefonso. Ambas Coronas sabían que era cuestión de tiempo que hubiera otra guerra entre ambas, y les interesaba que las fronteras siguieran sin determinar para poder conquistarle al adversario cuanto mayor territorio, mejor. Sucedió esta guerra en efecto, pero es otra historia.

Por eso, cuando hacia Junio de 1784 estaba claro que los portugueses ni estaban, ni se les esperaba, Azara tomó una decisión trascendental, que dejó por escrito:

"...yo sospechaba con bastante fundamento que dichos portugueses tardarían en llegar, y que por consecuencia mi demora en el Paraguay sería dilatada. No se me había dado instrucción para este caso y me vi precisado a meditar la elección de algún objeto que ocupase mi detención con utilidad. Desde luego, vi que lo que convenía a mi profesión y circunstancias era acopiar elementos para hacer una buena carta o mapa, sin omitir lo que pudiera ilustrar la geografía física, la historia natural de las aves y cuadrúpedos, y finalmente lo que pudiera conducir al perfecto conocimiento del país y sus habitantes".

Mapa de la Villa de Asunción, a finales del siglo XVIII


O sea, que Azara se hizo naturalista por aburrimiento, por ocupar su mente y su tiempo en algo mientras se esperaba que vinieran los comisionados portugueses. Esta decisión no debe extrañarte. La lectura del relato del viaje que Azara hizo desde Buenos Aires hasta Asunción nos muestra un agudísimo poder de observación y descripción. No se le escapaba nada: desde los caminos a las gentes y también la fauna abundante que él observó en el camino (osos hormigueros, jaguares, etc...) fue cuidadosamente anotado y descrito de una manera minuciosa y detallista. 

Aunque Azara no tenía conocimientos previos de Historia Natural, tenía lo único que le hace falta a un naturalista según cuento en mi Manual breve para el naturalista principiante: capacidad de observación y un cerebro para pensar. Se convertirá así en el primer "americanista" en describir todo lo relativo al Paraguay y el Río de la Plata: plantas, animales, pueblos indígenas, costumbres, economía...todo lo observó y todo lo dejó por escrito. De ahí la fama que alcanzó, en una época en la que los estudios de zoología y antropología americanas estaban en mantillas, aunque no así la Botánica, muy adelantada durante el reinado de Carlos III.

Azara pasaría doce años en el Paraguay, durante los cuales realizó los siguientes viajes:

- Primer viaje: A Villarica (12 de junio - 4 de julio 1784)
- Segundo viaje: A Capiatá (12 de julio - 12 de agosto 1784)
- Tercer viaje: A las Misiones Jesuíticas (10 de agosto - 20 de octubre 1784)
- Cuarto viaje: Al Pilcomayo (8 - 11 de agosto 1785)
- Quinto viaje: A San Estanislao y San Joaquín (Enero 1786)
- Sexto viaje: A Carapeguá y Quyyndy (Abril 1786)
- Séptimo viaje: A Curuguaty (Mayo 1786)
- Octavo viaje: A los Esteros del Yberá (16 de noviembre de 1787 - 8 de febrero 1788)
- Noveno viaje: Al Paraná y Corrientes (Julio de 1791)

Tamandua. De: Viajes por la América Meridional, de Félix de Azara 1809


Oficialmente no se le concedió permiso para efectuar estos viajes de investigación hasta 1788, y siempre que no interfiriera con su misión oficial que, como has visto, no se iba a poder llevar a cabo. El 13 de julio efectúa un envío al Gabinete de Historia Natural que llega el 22 de julio de 1789 pero del cual hoy día están perdidos 400 especímenes de aves, y sólo se conservan tres especímenes de mamíferos: un marsupial, Caluromys lanatus, dos cornamentas de venado de las pampas Ozotoceros bezoarticus y un armadillo gigante Priodontes giganteus.

Lo que sucedió es que en el Gabinete no sabían quién era éste Azara y por qué les enviaba estos especímenes. Fue ignorado y ninguneado y por esa razón el envío acabó extraviándose sin aprovechar nada a aquellos arrogantes botánicos y filósofos. Envió también en 1789 algunos manuscritos sobre las aves del Paraguay, inédito en gran parte, y que incluye también la descripción de varios murciélagos. Otro posterior envío de 87 especímenes en 1790 sí tendría algo más de atención por el Gabinete tras que Nicolás, el hermano embajador, moviera hilos cerca del Conde de Floridablanca, que era el Ministro de Estado. Pero, en general, sus envíos al Real Gabinete no fueron debidamente apreciados ni estudiados.

Si bien estos viajes cimentaron su fama al estudiar detalladamente la fauna y la flora de este país, su correspondencia privada habla de un hombre desesperado, que se siente abandonado por sus superiores en un lugar primitivo, sin cultura ni nadie cultivado con quien hablar, donde relata la corrupción generalizada (incluso sobornos por parte de autoridades portuguesas). Se siente desterrado y siente que le han hecho perder los mejores años de su vida en aquél agujero que tan bien estaba estudiando y describiendo para la posteridad.
Yaguareté. De Viajes por la América Meridional. Félix de Azara, 1809


Finalmente en 1791 no puede más y escribe al Virrey comunicándole que los portugueses no van a venir y que el erario público se está gastando lastimosamente manteniéndolo allí sin poder cumplir su misión (sus viajes de investigación se los pagaba él de su bolsillo) y solicita que se le releve y envíe a España de una vez.

Tendría que esperar hasta 1796 cuando desde Buenos Aires se toma la decisión de llamarlo a realizar trabajos para el Virreinato pero sin enviarlo a España. Entre 1796 y 1798 se le pondrá al frente de una partida de exploración e investigación de la Pampa, entonces territorio fronterizo con aborígenes independientes e indomables, como te conté en la crónica que dediqué al vacuno argentino, y posteriormente se le envía a fundar un nuevo poblado en la Banda Oriental.

Finalmente, en 1801 se le concede la ansiada licencia tras diecinueve años en tierras americanas, años agridulces como hemos visto. A finales de 1801 desembarca en Málaga y se dirige a Madrid con la amarga sensación de haber fracasado en su misión.

Su obra y sus resultados zoológicos

Decepcionado por la falta de interés de las autoridades en la Ciencia, se establece en París junto con su hermano Nicolás, a la sazón embajador de España en Francia. Allí, la influencia de su hermano le abre las puertas del Museo de Historia Natural y el trato con el paleontólogo George Cuvier además de conocer al mismísimo Napoleón. Por esta razón su primera obra se publica en francés y en Francia: Apuntamientos para la historia natural de los quadrupedos del Paraguay y el Río de la Plata (1801) y que publicará en español al año siguiente en una edición revisada y ampliada. Pronto se publicaría en varias lenguas.

Apuntamientos para la Historia Natural de los quadrupedos del Paraguay y el Río de la Plata. Madrid, 1802


Pero su mayor obra se publica en tres volúmenes entre 1802 y 1805: Apuntamientos para la historia natural de los paxaros del Paraguay y el Río de la Plata, en la que describe 448 especies de aves, de las cuales aproximadamente la mitad serán nuevas para la Ciencia. Tras el fallecimiento de su hermano en 1804, regresa a España donde en 1805 es nombrado miembro de la Junta de Fortificaciones y Defensa de ambas Indias y publica Viajes por la América Meridional en 1809.

Finalmente, tras la invasión napoleónica en España, Azara se retira a su pueblo natal donde acabará como regidor y fallece el 17 de octubre de 1821 habiéndose abierto paso como uno de los mayores naturalistas de nuestro país, y bien conocido en Europa.

Como ya te dije al principio, Azara no era científico, no tenía conocimientos de Historia Natural y se encontraba aislado de las corrientes científicas de su tiempo, de las que no conocía nada. Por tanto, usó su sentido común para realizar su labor investigadora: recolectaba sus ejemplares, los medía, los describía minuciosamente y se apoyaba también en los naturales del país puesto que recoge todos los nombres guaraníes de las especies animales, y tuvo también un valioso aliado en el Padre Noceda, jesuita de las misiones, que también le ayudó en parte de sus investigaciones. Precisamente por el contacto con los locales era capaz de sacar prolijas descripciones de la biología y forma de vida de tantas especies.

Apuntamientos para la Historia Natural de los paxaros del Paraguay y el Río de la Plata. Madrid 1802


Como no sabía nada de Linneo ni su sistema de nomenclatura y clasificación, Azara no otorgó nombres científicos a sus especímenes, lo que como verás luego dificultó mucho su identificación, y realizó una clasificación por tamaños en lugar de por linajes. Sólo hacia 1796 cayó en sus manos en Buenos Aires un ejemplar de la Historia Natural del Conde de Buffon, uno de los gurús de la Historia Natural de la época si bien enfrentado a Linneo, tampoco inculcó a Azara el sistema nomenclatural moderno. Por tanto, Azara siguió a Buffon pero de una manera crítica, puesto que en sus obras señala las diferencias entre lo que Buffon afirma sobre fauna americana con lo que el mismo Azara ha visto sobre el terreno. En sus propias palabras:

"Como no he leído otra obra que la de Mr. Buffon, me he visto como forzado a preferirle en mis críticas; pero es bien difícil conocer, que no son tanto contra él, como contra Viageros y Naturalistas de quienes copió los errores que impugno."

Azara no se limitó a recolectar ejemplares y describirlos. Observó la fauna que le rodeaba como un conjunto y la comparó con lo que se conocía de la fauna del Viejo Mundo. En el Prólogo de sus Apuntamientos sobre la Historia Natural de los Quadrupedos del Paraguay y el Río de la Plata llega a la conclusión de que las especies americanas se extienden en superficies mayores que las especies de Europa,  y se da cuenta de que hay especies similares entre ambos continentes. Así, compara el jaguar americano con el león africano, el gato de las pampas con el gato silvestre europeo, compara los ciervos americanos con el ciervo y el corzo europeos, el aguará-guazú americano con el lobo europeo, etc.

Ñandú, en: Viajes por la América Meridional, de Félix de Azara, 1809


Pero también apunta que hay en América animales exclusivos que no se encuentran en ninguna otra parte. Indica que no hay en América ningún equivalente al elefante o al hipopótamo africanos, pero indica que se han encontrado fósiles de bestias antiguas de tamaño comparable a estos paquidermos. Es decir, nos encontramos ante reflexiones claramente zoogeográficas: Azara se pregunta sobre los arcanos de la distribución de las faunas cuarenta años antes de que lo hiciera Darwin.

A este respecto se ha exagerado mucho diciendo que Azara era el "Darwin español" o que fue "precursor de Darwin". En todo caso Darwin fue el "Azara inglés" ya que fue el español quien estudió la fauna del Cono Sur antes que el británico, que había leído bien sus libros antes de embarcarse en el Beagle y lo cita varias veces en sus obras. Pero Azara no tenía ideas evolucionistas sino que era de ideas creacionistas y fijistas (las especies no cambian). Ahora bien, él también reflexionó sobre el origen de las diferentes faunas y desarrolló sus propia teoría que prefiguraba de algún modo la idea de evolución.

Según estas ideas, Azara piensa que debió haber "creaciones sucesivas" de especies para que los depredadores no provoquen la desaparición de las especies que les sirven de alimento. Según Azara, primero aparecen las presas, y éstas se han de consolidar antes de que aparezcan los depredadores y los exterminen. Evidentemente, estas ideas no tienen ni pies ni cabeza hoy día pero sitúate en la época: una época en la que no se sabía nada de Ecología ni de Evolución, que Darwin no respondería hasta 1859 en su Origen de las Especies. Lo importante es que Azara se formó una teoría a partir de la observación de la fauna que le rodeaba, y fue capaz de intuir que las faunas cambiaban sucesivamente a lo largo del tiempo. En mi opinión, eso esconde la idea de una evolución aunque él lo explicaba como "creaciones sucesivas".

Surucuou o Coucouroucou de vientre rojo. Viajes por la América Meridional, Félix de Azara 1809


Los animales que Azara describió

En general, no ha habido mucha dificultad en identificar los cuadrúpedos terrestres por tratarse de animales en general bien conocidos y con nombres guaraníes que están en su mayoría en vigor y son muy comunes. Así, Azara describe animales como el mboreví o tapir amazónico (Tapirus terrestris), el yaguareté o jaguar (Panthera onca), el tapetí o conejo brasileño (Sylvilagus brasiliensis), el tañy kati o pecarí labiado (Tayassu pecari), el capibara (Hydrochoerus hydrochoeris), el mono carayá (Alouatta caraya), el yurumí u oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla) y así hasta un total de ochenta y tres especies sólo de mamíferos, de absolutamente todos los órdenes presentes en la zona por donde se movió.

Tapir amazónico


También prestó atención a los herpetos, que también prestó atención a anfibios y reptiles, de los cuales describió por ejemplo la curiyú o boa constrictor (Boa constrictor), el falso camaleón (Polychrus acutirostris), el yacaré (Caiman latirostris) o el cururú o sapo buey (Rhinella schneideri).

Falso camaleón


Las aves ya presentan mayor dificultad ya que Azara aportó muy pocos dibujos y sus especímenes se han perdido casi en su totalidad por lo que identificar las 448 especies de aves que describe en su obra fue una obra de pesadilla y lo sigue siendo en la actualidad pues todavía quedan aves por identificar. Durante el siglo XIX varios especialistas se pusieron a ello, y destacaron en esta labor el alemán Gustav Hartlaub, que en 1847 publicó un índice de aves de Azara identificadas, o el ornitólogo francés Jean - Pierre Vieillot, quien identificó 150 especies y, de paso, aprovechó para nombrarlas con su propio apellido, vieilloti, muy poco deportivo el franchute.

Algunas de estas aves son "fáciles", como por ejemplo el carancho (Caracara plancus) o el ñacurutú o gran búho cornudo (Bubo virginianus), pero en la mayoría de los casos los ornitólogos han sudado sangre para poder identificarlas, e incluso corregir algunas identificaciones erróneas realizadas por los ornitólogos decimonónicos gracias a los avances de la taxonomía moderna. Algunos ejemplos de este ímprobo trabajo de identificación moderna son:

Carancho.


-Nº 378: Polluela ocelada (Micropygia schomburgkii), Ralliformes - Rallidae
-Nº 401: Vuelvepiedras común (Arenaria interpres morinella) Charadriformes - Scolopacidae
-Nº 236: Pijuí frentigrís (Synallaxis frontalis) Passeriformes - Furnaridae
-Nº 237: Pijuí pechiblanco (S. albescens) Passeriformes - Furnaridae
-Nº 18: Águila de Harris (Parabuteo unicinctus) Accipitriformes - Accipitridae
-Nº 12: Gavilán cangrejero colorado (Buteogallus meridionalis) Accipitriformes -Accipitridae; una identificación que Azara dio correctamente pero que luego fue desechada para ser recuperada recientemente.
-Nº 243: Trepatroncos enano (Xiphorhynchus fuscus)

Polluela celada


Epílogo

Como has visto, nuestro Félix de Azara, a pesar de no tener conocimientos ni experiencia previa en el estudio de la fauna (y la flora, que no hemos hablado de las plantas que también describió... que ésa es otra historia), realizó una labor ímproba, titánica, gigantesca, recopilando, describiendo y descubriendo nada menos que casi toda la fauna de la región que exploró: el Paraguay y el Río de la Plata realizando una de las mayores contribuciones mundiales al avance de la entonces balbuceante ciencia de la Zoología.

Desde luego, al menos, sí obtuvo el reconocimiento de sus "colegas" científicos, que le aceptaron como uno de ellos y son muchísimas las especies animales que han sido bautizadas en honor del insigne naturalista español, como por ejemplo el agutí de Azara (Dasyprocta azarae), el marikiná de Azara (Aotus azarae), el pijuí de Azara (Sinallaxys azarae) o el ratón de Azara (Akodon azarae) son una muestra. ¡Hasta tiene dedicado una montaña en la Luna, la Dorsal Azarae!

Agustí de Azara


Sin embargo, fuera del ámbito académico en España Azara es un desconocido. Ya te he apuntado cómo su bicentenario ha sido despachado con un pequeño ciclo de conferencias en Aragón, y para de contar. Yo mismo intenté ponerme en contacto con el Ayuntamiento de Barbuñales para solicitarles participar en esta crónica y darle más enjundia a mi homenaje, pero no contestaban ni al correo electrónico ni al teléfono. Está enterrado en la Catedral de Huesca y, aunque se conserva su casa natal en Barbuñales, no se ha hecho ningún museo ni exposición permanente, y tiene una estatua en el Museo de Geología de Barcelona. Eso es todo.

Si Azara fuera anglosajón, te aseguro que lo conocería hasta el último mono de este planeta y no sólo se hubieran publicado libros en el restringido ámbito académico, sino que se hubieran hecho sobre él películas, series, poemas y hasta óperas-rock. Pero esto es España, hija mía, y aquí interesa a los políticos y administraciones que te avergüences del pasado de nuestro país, y de la titánica labor científica que España realizó en América estudiando su Historia Natural. 

Sí, el propio Azara se fue a Francia desengañado por el desinterés que había en España por la ciencia...pero no se dio cuenta de que la España de Carlos III había puesto en marcha un sistema en el cual un ingeniero militar como él podía ser capaz de estudiar la Historia Natural de un continente, con tal calidad que en Europa se convirtió en un autor publicado y famoso. Algunos prefieren que creas que en España no se cultivaron las ciencias. Personajes como Azara desmienten esta visión y tal vez por eso es incómodo recordarlo.

Estatua de Félix de Azara. Museo de Geología, Barcelona


La España de Carlos III estuvo a la vanguardia de las ciencias de su tiempo, y me gustaría que alguien me dijera si, un suponer, un ingeniero militar español destinado en Afganistán podría hoy estudiar la Historia Natural de Asia central y ser publicado a nivel mundial y reconocido por la comunidad científica. Pues en la España supuestamente "oscurantista" y "medieval" sí se pudo. Lo que en la España mega-tecnológica de hoy es, sencillamente, inimaginable.

Menos mal que, en América, Azara tiene el reconocimiento que se merece, y organizaciones como la Fundación Azara no dejan, ni dejarán nunca, que su memoria se olvide.

MÚSICA RECOMENDADA: James Horner - El Hombre Bicentenario

SI TE GUSTA MI TRABAJO DIVULGADOR, ¡APÓYAME! Patreon.com/cronicasdefauna

Comentarios

  1. Fascinante historia de un precuror de las ciencias naturales en Hispanoamérica. A propósito de este excelente y revelador artículo recordé un libro que me obsequió un amigo que desgraciadamente ya no está entre nosotros. Se trata del "Ensayo sobre la Historia Natural del Gran Chaco" de José Jolís S.J. publicado en 1972 por la Universidad Nacional del Nordeste. Facultad de Humanidades. Instituto de Historia (Resistencia, Chaco). Impreso en Argentina. El comentario preliminar sobre la obra de este sacerdote jesuita nacido el 28 de octubre de 1728 en San Pedro de Torrelló, obispado de Vich en la provincia de Barcelona, dice que "la obra del citado misionero tiene el curioso (yo diría mas bien triste) privilegio de ser uno de los libros mas raros de la bibliografía agentina y por ello menos leídos y conocidos por los propios argentinos". Jolís llegó a América a bordo del navío San Saverio en la expedición que en 1755 dirigió el P.Baltasar Hueber que tenía como objetivo enviar varios religiosos a las provincia de Chile y Paraguay.

    Quizás una de las razones de este desconocimiento fue el prematuro fallecimiento de Jolís acaecido en Bolonia, Italia el 31 de julio de 1790 donde justamente solo se alcanzó a publicar un tomo en italiano,0 quedando asi la obra interrumpida e incompleta. Los pocos ejemplares conocidos y la ausencia de una edición en castellano impidieron una divulgación mas amplia.

    El libro es no solo una joya por su rareza sino que contiene detalladas descripciones de la fauna y flora chaqueñas que incluyen nociones de ecología y etología, ciencias desconocidas entonces y además abunda en citas bibliográficas.

    Gracias por el artículo.

    Pd: He tomado fotos del libro por si le interesan.

    Mario Rosina. Lima, Perú.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Errores comunes: los pingüinos no existen

Tarántulas. Dame veneno...

La gallina doméstica: características, origen y domesticación