En el umbral de la Humanidad: los australopitecos.

Querida hija:

Toda saga tiene su comienzo. Y la Humanidad no es ninguna excepción. Hoy sabemos que nuestra especie tiene unos antepasados concretos que vivieron en una época concreta y en un lugar concreto. Estos antepasados son los australopitecos, nuestros "tatarabuelos". La aventura de la Humanidad empezó con estas criaturas y por eso son tan importantes. El tema de la Evolución humana siempre me ha fascinado y ya iba siendo hora de hablarte sobre nuestros orígenes aquí.

Reconstrucción de australopiteco

Los australopitecos, los primeros Homininos.

Sí, has leído bien. He dicho Homininos, y no Homínidos. Porque antes de entrar en materia es fundamental, para entender el proceso de evolución humana, repasar cuál es el lugar que los humanos tenemos en el árbol de la vida. Si recuerdas de cuando te hablé sobre los Primates, te expliqué que los humanos (Homo) formamos parte de la familia Hominidae, junto con los llamados "Grandes Simios": los orangutanes (Pongo), los gorilas (Gorilla), y los chimpancés/bonobos (Pan). Ahora bien, la familia está subdividida de la siguiente manera, en cuanto a la situación de los humanos en ella:

- Subfamilia Homininae: humanos, gorilas y chimpancés
- Tribu Hominini: humanos y chimpancés
- Subtribu Hominina: humanos

Árgol filogenético de los Homínidos

Habrás visto que el chimpancé es nuestro pariente vivo más cercano. En otras palabras, chimpancés y humanos tenemos un ancestro común. Pero vamos a ocuparnos aquí del origen del linaje humano, es decir, de la subtribu Hominina. Para ello, los paleontólogos han rastreado en qué momento del pasado se separan los linajes del humano y del chimpancé. O, en palabras más técnicas, en qué momento se separan las subtribus Hominina y Panina. Los cálculos del "reloj molecular" derivado de los estudios genéticos nos indican que este suceso debió darse aproximadamente hace entre 7 y 6 millones de años, en el Plioceno.

El registro fósil coincide en líneas generales con esta fecha. Y hay actualmente cuatro primates fósiles africanos que se consideran candidatos para ser el último antepasado común entre humanos y chimpancés. Datan aproximadamente de hace 6 millones de años, y son Sahelanthropus tchadensis (en Chad), Ardipithecus ramidus (Etiopía), A. kadabba (Etiopía) y Orrorin tugenensis (Kenia). Por cierto, el cráneo de Sahelanthropus encontrado fue bautizado como Toumaï, que significa "esperanza de vida", en lengua gourane.

Cráneo de Ardipithecus ramidus

De entre todos éstos, Ardipithecus ramidus parece situarse mejor que los demás en la ascendencia de los humanos. Una de las hipótesis más aceptadas (hay varias) es que Ardipithecus podría ser el origen de los australopitecos. Vamos a conocer ahora a nuestros tatarabuelos, que vivieron aproximadamente hace entre 4 y 2 millones de años.

Se trata de un grupo de varias especies todas del género Australopithecus. Todas ellas comparten varios rasgos. El primero, y más importante de ellos, es que son bípedos perfectos y, por ello, se considera que son los Homininos más antiguos. Las características de sus restos esqueléticos nos indican que caminaban completamente erguidos, y alcanzaban una estatura de entre 1,2 y 1,4 m. Aunque tenían un cerebro aún pequeño, en torno de los 450 cc de capacidad, presentaban también un dimorfismo sexual ya en fase de reducción, unos caninos de los machos reducidos en comparación con otros Primates, y un macizo facial en el cual el prognatismo (el grado de prolongación anterior de la mandíbula) era también reducido. También se reducen los arcos superciliares, que son los "salientes" óseos que se sitúan sobre los ojos.

Comparativa de australopiteco con humano moderno

La dentición es prácticamente de tipo humano, con 32 dientes y adaptados a una dieta omnívora, más vegetariana en las especies más primitivas y más carnívora hacia el final

Quiero que te detengas un momento en el bipedismo, que es la característica fundamental de los australopitecos. La adopción de una postura erguida implicó varias ventajas: un mayor campo visual que permitía advertir los peligros con antelación, las manos se liberan para manipular alimentos y herramientas, una mejor termorregulación en un clima crecientemente árido, porque el sol incide verticalmente sólo sobre la cabeza y no sobre cabeza y lomo como en los cuadrúpedos y, por último, un ser que camina sobre dos piernas experimenta un ahorro energético sobre aquél que camina sobre cuatro patas, lo que otorga al australopiteco una mayor resistencia y capacidad para recorrer un territorio mucho más amplio. Como inconveniente, implicó una menor punta de velocidad para huir de un peligro.

Tradicionalmente se venía considerando que el bipedismo surge a consecuencia de un cambio climático que experimenta África hace entre 11 y 10 millones de años. Se produce una creciente aridez que se traduce en una reducción de bosques y una expansión de las praderas y las sabanas. En este contexto, el bipedismo pudo ser seleccionado positivamente por la evolución, y fue el factor principal por el que un grupo de Primates pudo encontrar ventajoso bajar de los árboles y explorar las nuevas posibilidades que la sabana ofrecía.

Esta teoría está hoy día siendo revisada. Hay especialistas que consideran, por el contrario, que el bipedismo pudo perfectamente surgir en la vida arbórea, y ser utilizada y rentabilizada cuando se produce la expansión de las sabanas. El cráneo de los australopitecos muestra una adaptación a una mayor intensidad de masticación asociada a las plantas más duras y coriáceas de la sabana.

El bipedismo es uno de los procesos que condujeron a la humanización


En cualquier caso, la vida bípeda en la sabana tuvo una consecuencia importantísima: los hábitos originalmente vegetarianos de los australopitecos se fueron convirtiendo progresivamente en cazadores y consumidores de carne. De hecho, en las especies más recientes de australopitecos se ha descubierto el uso de herramientas para descarnar huesos. Y el aumento en el consumo de carne, con la consiguiente reducción del consumo de vegetales, estimuló la reducción del aparato digestivo y el incremento de energía obtenido con ese mayor consumo de carne se invirtió en el cerebro: este es el momento en el que el cerebro humano va a aumentar de tamaño cada vez más, en un proceso denominado encefalización. Sin ninguna duda, los australopitecos habían empezado inequívocamente el camino que les llevaría a la Humanidad. Por eso estos primates son tan importantes.

Ahora sólo te faltaría conocer cuáles son las especies de australopitecos más importantes y cómo se encajan dentro del rompecabezas de la evolución humana...pero voy a hacer aquí una digresión para hablarte de la Guerra de los Cráneos.

El descubrimiento de Australopithecus y la "Guerra de los Cráneos"

La Prensa bautizó de esta manera una de las polémicas científicas más agrias de la Historia. Y vino motivada precisamente por el descubrimiento del primer fósil de Australopithecus. Es una historia que tienes que conocer para entender cómo avanzó el conocimiento científico sobre la evolución humana.

Raymond Dart era un anatomista australiano especialista en el cerebro, y apasionado del estudio de la evolución humana. Se desplazó a Londres, que era a comienzos del siglo XX el centro del conocimiento de la Paleoantropología, para estudiar con el gran gurú de esta disciplina, Sir Arthur Keith. El caso es que Dart no cuajó en el ambiente académico de Londres y, a sugerencia del propio Sir Arthur, a finales de 1924 aceptó un puesto en la Universidad de Witwatersrand, en el lejano Johanesburgo, en Sudáfrica. Dart se sentía relegado y frustrado por alejarse del centro de los estudios de Paleoantropología.

Cráneo del "Niño de Taung", primer australopiteco descubierto

Un día, una alumna suya le trajo un cráneo de un mandril antiguo que había visto como pisapapeles. Cuando Dart le preguntó de dónde había salido, la chica le respondió que había sido encontrado en la Cantera de Taung. Dart habló con los responsables de la cantera y encargó se le enviara cualquier fósil que se encontrase en la cantera. Poco después recibió dos cajas de fósiles de Taung, entre los cuales para su estupor y sorpresa, encuentra un cráneo de un primate juvenil con unos rasgos y dentición inequívocamente humanos, así como un "molde" de su cerebro.

Al estudiar el fósil, Dart no tuvo dudas: se trataba del "eslabón perdido" (en expresión de la época) entre los "monos" y los humanos. El 7 de Febrero de 1925 publica su hallazgo en Nature, y bautiza a la nueva especie como Australopithecus africanus, el "mono austral de África".

Con él llegó el escándalo. Tras una acogida dubitativa, el establishment académico, capitaneado por Sir Arthur Keith,  rechazó frontalmente las conclusiones de Dart. Seguramente se trataba de un chimpancé, puesto que África no tenía nada que decir en cuanto al origen del ser humano. Para que entiendas el por qué de este rechazo, tienes que entender primero cuál era el paradigma que se manejaba entonces.

Raymond Dart con el cráneo de Taung

En primer lugar, es evidente que existía un trasfondo racista. En plena época Imperial, era inconcebible que el origen del ser humano estuviera en la atrasada y colonizada África. Lo normal era pensar que el ser humano se hubiera originado allá donde hubo grandes civilizaciones, como Europa o Asia. Charles Darwin, en un arrebato de genialidad, había predicho que el origen de la Humanidad se encontraba en África porque allí era donde subsistían los grandes simios, pero esta opinión no prevaleció y por eso Dart se quedó asombrado de encontrar lo que no esperaba en África.

Pero reducir todo esto a un ataque de racismo sería simplista. El establishment manejaba una teoría: se creía que el proceso de evolución del ser humano había sido precedido por un aumento del tamaño del cerebro, que luego sería seguido por un cambio en el resto del cuerpo. Por tanto, se buscaba al "eslabón perdido" entre fósiles con cerebro grande. Y el cerebro del "Niño de Taung" era pequeño. No encajaba en la teoría aceptada, e implicaría aceptar que primero vinieron los cambios corporales, y después los cerebrales. Y sí encajaba el llamado "Hombre de Piltdown", que había sido "descubierto" en 1908 en Sussex, Inglaterra, y proclamado en 1912 como el "eslabón perdido".

Pero no todos los académicos pensaban así. El eminente paleontólogo Robert Broom, que también había enseñado en Sudáfrica, creyó que Dart tenía razón y fue a ver el fósil de Taung. Según narra el propio Dart, Broom se arrodilló ante el cráneo del Niño de Taung. Y le preguntó:

- ¿Qué demonios está usted haciendo?
- Presento mis respetos a mi antepasado.

El paleontólogo Robert Broom

Broom fue el gran aliado que necesitaba Dart, pero sabía que para convencer al establishment, tenían que hallar un esqueleto de Australopithecus adulto. Y se lanzó a ello. Tras cuatro años de estudio cuidadoso de la dentadura del Niño de Taung, Dart quedó convencido de que esa dentadura era humana. Descubrió que Australopithecus podía comer carne, y vislumbró un mundo perdido donde un homínido bípedo vivía al borde de una reseca llanura, cazando animales con herramientas. Demasiado avanzado.

En 1931 Dart se presenta en Londres para defender su tesis en la Sociedad Zoológica. Con tan mala suerte que coincidió con la exposición de las conclusiones sobre el "Hombre de Pekín", que había sido descubierto en 1927 en Zhoukoudian, China. Una vez más, el cráneo de cerebro grande eclipsó al pequeño cerebro del Niño de Taung. Pero Broom no se da por vencido y en 1936 su equipo encuentra en la cantera de Sterkfontein, Transvaal, los restos del primer Australopithecus adulto. Aún más, en 1938 un chico de 14 años descubre unos restos en su granja de Kromdaai, que vende a Broom. Este lo identifica como un nuevo tipo de hominino bípedo: Paranthropus. La cosa se ponía interesante: África había albergado no uno, sino dos tipos de primates bípedos. La teoría de Dart quedaba fuertemente reforzada.

Australopithecus de Sterkfontein

Pero un nuevo episodio de la Guerra de los Cráneos vuelve a dar un revés a Dart. Los cráneos encontrados en los yacimientos palestinos de Shkul y Qafzeh (de humanos mucho más modernos y evolucionados) vuelven a poner por delante en el marcador a los partidarios de los "cerebros grandes".

La Segunda Guerra Mundial impone un parón en las investigaciones, pero Broom no se queda de brazos cruzados, y estudia en profundidad los fósiles hallados de Australopithecus (más otro encontrado en 1947 en Sterkfontein), y Paranthropus, y en 1949 publica sus resultados en Nature

Ya no hubo posibilidad de réplica. El establishment reconoce finalmente su derrota, y hay que admirar el fair play de Sir Arthur Keith al reconocer su error. Finalmente, la Guerra de los Cráneos termina de una manera abrupta cuando en 1952 se demuestra que el "Hombre de Piltdown" fue un fraude fabricado con un cráneo humano antiguo y una mandíbula de orangután. Todavía no se sabe quién urdió el engaño, y se sospecha del propio Sir Arthur, pero éste fallece en 1955 llevándose el secreto a la tumba.

Especies y taxonomía.

El hecho de que A. africanus fuese el primer fósil descubierto de este género, no quiere decir que la especie fuese también la más antigua. De hecho, A. africanus es de las más modernas y se ha datado hace entre 3 y 2 millones de años. Una vez que terminó la Guerra de los Cráneos, la paleontología moderna explota, y empiezan a descubrirse más especies. En 1959 Louis Leakey descubre, en Olduvai (entonces Tanganika, hoy Tanzania), el primer fósil de lo que parecía el primer australopiteco encontrado en África oriental, y lo bautizó como Australopithecus boisei.

Cuadro resumen de la Evolución humana

La investigación posterior ha mostrado que tal especie no era un verdadero australopiteco, sino un parántropo, hoy nombrado como Paranthropus boisei. Al principio se vio que era un "australopiteco" de tipo robusto, de fisonomía distinta de los australopitecos sudafricanos, considerados "gráciles". Hoy sabemos que hay tres especies de parántropos: P. robustus, P. boisei y P. aethiopicus. La mayoría de los especialistas (no todos) considera a los parántropos como un linaje derivado de los australopitecos (el otro linaje paralelo serían los humanos), que se extinguió sin dejar descendencia.

Estos parántropos eran bípedos, pero a diferencia de los cada vez más carnívoros australopitecos, se especializaron en las duras y abrasivas plantas de la sabana, y de ahí sus robustos y macizos cráneos, con poderosos músculos masticadores. Los parántropos y los australopitecos, junto con otra especie de primate fósil emparentado con ellos, Kenyanthropus platyops, se agrupan en un clado denominado "australopitecinos". Debes tener muy clara la diferencia entre australopitecino y australopiteco.

Ubicación de los yacimientos donde se han encontrado australopitecos

Estas son las principales especies descubiertas de australopitecos, ordenadas cronológicamente:

Australopithecus anamensis:

Descubierto originalmente en 1967 en Kanapoi y Alia Bay, cerca del Lago Turkana, Kenia, inicialmente no fue descrito como anamensis. No fue hasta 1995 cuando se le reconoció como tal. Se data hace entre 4,2 y 3,8 millones de años, lo que lo convierte en el australopiteco más antiguo conocido. A la luz del conocimiento actual, los paleoantropólogos lo consideran en la base de la línea taxonómica de los australopitecos.

A. afarensis:

Descubierto en 1974 en Hadar (Etiopía), y otras localidades donde se han encontrado restos son Laetoli (Tanzania), Awash (Etiopía) o Koobi Fora (Kenia). Está datado hace entre 3,9 y 3 millones de años. Este australopiteco tenía una capacidad craneal de entre 400 y 500 cc. Bípedo con brazos muy largos y dimorfismo sexual (1,50 metros de estatura el macho, y 1,40 la hembra). El fósil más famoso de esta especie es un esqueleto casi completo de una hembra, que fue apodada como Lucy, datada hace 3,2 millones de años.

Esqueleto de Lucy

La mayoría de los especialistas acepta que A. afarensis es descendiente de A. anamensis, y que, a partir de A. afarensis los australopitecinos se dividen en tres ramas: una rama, que conduce a los Paranthropus, otra rama que conduce a otras especies de Australopithecus, y una tercera rama que conduce al género Homo. Por eso los paleoantropólogos suelen decir que Lucy es la "Madre de la Humanidad".

A. bahrelghazali:

Descubierto en 1995 en Chad, junto al Bahr el-Ghazal. Se trata del primer fósil de Australopithecus encontrado en África central, abriendo una tercera ventana territorial, tras África del Sur y África oriental. Parece tratarse de una rama lateral del género, sin descendencia. Datado hace 3,6 millones de años.

A. africanus:

Ya te he hablado de esta especie, que fue la descubierta por Dart en 1924. Datada hace entre 3,3 y 2,1 millones de años, no parece hallarse en la ascendencia directa de Homo.

A. garhi:

Descubierto en 1995 en Middle Awash, en Afar, Etiopía. Es la especie más reciente y está datada hace 2,5 millones de años. Como la primera especie del género Homo, H. habilis, se origina aproximadamente en la misma época, se ha teorizado que A. garhi sería directamente ancestral a Homo. Se han encontrado también herramientas asociadas a este australopiteco.

Conclusiones

Es difícil elaborar una teoría definitiva sobre la relación entre las distintas especies de australopitecos entre sí, y entre ellos y Homo, porque el registro fósil es siempre insuficiente e imperfecto. Es como tener que reconstruir un rompecabezas a partir de unas pocas piezas sueltas.

Comparación entre chimpancé, australopiteco y humano

En líneas generales, se acepta que el género Homo  se solapó con los últimos australopitecos. Los primeros humanos, con su dominio de las herramientas, con su cerebro más grande (que "paría" ideas continuamente), su gran movilidad y adaptabilidad seguramente fueron el factor que extinguió a los australopitecos y a los parántropos. Homo pudo originarse a partir de A. garhi o de alguna otra especie de australopiteco relacionada con él, aún por descubrir. Lo que parece claro es que, en algún lugar de África oriental hace entre 3 y 2,5 millones de años, un grupo de australopitecos logró encontrar el impulso evolutivo que conduciría hasta nosotros. Hasta tí, hija mía.

MÚSICA RECOMENDADA: Klaus Badelt, Time machine

Comentarios

  1. ¡excelente!, me encantó, como siempre es un gran gusto leer sus publicaciones; instructivas e interesantes. Muchas gracias y un gran abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Errores comunes: los pingüinos no existen

Tarántulas. Dame veneno...

La gallina doméstica: características, origen y domesticación