Especial Navidad. Los animales de Palestina.

Querida hija: 

Ya tenemos aquí la Navidad otra vez. Hace nada que estábamos nadando en la playa, y ya estamos comiéndonos el turrón. El tiempo vuela que es una maravilla. El año pasado por estas fechas te hablé de los renos de Santa Claus, pues quería que supieras más cosas sobre estos simpáticos animales tan ligados a la Navidad. 

La Navidad se celebra con intensidad en Palestina

Este año me gustaría hablarte de la tierra donde empezó la Navidad y, con el permiso de Charles Dickens, voy a travestirme del Espíritu de las Navidades Pasadas para hablarte sobre la naturaleza de la fiesta navideña y también del Espíritu de las Navidades Presentes para hablarte sobre los animales más representativos e interesantes que habitan Tierra Santa. 

Introducción. La Navidad y Palestina 

En primer lugar me gustaría aclararte la terminología geográfica. En esta crónica hablaré de Palestina como una región geográfica e histórica situada en Oriente Medio. Sus límites geográficos son bastante claros al Oeste: el Mar Mediterráneo y también al Sur: las elevaciones montañosas que se extienden desde la Península de Sinaí hasta la llamada “Arabia Pétrea” (en el Sur de la actual Jordania). Al Norte el límite es más bien histórico: con el Líbano, tierra con acusada personalidad histórica desde tiempos muy antiguos y, al Este, el límite es más impreciso pues Palestina se abre hacia el Desierto Sirio. Políticamente hablando, la Palestina histórica así definida se divide en tres entidades: el Estado de Israel, el Reino Hachemita de Jordania y la Autoridad Nacional Palestina. 

Mapa de la región palestina

Aquí empezó la Navidad. En un lugar llamado Belén situado en Galilea, al Norte del actual Israel. Existe en los últimos tiempos una cierta corriente de opinión según la cual la Navidad no es más que la cristianización o actualización de antiguas festividades paganas ligadas al Solsticio de Invierno. Voy a aclararte esto para que no te confundan. 

Desde el punto de vista antropológico y cultural, el Solsticio de Invierno ha tenido mucha importancia para la Humanidad. El día 21 de diciembre, el Sol alcanza su punto más bajo en el horizonte y la duración del día es la más corta del año, empezando a alargarse de nuevo desde ese momento. Las antiguas culturas humanas se dieron cuenta de esto, y les servía extraordinariamente para planificar las futuras cosechas, pues a partir de ese punto podían calcular la duración del invierno y predecir la llegada de la primavera. 

Así, en Europa, los antiguos romanos, celtas y germanos (entre otros), celebraban diversas festividades para conmemorar este momento astronómico tan importante, festividades que recibían diversos nombres (“Saturnales”, “Sol Invicto”, etc.). Ninguna de estas antiguas festividades paganas recibió jamás el nombre de “Navidad”. 

La primera Navidad se celebró en Palestina, el siglo I

¿Y qué tiene que ver todo esto con la Navidad?. Pues nada. 

La Navidad es una fiesta cristiana que conmemora el nacimiento de Jesucristo. Se celebra el día 25 de diciembre, no el 21. Y no podemos olvidar que, en el momento de la primera Navidad (palabra que es corrupción de Natividad, esto es, nacimiento), la entonces provincia romana de Judea era una sociedad de cultura y religión judías, fuertemente monoteísta, donde no se conocían festividades ni cultos solares. Es posible que, cuando se oficializó la Navidad el 25 de diciembre, se intentó situar esta fiesta en el entorno del Solsticio (sin coincidir con él, no obstante), para borrar el recuerdo de festividades paganas antiguas, pero esto se hizo pensando más en Europa, donde creció el Cristianismo, que en las tradiciones palestinas. En cualquier caso, no debes confundir nunca el contenido de una festividad con la fecha en la que se celebra. Son cosas diferentes. Por tanto, independientemente de lo que celebrasen antiguas o modernas culturas humanas el día del Solsticio, los cristianos celebran la Navidad como forma de conmemorar el nacimiento de Jesucristo. Insisto: no hay ninguna otra festividad que se llame Navidad. 

Algunos representantes de esta corriente de opinión suelen decir que era imposible que Jesús naciera en diciembre. ¿Por qué? Según la tradición evangélica, el Ángel del Señor avisó en primer lugar a unos pastores de ovejas que estaban por la zona. Según los críticos, en lo más crudo del frío invierno las ovejas no están pastando por ahí. Aquí es donde la Zoología nos va a echar una insospechada mano para aclarar este asunto. Como te explicaré más adelante, Palestina es uno de los lugares más importantes de paso para aves migratorias que hacen la ruta entre el norte del Paleártico y África, en un perfecto paralelo con la Península Ibérica, al otro extremo del Mediterráneo. Galilea es, y era entonces, un fantástico lugar de invernada y escala de estas aves migratorias. 

Culturas antiguas y modernas celebran el Solsticio de Invierno, fiesta sin relación con la Navidad

Si Galilea ofrece en invierno un clima lo suficientemente benigno como para acoger colonias de aves invernantes…¿por qué las ovejas no podían pastar en la zona en dicha época? El paralelismo con la Península Ibérica viene de nuevo en nuestra ayuda: las dehesas de Extremadura, Andalucía y La Mancha son, a la vez, importantísimas zonas de invernada de aves migratorias y también donde las ovejas trashumantes se refugian del invierno norteño para pastar. En Galilea sucedía lo mismo: aves migratorias y ovejas compartiendo una región de clima benigno en invierno. 

La fauna silvestre de Palestina 

Y ahora pasamos de las Navidades Pasadas a las Navidades Actuales. ¿Qué fauna puedes encontrarte en la Palestina de hoy? 

Se trata de una fauna sorprendentemente variada para un lugar tan pequeño y aparentemente marginal. Varios ecosistemas conviven en Palestina, desde el ecosistema mediterráneo en las llanuras costeras y en regiones del interior como el Monte Carmelo (el mayor de los Parques Nacionales israelíes) hasta regiones semiáridas y desérticas como el Desierto de Judea, en los alrededores del Mar Muerto, o del Negev, en el Sur, y al Este hacia el Desierto Sirio. En medio, zonas esteparias, grandes regiones agrícolas de cultivo intensivo, mesetas interiores como en Cisjordania y el Golán, donde el invierno puede ser muy frío, y regiones de media y alta montaña como el Monte Hermón, donde son posibles bosques de coníferas y mixtos. 

Antes te hablaba de la importancia de Palestina como lugar de paso e invernada para aves migratorias. Empezaremos por aquí. En la Galilea norteña existen lagos como el de Tiberíades, el de Genesaret o el de Hula, escoltado por varios pantanos. Estos humedales, sobre todo el último, acogen en inverno grandes cantidades de grullas comunes (Grus grus) que hacen escala entre Finlandia y Etiopía. Es tal la concentración de aves migratorias en esta Reserva Natural, que se ha convertido en un popular lugar de observación de aves. 

Grullas invernantes en la Reserva Natural de Hula

Pero no siempre ha sido así. El Lago de Hula, como otros muchos humedales de la región, fueron desecados como parte de los programas agrícolas de los colonos judíos desde comienzos del siglo XX, y también como forma de erradicar la malaria. El Lago de Hula fue desecado entre 1951 y 1958, lo que provocó un desastre ecológico con la extinción de dos especies de peces endémicas de este lago: el ciprínido Acanthobrema hulensis y el cíclido Tristanella intermedia. También, en 1996 se dio por extinguida una rana endémica de esta región: la rana pintada de Hula (Latonia nigriventer). A finales de los años 90, sin embargo, se logra recuperar parte del lago y pantanos al Sur del Valle, y milagrosamente un agente forestal redescubre en 2011 a la rana pintada, que hoy está considerada como Críticamente en Peligro. 

Rana pintada de Hula

Palestina, debido a su situación geográfica, es un lugar de cruce y mezcla de especies Paleárticas, asiáticas y africanas. Así, entre las aves, es fácil encontrar típicas aves del Paleártico como la abubilla (Upupa epops) con otras de influencia asiática como la cotorra de Kramer (Psittacula krameri). Lo mismo sucede con otros grupos de vertebrados, con representantes paleárticos típicos como el zorro rojo o el tejón

Palestina es abundante en Roedores, entre los que me gustaría destacarte el puerco espín indio (Hystrix indica), que se extiende por el Oriente Medio y el Asia Meridional. El único representante palestino de la familia Sciuridae, o sea, las ardillas, es la ardilla persa (Sciurus anomalous), más concretamente la subespecie S.a.syriacus. En Palestina no es especialmente abundante, encontrándose en los bosques templados y mixtos, por ejemplo, del Monte Hermón, en Israel, o en la Reserva de Dibbin, en Jordania. 

Ardilla persa

En estas regiones desérticas encuentran su paraíso los jerbos saltadores de la familia Dipodidae, como por ejemplo el jerbo del Éufrates (Allactaga euphratica), endémica del Desierto Sirio y que, en Palestina, se encuentra en la región oriental de Jordania. Aparte de este jerbo, el ambiente desértico y semiárido imperante en la mayor parte de la región hace las delicias de varias especies de ratas del desierto, de los géneros Gerbillus y Meriones

Jerbo del Éufrates

Un interesante roedor presente en Palestina es la rata topo de Palestina (Spalax ehrenbergi), que vive en la zona de matorral mediterráneo y en regiones agrícolas. Este representante de los espalácidos, roedores excavadores ciegos, tiene una gran importancia en la investigación sobre el cáncer, por su extraordinaria resistencia a esta enfermedad. 

Rata topo de Palestina

En Palestina se dan, también, grandes herbívoros. Históricamente, aquí vivió el asno salvaje sirio (Equus hemionus hemippus), el más pequeño de los équidos silvestres con su escaso metro de alzada. Desgraciadamente, fue exterminado por la sobrecaza y el último ejemplar fue abatido en 1927 cerca del oasis jordano de Azraq. Las autoridades israelíes han reintroducido el asno salvaje pero usando las subespecies más cercanas al asno sirio: el onagro persa (E.h.onager) y el kulán de Turkmenistán (E.h.kulan). Primero se aclimataron en la Reserva de Yotvata Hai-Bar y posteriormente fueron liberados en el Negev, donde se han verificado híbridos de ambas subespecies. 

Asno salvaje en el Negev (Israel)

La Reserva de Yotvata es una infraestructura de aclimatación de animales que van a ser reintroducidos en Israel y también para la preservación de otras especies de mamíferos de ambientes desérticos que han desaparecido de sus medios originarios o están en peligro crítico. Así, en Yotvata, entre otros varios, se crían el órix de Arabia (Oryx leucoryx), el órix cimitarra (Oryx dammah), recientemente reintroducido en Chad, de donde había sido exterminado, el adax (Addax nasomaculatus), el caracal (Felis caracal) o el leopardo persa (Panthera pardus saxicolor). 

El magnífico íbice de Nubia (Capra nubiana) es la gran cabra montesa de los montes palestinos. Dura y adaptable, sobrevive en las resecas montañas de la Meseta de Judea y de los ásperos montes de Sinaí y de Jordania. Es el animal icónico de la Reserva Natural de Ein Gedi, junto al Mar Muerto. 

Íbice de Nubia

Dos especies de gacelas se reparten el espacio palestino. Por un lado, la gacela dorcas (Gazella dorcas), que encuentra en Palestina su límite oriental de distribución, predominantemente sahariana. Aquí, se la encuentra sobre todo en el Negev y el Valle de Araba. La otra gacela palestina es la gacela arábiga (Gazella gazella), distribuida por la Península Arábiga y el Oriente Medio, cuya área de distribución coincide grandemente con los árboles del género Acacia. En Palestina, la gacela arábiga está presente con nada menos que tres subespecies: G.g.gazella, G.g.acaice y G.g.merrilli

Gacela dorcas en el Negev (Israel)

Tanta variedad de herbívoros debe estimular la presencia de carnívoros, por supuesto. En Palestina el lobo es el depredador principal, presente aquí con dos subespecies: el lobo indio (Canis lupus pallipes) predominantemente en el Centro y Norte de la región, y el lobo arábigo (C.l.arabs) en el Sur: el Negev, Jordania y el Sinaí. 

Lobo árabe. Jordania.

Históricamente, el leopardo árabe (Panthera pardus nimr) ha estado presente en Palestina. Como ya te expliqué en la crónica que dediqué al leopardo de las cavernas, el leopardo ha sido el gran depredador de las cabras monteses, capaz de llegar allá donde al lobo y al oso les resulta imposible. Pero la caza inmisericorde que los humanos han dado al leopardo, en parte por su piel y en parte por los conflictos con el ganado, han acabado por exterminar al leopardo de Palestina: en 2017 se dio por extinguido en Cisjordania y en el 2007 en el Negev, que eran las dos zonas donde se había comprobado la presencia de este animal. Hoy día sigue viviendo en las ásperas montañas de Arabia Occidental, de forma muy precaria. 

Leopardo árabe. Montañas de Omán

Epílogo 

En definitiva, la Palestina que vio la primera Navidad en el Siglo I era una tierra con una fauna extraordinariamente variada: aves, anfibios, reptiles, grandes herbívoros y carismáticos depredadores por doquier. Pero como siempre, la codicia y ambición humanas acabaron por diezmar los principales hábitats y exterminar muchas de esas especies, como ya te he explicado. Todavía hoy, la fauna palestina está ahí para poder contemplarla y estudiarla. Ojalá esta contradictoria, conflictiva y fascinante tierra alcance algún día la paz necesaria para que se le pueda prestar la atención que se merece. 



Cierro, por tanto, el Blog hasta pasadas las Fiestas, y os deseo a todos mis lectores, seguidores y simpatizantes una FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2019.

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