Thar: la fauna del desierto más desconocido.

Querida hija:

Cuando se habla de la Naturaleza de India, solemos pensar normalmente en las lujuriantes junglas de Mowgli y Bagheera, en las prodigiosas montañas himalayas, en las paradisiacas playas orladas de palmeras de Orissa o Coromandel o las sabanas donde campan el tigre, el elefante o el rinoceronte. Pero no pensamos en el desierto. Y sí, hay también desiertos en India. Concretamente el Desierto de Thar, también conocido como el Gran Desierto Indio, con sus dunas de arena, sus dromedarios y todo. Creo que se trata del desierto menos conocido del mundo y, por supuesto, con una fantástica vida animal también desconocida. Acomódate que empezamos.

Gacela india en el Parque Nacional del Desierto, Jaisalmer (Rajastán)


El Gran Desierto Indio

El Desierto de Thar se encuentra al Oeste de la República de India, justo en la frontera con Pakistán. De hecho, el 85% de los 238.000 km2 de su superficie se encuentran dentro del territorio indio el 70% dentro del Estado de Rajastán. Hablar del Desierto de Thar es hablar de Rajastán, y hablar de Rajastán es hablar del Desierto. No obstante, se prolonga también algo dentro de territorio pakistaní siendo conocido en esa zona como Desierto de Cholistán.

Mapa de ubicación del Desierto de Thar


Se trata de un desierto subtropical, es decir, forma parte del cinturón desértico que rodea a nuestro planeta en latitudes en torno de los Trópicos de Cáncer y de Capricornio y que se forman como consecuencia de altas presiones atmosféricas tan estables que bloquean todo paso de humedad procedente del océano, tal como te expliqué cuando te hablé de la fauna del Desierto del Sahara. Concretamente, el de Thar es el desierto subtropical más oriental dentro del Hemisferio norte, y es la influencia del monzón de verano la que interrumpe precisamente el cinturón desértico a la altura de India. 

De hecho, las precipitaciones que recibe el desierto indio proceden del monzón de verano si bien marginalmente, variando entre los 100 mm en su lado occidental, el más árido, y los 450 mm de su lado oriental, más expuesto a la influencia monzónica. En invierno las temperaturas pueden ser frías debido a su cercanía a las montañas del Pamir/Himalaya, que envían al Sur el monzón de invierno seco y frío, y en verano se alcanzan temperaturas de hasta 50º C (registradas en el Distrito de Churu, Rajastán, en mayo de 2020).

Paisaje dunar en el Desierto de Thar


Como buen desierto, tiene esos mares de dunas de arena que en nuestro imaginario hacen que un desierto sea un desierto "de verdad", pero también tiene esa diversidad de microhábitats tan  importantes para la biodiversidad de las zonas áridas: tiene amplias zonas de matorral, pastizal xerófilo, zonas lagunares salinas estacionales, y algún que otro río despistado. Además, se trata del desierto más densamente poblado del mundo: sus 83 habitantes por km2 (densidad similar a la de España) nos recuerda que estamos en el segundo país más poblado del mundo. Hacia el final de la crónica verás qué relación tan especial tienen las gentes de este desierto con la vida salvaje.

Finalmente, el Desierto de Thar tiene una gran importancia desde el punto de vista biogeográfico pues constituye la frontera occidental que separa el Dominio Paleártico, al Oeste, del Indomalayo, al Este. Su fauna es una interesante mezcla de elementos paleárticos, indomalayos y saharianos.

Dentro de este desierto, se han definido algunas áreas protegidas:

En territorio indio: 

- Parque Nacional del Desierto (Rajastán)
- Santuario Tal Chhapar (Rajastán)
- Reserva Sundha Mata (Rajastán)

En territorio pakistaní:

- Santuario del Desierto de Nara
- Santuario del Rann of Kutch
- Reserva de la Biosfera Lal Suharma

Paisaje de pastizal con antílope indio en el Santuario Tal Chhapar, Rajastán


Antes de entrar en materia faunística, quiero aclararte una cosa. Geográficamente hablando, suele incluirse dentro del Desierto de Thar la zona del Rann de Kutch y su influencia en Gujarat, pero yo considero que es una zona más diferente aun árida, caracterizada por tener las últimas poblaciones del asno salvaje indio y del león asiático. No trataré de esta zona en esta crónica.

Los mamíferos: tierra de cánidos

Bien, hija mía, cuando te hablé de la fauna sahariana, te expliqué por qué el hecho de que un lugar sea árido y desértico no quiere decir que no bulla de vida. Repásalo. De hecho, cualquier desierto es un paraíso para el naturalista pero hay que saber cómo, cuándo y dónde observar como sucede en cualquier ecosistema. El Desierto de Thar es rico en mamíferos, y aunque aquí están presentes depredadores felinos como el caracal (Caracal caracal) o el gato salvaje asiático (Felis libyca ornata), en realidad aquí son muy escasos por lo que puedo decirte que son los cánidos los principales depredadores de este desierto, y vamos a detenernos más en ellos.

Lobos indios. Distrito Churu, Rajastán. Foto: Sumit Dookia


A la cabeza de la pirámide trófica está el lobo indio (Canis lupus pallipes), delgado, pequeño y pálido como corresponde a un lobo de latitudes tropicales. Aunque no es especialmente abundante, podemos considerar que el lobo indio está bien asentado en Rajastán y Gujarat, con una densidad estimada de unos 0,06 ejemplares por km2 (una densidad, por cierto, equivalente a la del lobo en Zamora). En un estudio realizado en la zona del pueblo de Bhawad, se contabilizaron 14 lobos en un área de estudio de 64 km2. En el Desierto indio, el lobo es de hábitos fundamentalmente nocturnos y, como verás más adelante, no le faltan presas silvestres para comer, si bien también depreda en las cabras y ovejas de la población local. Si bien el lobo es perseguido por ello, se puede considerar que en los últimos 10 años más o menos su población en el Desierto de Thar ha permanecido relativamente estable.

Zorro del desierto. Rann of Kutch, Gujarat


Tras el lobo, son los zorros los principales depredadores del desierto. Y digo "zorros" porque aquí conviven dos especies de lobos, uno de origen paleártico, el zorro del desierto (Vulpes vulpes pusilla) y otro de origen indomalayo, endémico de India: el zorro indio (V. bengalensis). El primero de ellos es una subespecie de nuestro conocido zorro rojo, pero allí está muy modificado por las condiciones del desierto: es más delgado, de color mucho más pálido y con las orejas mucho más grandes para actuar como "radiadores térmicos", mientras que el zorro indio es más proporcionado.

Zorro indio. Rajastán. Foto: M.V. Shreheeram


Ambos zorros son, claro está, depredadores muy oportunistas pero para que no compitan demasiado entre sí, ambos presentan un cierto grado de "segregación trófica": el zorro del desierto es más frugívoro y el zorro indio es más "carnívoro" dentro de la omnivoría que caracteriza a los zorros en general.

El cuarto y último cánido silvestre que actúa en el Thar es el chacal dorado (Canis aureus), que es bastante abundante en esta región, si bien al ser más tolerante con los ambientes antropizados, evita la competencia con los anteriores cánidos frecuentando las zonas más humanizadas y especializándose en la caza de roedores y el consumo de carroña. Al lado de todos estos cánidos, en el Desierto de Thar se halla presente la hiena rayada (Hyaena hyaena) y el bragado y agresivo ratel (Mellivora capensis).

En tiempos pasados, el Desierto de Thar vio la presencia de leones y guepardos y, en las áreas de predominio rocoso, el tigre y el leopardo. Desgraciadamente, todos ellos han sido exterminados de la región, pero desde luego todos los predadores que actualmente viven en él no les faltan las presas:

Chinkaras en el Thar. Foto: Dhritiman Mukherjee


Aquí hay herbívoros silvestres que en el pasado formaban enormes rebaños que recorrían el desierto pero que hoy todavía mantienen una apreciable presencia como la gacela india o chinkara (Gazella bennettii), el hermosísimo y rapidísimo antílope indio (Antílope cervicapra), con sus magníficos cuernos retorcidos que sólo ostentan los machos, y que era antaño perseguido en épicas carreras por el guepardo indio,  el enorme nilgai (Boselaphus tragocamelus), que es el mayor antílope de Asia con un peso que oscila entre los 100 y 213 kg o el ubicuo jabalí (Sus scrofa).

Antílope indio


Entre los roedores, hay muchísimo para elegir. Por ejemplo, la liebre del desierto o india (Lepus nigricollis), endémica del subcontinente, y los "gerbillos" o "jirds", pequeños roedores saltadores tan abundantes en las zonas áridas de Eurasia como el jird del Desierto indio (Meriones hurrianae), que sólo se encuentra en este desierto y en áreas adyacentes de Pakistán e Irán, el gerbillo indio de pies peludos (Gerbillus glaedowi), el gerbillo de Beluchistán (G. nanus), el gerbillo indio (Tatera indica) o la rata india de matorral (Golunda ellioti), entre muchos otros.

Gerbillo indio. Foto: Hopeland


Las aves: el reino de la avutarda

Si hay una especie animal que se considera como el símbolo y representante de la fauna del Desierto de Thar es la avutarda india (Ardeotis nigripes). Como buena avutarda, es un ave imponente con un metro de altura y es endémica del subcontinente indio, donde se encuentra en peligro crítico de exterminio con una población de sólo 150 ejemplares, dispersos por toda la parte occidental y meridional de India, si bien la población del Desierto de Thar es la mayor, y este ave es la mayor atracción del Parque Nacional del Desierto.

Avutarda india


Su hábitat son los pastos semiáridos, igual que el antílope indio al que frecuentemente está asociada y, como nuestra avutarda, ambos sexos viven separados excepto en la época de la reproducción (marzo - septiembre) en la que los machos se exhiben a las hembras en los leks, o "terrenos de competición", donde los machos se harán con un "harén" de hembras. Es un ave omnívora, que se alimenta de insectos (particularmente ortópteros y coleópteros), semillas, frutos, roedores y reptiles.

Este desierto es notable porque, además de la avutarda india, acoge a otra especie de avutarda: la hubara asiática o avutarda de McQueen (Chlamidotis macqueenii), que antiguamente se incluía dentro de la hubara común (C. undulata) pero que se ha separado en dos especies, la africana y la asiática. En el caso de la asiática, se trata de una especie migratoria que cría en las estepas centroasiáticas e inverna en Asia sudoccidental. La población que aparece en el Desierto de Thar es invernante.

Hubara asiática


Idéntica situación experimenta la grulla damisela (Grus virgo), que cría en Asia central e inverna solo en dos lugares: India centro-septentrional (incluido en Desierto de Thar) y los pantanos del Sudd, en Sudán del Sur. 

Como es de esperar en un ambiente de matorral y pastos áridos, las aves esteparias tienen gran importancia y presencia en el Desierto Indio, como por ejemplo la ganga Ortega (Pterocles orientalis arenarius), también invernante aquí, la tarabilla de Stoliczka (Saxicola macrorhynchus), endémica del subcontinente, o el corredor sahariano (Cursorius cursor), también invernante.

Dos especies de pavos se encuentran en este desierto: el pavo real (Pavo cristatus), que es el ave nacional de India, y el faisancillo moteado (Galloperdix lunulata), endémico de unas pocas zonas de India, entre ellas el Estado de Rajastán.

Faisancillo moteado. Foto: Pronoy Baidya


En total hay contabilizadas 141 especies de aves en el Desierto de Thar, y terminaré aquí esta pequeñísima muestra con las principales aves rapaces que se encuentran aquí: el águila rapaz (Aquila rapax vindhiana), una de las rapaces más poderosas del mundo, que es fundamentalmente africana pero que fuera de África sólo se encuentra en el subcontinente indio representada por una subespecie propia, el águila moteada (Clanga clanga), aquí invernante, o el halcón laggar (Falco jugger), que vive desde Irán hasta Birmania.

Águila moteada en vuelo. Foto: EAD


Los reptiles: los más adaptados

Como siempre sucede en los desiertos, al menos en los subtropicales, los saurópsidos están excelentemente representados debido a su fisiología admirablemente adaptada a la vida en el desierto. De hecho, los reptiles son los vertebrados más perfectamente adaptados a los ambientes áridos y desérticos. Si el Desierto de Thar es el Reino de la Avutarda, también es el Principado de los Reptiles. Voy a repasarte aquí algunos de los más notables representantes de este grupo en este desierto.

Para empezar, en el Gran Desierto Indio están representadas dos especies de varanos: el varano de Bengala (Varanus bengalensis), que puede alcanzar los 175 cm de longitud y que está bien representado en toda Asia meridional, desde Irán hasta Vietnam, y el varano del desierto (V. griseus), con una distribución aún más amplia que el bengalí, pues está presente en todas las zonas desérticas y semidesérticas desde África al Asia central. En India se encuentra presente la subespecie V. g. koniecznyi.

Varano de Bengala. Foto: Carlos Delgado


Siguiendo la misma distribución que el varano del desierto, existe una serie de especies de lagartos agámidos llamados colectivamente lagartos de cola espinosa. Estos lagartos, la mayoría de los cuales se encuentran bajo el género Uromastyx se caracterizan por ser macizos y relativamente grandes (longitudes oscilando entre los 25 y los 91 cm del más grande) y por tener una cola gruesa erizada de escamas espinosas. Estos lagartos son predominantemente vegetarianos, si bien pueden complementar su dieta con insectos. En el desierto de Thar este grupo está representado por el lagarto de cola espinosa indio (Saara hardwickii), que es endémico de esta región de India y de las zonas adyacentes de Pakistán. Se le consideraba parte del género Uromastyx pero fue independizado en 2009 con género propio.

Lagarto indio de cola espinosa. Foto: Raja Bandi


Otro agámido notable es el agama brillante (Trapelus agilis), otro bonito lagarto adaptado a la vida del desierto, bien extendido en Asia central y que alcanza en India su límite sur de distribución, con la subespecie T. a. pakistanensis.

Entre las serpientes, ¿cómo no resaltar la magnífica y simbólica cobra de Asia central (Naja oxiana), que una vez fue considerada subespecie de la cobra india (N. naja) y que se extiende desde el Mar Caspio hasta el piedemonte himalayo. Su longitud promedio es de un metro, y longitud máxima de metro y medio. Tanto esta cobra como la cobra india son las dos únicas especies de cobras que no escupen su veneno. 

Cobra de Asia central. Foto: Omid Mozaffari


Otras dos especies de serpientes que puedo resaltarte de las muchas que hay aquí serían el krait común (Bungarus caeruleus), muy venenosa y que forma parte de las "Big Four" responsables de la mayoría de mordeduras a humanos en India y Bangladesh. Y también la víbora gariba (Echis carinatus), que vive en todo Oriente Medio e India, y que es la más pequeña de esas "Big Four" que antes te mencionaba.

El ser humano y la fauna del Desierto de Thar

Al comienzo de esta crónica ya te adelanté que la gente autóctona que vive en este desierto mantiene una extraordinaria relación con la fauna local, y en general han encontrado la manera de convivir pacíficamente con sus vecinos los animales. Me refiero a los bishnois, una casta hinduista estrictamente vegetariana y que consideran que toda vida es sagrada. Su nombre significa "veintinueve", y alude al número de principios morales que gobiernan su comunidad, fundada por el Gurú Jambheswhar, quien dejó dicho que: "es mejor perder tu cabeza que perder un árbol", lo que no me parece nada descabellado en un ambiente desértico.

Mujer Bishnoi amamantando a su hijo y a un cervatillo


Esta comunidad se enfrenta físicamente a los cazadores furtivos que aparecen por la región y los combaten vivamente, hasta el derramamiento de sangre si es necesario. Si un cazador deja huérfano algún cervatillo o gacela, las mujeres bishnois no dudan en amamantarla para sacarla adelante. Se concentran especialmente en Rajastán, y son conocidos como verdaderos protectores de animales y plantas.

Otra comunidad religiosa india conocida por su extremadísimo respeto a la vida (a TODA vida, incluidos insectos y microorganismos) son los jainas. Esta comunidad ha hecho famoso al pueblo de Khichan, Rajastán, pues allí comenzaron a alimentar a unas pocas grullas damiselas que aparecieron por allí en 1970. Una vez los animales aprendieron que aquí tenían alimentación asegurada, regresaron en cada vez mayor número, y esta comunidad jaina es la responsable de que la emigración de grullas damiselas al Desierto de Thar se haya consolidado y aumentado en número cada año.

Vivificantes experiencias y lecciones que nos reconcilian con el género humano.

Khichan, el pueblo donde alimentan a las grullas. Foto: Kirsten Hines


Pero, claro está, no todos los indios son como los jainas y los bishnoi, y la vida moderna ha traído riesgos para la vida salvaje del Gran Desierto Indio. Además de la caza furtiva, los atropellos son la amenaza más importante para la fauna en general, los tendidos eléctricos para las aves, especialmente las escasísimas avutardas indias, muy afectadas por este problema, y también los depósitos de agua que se fueron abandonando cuando entró en servicio en 1984 el Canal Indira Gandhi que lleva agua del Himalaya para que muchos agricultores del desierto puedan regar. Estos depósitos se convierten a menudo en trampas mortales para animales que entran y quedan atrapados dentro, muriendo de hambre y de sed.

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