Especial Navidad: Los renos de Santa Claus

Querida hija: 

Ya estamos en Navidad. Como siempre, casi sin avisar ya nos estamos comiendo el turrón. Hace unos días tuviste ocasión de visitar la Casa de Papá Noel, en Madrid, junto al Belén de la Puerta del Sol y, como bien sabes, si te has portado bien, Papá Noel te dejará tus regalos en casa de los abuelos, y en nuestra casa serán los Reyes Magos quienes te dejen los regalos el día 6 de Enero. Eres muy afortunada. 

Santa Claus y su inseparable Rudolph

Papá Noel tiene muchos nombres: Santa Claus en el mundo anglosajón, Diado Koleda en Bulgaria, Diado Mraz en Rusia, Papá Noel en los países francófonos e hispanoparlantes…pero se trata del mismo personaje que cada Nochebuena deja regalos a los niños recorriendo los cielos en un trineo tirado por renos, de los que luego te voy a hablar. ¿De dónde viene este personaje? 

El origen de Papá Noel se encuentra en Nicolás, obispo de Mira, en Asia Menor, en el siglo IV. Fue un obispo muy querido en su tierra y se distinguió por su generosidad con los pobres, como cuando repartió sus bienes entre los afectados por una epidemia de peste. De él se cuentan muchas leyendas, como aquel hombre que no tenía dinero para pagar la dote de sus tres hijas casaderas. Nicolás, se cuenta, cada noche desde que eran niñas les dejaba una moneda de oro dentro de sus calcetines, y así pudieron juntar la dote para casarse. Seguramente de aquí viene su asociación con la entrega de regalos a los niños, que ponen sus calcetines en Nochebuena para obtener sus regalos. 

Según la tradición, el trineo de Santa Claus está tirado por renos

Tras la invasión musulmana de Asia Menor, en 1087 se llevaron sus restos mortales a Bari, Italia, y por eso también se le conoce como San Nicolás de Bari, desde donde su fama se extendió por toda Europa y, especialmente en la Europa del Norte, se le empezó a asociar a la entrega de regalos por Navidad. Actualmente, por ejemplo, en los Países Bajos se cree que San Nicolás viene de España para entregar los regalos. La actual figura de Santa Claus se origina en los colonos holandeses que en 1624 se instalaron en Manhattan, llevando sus costumbres como Saint Niklaas, que es el nombre en holandés de San Nicolás. La corrupción del lenguaje transformó Saint Niklaas en Santa Klaus, o Claus, cuya imaginería moderna se creó en la primera mitad del siglo XIX. 

Y ahora es cuando entramos en materia con los renos. Según la tradición norteamericana, Santa Claus vive en el Polo Norte. Y como vive allí arriba, entre hielos perpetuos, sólo hay un animal capaz de servirle de bestia de tiro para su trineo: el reno. Según la tradición, su trineo es tirado por ocho renos: Dasher, Dancer, Vixem, Comet, Cupid, Dunler y Blixem. El más conocido de ellos, Rudolph, fue agregado mucho más tarde, en 1939. Y, aparte de sus nombres y su simpática asociación con Santa Claus, no conocemos mucho más sobre los renos. ¿Quieres saber más?, pues vamos allá. 

El reno tiene un elástico y elegante andar sobre la nieve. Está en su elemento.

El reno Rangifer tarandus, es un mamífero Artiodáctilo de la familia de los Cérvidos. Tiene entre 180 y 190 cm de longitud, una altura de entre 110 y 140 cm y un peso hasta 300 kilos. Existe dimorfismo sexual: aunque tanto machos como hembras tienen cuernos, los de los machos son más grandes y ramificados que los de las hembras, más sencillos y pequeños. Debido a su distribución circumpolar (en las tierras árticas y subárticas de Eurasia y América) es un animal admirablemente adaptado al frío y la nieve: un pelo grueso que recubre incluso su morro, y unas pezuñas anchas y peludas que le ayudan a caminar sobre la nieve, en invierno, y en los terrenos embarrados y encharcados del verano ártico. Se calcula que el reno ejerce una presión que es la mitad que la que ejerce el ciervo común. 

En Norteamérica el reno se conoce como “caribú”, palabra derivada de los indios micmac, que lo denominaban “saribu”, que significa “el que escarba en el suelo”, aludiendo a su costumbre de escarbar en la nieve en busca de alimento. El caribú ártico se interna incluso más al norte aún, en el Archipiélago Ártico canadiense y Groenlandia. A diferencia del reno euroasiático, el caribú nunca ha sido domesticado. En Europa, el reno salvaje ha desaparecido pues ha sido completamente domesticado, y es en Siberia donde se encuentra en estado salvaje, destacando la manada rusa de Taimir, cuyo número oscila entre los 700.000 y un millón de ejemplares, en una de las mayores concentraciones de vertebrados de las tierras boreales. 

Distribución mundial de las manadas de renos salvajes

Como es natural en una especie que ocupa tan vasto espacio geográfico, el reno está dividido en varias subespecies que, como siempre sucede en estos casos, están continuamente en revisión y redefinición. En general se reconoce que el río Yenisei, en Siberia, constituye una frontera zoológica que, en el caso de los renos, supone un cambio de tipo: al Este del Yenisei, los renos son, en general, más pequeños que al Oeste y más parecidos a los caribúes norteamericanos. 

En 1952 los renos fueron reintroducidos en Escocia, donde vivieron hasta su extinción en el siglo X. También han sido introducidos en Islandia, Tierra del Fuego, Isla Georgia del Sur e Isla Kerguelen. Destaca el caso de Georgia del Sur donde, en 1905, balleneros noruegos soltaron renos en esa desolada isla del Atlántico Sur con el propósito de servir de alimento durante las largas campañas balleneras del Antártico. Como consecuencia, se considera que la manada de Georgia del Sur es la más pura genéticamente hablando de entre toda la población de renos. 

Subespecies de reno en Norteamérica

Los renos están sujetos a un ciclo anual muy preciso. En invierno, cuando en el Ártico la vida se hace prácticamente imposible, los renos emigran al Sur, hacia la taiga (el gran bosque boreal), donde se alimentan casi exclusivamente de musgos y líquenes del género Cladonia, que desentierran de la nieve usando sus pezuñas y su morro. Al llegar la primavera, en abril-mayo nace un único ternero por madre, después de una gestación de ocho meses. Es un periodo crítico, pues el ternero tiene que crecer muy rápido y desenvolverse de forma independiente para poder acompañar a la manada de vuelta al Norte cuando llega el verano. Para ello, el ternero cuenta con un aliado de primera clase: la leche del reno tiene un 20% de grasa, lo que le convierte en una de las leches más ricas del Reino Animal. Es también un periodo peligroso ya que lobos, osos y glotones pueden depredar sobre los terneros. 

Durante el verano se dispersan ampliamente por la tundra ártica, que en esa época del año explota en una verdadera floración, dormida durante el invierno. Los renos se alimentan de plantas aromáticas, bayas, hongos, juncias y hojas de sauce y abedul. También, y para aportar el calcio necesario para el crecimiento de sus cuernas pueden devorar roedores, huevos de aves y roen también cuernas caídas en mudas anteriores. La estancia en la tundra permite, también, a los renos huir de las tremendas y terroríficas nubes de mosquitos que infestan la taiga durante el verano. Son tan agresivos y molestos que pueden llegar a provocar estrés en estos animales. 

Las manadas de renos emigran anualmente entre la tundra y la taiga, y viceversa

Los fósiles más antiguos del reno que se conservan datan de entre 680.000 y 620.000 años, en Süssenborn, Alemania. Durante las glaciaciones los renos llegaron a tierras más sureñas, como España, Francia o Italia. Y, a través del Puente de Beringia, colonizaron Norteamérica. El reno es, pues, uno de esos duros supervivientes de la Edad del Hielo, sobreviviendo a otros gigantes de la megafauna pleistocena que no pudieron adaptarse a los cambios climáticos. Precisamente esa adaptabilidad del reno, que está hecho a vivir de lo poco que hay, es la clave de su supervivencia. Los pobres líquenes de los que se alimenta en lo más duro del invierno es precisamente la base alimentaria que permite a los renos vivir en tan duras latitudes. El liquen es la base de dos cadenas tróficas: la del reno, que alimenta a los grandes carnívoros como osos, lobos y glotones, y la del lemming, pequeño roedor que, a su vez, alimenta a zorros árticos o búhos nivales. 

La importancia cultural del reno es indiscutible. Gracias al reno el ser humano ha podido colonizar y vivir en las tierras árticas. El reno alimenta y viste a pueblos como los samis, samoyedos, ostiacos y yakutos, entre otros pueblos de Eurasia septentrional y, además, es la mejor bestia de carga de las tierras boreales: es más lento que las traíllas de perros, pero viven de lo que da el terreno, mientras que los perros necesitan que se les acarree alimento. ¿Ahora entiendes por qué Santa Claus usa renos para tirar de su trineo? 

Pues bien, creo que nos hemos ganado unas merecidas vacaciones y este Blog cerrará hasta pasado el día de Reyes.

 ¡¡¡ FELIZ NAVIDAD A TODOS Y UN ESTUPENDO AÑO NUEVO 2018!!!


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