En los límites de Europa: la fauna de los Montes Urales

Querida hija:

"Del Atlántico a los Urales" es una frase mítica que se refiere a la extensión del continente europeo, cuyo límite con Asia se sitúa convencionalmente en aquella lejana cordillera rusa. Se trata de una cordillera geográficamente modesta pero con un significado político y biogeográfico extraordinario. Pero es curioso: a pesar de ser una barrera montañosa muy conocida precisamente por fungir como uno de los límites (arbitrarios) de Europa, no sabemos nada sobre su biodiversidad ni su ecología, al menos desde este rincón europeo casi africano que es la Península Ibérica. Hoy quiero ayudarte a entender cuál es la fauna de los Urales y qué significado biogeográfico tiene.

La marta cibellina es la "estrella" de la fauna de los Urales

Introducción: los Montes Urales.

Desde los Pirineos hasta el río Yenisei, en plena Siberia, se extiende la vasta Llanura Eurasiática. Esta llanura sólo se ve interrumpida por una única barrera montañosa que la corta bruscamente en sentido norte-sur: los Montes Urales. Seguramente por esto ha sido escogida desde antiguo para señalar un límite ciertamente artificioso entre Europa, al oeste, y Asia, al este. Se trata de una cordillera que se extiende a lo largo de 2.500 km desde las costas árticas del Mar de Kara (aunque técnicamente las islas de Nueva Zembla son su prolongación) hasta las colinas Mughalzar, en las estepas kazajas situadas entre el Caspio y lo que queda del Mar de Aral.

Mapa de los Urales mostrando sus subdivisiones

Sus alturas son modestas: su pico más alto es el Narodnaia con 1895 m, identificado como tal tan tarde como 1927 y cuya primera ascensión documentada es de 1929. Su topografía es de colinas y crestas más bien redondeadas pero que en determinadas zonas puede presentar picos rocosos y afilados como en las cordilleras alpinas.

Estudiando la disposición de los Urales ya puedes darte cuenta de que ecológicamente es una cordillera notable ya que se extiende de latitudes polares en el norte a las estepas semidesérticas en su extremo meridional. Por tanto, el clima, la vegetación y la fauna cambian de norte a sur, y los pisos altitudinales botánicos van elevando su altitud conforme bajamos en latitud. Por eso es importante que entiendas las subdivisiones que se han establecido en esta cordillera de norte a sur:

Urales polares: 385 km desde el Monte Konstantinov hasta el río Julga. Es en este tramo donde la topografía de los Urales es más afilada.

Urales subpolares: es el tramo más ancho y más alto de los Urales, donde se albergan sus picos más altos. 225 km de longitud hasta el río Schugor. Junto con los Urales polares, es el tramo más "alpino" de toda la cordillera, con permafrost y restos de la glaciación pleistocena, que sólo afectó a los Urales en estos tramos boreales y además existen hoy 143 glaciares.

Los Urales en el Parque Nacional Yugid Va

Urales septentrionales: es el tramo más largo con 560 km de longitud hasta el río Usa. Aquí los Urales muestran su perfil más conocido de crestas redondeadas y suaves.

Urales centrales: es el tramo más bajo de toda la cordillera con altitudes máximas de 994 metros, hasta el río Ufá.

Urales meridionales: en su último tramo los Urales vuelven a ganar altitud y se confunden con las estepas de Orenburgo y las de Kazajistán, donde mueren.

Los rusos de Moscovia llegaron a esta región a finales del siglo XVI, desde donde acometerían la invasión de Siberia durante el siglo XVII. Buscaban pieles de animales, el principal producto económico de Rusia codiciado desde los mismísimos orígenes varegos de Kiev y Moscú en los siglos X y XI. Pero no sería hasta avanzado el siglo XVII y sobre todo el XVIII cuando se descubre la verdadera riqueza de los Urales: un verdadero "escándalo geológico" de riqueza minera: carbón, hierro, níquel, oro, platino, cromo, magnetita, esmeraldas, diamantes y un largo etcétera que ha hecho de los Urales centrales uno de los pilares de la industria pesada rusa desde los tiempos de los zares hasta los actuales, pasando por los soviéticos.

Monte Otklyknoi

A pesar del ingente esfuerzo de investigación científica llevado a cabo en Siberia por científicos alemanes fichados por los zares en el siglo XVIII, los Urales permanecieron marginados hasta tiempos relativamente recientes, a excepción de la expedición de Georg Simon Pallas (1768 - 1773), de la que te hablé en la serie de crónicas sobre el descubrimiento de la fauna de Rusia. Posteriores expediciones fueron las de Eversmann a los Urales meridionales en 1830, la de Zhuravsky a los Urales subpolares (1904 - 1908), la de los hermanos Kuznetsov a los Urales polares en 1908, la de Rodd a los Urales meridionales (1896 - 1899) y finalmente las expediciones dirigidas por la Academia de Ciencias de la Unión Soviética entre 1924 y 1938.

Como ya te he dicho antes, la vegetación de los Urales cambia con la latitud: en los tramos polar y subpolar encontramos una vegetación de tundra y tundra forestada, que da el testigo a la taiga de abeto de Siberia, pino siberiano, pino silvestre, picea siberiana, picea común y alerce siberiano en los tramos septentrional y central, y que constituye la mayor zona botánica de toda la cordillera, que se convierte en el sector meridional en bosque mixto caducifolio en una parte de la vertiente occidental del sector meridional y la estepa forestada y la estepa pura en el resto del sector meridional.

No olvides, además, que la línea de cumbres urálicas son un corredor ecológico mediante el cual las especies boreo-árticas penetran en latitudes inferiores.

La vertiente occidental de los Urales es más húmeda, templada y forestada que la oriental porque atrapa la humedad que llega del Atlántico mientras que la oriental es más continental, fría, seca y menos forestada. Por eso se dice que la vertiente occidental de los Urales es "europea" mientras que su vertiente oriental es "siberiana". Y aquí quiero introducirte en la biogeografía de los Montes Urales.

Significado biogeográfico de los Urales.

Si bien el límite urálico entre Europa y Asia es artificial, dado que se trata geográficamente de un único continente que se llama Eurasia, si cogemos una lupa ecológica y miramos más de cerca a los Urales sí verás que es un límite biogeográfico ya que se considera límite entre el Paleártico occidental (al oeste) y Oriental (al este), si bien es un límite no demasiado estricto: en mi opinión, la Línea de Johnstone, que discurre a lo largo del Río Yeniséi, en plena Siberia, es un límite biogeográfico más consistente.

No obstante, suele considerarse a los Urales un cierto límite entre especies europeas al oeste y siberianas al este pero con un curioso efecto: si bien a la mayoría de especies europeas les cuesta superar la barrera urálica hacia Siberia, los Urales permiten más frecuentemente el paso de especies siberianas hacia Europa. Seguramente esto es debido a que las especies europeas se dirigen hacia climas más duros si miran hacia Siberia, pero para las especies siberianas es un juego de niños asomarse al más benigno clima del lado europeo.

Cuco oriental

Por ejemplo, fijémonos en algunas aves paseriformes corrientes en Siberia occidental como el carricero de Blyth (Acrocephalus dumetorum), el ruiseñor ruso (Luscinia luscinia),  la buscarla fluvial (Locustella fluviatilis) o el mosquitero verdoso (Phylloscopus trochiloides), que están bien representados en Siberia occidental y partes de Asia central pero que al oeste superan ampliamente los Urales para llegar al Báltico o a Europa centro-oriental. Sin embargo, especies orientales como el cuco de Horsfield (Cuculus optatus) penetra raramente al oeste de los Urales.

Corzo siberiano

Para otras especies, los Urales sí parecen una barrera más clara: aunque ha sido exterminado de la zona, parece que el ciervo rojo (Cervus elaphus) no sobrepasaba los Urales hacia el este, donde tomaba el relevo el linaje del wapití (C. canadensis), y para el corzo sucede algo muy parecido, puesto que en el Volga central se da el límite entre el corzo europeo (Capreolus capreolus), al oeste, y el corzo siberiano (C. pygargus), que se encuentra al este de esta zona, y confirmando esa tendencia de muchas especies siberianas a superar los Urales un poco hacia el oeste y las especies europeas a quedarse cortas o superar por muy poco los Urales hacia Siberia.

Panorama de la fauna de los Urales

Aparte de lo que te he mencionado antes, puedo decirte que el nivel de endemismo faunístico en los Urales es bajo. Sólo hay un puñado de insectos endémicos de la cordillera, concretamente los coleópteros Chrysolina roddi, C. hyperborea, C. poretzkyi, C. kuznetsovi, Nebria uralensis y Carabus karpinskii.

En los Urales árticos y subárticos hay buena representación de la fauna ártica rusa como el glotón (Gulo gulo), el Lagópodo alpino (Lagopus muta, en su subespecie siberiana), el reno (Rangifer tarandus valentinae, subespecie siberiana), o el lemming de Siberia occidental (Lemmus sibiricus), que es simpátrico aquí con el lemming ártico (Dicrostonyx torquatus).

Lemming siberiano

Pero si ya nos adentramos en la taiga, la reina de las especies de los Urales es la marta cibellina (Martes zibellina), animal sobre el que se edificó toda la industria peletera rusa desde la Edad Media. Es un animal ampliamente representado en la taiga siberiana hasta el Pacífico y que encuentra en los Urales precisamente su límite occidental (como buena especie siberiana), por lo que desde el punto de vista ruso los Urales era el lugar más cercano donde se podía cazar. La marta cibellina es un importante depredador (aunque de tendencias omnívoras): en verano su presa principal es la liebre variable (Lepus timidus) mientras que en invierno, aparte de pequeños roedores y frutos del bosque puede depredar también sobre cervatos almizcleros (que no están presentes en los Urales).

Sello de la Unión Soviética de 1967 que representa una marta cibellina

Se calcula que entre 1630 y 1660, 50.000 cibellinas se mataban anualmente, y estas pieles se exportaban vía Moscú a Europa Central. Por supuesto, nada se sabía entonces del concepto de "caza sostenible" (si es que esta paradoja puede darse) y finalmente la cantidad disminuyó tanto que su caza dejó de ser rentable, aunque en la inmensa taiga rusa siempre hubo especies para elegir, como el castor, el armiño, el zorro, etc...

En parte, la actual distribución y abundancia de la marta cibellina se vio influida por una masiva reintroducción de 19.000 ejemplares que las autoridades soviéticas llevaron a cabo entre 1940 y 1965 en aras de la industria peletera. Se da la circunstancia de que en los Urales, la marta cibellina es simpátrica con la marta europea (Martes martes) que, a su vez, no se encuentra al este de los Urales en una situación biogeográfica similar a la del corzo europeo/corzo siberiano. Aquí, se producen hibridaciones naturales entre ambas especies de marta, que localmente reciben el nombre de kidus.

Los dos grandes depredadores europeos están bien representados en los Urales: el lobo gris (Canis lupus) y el oso pardo (Ursus arctos), ambos representados por sus respectivas subespecies nominales.

Oso pardo captado por una cámara de fototrampeo en la Reserva Visim, cerca de Ekaterimburgo

Aparte de las dos especies de lemmings que ya te he nombrado, en los Urales polares y subpolares, hay una buena representación de otras especies de Roedores concretamente 12 géneros y 21 especies, algunas de amplia distribución como el ratón de campo, el ratón doméstico y las inevitables ratas negras o grises, pero también el hámster común (Cricetus cricetus), presente en la mitad meridional de los Urales, lugar más influido por las estepas sureñas donde también se encuentra el topillo-topo norteño (Ellobius talpinus) o un interesante roedor llamado lemming oscuro o de bosque (Myopus schisticolor), propio de la taiga desde Escandinavia hasta China, con lo que los Urales están en plena zona de distribución.

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