El gorila. Nuestro primo mayor.

Querida hija: 

El 26 de diciembre de 1985 fue asesinada la primatóloga estadounidense Dian Fossey, en su cabaña de los Montes Virunga, en Ruanda. Esta extraordinaria mujer, de la que te hablaré más adelante, se encontraba estudiando los gorilas de montaña, cuyo último refugio se encontraba allí. Su triste muerte desató en todo el mundo una oleada de compasión, primero, e interés, después, por los gorilas de montaña en particular y por los gorilas en general. Recuerdo cuando vi la película “Gorilas en la Niebla”, que narra estos acontecimientos, en el cine, en 1988. Fue un verdadero golpe al hígado. Hoy voy a hablarte de estos gigantes buenos, nuestros primos mayores. 

El gorila es el mayor de los primates actuales

¿Quiénes son los gorilas? 

Los gorilas son los mayores primates que actualmente viven en nuestro planeta. Tienen una presencia imponente: no sólo son grandes, sino también fuertes, musculosos y masivos. Existe un grado de dimorfismo sexual, pues los machos son más grandes que las hembras. Los machos tienen una altura de entre 1,4 y 1,8 metros y un peso de entre 136 y 195 kilos, con una envergadura de brazos de entre 2,3 y 2,6 metros. Por su parte, las hembras miden entre 1,25 y 1,5 m y pesan entre 68 y 113 kg. Los machos presentan, además, una acusada cresta sagital, esto es, un reborde o resalte óseo longitudinalmente dispuesta en lo alto del cráneo, así como un par de fuertes caninos. Los gorilas presentan prognatismo mandibular, o sea, que la mandíbula sobresale notablemente con respecto del plano del rostro. 

Distribución actual de las dos especies de gorilas, y sus subespecies

El color de su pelo es oscuro, con una gradación que va desde el gris oscuro hasta completamente negro. Los gorilas se desplazan normalmente de forma cuadrúpeda, apoyando los nudillos de las manos directamente en el suelo, y las plantas de los pies. El gorila es capaz de erguirse y caminar de forma bípeda durante un corto trecho. Cuando se yergue, normalmente es para mostrarse dominante y amedrentar a un posible enemigo. 

El mayor gorila del que se tiene noticia fue un macho capturado en Alimburgo (Kivu del norte, Congo Belga) en 1938: tenía una altura de 1,95 m, una envergadura braquial de 2,7 m y un peso de 219 kilos. 

El gorila, que es exclusivamente africano, fue descubierto para la ciencia occidental en 1847, cuando el misionero y naturalista Thomas S. Savage y su compañero Jeffrey Wyman describieron el primer ejemplar en Liberia (África Occidental). A la nueva especie se le asignó el nombre científico de Gorilla gorilla. Según los europeos iban penetrando en el interior de África debido al proceso colonialista, se iba ampliando el conocimiento sobre la especie. 

Ejemplar de gorila occidental

En octubre de 1902, el capitán alemán Robert von Beringe (1865 – 1940) realizaba una expedición para delimitar las fronteras del África Oriental alemana, cuando en los lindes del Congo Belga abatió dos gorilas. Estos ejemplares fueron llevados al Museo de Zoología de Berlín donde el Profesor Paul Matschie lo reconoce como una nueva especie de gorila: el gorila de montaña Gorilla beringei. 

Sin embargo, los especialistas acabaron considerando al gorila de montaña como una subespecie del gorila occidental. Esta situación perduró hasta el año 2003, cuando se volvieron a separar definitivamente las dos especies. A su vez, para cada especie de gorila se han reconocido dos subespecies. La taxonomía del gorila, pues, queda así: 

-Gorila occidental Gorilla gorilla, con las siguientes subespecies: 

1. Gorila occidental de Tierras bajas G.g.gorilla: Gabón, Guinea Ecuatorial, Camerún, República del Congo, República Centroafricana. 

2. Gorila occidental de Cross River G.g.diehli: una restringida zona fronteriza entre Nigeria y Camerún. 

-Gorila oriental Gorilla beringei, con las siguientes subespecies: 

1. Gorila oriental de Tierras bajas G.b.graueri: zona de Kivu en el Oriente de la República Democrática del Congo. 

2. Gorila de montaña G.b.beringei: una pequeña zona donde confluyen Uganda, Ruanda y la República Democrática del Congo. 

Gorila de montaña

¿En qué se diferencian ambas especies?. El gorila occidental tiene un color más grisáceo, y el oriental más negro, siendo además el de montaña de pelo más largo. El occidental tiene la nariz más chata y la “espalda plateada”, distintivo de los machos más viejos, en el gorila occidental llega hasta la cadera y la parte superior del muslo, siendo más corta en el oriental. 

Todas las especies y subespecies de gorilas se encuentran “En Peligro Crítico” según el criterio de la IUCN. Para que te hagas una idea de la escasez de los gorilas te diré cuántos hay aproximadamente: 

Gorila occidental de tierras bajas: unos 100.000 
Gorila de Cross River: 250/300 
Gorila oriental de tierras bajas: 3.800 – 5.000 
Gorila de montaña: 880, repartidos en dos poblaciones. La primera población, con 480 ejemplares, se encuentra en las Montañas Virunga, una cadena volcánica en la que confluyen tres Parques Nacionales: Mgahinga Gorilla National Park (Uganda), Parque Nacional de los Volcanes (Ruanda) y Parque Nacional Virunga (R.D. Congo), que se encuentran adyacentes entre sí. La otra población, con unos 400 ejemplares, está separada de la anterior, en el Bwindi Impenetrable Forest National Park (Uganda). Los estudios genéticos de esta población de Bwindi sugieren que podría tratarse de otra subespecie diferente, que podría reconocerse en un futuro cercano. 

Distribución del gorila oriental

Las dos especies de gorila divergieron entre sí aproximadamente hace entre 1,6 y 0,9 millones de años. Posiblemente la causa de su separación estuvo en la contracción del hábitat forestal que habitaban originalmente a causa de la desecación del clima, quedando aisladas en bosques relictos. El Río Congo constituye, hoy día, una frontera infranqueable para ambas especies. 

Por su parte, los estudios genéticos han constatado que el gorila de Cross River ha divergido del gorila occidental hace 17.800 años, aunque se mantuvo un flujo genético hasta hace 420 años, con un cuello de botella genético hace unos 320. Por su parte, cuando el gorila oriental quedó aislado de su hermano occidental, sufrió una reducción importante de efectivos, puesto que durante el Último Máximo Glaciar (hace unos 25.000 años), los bosques ecuatoriales africanos casi desaparecieron en beneficio de la sabana, y sólo en lo alto de los Montes Virunga se conservaron bosques relícticos donde presumiblemente se refugiaron los gorilas de montaña. 

Distribución del gorila de montaña

Cuando terminó la Última Glaciación, el clima en el Centro de África se hizo más húmedo y el bosque ecuatorial comenzó a recuperarse y a expandirse. A partir de ahí, una población fundadora de gorilas de montaña procedentes de los Montes Virunga bajó al llano siguiendo la expansión de los nuevos bosques, después del intervalo frío conocido como Dryas Reciente (hace entre 12.700 – 11.000 años), esto es, al comienzo del Holoceno. Así fue cómo se originó la subespecie de Grauer del gorila oriental, diferenciándose de sus fundadores. Por su parte, las poblaciones de Virunga y Bwindi parecen haber divergido las últimas, hace unos 5.000 años. 

No voy a insistirte demasiado acerca de la posición del gorila dentro de los Primates, porque ya te hablé de su clasificación en otra crónica, que te invito a consultar. Sólo te recordaré que el gorila forma un “clado” hermano de otro donde nos situamos los humanos y los chimpancés. Somos, por tanto, primos. Mientras los humanos nos diferenciamos de los chimpancés sólo en un 1,2% de nuestro ADN, nos diferenciamos del gorila en un 1,6% mientras que los chimpancés y gorilas se diferencian, a su vez, en un 1,8%. 

Cladograma de los Simios

Biología de nuestros primos los fuertotes. 

Como ya te he apuntado antes, los gorilas son habitantes de bosques ecuatoriales. En el caso del gorila occidental, se mueven en bosques lluviosos primarios, bosques secundarios, bosques pantanosos y bosques montanos hasta los 1.600 metros de altitud. Por parte, los gorilas orientales viven en bosques montanos y submontanos entre 650 y 4.000 metros de altitud. Particularmente, los gorilas de montaña viven en los bosques nublados de altura en los Montes Virunga, una zona que ha sido impenetrable hasta hace relativamente poco tiempo. 

También existe una cierta diferencia entre la alimentación de ambas especies de gorila. Mientras el gorila de montaña se alimenta casi exclusivamente de hojas y brotes, el gorila occidental, además, se alimenta también de fruta y también insectos. Los gorilas son animales terrícolas: pasan la mayor parte del tiempo en el suelo, y sólo entre el 5 y el 20% de su tiempo en árboles. Duermen y descansan en nidos realizados con ramas y hojas, de un diámetro de 1,5 m, que puede estar situado en el suelo o en árboles. 

Los gorilas no son animales especialmente territoriales: no ocupan un territorio específico ni lo defienden contra otros gorilas. Lo que usan es un área de campeo en la que se mueven para encontrar su alimento, realizando desplazamientos no demasiado largos. El tamaño de estas áreas de campeo depende de la disponibilidad de alimento, variando por ejemplo de los 8 km2 de Virunga, hasta los 20 – 30 km2 en los bosques lluviosos de las tierras bajas occidentales. 

Al ser animales más frugívoros, esto es, al tratarse de un recurso alimenticio más disperso, los gorilas occidentales, con respecto de los orientales, pasan más tiempo comiendo (el 67% contra el 55%) y desplazándose (el 12% contra el 6,5%), y menos tiempo descansando (el 21% contra el 34%). 

Grupo de gorilas de montaña

Estructura social 
Lo más interesante de los gorilas es su estructura social. Son animales que se mueven en grupos de entre 5 y 10 animales, si bien no es raro encontrar unión de grupos de hasta 30 gorilas. El grupo básico está liderado por un macho experimentado, conocido como “espalda plateada”, por los pelos canosos de su espalda, varias hembras y sus crías, conocidas como “infantes” hasta los 3 años, y “juveniles” a partir de esa edad, y algún macho joven denominado “espalda negra”. 

Los machos pueden establecer un grupo propio o integrarse en un grupo ya existente, donde se subordinarán al macho dominante. Si el espalda plateada muere, alguno de estos machos puede tomar su lugar, pero lo normal es que el grupo de disuelva, aunque no se ha documentado esto al 100% de los casos. El macho dominante toma decisiones, media entre los conflictos del grupo, decide los movimientos del clan y protege al grupo. En esta labor de defensa puede ser ayudado por los otros posibles machos presentes en el grupo. Cuando algo amenaza la seguridad del grupo, el macho dominante se yergue, amenazante, mostrando los caninos y golpeando su pecho con sus manos. 

El espalda plateada mantiene lazos con sus hembras, compartiendo tiempo juntos y mediante el acicalamiento. 

Reproducción 
Los gorilas se reproducen durante todo el año. Las hembras alcanzan su madurez sexual entre los 6 y 7 años, y su primer parto suele darse en torno de los 10 años, existiendo un intervalo entre partos sucesivos de 3-4 años. Las hembras presentan un ciclo ovulatorio de entre 30 y 33 días, y la gestación dura 8,5 meses. 

Hembra y juveniles

Por su parte, los machos alcanzan la madurez sexual entre los 11 y 13 años. Estos no intervienen en la crianza de los infantes, pero los protege de las agresiones de otros miembros del grupo. Los infantes están en contacto con la madre hasta que, cuando cumplen los 5 meses, inician un lento proceso de irse alejando e independizándose progresivamente de la madre. Finalmente, tanto machos como hembras abandonarán su grupo natal para integrarse en otro o fundar (caso de los machos) uno propio. 

La esperanza de vida de los gorilas está entre los 35 y 40 años. Se ha observado, además, en algunas ocasiones, a gorilas usando herramientas como palos o piedras. En cuanto a su posible depredación, sólo el leopardo es capaz de depredar sobre infantes o juveniles. Su principal enemigo es, precisamente, su otro primo…el mono desnudo. 

Dian Fossey: la “Dama de los Gorilas” 

Y ahora, hija mía, enlazo con el comienzo de esta crónica. Gran parte de lo que hoy conocemos sobre los gorilas se lo debemos a esta extraordinaria primatóloga estadounidense, que estudió los gorilas de montaña entre 1967 y 1985. Es verdad que focalizó su investigación en los gorilas de montaña y que el gorila occidental está menos estudiado, pero no es menos cierto que lo que se ha averiguado sobre los gorilas orientales es válido en líneas generales para los occidentales. 

La historia comienza cuando el famoso paleo-antropólogo Louis Leakey (el descubridor, junto a su mujer Mary, en 1959, del Paranthropus boisei) decidió que había que estudiar en profundidad a los grandes simios, pues de este estudio podrían sacarse conclusiones que ayudarían a entender la vida de nuestros antepasados homínidos. Para ello, tuvo la intuición, la genialidad y el progresismo de pensar en mujeres para ello. Él pensaba que, para estudiar bien a estos primates, había que vivir entre ellos durante largas temporadas y observar su comportamiento sin descanso. Y creyó que las mujeres eran más adecuadas que los hombres para esta difícil misión. 

Así, seleccionó, formó y envió a tres mujeres que se convertirían en leyenda: Dian Fossey (1932 – 1985) iría a estudiar a los gorilas, Jane Goodall a los chimpancés, y Biruté Galdikas, a los orangutanes. Las tres primatólogas se convertirían en las mayores autoridades mundiales dentro de sus respectivos campos de investigación. Jane Goodall y Biruté Galdikas viven aún, y son universalmente respetadas y admiradas. Pero, ¿qué pasó con Dian Fossey? 

Portada de National Geographic, enero 1970

Dian Fossey estableció un campamento en Karisoke, Parque Nacional Virunga, Ruanda, donde se ganó la confianza de los grupos de gorilas del lugar, mostrando sumisión, respeto y empatía hacia ellos. Pasaba incansable días y días con ellos observándoles y reflexionando sobre su comportamiento. Era una mujer de inflexible carácter y fuerte determinación. 

Fossey fue lanzada al estrellato cuando National Geographic envió un equipo para documentar la labor que ella estaba realizando en Karisoke. La portada de la revista de Enero de 1970 dio la vuelta al mundo y la lanzó a una gran popularidad que sería clave para la supervivencia de su proyecto de investigación. Antes de Fossey, los occidentales creían que los gorilas eran bestias feroces y sanguinarias, seguramente muy influidos por las películas de King Kong. Ella nos mostró, en cambio, que los gorilas eran gigantes tranquilos, muy familiares y tímidos. 

Pero estos gigantes estaba amenazados por los de siempre: los cazadores furtivos. Si bien estaban protegidos en un Parque Nacional, Ruanda no tenía medios económicos para montar guardias de seguridad en número suficiente, y los que había eran corruptos e indolentes. Había dos clases de furtivos: los que capturaban antílopes para poder comer eran los primeros. Si bien ellos no cazaban gorilas, a menudo éstos caían en sus trampas y lazos, causándoles graves heridas e incluso la muerte. Pero los más terribles eran los de la segunda clase: los que mataban gorilas para cortarles la cabeza, las manos y los pies y venderlos como macabros recuerdos a los turistas occidentales que, al parecer, encontraban los cráneos muy interesantes como “trofeos”, y usaban las manos como ceniceros. 

Qué seres despreciables. 

Dian Fossey emprendió una guerra personal contra los furtivos. Los denunciaba, los humillaba, los perseguía sin descanso. Se convirtió en su azote y su pesadilla. Y lentamente, empezó a labrarse poderosos enemigos entre los furtivos y entre el propio Gobierno ruandés, que no podía permitir que una científica visitante se tomara la justicia por su mano ante sus narices. 

La situación se volvió insostenible cuando, en 1978, los furtivos asesinaron a Digit, el primer gorila del cual Fossey se había ganado la confianza, y a quien había visto crecer. Poco después, un nuevo ataque acabó de desarticular el Grupo 4, de donde era originario Digit. Fue un golpe durísimo para Fossey, quien reaccionó redoblando su ofensiva contra los furtivos. Finalmente, y para calmar los ánimos, fue repatriada a los EEUU durante un tiempo, tiempo durante el cual Fossey buscó incansable financiación para sus proyectos, dio conferencias, hizo apariciones en medios de comunicación y escribió su célebre libro: Gorilas en la niebla en 1983, que sería llevado al cine en 1988. 

Cartel de la película Gorilas en la Niebla

Cuando regresó a Karisoke, a pesar de las indudables mejoras que había en guardas forestales y en infraestructuras, estaba claro que la mafia de furtivos no iba a permitir que aquella mujer les volviera a chafar el negocio, y la noche del 26 de diciembre de 1985 fue asesinada a machetazos. 

Su muerte fue una pérdida irreparable, pero como sucede a menudo, la sangre de los mártires engendra más seguidores, y a partir de ese momento el mundo se concienció acerca de los gorilas de montaña, y por extensión, al resto de gorilas. Pero las amenazas a los gorilas siguen existiendo. Son fundamentalmente dos: 

La primera es la terrible inestabilidad política de las regiones donde viven los gorilas, especialmente los gorilas orientales: guerras continuas, “señores de la guerra”, y la minería ilegal de minerales estratégicos son siempre una amenaza grave sobre los territorios de los gorilas. La segunda de ellas es ambivalente. Hoy día el turismo asociado al avistamiento de gorilas se ha convertido en una importante fuente de ingresos para Uganda y Ruanda. Se calcula que cada gorila puede generar unos beneficios de 2,5 millones de libras esterlinas. 

Bosque nublado de los Montes Virunga, hábitat de los gorilas de montaña

Dian Fossey advirtió en contra de este turismo, pues podría traer enfermedades para las cuales los gorilas no están inmunizados. Si bien los gorilas pueden ser reservorio de determinados virus, también ellos han sido afectados por el virus del Ebola, por ejemplo. Además, y Fossey siempre se lamentó de haber iniciado este proceso, los gorilas se van acostumbrando a la presencia humana, y eso siempre es malo para los animales salvajes, puesto que el furtivismo no ha desaparecido. 

En fin, hija mía…es una difícil dicotomía. La fauna silvestre, para poder conservarse, debería poder ser percibida por los habitantes locales como algo positivo. Si un turismo respetuoso con los gorilas da ingresos que repercuten en la mejora del nivel de vida de sus habitantes, puede ser positivo. Pero, atención, un turismo masivo, irrespetuoso, y en manos de empresas que se embolsan los beneficios para invertirlos lejos de la patria de los gorilas va a ser contraproducente. Mientras tanto, los últimos gorilas aún nos observan entre el impenetrable follaje. ¿Hasta cuándo?

MÚSICA RECOMENDADA

Maurice Jarre: Gorillas in the Mist
Phil Collins/Mark Mancina: Tarzan

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