De pajareo por el Río Manzanares. El río resucitado

Querida hija: 

El pasado martes día 17 estuve realizando observación de aves en el Parque de Madrid Río, acompañado por mi compi del Club de Fauna de la Sociedad Geográfica Española Javier M. Fernández-Rico, una de las mejores compañías que uno puede disfrutar cuando sale a observar fauna, y de quien son la mayoría de las fotos que aparecen, hechas durante la jornada. En mi crónica de hoy voy a hablarte de las aves que pudimos observar para que las conozcas mejor, ya que una excursión de observación de fauna no acaba cuando regresas a casa, sino que empieza la tarea de investigar sobre lo que has visto. Pero antes, voy a hablarte brevemente sobre el Río Manzanares, y por qué se ha puesto de moda para la observación de aves en Madrid. 

El río Manzanares renaturalizado. Foto: Javier M. Fernández-Rico.

La renaturalización del Manzanares 

Madrid siempre ha soportado el cachondeo de los foráneos a cuenta de nuestro escuálido río. En efecto, es un río pequeño y con poco caudal la mayor parte del año. Nace en el Ventisquero de la Condesa, un poco al Sur de la Bola del Mundo, en la Sierra de Guadarrama. Es un afluente de un afluente: desemboca en el Jarama que, a su vez, es afluente del Tajo. 

A su paso por Madrid capital ha sido un río maltratado históricamente. Durante muchísimo tiempo fue usado para lavar ropa: es un clásico de las estampas madrileñas las fotos de las lavanderas por la zona del Puente de Segovia. Eso se terminaría en 1919, cuando el río fue canalizado a su paso por Madrid. El río fluía completamente encajonado entre dos altos taludes de piedra, aislándolo más de la ciudad, hasta la zona de Legazpi, donde volvía a fluir libremente, aunque ya bastante desnaturalizado y degradado. 

Lavaderos del Puente del Rey, Río Manzanares, Madrid.

A lo largo del siglo XX se irían construyendo pequeñas presas a lo largo de este curso encajonado, para regular su caudal. En la práctica, las presas se cerraban para que el caudal del río subiese, y su aspecto fuera un poco más “río”, pero en realidad era un río muerto a todos los efectos. Para empeorar más aún la situación, en 1964 se construye la M-30, una autopista de circunvalación del Centro de la ciudad que, en el tramo en el que coincidía con el curso del Manzanares, lo aisló completamente de la ciudad al flanquear cada orilla con una calzada de la autopista. En 1970 se construye el Estadio Vicente Calderón literalmente subido encima del río. No podía caer más bajo el pobre “aprendiz de río”. 

Habría que esperar hasta el mandato del alcalde Tierno Galván para que se iniciase un tímido intento de recuperación del río, soltando patos y algunas especies invasoras de peces como las carpas. En aquélla época (comienzos de los 80) fue todo un acontecimiento en Madrid. Pero las decisiones más valientes se tomarían más adelante. En el mandato del alcalde Ruiz Gallardón se llevaron a cabo las obras de soterramiento de la M-30 en el tramo del Manzanares y el terreno liberado en superficie sería convertido en el Parque Madrid-Río. El Manzanares volvía a estar unido a la ciudad y a los madrileños. 

Pero faltaba una única decisión para resucitar el moribundo río. Hace dos años, con la alcaldesa Manuela Carmena, la actual regidora, se tomó la decisión de “renaturalizar” el río. Sencillamente se abrieron las presas y se dejó que el río fluyera libremente, sin restricciones. Por tanto, surgieron islas arenosas en el lecho, que pronto se cubrieron de plantas. Y las plantas atrajeron insectos y pájaros, muchos pájaros. Reconozco que al principio yo tenía miedo de que, en el verano, proliferasen los mosquitos y los malos olores, pero me equivoqué. De los mosquitos han dado buena cuenta las muchas especies de aves que se han establecido en el Manzanares, o lo visitan estacionalmente, y también la eficiente y numerosa colonia de murciélagos comunes que tenemos por el barrio. Y ahora, te voy a hablar un poco sobre las aves que vimos en nuestra sesión de pajareo del martes: 

Ánade real Anas platyrhynchos 

El ánade real es el pato más común en el Manzanares. Vive todo el año en él y nosotros vimos numerosos ejemplares. Nos llamó la atención el ver sobre todo machos nadando y descansando en las islas. Únicamente vimos dos hembras. Seguramente, y dado que nos encontramos en la época de cría, la mayoría de las hembras deben estar en los nidos, acondicionándolos o incubando los huevos. 

Ánade real. Foto: Javier M. Fernández-Rico.

El ánade forma parte del orden Anseriformes, familia Anatidae. Es la anátida más común en España. Tiene entre 50 y 60 cm de longitud y una envergadura de 81 – 95 cm. Vive en todo el Holártico y el Norte de África, y ha sido introducido en Australia y Nueva Zelanda. Los machos son inconfundibles por el bonito color verde irisado de cabeza y cuello, con un “collar” blanco, siendo las hembras más discretas. En España sólo falta en las Islas Canarias. En España hay estimadas entre 65.000 y 100.000 parejas. 

Pareja de ánades. Foto: Javier M. Fernández-Rico

Viven en zonas húmedas de todo tipo, en aguas someras y poco profundas. Come plantas acuáticas pero también insectos, moluscos, gusanos y pequeños peces. Puede también alimentarse en prados y dehesas. En Febrero comienza el cortejo, seguido por la construcción del nido. La hembra pone de 7 a 13 huevos, que incuban entre 27 y 28 días. 

Gallineta común Gallinula chloropus 

Este gruiforme de la familia Rallidae fue la segunda especie en abundancia que observamos en el río. Son aves más andadoras que los ánades, y observamos a la mayoría de los ejemplares caminar por las islas con sus largas patas de amplios dedos, adaptadas perfectamente a caminar sobre vegetación palustre y barro poco consistente, en busca de alimentos. 

Gallineta común. Foto: Javier M. Fernández-Rico.

Es el rállido más extendido mundialmente, pues vive prácticamente en todo el Viejo Mundo. Si bien los rállidos son difíciles de distinguir unos de otros a primera vista (yo mismo lo confundí en un primer momento con un calamón común), fijándonos en los detalles se puede identificar. En este caso, las bandas de plumaje blanco de las infracoberteras marcan la diferencia con otras especies. Es más pequeño que el ánade: 32 – 35 cm de longitud y envergadura de entre 50 – 55 cm, pero no puede ser confundido con ninguna anátida porque su pico no es plano, sino cónico, y como todos los rállidos el pico se “prolonga” en una protuberancia córnea en la frente llamado “escudete”, todo ello de un color rojo llamativo. 

Gallineta común

Vive por toda la Península y archipiélagos, en todo tipo de zonas húmedas. En España es ave sedentaria pero, al igual que sucede con otras especies sedentarias, en invierno reciben la visita de congéneres europeos que invernan aquí. Se estima una población española entre 90.000 y 120.000 parejas. Su dieta es omnívora y dependiendo de la época del año, varía la proporción entre alimento animal y vegetal. Ponen entre 2 y 13 huevos que incuban entre 21 ó 22 días. 

Lavandera blanca Motacilla alba 

Este paseriforme de la familia Motacillidae es un ave pequeña y fina: 18 cm de longitud y 28 cm de envergadura. Es inconfundible su plumaje blanco y negro y su cola larga. Nosotros vimos un par de ejemplares en islas del río. Es ave que tiene una gran variabilidad, reconociéndosele 11 subespecies. Como siempre pasa en estos casos, hay quien considera a estas subespecies como especies, con lo que la lavandera sería, entonces, un “complejo” de especies. En España se encuentra la subespecie titular. 

Lavandera blanca observada en el Manzanares. Foto: Javier M. Fernández-Rico.

Vive en las latitudes templadas y frías de Eurasia, e inverna en África y el Sur de Asia. En España es sedentaria y se estiman 350.000 parejas reproductoras. En invierno vienen a la Península otras subespecies europeas. Vive en ambientes variados próximos al agua y no rechaza los ambientes urbanos. 

Subespecies de lavandera blanca

Come insectos terrestres y acuáticos incluyendo larvas de mosca y de mosquito, con lo que hace un gran servicio a la ciudad. Cría entre abril y agosto y tiene la posibilidad de tres puestas, con 4 a 6 huevos cada una, incubación 10 – 15 días. Es especie monógama y territorial en la época de reproducción. 

Lavandera boyera Motacilla flava 

Fue una sorpresa ver una lavandera boyera, pues hasta ese momento no había visto ninguna desde que vivimos cerca del Manzanares. La vimos recorriendo la vegetación de una isla, buscando alimento. Al igual que su prima la lavandera blanca, la boyera presenta una gran variabilidad genética, con 17 subespecies conocidas. Aunque su aspecto general es parecido y la coloración del dorso verdeoscura y del vientre amarilla no varían entre ellas, la coloración de la cabeza y cola, y ciertos diseños en la cabeza las diferencia. Al ver que el individuo que vimos presentaba la cabeza de color gris azulado, tuve un momento de duda al suponer que podría ser un ejemplar de la subespecie italiana M.f.cinereocapilla, pero al investigar he visto que ésta subespecie tiene la cabeza mucho más oscura que la ibérica, con lo que tengo claro que era un ejemplar de M.f.iberiae

Variabilidad genética de la lavandera boyera.

El tamaño es algo menor que la lavandera blanca. En España es ave estival, que pasa el invierno en África. Cría en las latitudes templadas y frías de Eurasia y Alaska. En la Península y Baleares existen cuatro núcleos de población: Cuenca del Duero, Costa cántabro-gallega, Bajo Guadalquivir-Golfo de Cádiz y Costa mediterránea-balear. Existen unas 100.000 parejas reproductoras en España. 

Vive en zonas abiertas húmedas, donde es estrictamente insectívora. Cría entre marzo y agosto, con una o dos puestas, con 4-6 huevos cada una, incubándolos durante 10 – 14 días. 

Garceta común Egretta garzetta 

La garceta común es el “premio gordo” de la observación de aves en el Manzanares, ya que aparece esporádicamente. Y nosotros tuvimos la suerte de observar una. Es un ave elegante, fina, blanquísima, con un pico largo y afilado como un arpón, y lo usa como tal. Tuvimos la ocasión de observar cómo arponeaba en un abrir y cerrar de ojos alguna presa que no pudimos distinguir. 

Garceta común en el Manzanares. Foto: Javier M. Fernández-Rico.

Esta Ciconiforme de la familia Ardeidae tiene entre 55 y 65 cm de altura y entre 88 y 106 cm de envergadura. Los individuos reproductores tienen dos plumas largas y finas que salen de su nuca. El individuo que observamos presentaba esas plumas. Vive en el Sur de Europa, África, Asia sudoriental y oriental y Oceanía. En España está muy ligada a los arrozales de Levante y el Ebro. De hecho, es una especie en expansión seguramente por la expansión de este cultivo. Aparte de los arrozales, existen núcleos de población en el Norte, Oeste y Sudoeste. Invernan en el cuadrante SO de la Península. Unas 10.000 parejas. 

Foto: Javier M. Fernández-Rico.

Viven en una gran variedad de ambientes acuáticos, en aguas someras y tranquilas. En España es residente, pero algunos ejemplares cruzan el Estrecho para invernar en África. Son los grandes depredadores de los humedales: comen peces, anfibios e insectos (tanto larvas como adultos). Es una especie colonial que comparte el espacio con otras aves zancudas. A mediados de abril se verifica la puesta, de entre 3 y 5 huevos. 

Verdecillo Serinus serinus 

Es un Paseriforme Fringillidae de tamaño pequeño: 11,5 cm de largo y de 20 a 23 cm de envergadura. Nosotros lo divisamos sobre un pino. No son aves acuáticas sino que se les ve más en los árboles, sobre todo en invierno cuando se juntan en grandes bandos. 

Verdecillo

Viven en el NO de África y toda Europa excepto Escandinavia. Es una especie en expansión que, desde la zona Mediterránea ha ido colonizando el Centro, Norte y Este de Europa, tal vez impulsada por el aumento de las temperaturas. En España vive en todo el territorio y las islas, donde es muy común, se estima una población de entre 4 y 6,6 millones de parejas. Como sucede con otras aves, en invierno las poblaciones ibéricas se juntan con poblaciones del Norte de Europa que bajan a invernar. También parte de las poblaciones del Centro y Norte de España invernan en el Norte de África. 

Vive en plantaciones de olivos y cítricos, bosques abiertos y zonas urbanas, donde se alimenta de semillas. Cría en marzo/junio con dos a tres puestas al año cada una de las cuales entre 2 y 5 huevos, incubados durante 13 días. 

Mirlo común Turdus merula 

Este túrdido es un viejo conocido de los parques urbanos, donde es muy normal verlos en parejas recorriendo el suelo en busca de lombrices. Se emparejan de por vida y su canto es muy melodioso. Nosotros vimos un ejemplar macho subido a un pino, en un comportamiento que no habíamos observado con anterioridad: con un gusano en el pico, realizando una llamada gutural…creemos que estaba llamando a la hembra, con la comida como reclamo. 

Mirlo llamando presuntamente a la hembra. Foto: Javier M. Fernández-Rico

Vive en todo el Paleártico pero ha sido introducido en Australia y Nueva Zelanda. Vive en toda la Península donde son sedentarios. Se estima una población de un millón de parejas en España. 

Ocupa una gran variedad de ambientes incluidos los urbanos. Come insectos y lombrices pero en otoño/invierno incluye también frutos. La reproducción se verifica entre marzo y julio, con dos a tres puestas anuales de dos a seis huevos cada una. 13 días de incubación.

Comentarios

  1. Muy, muy bonito. Me ha gustado, tanto tu forma de escribir como la temática. Sin duda volveré a leerte.

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  2. Viví en Madrid hace años, cuando la M-30 rodeaba el río todavía. El cambio que veo en el artículo es maravilloso! Ha vuelto la vida al rio. Esperemos que prospere y con los años podamos ver incluso nutrias. Gran artículo como siempre. Un saludo!!

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