La mantis religiosa. A Dios rogando pero con el mazo dando.

Querida hija:

En la gran mayoría de lenguas y culturas, a este insecto se le relaciona con la religión: mantis religiosa o santateresa en español, calcado en el inglés praying mantis, bogomolka ("la que reza a Dios") en búlgaro, Gottesanbieterin ("adoradora de Dios") en alemán, la propia palabra "mantis", que proviene del griego y significa "profeta", etc. Y todo ello por la curiosa postura que adopta con su peligroso y letal primer par de patas plegados y su cabeza inclinada como en una actitud de rezar. ¡Cómo somos los humanos!. Pero algunos de sus comportamientos no son demasiado "religiosos" y, en general, es un insecto que siempre ha fascinado al ser humano. Un monstruo en miniatura del que merece la pena conocerlo todo.

La mantis es uno de los depredadores más implacables


Quién es la mantis. Conceptos generales.

Lo primero que tienes que saber sobre las mantis es precisamente eso, que no sólo es una especie. La más conocida de todas estas especies es la "mantis religiosa" o europea propiamente dicha, cuyo nombre científico en latín es precisamente ése: Mantis religiosa, pero hay en total unas 2.400 especies de mantis pertenecientes a 460 géneros en 33 familias, que integran exclusivamente el Orden Mantodea de la Clase Insectos. Este orden está estrechamente emparentado con las termitas (Isoptera) y las cucarachas (Blattodea) en un clado de insectos denominado Dictyoptera.

Las mantis se distribuyen en todas las regiones tropicales del mundo, y también en las templadas cálidas, como por ejemplo en Europa meridional, lo que incluye a la Península Ibérica. Se trata de un Orden exitoso evolutivamente hablando, cuyos orígenes conocidos hay que rastrearlos a hace 140 millones de años.

Átbol filogenético del Orden Mantodea


La anatomía de las mantis es tan específica que no pueden ser confundidas con ningún otro insecto y son fácilmente reconocidas como tales. Se trata de insectos con forma alargada y de formas finas y estilizadas. De sus tres pares de patas, el primer par está modificado para actuar como un "cascanueces", con un fémur fuerte erizado de dientes afilados que "engranan" con un fémur igualmente dentado y que gira hacia adentro con respecto del tarso, formando una verdadera "mandíbula" externa. Las mantis son depredadoras de otros insectos (y de algunos vertebrados), y lo que hace el animal es capturar a sus presas con estos brazos lanzándolos a una velocidad increíble, atrapándolos entre los fémures y los tarsos de forma que no pueden escapar. Entonces la mantis devora viva a su víctima, pues sus temibles brazos sujetan, pero no matan.

Los otros dos pares de patas están en contacto con el suelo y son principalmente locomotores, pero todo el "tren delantero" de la mantis se encuentra elevado con respecto del suelo, y así el animal se desplaza con la cabeza, el pronoto y el tórax levantados, con los brazos plegados en esa actitud "orante" de la que te hablaba al comienzo pero que también podría compararse (yo creo que incluso más certeramente) con los brazos retraídos de un boxeador que espera el momento para lanzar su "directo" al rival.

Anatomía de una mantis



La cabeza tiene forma de un triángulo invertido, "chata", orientada verticalmente de tal forma que el vértice inferior está formado por las mandíbulas mientras que los otros dos vértices están ocupados por dos grandes ojos, entre ellos hay tres "ocelos" más pequeños y el par de antenas, largas, finas y filiformes.

Pinza depredadora de la mantis


Las mantis tienen el cuerpo "liso", sin espinas, ni cuernos, ni rugosidades ni excrecencias. Tienen alas (si bien existen especies ápteras) ocultas bajo sus élitros y la coloración de las mantis oscila entre verdoso y pajizo (dado que frecuentemente se mimetizan entre las plantas), si bien existen especies de aspecto algo más extravagante. Su tamaño oscila entre especies pequeñas de menos de 1 cm de longitud como Gonypetyllis semuncialis o Oligonicella brunneri y los 17 cm de la mayor mantis existente, la mantis palo africana gigante (Ischnomantis gigas). En la Península Ibérica, las mantis oscilan en longitud entre 1,5 y 8 cm, considerándose "grandes" a partir de los 10 cm de longitud.

Mantis palo gigante africana. Foto: J. Heymans


Biología y ciclo de vida

Son insectos que están fundamentalmente activos durante la primavera y hasta comienzos del otoño: si bien entre las especies tropicales la esperanza de vida puede llegar a los 11-12 años, en la Península Ibérica (y, por extensión, en las regiones templadas) esa esperanza oscila entre los 7 y 8 meses, Al tratarse de depredadores de insectos, cuando estos desaparecen o disminuyen durante los meses fríos morirán de hambre por eso concentran todo su ciclo en los meses productivos.

Detalle de la cabeza de una mantis. Foto: Charles Pam


Las mantis se mueven normalmente por el suelo o subidas a las matas y matorrales, más raramente en los árboles, buscando presas. Su estilo de depredación es la emboscada: la mantis se irá acercando a su presa con sigilo o bien esperará inmóvil a que algún insecto pase cerca y se le ponga "a tiro", ayudada por su semi-mimetismo que hace que se asemeje en parte a una ramita o una hoja si bien no es un camuflaje perfecto. La mantis localiza a sus presas mediante la vista, que es su sentido principal y más desarrollado. Es más, es el movimiento de la presa lo que pone en guardia a la mantis. Si la presa tiene el buen sentido de permanecer inmóvil, hay bastantes posibilidades de que la mantis no repare en ella.

Ciclo de vida de la mantis europea. Infografía: Logan Weihe


Y comen mucho. Las mantis pueden considerarse aliadas del agricultor porque consumen grandes cantidades de artrópodos de todo tipo, y diariamente ingiere mucho más que su propio peso. En las regiones tropicales, además, las mantis de mayor tamaño pueden depredar sin grandes problemas sobre pequeños vertebrados como pájaros o lagartos. Son predadores formidables.

Se trata de insectos solitarios, que no suelen tolerarse entre sí pero que han sido observados compartiendo alguna presa de tamaño suficientemente grande como para que cada una pueda devorarla por su lado sin molestarse con la otra. Este régimen de vida se interrumpe sólo cuando llega el momento de la reproducción, en el que la hembra (que es mayor y más fuerte que el macho) emite feromonas para dar a conocer a los machos de la zona que está disponible para recibirlos.

Mantis cazando una cucaracha


Aquí tenemos que analizar el que tal vez sea el comportamiento más fascinante de las mantis: el canibalismo sexual (por lo demás, no exclusivo de las mantis), por el cual la hembra devoraría al macho durante o después de la cópula. ¿Es esto cierto o es una especie de leyenda/exageración?. Como siempre, analicemos los hechos y extraigamos luego las conclusiones.

El canibalismo sexual de las mantis fue detectado y descrito por el gran entomólogo francés Jean-Henri Fabre (1823 - 1915) a partir de observaciones hechas con individuos en cautividad. Durante las décadas siguientes por mucho que los entomólogos estudiaban a las mantis en su estado silvestre nadie observaba ese supuesto "canibalismo sexual" por su parte. Los especialistas llegaron a teorizar que este comportamiento era anómalo, e inducido sólo en cautividad por algún estado de hambre o falta de nutrientes. Sin embargo, finalmente el canibalismo sexual en mantis fue observado en estado silvestre por primera vez en 1992. Desde entonces, ha sido observado y registrado muchas veces más. Por tanto, es cierto que la hembra devora al macho durante o tras la cópula. Ahora bien, esto hay que matizarlo muy mucho.

Es cierto que el canibalismo sexual ha sido detectado finalmente en el 80% de las especies de mantis, pero sólo en el 30% de cópulas aproximadamente. Es decir, no parece tratarse de un comportamiento generalizado. No es cierto que la hembra sí o sí tenga que comerse al macho. Ahora bien, si observamos el "cortejo" de las mantis verás que el macho actúa con prudencia: se aproxima a la hembra con cautela y dando cuidadosos rodeos, y cuando ve la oportunidad "salta" sorpresivamente sobre el dorso de la hembra y es entonces cuando se produce la cópula, que puede durar tranquilamente dos horas. Una hembra puede ser cubierta por más de un macho sucesivamente.

Hembra de mantis devorando al macho en cautividad. Foto: Oliver Koemmerling


Cuando la cópula termina, el macho parece "escapar" al terminar bruscamente la misma y soltarse sin más preámbulos. Es decir, el comportamiento que muestra el macho durante todo el proceso de la cópula es cauteloso y temeroso, como diciendo: "hagamos rápidamente lo que tenemos que hacer y escapemos no sea que me coma". Parece que para el macho la posibilidad de ser devorado por la hembra es absolutamente real, como si estuviera inscrita en sus genes, y su comportamiento está orientado a evitarlo a toda costa. De hecho, la gran mayoría de los machos logra escapar de la hembra sanos y salvos una vez terminada la cópula, y pueden buscar a otra hembra para fecundarla.

Entonces, ¿por qué se produce el canibalismo sexual cuando se produce? los especialistas han aducido diversas teorías, ninguna de ellas satisfactoria del todo pero la que hoy parece que tiene mayor aceptación y predicamento es la que defiende que se produce canibalismo sexual sólo en caso de hembras mal alimentadas, y que ven en el macho una excelente fuente de nutrientes y proteínas idóneo para la producción de huevos en ese estado de mala alimentación. Incluso, como ya te apunté, la hembra puede devorar a este macho mientras se produce la cópula, puesto que el centro nervioso que controla la misma se encuentra más abajo del tórax, por lo que la hembra empieza devorando al macho por la cabeza mientras su abdomen sigue bombeando espermatóforos.

En definitiva, el canibalismo sexual de las mantis hay que desmitificarlo puesto que se trata de un comportamiento no generalizado y posiblemente inducido por un estado de mala alimentación de alguna hembra concreta.

Mantis cazando un colibrí. Foto: Sharon Fullingim


Una vez producida la fecundación, la hembra produce sus huevos que almacena en un "estuche protector" denominado ooteca, que luego dejará adherida en alguna planta. Los huevos estarán aquí protegidos de las inclemencias del tiempo puesto que pasarán el otoño y el invierno como "en pausa", y empezarán a eclosionar entre marzo y julio del año siguiente. Las mantis son insectos hemimetábolos, es decir, con metamorfosis incompleta: las pequeñas mantis nacen ya prácticamente en estado de ninfa, como adultos en miniatura, e inmediatamente realizan su primera muda y se lanzarán a la vorágine de encontrar alimento pues la temporada es corta.

Ooteca de mantis

Las ootecas pueden ser depredadas por avispas parasitoides, que como ya te expliqué en su momento, dejan sus huevos para que al eclosionar sus larvas devoren a las indefensas larvas de la mantis. Por otro lado, las mantis adultas pueden ser depredadas por avispas pero sobre todo por vertebrados, para los cuales la aguerrida mantis no es rival: aves, erizos, etc. La mantis intentará defenderse apareciendo mayor de lo que es: extiende sus "pinzas" y despliega sus alas, que frecuentemente están decoradas con ocelos para parecer mayor. Este comportamiento recibe el nombre de comportamiento deimático.

Comportamiento deimático de una mantis


Las mantis de la Península Ibérica

Volvemos ahora la mirada a nuestro territorio, pues quiero que conozcas cuáles son las mantis que viven en nuestro país, ya sabes que la fauna de proximidad es fundamental conocerla para apreciarla y protegerla. En 2015 se habían descrito 14 especies para el área Íbero-balear, de las cuales una de ellas, la mantis europea (Mantis religiosa) también habita en las Islas Canarias (y, por cierto, introducida en los EEUU por un cargamento de plantas en 1890, y curiosamente elegida como insecto oficial de Connecticut). 

Mantis religiosa. 


Estas son las 14 especies íbero-baleares, en negrita las que son endémicas:

Perlamantis alliberti

Empusa pennata

Ameles assoi

Ameles decolor

Ameles nana

Ameles picteti

Ameles spallanzania

Apteromantis aptera

Pseudoyersinia paui

Mantis religiosa

Sphodromantis viridis

Geomantis larvoides

Iris oratoria

En cuanto a las Islas Canarias, se han descrito 10 especies, todas ellas endémicas excepto la antedicha Mantis religiosa, compartida con Europa, y Blepharopsis mendica, con África y Asia occidental:

Empusa pennata

Blepharopsis mendica

Hypsicorypha gracilis

Ameles gracilis

Ameles limbata

Pseudoyersinia betancuriae

Pseudoyersinia canariensis

Pseudoyersinia pilipes

Pseudoyersinia subaptera

Pseudoyersinia teydeana

Mantis religiosa

Lo que hace un total de 23 especies de mantis en nuestro país.

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Comentarios

  1. Excelente crónica Eugenio! una vez mas.

    Te apunto un par de cosas, la foto de la mantis con el colibrí me huele a gato encerrado (de sobra pueden cazar vertebrados bien es sabido, pero esa en concreto parece bastante inducida, que le han puesto ese pedazo de pajaro delante, vaya)

    Con respecto a las especies ibéricas te dejas la fabulosa Rivetina baetica, la cual es endémica si no me equivoco también, he tenido la personal suerte de observarla en estado silvestre.

    Quizás tu próxima crónica puede ir sobre los hunedales ;) que hoy es el día internacional, o de algun animal acuático..

    Sigue así! Abrazo.

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