El Techo de África: la fauna del Macizo Etíope
Querida hija:
Cuando pensamos en África, nos vienen a la mente las vastas sabanas del Oriente y el Sur, henchidas de magníficas manadas de herbívoros, y señoreadas por los leones. Nos vienen también a la mente las impenetrables selvas del Congo o de las regiones ribereñas del Golfo de Guinea, las tierras de los gorilas y los chimpancés, y donde el leopardo acecha. Pero existe una tercera África: el macizo montañoso etíope, la mayor extensión montañosa de África, que delimita un espacio ecológico singular, así como una fauna también singular en este continente. Vamos a conocerlo.
Gelada con las tierras altas al fondo |
El Macizo Etíope: geografía y ecología
Se conoce como Macizo Etíope (o Tierras Altas etíopes) a un conjunto montañoso que ocupa la mayor parte del territorio de la actual Etiopía, en África oriental. Surgió hace 75 millones de años como consecuencia de la elevación de magma desde el interior del planeta, que provocó el surgimiento de un "domo" o curvatura de la corteza terrestre en esta región muy activa geológicamente.
Este conjunto de montañas y mesetas, con cumbres que superan los 4.000 metros (Ras Dashan, 4.553 m, Tullu Demtu, 4.337 m, Batu, 4.307 m) se divide en dos partes divididas en diagonal por el Rift Valley: la primera, o macizo noroccidental, sería la más importante, donde se encuentran las Montañas Simien, con su Parque Nacional, o el Lago Tana que es la fuente del Nilo Azul, el que aporta el verdadero caudal al Río Nilo. El macizo sudoccidental, por su parte, alberga el otro gran Parque Nacional de la región, el de las Montañas Bale.
Mapa del Macizo Etíope |
Rodeado por el oeste por las sabanas y pantanos de la Cuenca del Nilo, y por el Este por los desiertos y regiones áridas que caen hacia el Mar Rojo y Somalia, el Macizo Etíope es una isla ecológica con un clima benigno: entre 15 y 25 ºC de media anual, y donde se concentran la mayor parte de las ciudades importantes de Etiopía, a altitudes entre los 2.000 y 2.500 metros sobre el nivel del mar. El clima puede considerarse como subtropical de montaña, con una marcada estación lluviosa entre Junio y Septiembre. Esta pluviosidad aumenta hacia el Suroeste donde la influencia de los monzones del Índico es más notable. Precisamente en este reborde Sur del Macizo es donde se encuentra el secreto mejor guardado de África: los bosques nublados como el Bosque Harenna en las Montañas Bale.
El Macizo Etíope comprende dos ecorregiones principales:
Prados y Bosques montanos
Esta ecorregión se encuentra entre los 1.800 y los 3.000 m de altitud. La vegetación aquí (perteneciente a la región Afromontana) consiste fundamentalmente en Podocarpus falcatus, Juniperus procera y Hagenia abyssinica, con un cinturón de bosques nublados entre los 2.000 y los 2.500 metros, allá donde la geografía y la orientación respecto de las precipitaciones lo permiten, con 1.000 mm de precipitaciones anuales.
Páramos montamos
Esta región es la cumbre del Macizo, entre los 3.000 y 4.500 metros, una región donde no hay árboles sino matorrales y prados alpinos batidos por el viento, y donde las precipitaciones son menores: la estación seca dura aquí diez meses. La temperatura es fría y en los meses de invierno no son raras las heladas: en el Parque Nacional de Simien las temperaturas mínimas oscilan entre los -2,5/4ºC y las máximas entre 11/18ºC.
Paisaje típico de las Tierras Altas, con cabras y geladas |
El Macizo Etíope se nos presenta, entonces, como una verdadera isla ecológica, con un medio ambiente muy diferente de lo que hay en las regiones circundantes en virtud de esa altitud. Es abundante en endemismos faunísticos que no pueden vivir en otra parte. Por otro lado, el Macizo Etíope tiene interesantes relaciones con la fauna del Paleártico, lo que convierte esta región montañosa en una singularidad dentro de la Región Afrotropical: durante las glaciaciones pleistocenas, las partes más altas del Macizo quedaron cubiertas por el hielo, y una vegetación parecida a la tundra ártica se extendió por la región. Esto favoreció la comunicación con la fauna norteña paleártica: el Macizo Etíope alberga hoy águilas reales (desgraciadamente muy amenazadas): una población aislada en las Montañas Bale correspondiente a la subespecie Aquila chrysaetos homeyeri, que originalmente es mediterránea, y también una subespecie propia de quebrantahuesos: Gypaetus barbatus meridionalis.
Por tanto, voy a hablarte ahora de las especies animales más emblemáticas e interesantes de esta extraordinaria región, conocida como el Techo de África.
Lobo etíope (Canis simensis)
Este cánido es uno de los símbolos de la fauna del Altiplano etíope. Se trata de un cánido de tamaño y estructura muy similares al coyote, muy distinguible por su pelaje rojizo y blanco. Sus antepasados (comunes al lobo, el coyote o el chacal) llegaron al Macizo Etíope hace unos 100.000 años, procedentes del Paleártico, y se adaptó a este duro entorno.
Se trata del carnívoro más amenazado de África: entre sus dispersas poblaciones en el Macizo, rondará los 400 ejemplares: se han definido dos subespecies, separadas por el Rift Valley: C. s. simensis en el Macizo Noroeste (Montes Simien, Monte Guna, Guassa y Wollo), y C.s. citernii en el Macizo Sureste (Montañas Bale y Arsi). El lobo etíope ocupa los prados alpinos entre 3.200 y 4.500 metros de altitud, donde se ha especializado en una dieta basada en los roedores subterráneos que abundan en los páramos, especialmente la rata topo gigante, de la que te hablaré luego. Su técnica de caza consiste en vigilar las madrigueras, inmóvil, para lanzarse a por el roedor en cuanto se descuida. Si se le escapa, el lobo etíope excavará y ampliará la madriguera con rapidez hasta capturarlo. El lobo etíope no supone ningún peligro para el ganado doméstico humano.
En la zona de Guassa se ha documentado un interesante comportamiento: los lobos se mezclan amigablemente en las hordas de geladas (te hablo de ellos a continuación), donde su eficacia en la caza de roedores se dispara. Se cree que el movimiento de los monos ayuda a que los roedores salgan de sus refugios, y entonces los capturan. Los geladas, a su vez, no ven a los lobos etíopes como amenaza.
Como sus lejanos parientes los lobos grises, el lobo etíope es un cánido social que forma manadas de hasta 20 ejemplares, perfectamente jerarquizadas. La temporada de celo se verifica entre Agosto y Noviembre. El periodo de gestación está entre 60 y 62 días.
El lobo etíope hace frente a una crítica situación. A pesar de no suponer una amenaza para el ganado doméstico humano, su población no ha parado de declinar merced a dos factores. El primero es la propia invasión humana del Macizo, cuya creciente población no ha parado de roturar espacios para dedicarlos a la agricultura, provocando la fragmentación y aislamiento de las poblaciones de lobos etíopes. Algunas de éstas se han extinguido al volverse inviables. Por otro lado, los perros domésticos han transmitido al lobo etíope los virus del moquillo y la rabia. Se han producido brotes de ambas enfermedades que han supuesto mortalidad entre los lobos. Actualmente se llevan a cabo campañas de vacunación.
Gelada (Theropithecus gelada)
El gelada es un mono singular. Es endémico del Macizo Etíope, no lo encontrarás en ningún otro lugar del mundo. Al igual que el lobo etíope, el Gelada ocupa las máximas altitudes del Macizo, hasta los 4.400 metros de altitud, esto es, en la zona de los prados alpinos predominantemente.
Es un mono inconfundible: cuadrúpedo, como todos los papiones, está cubierto de un largo y denso pelaje que lo protege del frío del altiplano. Existe dimorfismo sexual: el macho puede llegar a pesar 18 kilos, contra los 11 de la hembra, más discreta. Los machos, además, están dotados con unos terroríficos caninos que usan en las luchas internas. No es extraño ver geladas desfigurados por tremendas cicatrices provocadas por estos combates.
Al igual que sucede con el lobo etíope, el gelada está dividido en dos subespecies, separadas por la gran fosa que es el Rift Valley: T. g. gelada en el Macizo Norte, y T. g. obscurus, en el Sur., que han divergido hace entre 0,67 y 0,43 millones de años. Se trata del único primate del mundo que se alimenta predominantemente de pastos. En efecto, el gelada ha ocupado el nicho ecológico de los grandes herbívoros en los prados alpinos. Forma bandas muy numerosas, de hasta 60 individuos reproductores, diurnos, que se dispersan por los prados pastando. Sus dedos están adaptados a arrancar las hierbas de las que se alimentan, pero también comen frutos y todo tipo de materia vegetal.
Su estructura social se subdivide en sub-unidades llamadas unidades familiares, bandas y hordas (de menor a mayor). Las hembras forman fuertes lazos sociales entre sí, mientras que los machos permanecen en una unidad reproductiva por periodos de hasta cuatro años. Estos acceden a cada unidad reproductiva mediante luchas entre los machos o bien formando unidades propias.
El gelada es el único superviviente actual de un género, Theropithecus, que tenía más especies en el pasado, tanto en África como en Eurasia. Este género está relacionado con Papio, Rungwecebus y Lophocerus.
Actualmente la población de geladas no se encuentra amenazada, con un número en torno de 200.000 en 2008. Pero si tenemos en cuenta que en 1970 eran 400.000, vemos que al gelada le afecta la pérdida de hábitat que la incesante colonización humana del Macizo va realizando. Al menos la subespecie norteña es considerada como Vulnerable.
Cabra walie (Capra walie)
Estamos ante otro de esos relictos paleárticos que hacen tan interesante la fauna del Macizo Etíope. En efecto, la cabra walie es el único íbice africano, que además es endémico de la región. Lamentablemente, la caza furtiva ha hecho estragos en este magnífico animal, del que sólo quedan unos 500 ejemplares exclusivamente en las Montañas Simien.
Como todos los íbices, se caracteriza por sus magníficos cuernos ampliamente curvados hacia atrás. Estos cuernos alcanzan longitudes de hasta 110 cm, y están fuertemente lobulados. Son exclusivos de los machos, pues los de las hembras son mucho más pequeños. Los machos, además, son más grandes que las hembras, alcanzando pesos de entre 80 y 125 kg. Estos cuernos se usan en las luchas entre los machos durante el periodo reproductor para establecer su harén de hembras. Este periodo se da en torno al otoño, tal como sucede con los íbices eurasiáticos. La gestación duran entre 150 y 165 días.
Las cabras viven a altitudes entre 2.500 y 4.500 metros, dispersas en grupos de hasta 20 individuos, alimentándose de pasto y materia vegetal. Se ha documentado que el principal depredador de las cabras walie es la hiena manchada Crocuta crocuta.
Taxonómicamente su estatus aún no está cerrado, puesto que algunos autores consideran que, morfológicamente, la cabra walie podría ser una subespecie del íbice alpino Capra ibex o del íbice de Nubia, C. nubiana, que sería su pariente más cercano geográficamente, si bien los análisis moleculares muestran que se trata de una especie separada.
Niala de montaña (Tragelaphus buxtoni)
Podría considerarse al niala de montaña como el otro gran ungulado del Macizo etíope. Los machos alcanzan los 135 cm de altura y entre 180 y 300 kg de peso. La capa es marrón con unas pocas y finas líneas blancas, y también puntos blancos dispersos. Los machos ostentan unos bonitos cuernos curvados en forma de lira.
Vive entre los 3.000 y los 3.400 metros de altitud, sólo en una restringida zona de las Montañas Bale, en el Macizo Sur. La creciente presión del ganado humano ha ido empujando al niala de montaña más arriba en altitud.
Rata topo gigante (Tachyoryctes macrocephalus)
De entre la nutrida comunidad de roedores del Macizo etíope, creo que esta especie es la más destacada de todos. Forma parte de la familia Spalacidae, roedores muy especializados en la vida subterránea, hasta el punto de que hay especies prácticamente ciegas, y que está ampliamente distribuida por Asia, Oriente Medio, Sureste de Europa y el Cuerno de África. Más concretamente, la rata topo gigante es endémica de las Montañas Bale, donde vive en los prados alpinos y es depredada por el lobo etíope, como te expliqué antes.
Se caracterizan por su gran cabeza, donde destacan también sus incisivos, principal herramienta para excavar sus galerías.
Lobo etíope (Canis simensis)
Este cánido es uno de los símbolos de la fauna del Altiplano etíope. Se trata de un cánido de tamaño y estructura muy similares al coyote, muy distinguible por su pelaje rojizo y blanco. Sus antepasados (comunes al lobo, el coyote o el chacal) llegaron al Macizo Etíope hace unos 100.000 años, procedentes del Paleártico, y se adaptó a este duro entorno.
Lobo etíope |
Se trata del carnívoro más amenazado de África: entre sus dispersas poblaciones en el Macizo, rondará los 400 ejemplares: se han definido dos subespecies, separadas por el Rift Valley: C. s. simensis en el Macizo Noroeste (Montes Simien, Monte Guna, Guassa y Wollo), y C.s. citernii en el Macizo Sureste (Montañas Bale y Arsi). El lobo etíope ocupa los prados alpinos entre 3.200 y 4.500 metros de altitud, donde se ha especializado en una dieta basada en los roedores subterráneos que abundan en los páramos, especialmente la rata topo gigante, de la que te hablaré luego. Su técnica de caza consiste en vigilar las madrigueras, inmóvil, para lanzarse a por el roedor en cuanto se descuida. Si se le escapa, el lobo etíope excavará y ampliará la madriguera con rapidez hasta capturarlo. El lobo etíope no supone ningún peligro para el ganado doméstico humano.
En la zona de Guassa se ha documentado un interesante comportamiento: los lobos se mezclan amigablemente en las hordas de geladas (te hablo de ellos a continuación), donde su eficacia en la caza de roedores se dispara. Se cree que el movimiento de los monos ayuda a que los roedores salgan de sus refugios, y entonces los capturan. Los geladas, a su vez, no ven a los lobos etíopes como amenaza.
Mapa de distribución del lobo etíope |
Como sus lejanos parientes los lobos grises, el lobo etíope es un cánido social que forma manadas de hasta 20 ejemplares, perfectamente jerarquizadas. La temporada de celo se verifica entre Agosto y Noviembre. El periodo de gestación está entre 60 y 62 días.
El lobo etíope hace frente a una crítica situación. A pesar de no suponer una amenaza para el ganado doméstico humano, su población no ha parado de declinar merced a dos factores. El primero es la propia invasión humana del Macizo, cuya creciente población no ha parado de roturar espacios para dedicarlos a la agricultura, provocando la fragmentación y aislamiento de las poblaciones de lobos etíopes. Algunas de éstas se han extinguido al volverse inviables. Por otro lado, los perros domésticos han transmitido al lobo etíope los virus del moquillo y la rabia. Se han producido brotes de ambas enfermedades que han supuesto mortalidad entre los lobos. Actualmente se llevan a cabo campañas de vacunación.
Gelada (Theropithecus gelada)
El gelada es un mono singular. Es endémico del Macizo Etíope, no lo encontrarás en ningún otro lugar del mundo. Al igual que el lobo etíope, el Gelada ocupa las máximas altitudes del Macizo, hasta los 4.400 metros de altitud, esto es, en la zona de los prados alpinos predominantemente.
Gelada mostrando sus caninos |
Es un mono inconfundible: cuadrúpedo, como todos los papiones, está cubierto de un largo y denso pelaje que lo protege del frío del altiplano. Existe dimorfismo sexual: el macho puede llegar a pesar 18 kilos, contra los 11 de la hembra, más discreta. Los machos, además, están dotados con unos terroríficos caninos que usan en las luchas internas. No es extraño ver geladas desfigurados por tremendas cicatrices provocadas por estos combates.
Al igual que sucede con el lobo etíope, el gelada está dividido en dos subespecies, separadas por la gran fosa que es el Rift Valley: T. g. gelada en el Macizo Norte, y T. g. obscurus, en el Sur., que han divergido hace entre 0,67 y 0,43 millones de años. Se trata del único primate del mundo que se alimenta predominantemente de pastos. En efecto, el gelada ha ocupado el nicho ecológico de los grandes herbívoros en los prados alpinos. Forma bandas muy numerosas, de hasta 60 individuos reproductores, diurnos, que se dispersan por los prados pastando. Sus dedos están adaptados a arrancar las hierbas de las que se alimentan, pero también comen frutos y todo tipo de materia vegetal.
Distribución del gelada |
Su estructura social se subdivide en sub-unidades llamadas unidades familiares, bandas y hordas (de menor a mayor). Las hembras forman fuertes lazos sociales entre sí, mientras que los machos permanecen en una unidad reproductiva por periodos de hasta cuatro años. Estos acceden a cada unidad reproductiva mediante luchas entre los machos o bien formando unidades propias.
El gelada es el único superviviente actual de un género, Theropithecus, que tenía más especies en el pasado, tanto en África como en Eurasia. Este género está relacionado con Papio, Rungwecebus y Lophocerus.
Actualmente la población de geladas no se encuentra amenazada, con un número en torno de 200.000 en 2008. Pero si tenemos en cuenta que en 1970 eran 400.000, vemos que al gelada le afecta la pérdida de hábitat que la incesante colonización humana del Macizo va realizando. Al menos la subespecie norteña es considerada como Vulnerable.
Cabra walie (Capra walie)
Estamos ante otro de esos relictos paleárticos que hacen tan interesante la fauna del Macizo Etíope. En efecto, la cabra walie es el único íbice africano, que además es endémico de la región. Lamentablemente, la caza furtiva ha hecho estragos en este magnífico animal, del que sólo quedan unos 500 ejemplares exclusivamente en las Montañas Simien.
Cabra walie |
Como todos los íbices, se caracteriza por sus magníficos cuernos ampliamente curvados hacia atrás. Estos cuernos alcanzan longitudes de hasta 110 cm, y están fuertemente lobulados. Son exclusivos de los machos, pues los de las hembras son mucho más pequeños. Los machos, además, son más grandes que las hembras, alcanzando pesos de entre 80 y 125 kg. Estos cuernos se usan en las luchas entre los machos durante el periodo reproductor para establecer su harén de hembras. Este periodo se da en torno al otoño, tal como sucede con los íbices eurasiáticos. La gestación duran entre 150 y 165 días.
Las cabras viven a altitudes entre 2.500 y 4.500 metros, dispersas en grupos de hasta 20 individuos, alimentándose de pasto y materia vegetal. Se ha documentado que el principal depredador de las cabras walie es la hiena manchada Crocuta crocuta.
Taxonómicamente su estatus aún no está cerrado, puesto que algunos autores consideran que, morfológicamente, la cabra walie podría ser una subespecie del íbice alpino Capra ibex o del íbice de Nubia, C. nubiana, que sería su pariente más cercano geográficamente, si bien los análisis moleculares muestran que se trata de una especie separada.
Niala de montaña (Tragelaphus buxtoni)
Podría considerarse al niala de montaña como el otro gran ungulado del Macizo etíope. Los machos alcanzan los 135 cm de altura y entre 180 y 300 kg de peso. La capa es marrón con unas pocas y finas líneas blancas, y también puntos blancos dispersos. Los machos ostentan unos bonitos cuernos curvados en forma de lira.
Niala de montaña |
Vive entre los 3.000 y los 3.400 metros de altitud, sólo en una restringida zona de las Montañas Bale, en el Macizo Sur. La creciente presión del ganado humano ha ido empujando al niala de montaña más arriba en altitud.
Rata topo gigante (Tachyoryctes macrocephalus)
De entre la nutrida comunidad de roedores del Macizo etíope, creo que esta especie es la más destacada de todos. Forma parte de la familia Spalacidae, roedores muy especializados en la vida subterránea, hasta el punto de que hay especies prácticamente ciegas, y que está ampliamente distribuida por Asia, Oriente Medio, Sureste de Europa y el Cuerno de África. Más concretamente, la rata topo gigante es endémica de las Montañas Bale, donde vive en los prados alpinos y es depredada por el lobo etíope, como te expliqué antes.
Rata topo gigante (Artur Tiutenko) |
Se caracterizan por su gran cabeza, donde destacan también sus incisivos, principal herramienta para excavar sus galerías.
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