Egos, vaqueros y lagartos terribles: la Guerra de los Huesos.
Querida hija:
A lo largo de la Historia han surgido notables rivalidades, reales o adornadas por la leyenda con el paso del tiempo. Bernini y Borromini, Lennon y McCartney, Peary y Cook, Lope y Quevedo, Merckx y Anquetil son algunos ejemplos de estos encontronazos entre genios de diferentes disciplinas. La Paleontología no ha quedado aparte de ello, y fue notable la rivalidad entre dos paleontólogos americanos: Othniel Charles Marsh (1831 - 1899) y Edward Drinker Cope (1840 - 1897) , quienes llevaron su rivalidad y competencia a límites refinados y acerbos, nunca superados en un ámbito, el académico, propenso a egos, "primadonnas" y agrias polémicas. Sin embargo, esta épica rivalidad tuvo grandes resultados: entre ambos lograron describir nada menos que 142 especies de dinosaurios.
La "Guerra de los Huesos" fue la más acerba rivalidad científica de la Historia. Ilustración: Wilze Ilustrieren |
Introducción
Si bien los restos fósiles de dinosaurios se han encontrado en todas las épocas y en todos los continentes, no es menos cierto que el grueso de sus hallazgos parecen concentrarse en determinados lugares y en determinadas épocas. Así, podemos hablar de:
Periodo europeo: fue el primer continente donde se sistematizó el estudio paleontológico de los dinosaurios, con los hallazgos del reverendo William Buckland, quien entre 1815 y 1824 fue el primero en realizar descripciones científicas de dinosaurios no avianos. Gran Bretaña fue el centro de este periodo, cuyos puntos culminantes fueron la acuñación de la palabra "dinosaurio" por Richard Owen en 1841 y la histórica cena que el mismo paleontólogo organizó en la Nochevieja de 1853 dentro de una reproducción de un Iguanodon en el Crystal Palace de Londres. Precisamente fue Iguanodon el dinosaurio emblemático de aquel periodo, que puede darse por terminado más o menos hacia 1870.
Histórica cena celebrada en una reproducción de Iguanodon en 1853 |
Periodo norteamericano: En 1858, el geólogo William Parker Foulke descubre el primer dinosaurio en los EEUU, concretamente en Haddonfield, Nueva Jersey: la especie sería identificada ese mismo año como Hadrosaurus foulkii por Joseph Leidy, a la sazón el mejor paleontólogo estadounidense de la época. Pero el país no estaba para huesos: se deslizaba en una pendiente imparable hacia la Guerra Civil, que estallaría en 1861. Tras la guerra vino la Reconstrucción, periodo que inaugura en 1870 la época denominada Gilded Era en los EEUU, un periodo de explosión industrial, económica e imperialista que cimentó el futuro de los EEUU como potencia mundial, y que duraría hasta 1890. Esta fue la época en la que trabajaron Marsh y Cope, desenterrando de los recién anexionados territorios del Oeste, arrebatados a los aborígenes, especies emblemáticas como Diplodocus, Allosaurus o Triceratops.
Periodo mongol: Tras la Primera Guerra Mundial, el Museo Americano de Historia Natural envía varias expediciones paleontológicas al Desierto de Gobi entre 1920 y 1930 bajo el mando del legendario Roy Chapman Andrews, que fueron prolíficas en descubrimientos. Tras la Segunda Guerra Mundial, los desiertos de Mongolia continuaron dando increíbles descubrimientos esta vez bajo expediciones soviéticas, polacas y mongolas con hallazgos como Protoceratops, Velociraptor y Tarbosaurus y, por primera vez, huevos de dinosaurios. Este periodo puede darse por terminado hacia 1970.
Periodo argentino: Si bien el territorio argentino mostró su riqueza en fósiles de dinosaurios ya desde la década de 1920, se puede hablar de una verdadera "explosión" de la paleontología argentina tras el Yacimiento de Ischigualasto en 1967. Podemos hablar de la época de máximo esplendor de los dinosaurios argentinos en la década de 1990, aunque hoy día continúa siendo uno de los "puntos calientes" de los descubrimientos de los dinosaurios. Ejemplos: Argentinosaurus, Patagotitan, Saltasaurus, Herrerasaurus, y un largo etcétera.
Patagotitan fue una de las más importantes aportaciones de la paleontología argentina de dinosaurios |
Periodo chino: Con la apertura económica y comercial de la República Popular China, podemos decir que desde comienzos del siglo XXI nos hallamos en el periodo chino, en el cual China es el epicentro de importantes descubrimientos de dinosaurios, especialmente aquellos que se encuentran en el ascendiente de las aves modernas. Algunos ejemplos: Archaeornithomimus, Avimimus, Caudipteryx, Chungkingosaurus o Mamenchisaurus.
Nuestros dos paleontólogos serán los protagonistas absolutos del periodo norteamericano de la paleontología de dinosaurios aunque también desenterraron muchos mamíferos del Cenozoico. Pero, ¿quiénes eran?
Othniel Charles Marsh nace en 1831 en Lockport, Nueva York, en el seno de una familia modesta pero que tuvo la suerte de tener un pariente rico: el filántropo y banquero George Peabody, quien proporcionó al joven Marsh los enchufes y engrases correspondientes para estudiar Geología, Mineralogía y Química en Yale entre 1860 y 1863, para a continuación ampliar estudios en Berlín, Heidelberg y Breslau justo mientras los EEUU se desgarraban en la Guerra Civil.
Othniel Charles Marsh. Biblioteca del Congreso, Washington |
En 1865, su tío Peabody fundó el Museo Peabody de Historia Natural adscrito a la Universidad de Yale, y enchufó a Marsh en el Museo, donde realizaría gran parte de su carrera científica. En 1866, a su regreso a los EEUU, Marsh es nombrado el primer profesor de Paleontología en la Universidad de Yale, y de los EEUU. En todos estos papeles, Marsh era un hombre introvertido y metódico en sus estudios, que publicaría más de 400 artículos científicos en toda su carrera.
Nueve años después de Marsh nacería el que sería su archienemigo Edward Drinker Cope en 1840 en Filadelfia, Pensilvania, en el seno de una próspera familia de cuáqueros. Aunque desde muy joven se interesó por la ciencia, no contó con el apoyo de su familia, que deseaba para él el piadoso oficio de granjero. Tras muchas peripecias, empieza a ser conocido en la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia y finalmente su padre claudica y le paga los estudios de Anatomía Comparada de la Universidad de Pensilvania donde estudia con Joseph Leidy entre 1861 y 1862, mientras sigue cultivando sus contactos en la Academia de Ciencias, donde publica su primer artículo (sobre salamandras) en 1861.
Edward Drinker Cope. Foto: Frederick Gutekunst |
Entre 1863 y 1864 también se pone en cobro con respecto de la guerra que asola la Unión, y realiza un viaje por Europa para conocer sus principales museos e instituciones dedicadas a la Historia Natural. En 1864 conoce a Marsh en Berlín (donde estaba estudiando) e inicialmente se caen tan bien que pronto se dedicarán mutuamente algunos fósiles: Cope nombró un anfibio fósil en honor de Marsh: Ptyonius marshii mientras que Marsh le devolvería la gentileza dedicando a Cope el mosasaurio Mosasaurus copeanus, Tiempos felices que pronto se torcerían sin remedio.
Cuando Cope regresa a Filadelfia en 1864 su familia, que formaba parte del patronato del Colegio cuáquero de Haverford, le enchufa para que ocupe allí el puesto de profesor de Zoología. Cope era más impetuoso que Marsh, y siempre tuvo un cierto complejo de inferioridad por no haber conseguido la formación científica que sí tuvo Marsh.
La Guerra de los Huesos
Todo comienza en 1868 cuando Cope trabajaba en la cantera de Haddonfield donde se había descubierto el Hadrosaurus diez años antes. Cope, además, participó en el equipo que montó luego el dinosaurio para su exhibición y estudio. Marsh le contacta y le pide visitar el yacimiento. Cope accede pero tras la visita de Marsh súbitamente dejan de llegarle a Cope los fósiles que se estaban desenterrando allí. Tras investigar, Cope averigua que Marsh sobornó al encargado de la cantera para que le enviase directamente a él los fósiles a Yale. Como es lógico, Cope se indigna al sentirse traicionado por quien consideraba alguien honorable.
Error cometido por Cope al reconstruir un Elasmosaurus |
Pero Marsh se consideraba ante todo un "hombre de negocios" mientras que Cope aún se regía por un "código de caballeros" que había aprendido en la Academia de Ciencias de Pensilvania. La situación se agravaría pocos meses después cuando Cope publica la reconstrucción de un plesiosaurio llamado Elasmosaurus pero con un importante error: sitúa la cabeza en la cola, que confunde con su cuello. Si bien fue Leidy quien confirmó que Cope se había equivocado, Marsh no perdió la ocasión de airear el error de Cope en todo el entorno académico, humillándolo. Ya no había vuelta atrás. Cope y Marsh serían archienemigos hasta la muerte. Cope inmediatamente empieza a planear su venganza.
El Oeste americano pronto se reveló como un lugar excepcional para la conservación de fósiles. Una vasta serie de cordilleras se habían levantado dejando valles secos entre ellas donde se habían favorecido desprendimientos de tierra y barro que ayudaron a preservar animales del lejano Mesozoico y Cenozoico. En 1870 Marsh lidera la primera expedición paleontológica científica a este nuevo "El Dorado" de los fósiles, concretamente a Wyoming, financiada por la Universidad de Yale. Y no tenía ninguna intención de compartir sus hallazgos con nadie.
Parece una banda de facinerosos, pero es una partida paleontológica de O. C. Marsh |
Cope maniobra para introducirse en el Servicio Geológico de los EEUU y, bajo sus auspicios, excavar en el autoproclamado "territorio" de Marsh. En 1872 Cope llega a Fort Bridger, Wyoming, con el propósito de hacerle la competencia a Marsh en su coto privado de excavaciones. A partir de ese momento se despliega todo el juego sucio de ambos hombres: utilización de espías, compra y sobornos de hombres para hacerse con fósiles antes que el otro, sabotajes mutuos, etc. Lo nunca visto. A pesar de todo ello, se descubren géneros como Uintatherium, Loxolophodon, Eobasileus, Dinoceras o Tinoceras. Con cada hallazgo, Cope y Marsh se apresuraban a telegrafiar para adelantarse al otro en la publicación de sus descubrimientos y cada uno daba un nombre a la especie descubierta que no era reconocido por el otro, poniendo caos en la investigación. Posteriormente llevaron su competencia a las Black Hills de Dakota hasta 1875 cuando se retiran a sus respectivos cuarteles para catalogar los hallazgos.
La Guerra de los Huesos se reanuda en 1877, cuando el geólogo Arthur Lakes descubre grandes huesos de dinosaurios en Morrison, Colorado. La "Formación Morrison" se convierte en el mayor yacimiento fosilífero de Norteamérica: se extiende desde Canadá a Nuevo México y desde Idaho hasta Nebraska. Lakes avisa primero a Marsh de su hallazgo pero, seguramente esperando sacar tajada económica de ello, también envía huesos a Cope realizando un doble juego. Tal como Lakes esperaba, Cope le paga para que le envíe a él los huesos y cuando Marsh se entera de este acuerdo, envía a sus propios prospectores al terreno para disputárselo a Cope.
Esqueleto de Diplodocus montado en el Museo de Historia Natural de París. Le Petit Parisien, 10 de mayo de 1908 |
Toda esta batalla se prolongará hasta 1892, en sucesivos yacimientos de la Formación Morrison como Cañón City, Colorado, o Como Bluffs, Wyoming. Marsh logra describir de esta formación dinosaurios emblemáticos como Stegosaurus, Apatosaurus y Allosaurus. La competencia es tan agria que se superan límites difícilmente tolerables: Marsh mantendrá a sus prospectores excavando en pleno invierno a temperaturas de -25 y -30 ºC. Cope y Marsh revelan un fantástico y desconocido mundo Jurásico lleno de gigantescos dinosaurios...pero a un coste moral y académico altísimo. Incluso Marsh llegó a mandar matones para dinamitar las canteras de Cope y destruir sus huesos. Toda noción de moralidad había desaparecido entre ellos.
Mapa de ubicación de la Formación Morrison |
Poco a poco, los contactos de Marsh fueron inclinando la balanza hacia él. En 1879 el Presidente Grant unifica varias agencias que se encargaban de las investigaciones científicas en el Oeste en un nuevo Servicio Geológico de los EEUU, y nombra a Marsh Paleontólogo Jefe. Lo que sucedía es que este tipo de cargos tampoco llevaban aparejada una financiación o un salario suficientes, con lo que al final Marsh tenía que financiar en buena parte sus excavaciones de su bolsillo, lo que le llevó en muchas ocasiones a un infame comercio de huesos para obtener dinero. Cope, por su parte, y con menos influencias que Marsh, tenía que hacer esfuerzos económicos cada vez más importantes de su peculio para seguir la guerra con Marsh. Cope llegó a recurrir a denuncias judiciales sobre supuesta malversación de fondos públicos contra Marsh, pero infructuosamente. También le acusó de corrupción y plagio.
Portada del libro de Jim Ottaviani Bone Sharps, Cowboys and Thunder Lizards |
Pero finalmente Cope se sale con la suya y tras una investigación del Congreso, el Gobierno finalmente suprime el Departamento de Paleontología en el Servicio Geológico, privando a Marsh de su puesto y financiación, lo que le lleva a una grave situación económica.
En 1897, Cope fallece tras una enfermedad renal. Tenía sólo 56 años. Marsh no le sobrevivió mucho más. Sólo dos años despuès del fallecimiento de Cope, en 1899, Marsh pilló una grave neumonía que provocó su fallecimiento. Toda la colección fosilífera de Marsh pasó a la Universidad de Yale, que la custodia en el Museo Peabody. Ambos murieron arruinados.
Epílogo
Si nos fijamos sólo en las especies de dinosaurios descubiertas, Marsh le ganó a Cope por 80 a 56. Pero Cope fue un prolífico escritor que publicó 1.400 artículos científicos, una marca difícil de igualar hoy día. Y además de dinosaurios, descubrió y describió también 300 especies de peces y otras 300 de otros reptiles no dinosaurios, con lo que al final su aportación a la Ciencia fue de 1.000 especies fósiles descritas además de sus libros.
Triceratops fue descrito como especie por Marsh en 1889 |
Por su parte, Marsh no sólo se limitó a describir dinosaurios tan conocidos como Triceratops, Ornithomimus, Brontosaurus o Diplodocus, sino que también hizo un gran esfuerzo de sistematización que le llevó a definir 5 subórdenes y nada menos que doce familias de dinosaurios, además de dos importantes géneros de aves mesozoicas: Hesperornis e Ichthyornis. La labor de ambos paleontólogos y su acerba rivalidad acabaron, también, por popularizar esta ciencia entre la población de a pie de los EEUU, lo que no fue poca cosa.
Sin embargo, no podemos negar que este brillante legado científico se consiguió de una forma inmoral. Y no todo vale. La destrucción de yacimientos enteros a golpe de dinamita es algo imperdonable, que trasciende toda rivalidad personal. Pero también la propia Paleontología estadounidense se vio afectada porque su prestigio estuvo dañado durante mucho tiempo, y desde Europa se recelaba sistemáticamente de los descubrimientos y publicaciones que llegaban de los EEUU. Costó mucho tiempo restablecer el crédito científico de la paleontología estadounidense, la que entonces poseía precisamente los mayores y mejores yacimientos mesozoicos del mundo.
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