Monstruos marinos del pasado. I. Los grandes peces depredadores.
Querida hija:
Todos estamos bastante familiarizados con las grandes bestias prehistóricas: los enormes Reptiles de la Era Mesozoica, como los Dinosaurios o, una vez desaparecidos estos, los gigantescos mamíferos que les sucedieron durante la Era Cenozoica, culminando en la famosa Megafauna pleistocena, de la que te hablé por extenso en la pasada temporada.
Los monstruos marinos del pasado son relativamente desconocidos |
Sin embargo, las no menos enormes criaturas que vivieron en los mares durante esas mismas Eras, no son tan conocidas. ¿Cuáles fueron los equivalentes a los Dinosaurios en la ictiofauna prehistórica? ¿Cuáles fueron los grandes depredadores de los mares?. En esta serie que hoy comienzo, voy a hablarte de algunos de los más espectaculares Peces, y otras criaturas marinas fósiles. Y, antes de entrar en materia, lo mismo que se habla de una Era de los Reptiles y una Era de los Mamíferos, hubo una Era de los Peces antes que todas ellas. Empezaremos por evocar ese mundo acuático.
El Devónico: la Era de los Peces.
El periodo Devónico fue el cuarto periodo en la Era Paleozoica. Comenzó hace 417 millones de años y terminó hace 354 millones de años. Recibe su nombre de la zona de Devon, Inglaterra, donde se encontraron por primera vez depósitos geológicos de esta edad.
Los mares devónicos debieron tener un aspecto de este estilo |
Si bien los primeros peces (sin mandíbulas y con mandíbulas) habían aparecido en el periodo anterior, el Silúrico, durante el Devónico se produjo una auténtica explosión evolutiva de los peces, alcanzando tal variedad de especies y tamaños que, no en balde, se considera al Devónico una verdadera “edad de oro” para estos primeros vertebrados. ¿Por qué se produjo este enorme desarrollo de los peces?. La respuesta hay que buscarla en la extraordinaria riqueza de los mares devónicos. Durante los anteriores periodos del Paleozoico habían aparecido prácticamente todas las formas de invertebrados marinos, así como también algas y plantas marinas. Es de suponer, también, que existía también algo parecido a un “plancton”. Puedo compararte, pues, los mares devónicos con una verdadera “sopa de marisco con verduras”. Ante tal riqueza de nutrientes, era de esperar que algún grupo zoológico prosperase a costa de los demás.
Distribución de tierras y mares a comienzos del Devónico |
Y era una sopa muy grande. La distribución de los continentes era muy distinta a la distribución actual, con un supercontinente boreal llamado “Euramérica”, formado por la unión de los actuales Europa y América, y un supercontinente austral llamado “Gondwana”. Ambos supercontinentes se hallaban muy cerca el uno del otro, casi justo sobre el Ecuador. De hecho, tan juntos que durante el siguiente periodo, el Pérmico, se unirían formando Pangea.
Por esta razón, la superficie oceánica era enorme en comparación con la superficie actual (que ya es grande), y fue el caldo de cultivo perfecto para el gran desarrollo de los peces que se produjo. Miles de especies se formaron, a partir de los primeros peces sin mandíbulas y luego los primeros peces con mandíbulas, los Placodermos, llamados así por estar protegidos por una coraza dérmica, sobre todo en la parte anterior del cuerpo. Estos peces fueron también los primeros con aletas y agallas. Más adelante se desarrollarían los primeros tiburones y, finalmente, los primeros Osteictíos, o peces óseos.
Dunkleosteus, el gran depredador del Devónico.
Fue precisamente un Placodermo, Dunkleosteus, el primer gran depredador marino del que tenemos conocimiento. Vivió hacia el final del Devónico (hace entre 382 y 358 millones de años).
Dunkleosteus fue uno de los más formidables depredadores devónicos |
Fue descubierto en 1867 a orillas de un lago en Sheffield Lake, Ohio (EEUU), por Jay Terrell y descrita en 1873 para la ciencia al principio con el género Dinichthys. En 1956, finalmente, sería asignada al género actual, Dunkleosteus. Se conocen nueve especies de este género:
D. terrelli, la más grande y conocida, con un máximo de 6 metros de longitud y 1 tonelada de peso.
D. belgicus
D. denisoni
D. marsaisi
D. magnificus
D. missouriensis
D. newberryi
D. amblyodoratus
D. raveni
Todas ellas han sido encontradas en lo que hoy son los EEUU, Marruecos y Polonia.
Fósil de Dunkleosteus conservado en el Museo de Historia Natural de Cleveland |
Su cráneo y toda la sección anterior estaban acorazados y un hocico redondeado. Y era un frontal bien masivo, con una longitud total cabeza + cuello de 1,3 metros. Lo más llamativo de este depredador era su “dentadura”, formada por placas óseas cortantes, a modo de tijeras. Se ha calculado que la fuerza de la mordedura de Dunkleosteus era de unos 6.000 N (con picos de 7.600), o sea, el doble que la de el actual tiburón blanco.
Dado que no podía masticar sus presas, y la abundancia de peces acorazados en su época, se ha especulado sobre si Dunkleosteus regurgitaba los huesos de sus presas, una vez consumidas. También se cree que podía alimentarse de tiburones, los cuales eran al principio de pequeño tamaño. Fue precisamente tras la desaparición de este super-depredador cuando los tiburones comenzaron a aumentar de tamaño.
Edenopteron keithcrooki
Se trata de una especie de reciente descubrimiento: en 2008 en Nueva Gales del Sur, Australia. Además, esta especie sólo se conoce por un único espécimen, que fue descrito para la ciencia en 2013. Se trata de restos semi-articulados del cráneo: un techo de cráneo incompleto, el hocico, el paladar, las mejillas, las mandíbulas y algunas escamas.
Reconstrucción del cráneo de Edenopteron a partir de los fósiles conservados |
Lo que hace pensar en Edenopteron como un gran depredador es el hallazgo de dientes afilados de 4 centímetros de longitud, y con su mandíbula de 48 cm, se estima su longitud total entre los 2 y 3 metros.
Se ha datado en el Devónico medio y final, por lo que sería contemporáneo de Dunkleosteus. Taxonómicamente pertenece a una familia llamada Tristichopteridae, de la línea de los Tetrapodomorfos. ¿Qué significa esto? Verás. Desde el mismo origen de los peces, muy pronto se diferenció un linaje caracterizado por la posesión de cuatro aletas inferiores: dos ventrales y dos anales, que “funcionaban” casi como cuatro patas, por su estructura y su movilidad. A partir de esta línea de peces evolucionarían los vertebrados terrestres: primero los Anfibios y luego los Reptiles, Aves y Mamíferos. Por esta razón los especialistas le dan una gran importancia a los fósiles de los peces Tetrapodomorfos, pues pueden arrojar luz sobre nuestro origen último.
Interpretación de Edenopteron |
Poco puede deducirse aún sobre el origen de Edenopteron a partir de tan pocos restos. Algunos especialistas especulan sobre la posibilidad de que descienda de otros Tristichopteridae del Hemisferio Norte, como Eusthenodon, Hymeria o Langlieria. Otros especialistas, apoyándose en las más recientes investigaciones, se inclinan por situarlo en una familia endémica de Gondwana llamada Mandageriniidae, lo que podría significar que el origen de los Tetrapodomorfos estaría entre el Sur de China y Gondwana.
Leedsichthys problematicus
Cambiamos ahora de Era geológica. Estamos en el Jurásico. Los Dinosaurios dominan las tierras emergidas y enormes Reptiles acuáticos también se enseñorean de los océanos. Sin embargo, al lado de los terribles mosasaurios y plesiosaurios, algunos peces mantienen el tipo y se ganan el respeto de los altivos Reptiles. Leedsichthys es uno de ellos.
Leedsichthys. ¿Un gigante tranquilo? |
Los primeros restos fósiles de este gran pez fueron descubiertos en 1886 en Peterborough, Inglaterra, por el coleccionista de fósiles Alfred Nicholson Leeds. En su honor, en 1889 la especie fue bautizada con su nombre, que significa “pez de Leeds”. Vivió entre el Jurásico Medio y el final del Cretácico.
Se trata de un pez óseo Actinopterigio de una familia hoy extinta, los Pachycormidae, cuyos restos han sido encontrados en Inglaterra, Alemania, Francia y Chile. Y, como reza su nombre específico, es un animal problemático. ¿En qué sentido? Parece ser que Leedsichthys ocupa, en realidad, un lugar intermedio entre los peces óseos y los cartilaginosos. Su esqueleto es difícil de interpretar ya que, al no estar completamente osificado, las partes cartilaginosas no fosilizan y no se conservan. Suele interpretarse Leedsichthys como un verdadero gigante de los mares, con longitudes de hasta ¡30 metros! (la ballena azul tiene 33 metros), lo que es a todas luces una exageración.
Leedsichthys comparado con el tiburón ballena y el humano |
El problema estriba en que las vértebras no se conservan al ser una de esas partes cartilaginosas. No obstante, de entre los restos de los setenta ejemplares que se han encontrado en todo el mundo se han podido hacer estimaciones razonables de su longitud: entre los 9 y los 16 metros, lo que ya es respetable, pues lo hace comparable al actual tiburón ballena.
En cuanto a su alimentación, este gigante presentaba 40.000 dientes largos y finos, lo que hace pensar en una función filtradora como pequeñas barbas. ¿El gran depredador comía plancton?
Xiphactinus audax, el tarpón mutante
Termino este pequeño repaso a los grandes peces depredadores de los tiempos prehistóricos con este pez óseo que vivió en el Cretácico final. Xiphactinus podía alcanzar los 4,5 a 6 metros de longitud y su dentadura erizada de colmillos lo hicieron, sin duda, uno de los mayores peces depredadores marinos de su tiempo.
Xiphactinus debió ser un depredador muy voraz |
Sus fósiles fueron descubiertos en 1850 en Niobrara Chalk, Kansas. Además de en los EEUU, también se han encontrado fósiles en Europa, Canadá, Australia y Venezuela. Fue descrito por Joseph Leidy, uno de los mejores paleontólogos de su tiempo, en 1870. Vivió en un mar interior llamado Niobrara, que ocupaba parte del actual interior de los EEUU. La desecación final de este mar pudo causar su extinción final.
El estudio de sus aletas pectorales arrojan una estructura a base de largos radios óseos, lo que les daba gran dureza. Por consiguiente se piensa que estas poderosas aletas conferían a Xiphactinus una gran maniobrabilidad, algo esencial para perseguir presas. Y debió ser un depredador auténticamente voraz, ya que al menos doce de los especímenes que se han descubierto presentan restos de otros peces en su estómago. El más famoso de estos fósiles se conserva en el Sternberg Museum of Natural History en Hays, Kansas, donde Xiphactinus aparece con un Gillicus arcuatus de 1,8 metros dentro. De hecho, se piensa que ingerir un pez tan grande pudo causar lesiones internas que causaron su muerte. El pez grande se come al chico…pero a veces eso es su perdición.
El famoso fósil de Xiphactinus con otro pez en su estómago, en el Museo Sternberg |
Xiphactinus fue asignado a la familia extinta Ichthyodectiformes. Sus parientes vivos más cercanos son los llamados “arenques lobo”, dos especies que integran la familia Chirocentridae, y que viven en el Océano Índico. Con su metro de longitud, parecen Xiphactinus en miniatura, dado que son también depredadores.
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Otro precioso fósil de Xiphactinus |
hola mi animal favorito es el dunkleosteus porque tiene una mordida boras y puede partir una ballena por la mitad y ademas tiene una armadura de hueso en su cabesa el craneo se aprecio en un museo pero ese museo acabo en llamas y el craneo se iso polbo pero encontraron otro nuevo y quedo en ese museo.
ResponderEliminarMenudo nivel de comentario.
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