¿Tiene sentido la pesca "deportiva" en el siglo XXI?

Querida hija:

Es curioso lo diferente que es la imagen que, ante la sociedad española, desprenden cazadores y pescadores. Mientras que una mayoría de la sociedad percibe al cazador como un ser zafio, violento, arrogante, desequilibrado y perjudicial para el medio ambiente, el pescador está en segundo plano, desempeñando un perfil bajo, silencioso...se le percibe como alguien inofensivo, un abuelete jubilado o un padre que comparte tiempo de calidad con su hijo adolescente. Alguien intrascendente que no hace daño a nadie. ¿Esta imagen se corresponde con la realidad?. Lamento desengañar a quienes lo ven así. El pescador es ni más ni menos que el mismo perro cazador con distinto collar. Si hace un tiempo desmonté la caza con una crónica demoledora que les hizo mucha "pupa", me dispongo ahora a desmontar la llamada "pesca deportiva". Te vas a llevar más de una sorpresa con estos "amantes" de la Naturaleza.

Pescador con siluro gigante, muy ufano.


Introducción: la pesca "recreativa", de alimenticia a crimen medioambiental.

La pesca es una actividad tan antigua como la Humanidad. Cualquier comunidad humana que tuviera cerca un curso de agua, un lago o una laguna tenía a su disposición una fuente de alimento que fue posible explotar en cuanto los humanos desarrollaron las técnicas de pesca: anzuelo, red, arpón, etc. Como siempre sucedía en los tiempos paleolíticos, los humanos cogían lo que necesitaban de entre las especies disponibles, y no más de lo que necesitaban. Sabían que si esquilmaban la pesca, luego no podrían recuperar esa fuente de alimento.

Están documentadas técnicas "modernas" de pesca como la pesca "con mosca" (usando reclamos con forma de insecto para engañar a los peces) en el Japón del primer milenio a. C. y el escritor romano Claudio Eliano (175 - 235) la describe en su obra Sobre la naturaleza de los animales. Precisamente fueron los romanos los primeros en Europa en introducir especies de peces exóticos allá donde no los había; lo hicieron con tres ciprínidos: la carpa (Cyprinus carpio), el carpín (Carassius carassius) y la tenca (Tinca tinca), de carne muy apreciada por ellos, y cuya presencia en aguas españolas data de aquellos tiempos en los que no existía ni el más remoto conocimiento sobre las consecuencias de la introducción de especies exóticas. Más adelante insistiré sobre este asunto.

La pesca en los ríos es tan antigua como la Humanidad


La cosa empieza a torcerse con la Edad Media, cuando todo pasa a ser propiedad de nobles, reyes y eclesiásticos, y de repente ya no se puede pescar libremente para poder comer. Ahora, cualquier señor feudal es propietario de un río o un tramo de río y exige un pago de licencia para poder pescar en sus aguas, cuyo producto pasa a ser un ingreso económico para él. El primer tratado sobre "pesca recreativa" aparece en la Inglaterra de 1496: Treatyse of Fyssynghe with an Angle, escrito por Juliana Berners, abadesa del Monasterio Benedictino de Sopwell, en Hertfordshire, cuyo editor, Wynkyn de Worde, insistió en que debía reservarse sólo para la lectura de los nobles, porque si cayese en manos del vulgo, "podrían destruir los recursos pesqueros".

Primera lectura, pues. Sólo la clase alta tenía derecho a pescar pues se habían atribuido la propiedad exclusiva de lo que durante milenios fue un recurso natural al alcance de todo aquel que quisiera y pudiera sacarlo del agua.

Durante todo el Antiguo Régimen (en España también, por supuesto), este estado de cosas no va a cambiar y serán los propietarios de los cursos de agua y los lagos (siempre privados, por supuesto), quienes dicten las normas para la explotación de la pesquería. Los demás, la plebe, tendrán que acatar lo que los señores feudales dispongan al respecto si querían comer pescado de río. Por supuesto, todo aquel que osara pescar en el río del propietario sin permiso ni pagar la licencia será considerado un pescador furtivo y caerá sobre él el peso de la Ley.

Entonces llegan las Revoluciones Burguesas y cae el Antiguo Régimen. En España, a partir de 1812. Pero en el fondo la cosa no cambió tanto puesto que de dicha Revolución surge un Estado totalitario ambicioso y devorador que despoja a todos los propietarios privados mediante desamortizaciones, y desmonta brutalmente lo que quedaba de libertades políticas y económicas de los pueblos, sustituyendo aquellos propietarios feudales por nuevos propietarios entre la burguesía oligarca que crea el nuevo régimen, mediante subastas manipuladas que siempre van a beneficiar a los mismos. 

"Deportista" británico pescando truchas


En este contexto de totalitarismo burgués, el Estado se arroga la propiedad de las aguas continentales (propiedad que sigue ostentando hoy día), y exige a su vez el pago de licencias para pescar en ellas.  Mismo perro pero con distinto collar. Se inaugura la perniciosa mentalidad de que la fauna silvestre pertenece al Estado, quien decide qué ha de hacerse con ella y para qué. Mentalidad que sigue vigente hoy día en nuestra legislación.

A todo esto, en Gran Bretaña se había producido una "evolución", y la pesca se convierte en una industria durante el siglo XVIII cuando aparecen fabricantes de aparejos para la pesca recreativa, dotados de publicidad e incluso privilegios reales para el suministro de la Casa Real. Merced a la Revolución Industrial, Gran Bretaña es el primer país del mundo donde aparece una clase burguesa que dispone de ingresos económicos y tiempo libre: esta clase burguesa se lanzará a la pesca recreativa con entusiasmo, que también se unirá al concepto de turismo que se inventa en Gran Bretaña por la misma época, y se fundan los primeros clubes de pesca, todo lo cual se "contagiará" inmediatamente a los EEUU gracias a sus estrechas relaciones económicas y culturales.

Así, la expansión de la red de ferrocarriles primero en Gran Bretaña y después en Europa aparejará una invasión de acomodados pescadores ingleses que recorrerán cualquier territorio y cualquier distancia con tal de pescar "deportivamente". En 1848 se publica la Jone's Guide to Norway, and salmon fisher's pocket companion, para dar información a los ingleses que iban a los ríos noruegos a pescar el salmón.

Había nacido la pesca "recreativa".

Por supuesto, en la España burguesa del siglo XIX se extiende el prestigioso British way of life, que es abrazado tanto por la aristocracia como por la naciente burguesía bancaria, leguleya e industrial, y el hábito de la pesca "recreativa" se hace popular entre las clases acomodadas Por supuesto, los millones de pobres que tienen que emigrar a América o alistarse en guerras coloniales, despojados por las desamortizaciones, no tienen ni tiempo ni dinero para gastarlos pescando truchas. Truchas que tienen que comprar a precio de oro en los mercados si quieren comérselas.

Guía turística para pescadores publicada en Nueva York, 1872


Entonces, a mediados del siglo XIX los naturalistas más o menos en nómina del régimen burgués empiezan a preocuparse por hacer que a todos esos señoritos no les falten sus peces para pescar. Porque, claro, en los países del norte se pescan buenos salmones y enormes esturiones, pero en España la ictiofauna es la que es, y hay que conformarse con truchas y barbos. Toca mirar al extranjero y copiar la nueva moda de instalar piscifactorías donde se crían los peces que sí interesan a los ricos pescadores para luego soltarlos en cualquier río sin mirar consecuencias ecológicas de ningún tipo. Total, la fauna silvestre es propiedad del Estado y hay que buscarle siempre una "utilidad" práctica. La fauna tiene que servir para algo, y si no, habrá que exterminarla por inútil. No te asustes hija mía, ésa era la mentalidad imperante en aquella época.

Así, la Reina Isabel II concede al naturalista Mariano de La Paz Graells unos terrenos de Patrimonio en La Granja de San Ildefonso con la idea de instalar una piscifactoría donde ensayar la cría de especies de "interés piscícola". En 1866 se instala el Laboratorio Ictiogénico de La Granja que no tendrá tiempo de realizar gran cosa puesto que el 1868 la Revolución destrona a Isabel II y el Laboratorio cierra.

No obstante, el testigo pasa al sector privado. Bueno, todo lo privado que puede ser en España un tinglado donde nobles, reyes y ricos burgueses meten la cuchara, ávidos por pescar salmones de metro y medio. En 1844 el Monasterio cisterciense de Piedra (Zaragoza) fue desamortizado por el Estado totalitario burgués, despojado y saqueado. Fueron los hermanos Muntadas, ejemplo de esa burguesía industrial que se benefició de estas tropelías, en este caso ligados a la industria textil catalana, quienes resultaron beneficiarios del Monasterio. En 1865 contactan con el Doctor Rack, un naturalista alemán especialista en reproducción artificial y "repoblación" con salmónidos para montar una piscifactoría en el antiguo Monasterio.

Así, en 1866-67 se realizan los primeros ensayos y en 1868 ya funcionaba a pleno rendimiento con truchas. Esta piscifactoría sigue existiendo hoy día. Empezó criando trucha común (que es autóctona) pero también trucha arcoiris, que es exótica, cangrejo ibérico y tenca (que ya sabes que fue introducida por los romanos).

Placa conmemorativa de la piscifactoría del Monasterio de Piedra


Pero tras la aprobación en 1881 de la Ordenanza de Pesca para aguas dulces en España, y siguiendo lo que se venía haciendo en Europa desde 1885, nuestras piscifactorías se lanzarán entusiásticamente a introducir a mansalva en nuestros ríos dos peces exóticos para los señores pescadores: la trucha arcoiris (Oncorhynchus mykiss), el salvelino o trucha ártica (Salvelinus fontinalis). Había empezado la mayor tropelía cometida contra nuestra fauna de aguas continentales.

Los peces introducidos para los pescadores

Antes de seguir avanzando con este asunto, quiero que conozcas lo que son estas dos especies y qué problemas han causado a nuestra fauna autóctona para que unos cuantos avispados se hagan la fotito con su salmónido.

La trucha arcoiris. Se trata de un salmónido autóctono de la costa norte del Pacífico entre Japón y California, migrador anádromo que vive en el mar pero remonta los ríos de la costa del Pacífico para desovar. Tiene una longitud de unos 60 cm aunque los mayores ejemplares pueden doblar este tamaño, lo que lo hace un pez muy atractivo para los pescadores no sólo por su tamaño (ya sabes la interesante obsesión por el tamaño que tienen estos sujetos, abrumadoramente varones...) sino porque su carne es apreciada y fácilmente comercializable. Compara con nuestra trucha común autóctona (Salmo trutta), cuya longitud se queda en los 40 cm, con máximos de 80. Al parecer, demasiada poca cosa para estos señores pescadores "recreativos", que necesitan peces grandes para "recrearse".

Trucha arcoiris


Cuando se produce la Conquista del Oeste en los EEUU, en 1870 se instalan en California las primeras piscifactorías de trucha arcoiris, y seguidamente se introducen a partir de 1875 en la gran mayoría de ríos y lagos estadounidenses. En efecto, la trucha arcoiris sólo es autóctona de la costa del Pacífico, y es introducida en el resto del país, claro, para los pescadores. Sólo es cuestión de tiempo que esta trucha llame la atención de la industria piscícola europea, y a partir de 1885 se introduce en los ríos europeos. En España existe constancia de su introducción desde 1888.

El problema con esta trucha es que compite por los recursos tróficos con la trucha autóctona, y directamente se come a los alevines y juveniles de peces autóctonos o endémicos, provocando un verdadero estropicio. Esta será la tónica general de los peces exóticos que se introducen aquí para los pescadores, y lo ampliaré más adelante.

Lo más curioso es que, a su vez, la trucha común europea ha sido introducida en todos los países y colonias anglosajonas entre 1864 y 1883 (cuando se introduce en Canadá y EEUU) para los pescadores. Así, se da la circunstancia de que la trucha arcoiris amenaza en Europa a la trucha común, pero la trucha común amenaza a la arcoiris en Norteamérica donde, como ya has visto, es introducida en casi todo el territorio a su vez.

Distribución de trucha arcoiris, común y salvelino mostrando dónde es nativa y dónde introducida


Creo que puedes darte cuenta de lo que es la esquizofrenia de los pescadores "deportivos": nunca están contentos con los peces que pueden pescar. Siempre quieren más, más novedades, más grandes, más "luchadores". Los pescadores europeos querían la trucha arcoíris americana, y la tuvieron. Mientras que los pescadores estadounidenses, al parecer descontentos con la arcoíris, pidieron y obtuvieron la trucha europea. Una pandilla de desequilibrados, ni más ni menos.

La trucha ártica. Se trata de otro salmónido norteamericano, con requerimientos ecológicos más estrictos que la trucha arcoíris puesto que necesita aguas más frías y oxigenadas. Vive desde los Grandes Lagos y Terranova hasta la Bahía de Hudson, en Canadá, y no puede soportar temperaturas del agua por encima de los 25 ºC. Fue ampliamente introducida fuera de Norteamérica en todo el mundo (allá donde las condiciones ecológicas lo permitían) para los pescadores, y en España está introducida desde finales del siglo XIX. Su distribución es más restringida, puesto que se encuentra en cursos de agua de la Sierra de Gredos, de la Cordillera Cantábrica y de los Pirineos.

Salvelino


Para darte una idea de lo dañina que es esta especie, te diré que hacia 1970 fue introducida en la Laguna Grande de Peñalara, en la Sierra del Guadarrama, un lugar que es un paraíso para los anfibios endémicos. Pues bien, el salvelino se comía los huevos, renacuajos y juveniles de los anfibios creando un gravísimo problema ecológico. Este pez se extendió por los arroyos tributarios de la Laguna a toda la Hoya de Peñalara, hasta que con el establecimiento del Parque Nacional las autoridades hicieron un meritorio esfuerzo de erradicación de la especie en esta Laguna y su micro-cuenca, logrando erradicarla exitosamente hacia 2013. Desde entonces se ha observado cómo las poblaciones de anfibios se han recuperado notablemente.

Labores de erradicación del salvelino en el entorno de Peñalara, Parque Nacional de Guadarrama


La obsesión de los pescadores por los salmónidos raya en lo enfermizo. Las Administraciones españolas, en su afán de tenerlos contentos, han introducido también truchas comunes, que en teoría son la misma especie autóctona en España tanto para pescar como para reforzar las poblaciones de trucha amenazadas por truchas arcoiris y salvelinos. Pero resulta que introducen truchas criadas en piscifactorías centroeuropeas, "domesticadas" y pertenecientes a líneas genéticas diferentes de las truchas comunes ibéricas, por lo que se ha producido hibridación entre ambas líneas genéticas y bastardeando la línea genética autóctona, que ha permitido a nuestras truchas sobrevivir específicamente a nuestro clima y a las características hidrológicas y físicas de nuestros ríos. 

Esta hibridación no tiene fácil solución. Y ahora tenemos a los biólogos como locos intentando localizar poblaciones de trucha autóctona con la línea genética originaria intacta para protegerlas como oro en paño. Buena la han liado estos señoritos pescadores.

¿Crees que los pescadores se quedaron contentos con estos salmónidos?. Pues no. Querían más. Como buena mafia cinegética, estos pescadores que eran políticos, empresarios, abogados y jueces tenían poderosos amigos en la Administración e influían para que les trajeran los últimos juguetes para pescar. Esto se hizo especialmente patente tras la Guerra Civil, cuando en España se empiezan a popularizar los clubes de pesca al estilo anglosajón y cuando el Régimen de Franco apuesta decididamente por la pesca "deportiva" dado que el mismísimo Caudillo era un pescador (y cazador) inveterado.

Así, en 1949 la Administración española introduce el lucio (Esox lucius) con ejemplares procedentes de Francia que se aclimatan en Aranjuez, y de ahí se distribuyen por varios ríos españoles. Curiosamente, antes de esta introducción "oficial" se habían hecho algunos intentos "privados" que no salieron bien. La compulsión por introducir peces de donde fuera para pescar ya rayaba la enfermedad mental. El lucio es un pez europeo ausente de la Península Ibérica, y que es uno de los más voraces depredadores de las aguas europeas. En España su extensión es casi general porque, una vez que la Administración introduce un pez, luego privadamente los pescadores (seguramente con la tolerancia de la Administración) los van moviendo entre cuencas hidrográficas. 

Cronología de la introducción de especies exóticas para la pesca recreativa


No contentos con la trucha arcoíris, el salvelino, las truchas alóctonas y el lucio, en 1955 obtienen además de la Administración franquista la perca americana Black bass (Micropterus salmoides) y en 1968 se produce la última introducción oficial franquista para este colectivo insaciable de pescadores: el hucho o salmón del Danubio (Hucho hucho), que no prosperó mucho a excepción del Río Tormes, donde incluso hay un criadero exclusivo de esta especie para que a los pescadores no les falte su "juguetito" ictiológico.

El cambio social hacia la fauna silvestre impuso al Estado franquista el abandono de estas introducciones para los pescadores y la modernización de la legislación de caza y pesca, pues el verdadero conservacionismo estaba empezando  abrirse paso en España. Sin embargo, ¿crees que los pescadores se "conformaron" con lo que les habían introducido?

Exacto. A partir de 1970, los pescadores empiezan a introducir peces exóticos en España de forma ilegal y por su cuenta y riesgo.

La ilegalidad tolerada (1970 - 2022)

Si en 1935 el ictiólogo Lozano detectó 6 especies exóticas entre los peces españoles hoy día hay 35. Y la mayoría de ellas lo han sido a partir de la década de 1970. Cierto es que no todos ellos han sido introducido para los pescadores puesto que los escapes de piscifactorías y acuarios también son grandemente responsables, pero sí es cierto que los pescadores son responsables de su cuota particular.

Así, en los 70 aparecen de la noche a la mañana la perca (Perca fluviatilis) y la lucioperca (Sander lucioperca), procedentes de Centroeuropa y soltados en la cuenca del Ebro. Este será el patrón de estas introducciones "privadas" (¡pero en cauces públicos!): peces provenientes de Centroeuropa, aclimatados en las cuencas limítrofes de Cataluña y Aragón a través del "Corredor de Perpiñán", desde donde los desaprensivos traen los alevines o los huevos. Porque ésa es otra. La aclimatación de una especie de pez no es algo fácil: se necesita estudiar su hábitat más adecuado y no es cuestión de soltar algunos peces y ya. Entonces, ¿un simple pescador particular puede hacer esto?

Pescador mostrando una perca introducida


La respuesta nos la da la siguiente introducción particular ilegal: la del gigantesco siluro (Silurus glanis), del que se sabe que fue introducido en el río Segre por el biólogo alemán Roland Lorkowski en 1974 cuando cruzó la frontera hispano-francesa con 32 alevines de siluro que declaró en la aduana de La Junquera como "cebo vivo para pesca". El ignorante aduanero le dejó pasar sin problema (hoy día ningún aduanero lo permitirá) y Lorkowski soltó su infame carga. Poco tiempo después en el Embalse de Mequinenza ya se pescaban gigantescos siluros que atrajeron a los pescadores como el cadáver a las moscas. Luego, años más tarde, se pasó a la segunda fase que siempre pasan este tipo de introducciones: una vez el pez aclimatado en el Ebro, y con la vista gorda de las autoridades, los pescadores privados "pasan" el pez a otras cuencas de España, y el siluro se puede pescar hoy incluso en Extremadura.

En una entrevista que le hicieron en una revista de caza y pesca, este delincuente, Lorkowski, justificó su acción asegurando que pretendía "reforzar" la presencia de depredadores en el Ebro que, según él, estaban "desapareciendo". Y se refería más bien al lucio y al Black bass, no a los peces autóctonos. O sea, este sujeto se permite tomar una acción sobre un ecosistema fluvial del cual las autoridades españolas no le habían encargado ningún estudio oficial sino que lo hizo por su cuenta y riesgo. Mi sospecha es que estos "biólogos" son los que hacen el trabajo sucio y "técnico" de las introducciones, por encargo de asociaciones de pescadores (no lo reconocerán, claro, no hay pruebas pero tampoco dudas) y muy probablemente con el conocimiento y la connivencia de determinados funcionarios de la Administración.

Siluro gigante pescado en Italia.

 
Sólo así es posible realizar una y otra y otra vez estas reintroducciones en los mismos sitios, con peces procedentes de los mismos lugares, usando la misma puerta de entrada a España, y siguiendo el mismo patrón. Estamos, ni más ni menos, ante una mafia organizada.

Y así han continuado las cosas desde entonces, con esta mafia de pescadores y funcionarios actuando impunemente destrozando nuestros ecosistemas fluviales para que estos señoritos tengan su "foto" con la pesca. En 1992, por ejemplo, introdujeron ilegalmente el alburno (Alburnus alburnus), otro pez centroeuropeo esta vez para servir de alimento a los otros peces que han sido introducidos como el lucio o el Black Bass, se ve que ya no tienen qué comer porque esquilman los peces autóctonos, y en 2017 se detecta en otro embalse de Gerona (¡siempre el mismo patrón geográfico!) el aspio (Aspius aspius), éste sí para pescarlo. No tardarás mucho en verlo "milagrosamente" en otras cuencas de España.

Todos estos peces exóticos causan un grave daño a la ictiofauna autóctona: compiten por los recursos tróficos, comen directamente los huevos, los alevines y los juveniles de los peces autóctonos, transmiten enfermedades, provocan hibridaciones...la ictiofauna ibérica es una de las más notables de Europa por el elevado nivel de endemismo de nuestras especies, y todo este ejército invasor por la obra y gracia de los señoritos pescadores ha llevado ya a la extinción local a numerosas especies, si bien por ahora no han logrado ninguna extinción global pero todo se andará.

Las autoridades intentaron reaccionar introduciendo todas estas especies en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, lo que implica la obligación de erradicarlas y de parar su introducción y repoblación. Pero la mafia de pescadores y sus altavoces políticos consiguieron eliminarlas a todas del Catálogo en 2013, a excepción de la trucha arcoíris y la carpa. Pero, como te contaré más adelante, tampoco sirvió de mucho.

Gráfico que expresa la sobrepesca a que ha sido sometido el salmón atlántico en España. Fuente: El País



Hasta el momento, sí ha habido tres exterminios locales de peces en España : la lamprea de río, el salmón atlántico y el esturión atlántico. En los dos últimos casos la sobrepesca fue un factor decisivo en su exterminio, aunque no el único, junto con la destrucción y degradación de los ríos donde estos peces remontaban para desovar.

Los abusos de la pesca "recreativa"

En fin, hija mía, ya tienes el cuadro completo: mientras una abrumadora mayoría de la población ignora siquiera que existen peces endémicos ibéricos únicos en el mundo, una banda de delincuentes y mafiosos ha tomado nuestros ríos como un cortijo particular donde hacen y deshacen a su gusto en ámbitos públicos pero para su beneficio y disfrute privado, amparados por las Autoridades, que hacen la vista gorda.

Ya te dije que la trucha arcoíris está en el Catálogo de Especies Invasoras, lo que implica parar de repoblar nuestros ríos con ellas. Pues bien, las Comunidades Autónomas hacen oídos sordos y continúan haciéndolo para los pescadores usando piscifactorías de amiguetes a los que les hacen el favor de asegurarles una salida para sus peces en los llamados "cotos intensivos" (vaya, justo como hacen los cazadores que sueltan perdices, ciervos y jabalíes de granja) donde estos peces prácticamente domesticados se dejan capturar sin ninguna dificultad, que es lo que quieren estos "pescadores". Ellos dicen que lo que pasa es que "no hay peces" para pescar y por eso tienen que "repoblar".

Estos ignorantes confunden la gimnasia con la magnesia. El que tú no veas peces no quiere decir que no los haya. Y los que hay NO tienen la obligación de picar en tu infecto anzuelo. Lo que les jode es que las truchas auténticamente salvajes tienen el instinto de conservación y supervivencia y no resulta fácil capturarlas, por eso requieren truchas de criadero que pueden sacar a mansalva sin ninguna dificultad, y rentabilizar así el pago de cuotas y licencias.

Suelta descarada de truchas arcoiris en el Molino de la Horcajada por la Comunidad de Madrid


Las autoridades, para eludir la obligación de NO introducir especies exóticas lo que hacen es o bien esterilizarlas o bien introducir sólo un sexo para que no se reproduzcan. El problema es que el método de esterilización que utilizan no ha sido testado por científicos independientes y no se puede asegurar que no se puedan reproducir. Pero, en cualquier caso, aunque no se reproduzcan, sí se comen a los peces autóctonos y sí compiten con ellos por el alimento. El daño lo hacen igualmente. La verdadera razón por la que se introducen peces estériles es para asegurar a los amiguetes de las piscifactorías un flujo continuo de peces para seguir introduciendo. Es una locura, es usar un río como un "parque temático" para pescadores.

Todo este tonelaje de truchas introducidas y las continuas "repoblaciones" son uno de los factores que han atraído a nuestros ríos y embalses especies como el cormorán, que encuentran abundante pesca para comer y que, por supuesto, sí son considerados por los pescadores como "especie invasora" que hay que "controlar" y erradicar. Es que me da la risa, de verdad.

Durante los últimos años, y para acallar las (tímidas) críticas que se hacen a los pescadores se ha ido imponiendo un método de pesca que llaman "sin muerte", o "captura y suelta" que consiste en que el pescador captura al pez, le suelta del anzuelo, se hace la foto y vuelve a soltar al pez en el agua. ¡Qué bonito, considerado y ecológico, verdad! Pues no. Se trata de otro engaño. Verás por qué.

La probabilidad de supervivencia de un pez que se saca fuera del agua y se devuelve al río depende directamente de cómo se maneje al pez. No se puede tratar de cualquier manera. Fíjate que una trucha expuesta al aire durante 30 segundos tiene una tasa de mortalidad del 35%, y sube al 75% si es un minuto. Cualquier pescador de medio pelo tarda mucho más del minuto en hacerse la fotito para demostrar a los amigotes lo grande que la tiene (la captura, digo). Eso sin contar la boca destrozada por el anzuelo, la fatiga y el estrés que se causa al animal la "batalla" por sacarlo del agua. Una barbaridad. Por cierto, que esta práctica divide acerbamente a la propia comunidad de pescadores, entre los cuales hay voces que dicen que es mucho más honrado sacar la trucha, matarla y comértela que hacer todo ese paripé para quedar bien y que lo único que hace es perpetuar poblaciones de ejemplares exóticos que deberían ser matados una vez pescados.

La llamada "pesca sin muerte" es un paripé que no asegura la supervivencia del pez


Antes de terminar esta crónica piscícola de los horrores, quiero decirte unas palabras sobre otra modalidad de pesca "deportiva": la llamada PMR, o "Pesca Marítima Recreativa". Como dice su nombre, se trata de la pesca recreativa que se hace en el mar, y que puede ser en tres modalidades: con caña desde la orilla, con embarcación en el mar o submarina con arpón.

El principal problema que causa este tipo de pesca proviene sobre todo de la más elitista: la pesca con embarcación. Requiere una serie de inversiones en barcos, equipo de pesca, gasto en puertos o amarres, licencias, etc. En efecto, esta pesca en embarcación está al alcance sólo de pescadores acomodados. En España se da fundamentalmente en la costa mediterránea y más concretamente en las Baleares y en Cataluña. Y no está exenta de problemas, entre ellos la excesiva presión sobre ciertas especies muy demandadas como el atún rojo, pero sobre todo los conflictos con los pescadores profesionales de la zona. 

Por ejemplo, en Cataluña se ha constatado que sólo el 10% de estos pescadores "deportivos" son responsables nada menos que del 50% de las capturas: los 54.000 pescadores que practican esta modalidad en Cataluña pescan 1.400 toneladas de pescado al año, lo que es visto por los pescadores profesionales (los que abastecen el mercado) como una competencia desleal y un abuso de los recursos pesqueros, sin contar que un 20% de estos pescadores actúan sin licencia (les llaman en el sector fusileros) y que venden el pescado directamente a restaurantes y chiringuitos de primera línea de playa. Ante estos evidentes abusos, Cataluña se ha planteado poner coto y restringir severamente la actividad de esta gente.

Pesca "deportiva" del atún rojo desde una embarcación


Pero teniendo en cuenta que son pescadores ricos que dejan en los puertos mucho más dinero que el que deja la pesca profesional, mucho me temo que la mafia acabará imponiendo su actividad y las autoridades catalanas se la tendrán que envainar.

En conclusión

Hija mía, todo esto pasa porque ignoramos olímpicamente la existencia de una ictiofauna sobresaliente e interesantísima, y unos ecosistemas fluviales de primer orden. Como no se puede exigir la protección de lo que no se conoce, entonces toda esta gentuza ha tomado al asalto los ríos y han hecho lo que les ha dado la gana ante la desidia de la Administración y la indiferencia de la población.

Por supuesto, tengo que ser ecuánime. Estoy seguro que entre el colectivo de pescadores hay gente decente, cumplidora de las normas y a quienes les repugna como a nosotros los crímenes y canalladas que otros han hecho por acción u omisión con nuestra ictiofauna, sacrificada en aras de la diversión de unos pocos. Si alguno de estos honrados y decentes pescadores lee esta crónica, le exhorto inmediatamente a que arroje sus aparejos de pesca a una hoguera y abandone este infame hábito, y se convierta en un crítico de los pescadores que conozca a su alrededor.

Porque será legal, pero jamás, nunca en la vida será legítimo ni moral. Y ésa es nuestra fuerza.

MÚSICA RECOMENDADA: Dario Marianelli - La pesca del salmón en Yemen

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