50 años de la Operación Mohor. Salvando a las gacelas saharauis

Querida hija:

A los españoles nos encanta fustigarnos recordándonos constantemente nuestros defectos, que son muchos y muy graves. Pero olvidamos nuestras virtudes y nuestros logros, que también son muchos y muy importantes. O tal vez a determinadas instancias políticas y sociales les interesa que no recordemos nuestros logros. En 2021 se cumplieron 50 años de uno de los proyectos conservacionistas más hermosos y exitosos que ha llevado a cabo España: el salvamento de las gacelas saharauis. Porque, al menos en Historia Natural (zoología, botánica, ecología, oceanografía, etc.) nuestros especialistas están a la cabeza mundial y debemos sentirnos orgullosos de ellos. Esta es la historia de la Operación Mohor.

Portada del cortometraje "50 años de la Operación Mohor" realizado por Divulgare para el CSIC

Introducción

El 14 de enero de 1971 un avión cuatrimotor Douglas DC4 del Ejército Español aterriza en Almería procedente del Sahara Español. Su carga no constaba de personal ni equipamiento militar de la colonia, sino que eran unos saharauis muy especiales e importantes: un grupo de veintiséis animales compuesto por gacelas dama mohor (Nanger dama mohor), las últimas de su especie, gacelas dorcas saharauis (Gazella dorcas neglecta) y un chacal (Canis aureus). ¿Por qué estaban en Almería?

Debido a consideraciones geopolíticas (vecindad inmediata a las Canarias) y económicas (el rico banco pesquero canario-sahariano), el Gobierno español ocupa el Sahara occidental en 1884 y la subsiguiente Conferencia de Berlín (1885) reconoce la posesión española de este territorio. Durante las siguientes décadas, intrépidos naturalistas españoles recorren el territorio estudiando su geografía, su geología, su botánica y su fauna.

Mapa del Sahara español

Quiroga descubre nuevos insectos para la ciencia, Font describe poéticamente las primeras cacerías de gacelas, Lozano estudia profundamente la riqueza ictiológica del banco canario sahariano, Morales Agacino realiza seguimientos de las plagas de langosta y el 26 de diciembre de 1945 descubre la colonia de foca monje de Cabo Blanco...los naturalistas españoles realizan una verdadera epopeya científica en aquel desierto tan influido por el clima marítimo, y una fauna riquísima se abre al conocimiento científico.

La Operación Mohor

Pero será el gran José Antonio Valverde (1926 - 2003) quien realizará los mayores y mejores estudios sobre la fauna vertebrada saharaui. En España, este fundador de la Sociedad Española de Ornitología libra una titánica batalla para conseguir la protección del Coto de Doñana, entonces un territorio salvaje amenazado de destrucción, primero, y su declaración como Parque Nacional en 1969, después.

En 1955 realiza su primer viaje al Sahara Español de resultas del cual publica en 1957 una de sus obras cumbre: Aves del Sahara Español: un estudio ecológico del desierto. Las arenas del Sahara se introducen en sus venas como una enfermedad, y realizará otros catorce viajes al territorio hasta su abandono en 1975.

Portada del libro Aves del Sahara español, de José Antonio Valverde

El origen inmediato de la Operación Mohor se puede rastrear en 1963. Valverde se encuentra en el Sahara Español realizando estudios y, un mal día, encuentra que alguien ha matado a tiros una pareja de avestruces que habían criado. Junto con sus guías, logra encontrar a los polluelos huérfanos que son cuidados y mantenidos en su campamento durante unos días. Pero cuando tuvieron que marcharse a otra parte, Valverde los deja en libertad. No se lo perdonaría. 

En sus memorias, confiesa con remordimiento que aquellos avestruces probablemente eran los últimos representantes saharauis de avestruz de cuello rojo, que no volverían a verse en aquel territorio. Con amargura, cuenta que debió de haberse llevado aquellos polluelos al Zoo de Jerez para cría en cautividad con vistas a una futura reintroducción. Valverde dice allí mismo que ése fue el antecedente de la Operación Mohor.

José Antonio Valverde en el Sahara español, 1955

La primera vez que Valverde vio un "antílope mohor", como se conocía a esas gacelas que los locales denominaban mhorr (de ahí Mohor), sintió un flechazo. En sus propias palabras:

"De una hondonada verde de taljas saltaron al llano pedregoso cuatro antílopes de deslumbrante color blanco y castaño, tan increíblemente esbeltos y elegantes que me dio un vuelco el corazón. Siempre producen ese efecto los primeros mohor"

Durante los siguientes años, Valverde ve con preocupación cómo la caza inmisericorde desde vehículos a motor y usando incluso ametralladoras va diezmando a las gacelas del territorio. Evidentemente, para la población local las gacelas eran una fuente de carne y la ausencia de toda regulación y normativa favorecía la caza salvaje. Por si fuera poco, los trabajadores franceses del ferrocarril de Nouadhibou, en la vecina Mauritania, se adentraban en territorio español para cazar también gacelas.

Valverde no lo sabía, pero en 1968 fue abatido el último mohor en el Sahara Español. Pero la subespecie aún no había desaparecido puesto que el Ejército español mantenía algunos "zoos privados" por parte de oficiales de forma particular, donde se encontraban los últimos mohor. Cuando Valverde conoció esta circunstancia tomó la decisión de salvarlos y redimirse así por aquellos pequeños avestruces que había dejado a su suerte en 1963.

Antílope mohor. Grabado de Philip Sclater - The book of antelopes (1894)

Valverde negocia con el Capitán Julián Estalayo, que tenía en Daora un rebaño particular de dos machos y seis hembras que aliviaban el tedio de su solitario puesto, y que le habían ido trayendo los nativos hasta que ya parecía que no había más mohores en la región. Con autorización del CSIC (donde a la sazón trabajaba Valverde) y dinero de Adena, la Diputación de Almería y Coca Cola, Valverde compra el rebaño en 1970 e inmediatamente se pone en contacto con el Instituto de Aclimatación de Almería (una entidad agronómica perteneciente al CSIC) y un viejo conocido suyo que trabajaba allí: el naturalista Antonio Cano, que será clave en todo el Proyecto, y le encarga que busque sitio para las gacelas en una finca situada a los pies de la Alcazaba almeriense perteneciente al Instituto mientras buscaba más gacelas para salvar y embarcarlas con ayuda del Ejército.

En octubre de 1970  ya fue posible enviar al Instituto almeriense una pareja de gacelas dorcas que sirvió para ensayar los cercados e instalaciones que Cano estaba dirigiendo para el cargamento final. Tras la llegada de éste, durante 1971 se transportarían tres arruis saharianos (Ammotragus lervia sahariensis) y en octubre dos hembras más de antílope mohor. La "Operación Mohor" ya estaba en marcha. 

En el mismo mes de Octubre la finca se conocería como el Parque de Rescate de Fauna Sahariana y funcionaría hasta 1974 con subvenciones de la Diputación de Almería, fecha en la cual será el CSIC quien se haga cargo oficialmente del proyecto y cambiará el nombre del Instituto de Aclimatación por la Estación Experimental de Zonas Áridas, nombre que sigue en vigor. También cambiarían el nombre de Parque de Rescate de la Fauna Sahariana por el nombre de la finca: La Hoya.

Vista de los cercados de la Finca La Hoya, Almería

Pero...¿quiénes eran estos ungulados y por qué era importante salvarlos? Vamos a conocerlos

Las especies del proyecto.

Son las siguientes:

Gacela dama (Nanger dama): es la más grande de las gacelas, con una altura a la cruz de entre 90 y 95 cm, y un peso entre 35 y 75 kg. Es inconfundible con su capa de color castaño oscuro que contrasta con la parte inferior del cuerpo y algunos diseños en el cuello de color blanco inmaculado, con cuernos "caprinos". Se encuentra Críticamente en Peligro y las pocas poblaciones que quedan de ella se encuentran en el Sahel, desde Mali (donde se descubrió una nueva población en 2011) hasta Chad. 

Gacela dama

Se reconocen tres subespecies: nuestro "antílope mohor", la más occidental, que fue exterminada como ya te expliqué en estado silvestre en 1968, y objeto del programa de cría en cautividad de la Operación Mohor, y otras dos: la nominal, que es muy rara en estado silvestre y que tiene ejemplares en el zoo de Al Ain, en Abu Dhabi, y N. d. ruficollis, también objeto de cría en cautividad en diversos zoos debido a su rareza en estado silvestre.

Gacela dorcas (Gazella dorcas): Si bien es una gacela abundante, con una población mundial de entre 35.000 y 40.000 ejemplares distribuidos por toda la región sahariana y el Norte del Cuerno de África, su subespecie G. d. saudiya, la gacela saudí, ha sido exterminada. La subespecie saharaui, G. d. neglecta, es localmente escasa y está amenazada y por eso entró a formar parte de la Operación Mohor.

Gacela dorcas (Jukka Jantunen)

Gacela de Cuvier (Gazella cuvieri): Denominada en el Sahara occidental harmusch, es una gacela distribuida por la región del Atlas y su zona de influencia, desde Túnez hasta el Norte del territorio saharaui. En total quedan menos de dos mil en toda su área de distribución, y debido a ser una especie de distribución bastante restringida en el Sahara occidental, entró a formar parte de la Operación Mohor.

Gacela de Cuvier

Arrui sahariano (Ammotragus lervia sahariensis): El Arrui, también llamado "muflón del Atlas", está distribuido de forma muy dispersa por toda la región sahariana. La subespecie sahariana propiamente dicha corresponde al área sudoccidental de su distribución, desde el sur de Marruecos, Argelia y Túnez hasta Mali. Por su rareza en el Sahara occidental, también fue escogido para la Operación Mohor.

Arrui sahariano

Todos estos ungulados están amenazados en general en su área de distribución y particularmente en el Sahara occidental por la caza excesiva en primer lugar y en segundo lugar por la competencia con el ganado doméstico, que les disputa los escasos pastos de la región y sus puntos de agua. Las enfermedades que el ganado doméstico les transmite son un factor importante en este acoso y derribo de estas joyas naturales.

Lo que sucedió después

En Almería, Antonio Cano tuvo que enfrentarse a importantes problemas para sacar adelante los animales que habían sido traídos del Sahara español. Prácticamente no se sabía nada de aquellas gacelas (especialmente de las mohor) porque habían sido muy poco estudiadas en estado salvaje y había que aprenderlo todo sobre la marcha. Se consultó la escasa bibliografía que existía, y se tuvieron que ir formando rebaños reproductivos, prevenir conflictos entre especies y entre individuos de la misma especie (las estampidas eran terribles y podían causar la muerte de individuos).

Cano tuvo que desentrañar la Biología, la Etología y la reproducción de las gacelas en una labor verdaderamente titánica que desempeñó a la perfección dadas las circunstancias.

Antes de acabar el año 1971 llegaron a Almería tres ejemplares de arrui, y Cano tuvo que reestructurar de nuevo jaulas y cercados. En 1972 había ya 18 mohor y en 1973 hubo más ampliaciones de cercados pero la población de gacela dorcas disminuía desde 11 ejemplares hasta 9 en 1974, debido a bajas producidas por estampidas por lo que se diseñó para ellas instalaciones más específicas y más pequeñas. Había entonces una superficie de 3.600 m2 para todos los ungulados.

Mapa de la Marcha Verde

1975 fue un año complicado para el Sahara español: Franco agonizaba y aprovechando la situación de desconcierto político en España, Marruecos se lanza a conquistar el Sahara español, territorio que siempre había reivindicado como propio. Con el apoyo de Francia y los EEUU, Marruecos se sentía fuerte para desafiar a España, y el CSIC comprendió que era "ahora o nunca". Ante la posibilidad real de que España abandonase el Sahara occidental a su suerte, había que traer a Almería todos los animales que se pudiera.

Primero, en mayo, se recibieron las tres primeras gacelas de Cuvier y también un hermoso toro watusi más adelante así como otro grupo de gacelas dorcas. En el último trimestre, justo cuando la Marcha Verde marroquí ya invadía el Sahara, se rescatan 10 mohor, 1 gacela de Cuvier, 46 dorcas y tres arruis saharianos. El 14 de noviembre de 1975 llegaría el último cargamento de animales en un Boeing 709 con un total de 125 animales, de los cuales 60 se incorporaron al grupo de los ungulados, por lo que el Parque tuvo que acometer una importante ampliación.

Logotipo de la Estación Experimental de Zonas Áridas

Marruecos había completado la invasión del Sahara español, iniciando un conflicto político que hoy día sigue enquistado, puesto que oficialmente ni la ONU ni la comunidad internacional reconocen dicha ocupación (otra cosa distinta es que eso tenga consecuencias prácticas sobre el terreno), y España es considerada por la ONU como potencia administradora del territorio. Mientras Marruecos siga gozando de la protección y apoyo abiertos de EEUU, y disimulado de Francia, el conflicto no se resolverá y España no podrá realizar la descolonización del Sahara como corresponde en tiempo y forma, dando la autodeterminación al pueblo saharaui. Pero esa es otra historia.

Para 1976 la superficie para los ungulados era de 5.800 m2 para albergar a los últimos llegados y como la cría de las tres especies de gacelas iba muy bien, en 1978 hubo que ampliar de nuevo.

Hacia 1980 se vio la necesidad de ir repartiendo especímenes en otros lugares pues existía el peligro de que una enfermedad o una catástrofe natural afectase a la Estación de Zonas Áridas y perdiéndose para siempre las subespecies que se trataba de salvar. Así, se firmó una serie de convenios con zoológicos de España y del mundo, así como con otras instituciones privadas y un primer grupo de 44 animales fue repartido ya por España, EEUU y Europa. Así, hoy en día el programa de cría en cautividad se desarrolla no sólo en España sino en muchos países si bien la coordinación general del proyecto sigue siendo liderado por el CSIC.

Gacelas dorcas en La Hoya, bajo la Alcazaba de Almería

Entonces, en 1984, el Gobierno de Senegal se pone en contacto con el de España: solicitan gacelas para reintroducirlas en su territorio. Empieza la última fase, las reintroducciones.

Las difíciles reintroducciones

En efecto, reintroducir un animal en su hábitat originario es algo muy complicado, que requiere de mucha investigación y mucho trabajo detrás. Sobre todo si se trata de animales que han crecido en cautividad y que jamás han visto su patria originaria. Puedo adelantarte que, a excepción del arrui sahariano, las tres gacelas de la Operación Mohor tienen ya ejemplares reintroducidos en medio salvaje aunque no siempre en libertad completa todavía. La gacela mohor es la que peor se está adaptando a su nuevo medio, mientras que las dorcas y Cuvier parece que se adaptan mejor.

En efecto, en junio de 1984 se transportaron 2 machos y 6 hembras de mohor y, por otro lado, 1 macho y 2 hembras de dorcas, en un cercado en semilibertad en la Reserva senegalesa de Guembeul, cerca de Saint Louis. La idea es monitorizarlas y ver cómo se adaptan a la primera fase, para pasar a vivir completamente en libertad en la Reserva de Ferlo Norte. En 2003 había 57 ejemplares de mohor en Guembeul, y se aprobó el traslado a Ferlo Norte de 2 machos y 7 hembras.

Gacela dama en la Reserva de Guembeul, Senegal

Pero 4 de las hembras murieron durante el transporte, y hacia 2005 el número de mohor en Guembeul había caído hasta sólo 20 ejemplares. Mientras tanto, en Ferlo sólo hubo un nacimiento y no parecía haber progresos en la población en libertad. Sin embargo, la población reintroducida de orix cimitarra (Oryx dammah) y las propias gacelas dorcas saharauis reintroducidas en 2007 sí prosperaban, pasándose ejemplares también a Ferlo Norte.

En 2011 el CSIC realiza un estudio para intentar averiguar qué pasaba y qué se podía hacer. Se recomendó a las autoridades senegalesas convertir la Reserva de Guembeul en un centro de cría en cautividad. En lugar de traslocar ejemplares de mohor desde España u otros lugares esperando a que se aclimaten, se pretende que críen directamente allí. Confiemos en que este cambio de orientación tenga mayor éxito, y es sólo un ejemplo que quiero que conozcas para que entiendas la enorme complejidad que supone un proyecto de reintroducción de especies que se han criado en cautividad.

En cualquier caso, el 29 de mayo de 2015 sucedió un hecho histórico: se reintrodujeron 24 mohor en Safia, su hábitat originario en el Sahara occidental. Casi 50 años después de su exterminio en libertad, el antílope mohor volvía a su patria originaria. ¡Cómo le hubiera gustado verlo a Valverde, que ya había fallecido!. No en balde, los responsables españoles de este hito lo bautizaron como "Operación Mohor II". Desgraciadamente hubo un episodio de caza furtiva y más tarde 7 mohor murieron como consecuencia de ataques de perros asilvestrados, que no fueron reconocidos como depredadores por los antílopes. Una vez más, puedes ver las enormes dificultades a que se enfrenta todo proyecto de reintroducción si no nos aseguramos de que previamente han desaparecido las mismas amenazas que exterminaron previamente a la especie.

Gacela dama soltada en el Sahara occidental. Foto: Fundación CBD-Hábitat

Por su parte, en la Reserva senegalesa de Ferlo Norte hay ya unas 35 gacelas dorcas en plena libertad y en 2016 fueron esta vez 43 gacelas de Cuvier  (12 machos y 31 hembras) las reintroducidas en el Parque Nacional Jebel Serj, en Túnez. Las hembras criaron en 2017 y ya tienen nietos y todo. Al igual que sucede en Guembeul, Senegal, las gacelas de Cuvier primero se mantuvieron en cercados en régimen de semilibertad para monitorización y aclimatación, y en 2019 se liberaron ya los primeros ejemplares plenamente libres en el Parque Nacional.

Gacela de Cuvier reintroducida en Túnez. Foto: E. Moreno

En cualquier caso, hija mía, puedes sentirte orgullosa como española de esta grandiosa gesta de conservación de fauna, que por supuesto continúa en marcha.

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Comentarios

  1. Muy interesante el árticulo, muchas gracias por compartirlo. Gracias a Dios siempre hay buenas personas amantes de la naturaleza que a pesar de las adversidades luchan por preservar un bien que está por encima de cualquier asunto humano, ese bien es la riqueza biológica. Un saludo

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  2. La historia del salvamento de las gacelas era muy conocida en mi familia, de almeria, mis padres fueron compañeros de clase de Mar Cano y conocieron por supuesto a Antonio Cano. Tuve la suerte de visitar el centro de niña varias veces, me encantaba. Recuerdo especialmente los arruis. Pero durante muchos años cuando le contaba a alguien que en Almeria habia visitado una "granja" en la que se criaban gacelas la gente, incluyendo algunos maestros, daban por hecho que mentia o que me estaba confundiendo. Ahora creo que es mas conocida y me alegro porque es una historia bonita, en parte triste y en parte alegre y que habla tambien del pasado colonial reciente de nuestro pais que muchas veces se nos olvida

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