Los cuñados de Bugs Bunny: los conejos americanos

Querida hija:

"¿Qué hay de nuevo viejo?", resuena burlón el saludo del más famoso conejo del mundo: el socarrón Bugs Bunny, completamente americano como todos los gamberros personajes de la Warner Brothers. Viene esto a cuento porque en Europa nos creemos que sólo hay un conejo en el planeta: nuestro Oryctolagus cuniculus, de origen ibérico, que dio origen al nombre de nuestro país, y que hemos introducido con catastróficas consecuencias en Australia y América. Pero el continente americano puede sacar pecho con una fantástica variedad de especies de conejos, todos ellos desconocidos a este lado del charco. De modo que, en materia de conejos te voy a contar hoy qué hay de nuevo.

El conejo de los volcanes es uno de los conejos americanos más notables

Introducción: generalidades sobre los conejos

Los conejos no son Roedores sino Lagomorfos. Se diferencian porque mientras aquellos poseen un par de incisivos superiores, éstos presentan dos pares. Además, sus papeles ecológicos son muy diferentes porque mientras los roedores presentan una gran variedad de nichos tróficos como consumidores de diferentes materias vegetales, omnívoros e incluso carnívoros, los lagomorfos son exclusivamente vegetarianos con una fuerte preferencia hacia el pastoreo. Ecológicamente hablando un conejo es más competidor de una vaca o un caballo que de una rata o una ardilla, pongamos por caso.

Las dos familias de Lagomorfos

Dentro del Orden Lagomorfos se distinguen dos familias:

Familia Ochotonidae: son los "pikas" o "liebres silbadoras", distribuidas en ambientes montañosos y fríos de Asia oriental y Norteamérica occidental.

Familia Leporidae: que engloba las liebres y los conejos. Las liebres son mayores y más como antílopes en miniatura mientras que los conejos son más pequeños y rechonchos, pero muy prolíficos como respuesta evolutiva ante el elevado índice de predación que soportan. Los lepóridos están distribuidos de forma natural en todos los continentes excepto Australia.

Los lagomorfos se originan en Asia durante el Paleoceno hace 60 millones de años, extendiéndose desde allí por todo el mundo y pasando a Norteamérica hacia el Eoceno final hace 40 millones de años aprovechando la existencia de uno de los puentes de Beringia que ha habido durante toda la historia geológica. De ahí provienen los conejos americanos. 

Debes entender que durante el Mioceno final y el Plioceno inicial (hace entre 15 y 5 millones de años), los lepóridos (y los conejos entre ellos) experimentan una extraordinaria radiación evolutiva: surgen nuevos géneros y especies en todo el mundo pero especialmente en Norteamérica. ¿Por qué? pues porque en esta era se produce lo que algunos especialistas denominan "la Revolución Verde de la Naturaleza". En esta época, en un contexto de temperaturas mundiales progresivamente más frías y ambientes más áridos, surgen las plantas herbáceas que van a extenderse rápidamente formando praderas, estepas, sabanas y pastos en todas partes en detrimento de los bosques cálidos y húmedos que eran anteriormente predominantes.

Los mamíferos evolucionan para explotar el nuevo nicho trófico y se produce una explosión herbívora: los conejos, como especies pastadoras, encuentran un "maná" evolutivo y por eso surgen tantas especies nuevas. Se cree que esta revolución ecológica empezó en Norteamérica y por eso ese subcontinente se convierte en un centro de diversidad de especies. En Europa las glaciaciones sólo permitieron que sobreviviera una especie, el conejo europeo, pero en Norteamérica hubo espacio para más refugios glaciales y, además, con el Gran Intercambio Biótico con Sudamérica, los conejos norteamericanos colonizan también el Sur del continente, donde aún continúan y en pleno proceso de especiación como verás luego.

La explosión evolutiva de los lagomorfos

Los actuales lepóridos son unas 70 especies distribuidas en once géneros: Lepus, el género que engloba a las 33 especies de liebres, y diez géneros de conejos: nueve que albergan 14 especies y el increíble género Sylvilagus, exclusivamente americano y conocido colectivamente como "conejos de cola de algodón", que alberga él solito nada menos que entre 23 y 33 especies: de cada tres especies de conejos, una es un Sylvilagus. Te aclaro que no se sabe muy bien cuántas especies de Sylvilagus hay porque hay complejos de especies ocultas que sólo los estudios moleculares están empezando a revelar.

Los conejos americanos se diferencian del europeo en dos aspectos notables. Mientras que el europeo excava madrigueras subterráneas, los americanos no lo hacen, contentándose con construir nidos en el suelo aunque sí pueden aprovechar madrigueras hechas por otras especies. Por otro lado, el conejo europeo es gregario y social, mientras que los conejos americanos son solitarios.

En el continente americano hay otras dos especies de conejos ajenos al género Sylvilagus, endémicos también del continente, y asignados respectivamente a los géneros Brachylagus y Romerolagus. Vamos a conocer ahora a los "cuñados de Bugs Bunny".

Los conejos pigmeos

Curiosamente los dos conejos "no Sylvilagus" son diminutos y notables por su especificidad ecológica:

El conejo pigmeo (Brachylagus idahoensis). Se trata del más pequeño de los lepóridos norteamericanos con una longitud de entre 23,5 y 30 cm y un peso de entre 375 y 500 g. No sólo es endémico de Norteamérica sino que sólo se distribuye en un lugar muy específico: la Gran Cuenca, el desierto frío interior que se encuentra entre Oregón, Idaho, Montana, Wyoming, Nevada y California, con una subpoblación separada en el centro-oriente de Washington.

Conejo pigmeo

Este conejo depende casi por completo de los matorrales semiáridos de Artemisia, planta de la que su dieta depende en invierno en un 99%, mientras que en primavera y verano diversifica un poco con pastos. Antes te dije que los conejos americanos no excavan galerías subterráneas pero el conejo pigmeo es el único que sí lo hace, y las excava siempre en la base de los matorrales de Artemisas.

El conejo de los volcanes o teporingo (Romerolagus diazi). Este precioso y diminuto conejo mexicano se parece al conejo pigmeo en que sólo se encuentra en un ámbito ecológico muy específico: los pastos alpinos (zacatonales) por encima de los 2.800 metros de altitud en un puñado de volcanes del Valle de México: Pelado, Tláloc, Popocatepetl e Iztaccíhuatl, donde llega a alcanzar los 4.200 metros de altitud.

Teporingo

Su nombre científico homenajea al embajador mexicano en EE.UU, Matías Romero, por las facilidades que dio a los científicos estadounidenses que colectaron ejemplares y que desembocaron en la descripción de la especie por Merriam en 1896. Es también de pequeño tamaño, 30 cm de longitud y 600 g de peso medio. Se caracteriza por sus orejas cortas y su color ceniza. Construye nidos en los pastizales. Se le considera exterminado del Nevado de Toluca, donde al parecer fue citado en 1975.

Los "cola de algodón" norteamericanos

Ahora sí entramos de lleno con los conejos "cola de algodón", o sea, los Sylvilagus, cuyo centro de diversidad está en Norteamérica, donde sus diversas especies se reparten el territorio. Son los siguientes:

Cola de algodón oriental (Sylvilagus floridanus). Se trata del conejo norteamericano más extendido, conocido y abundante. Se distribuye en prados y áreas de matorral de toda la mitad este de los EEUU, pequeñas partes limítrofes de Canadá, las Sierras Mexicanas, Centroamérica y ha colonizado también el norte de Venezuela y Colombia. Introducido en Nueva Inglaterra, es indudable que la deforestación de origen antrópico ha ayudado a su expansión al crearse prados artificiales.

Cola de algodón oriental

También ha sido introducido en Francia e Italia entre 1950 y 1960 puesto que este conejo es el portador natural del virus de la mixomatosis, al cual es inmune, y se usó para contagiar a la población de conejo europeo, que se consideraba una plaga agrícola. Todo viene de aquí. Se le reconocen 17 subespecies.

Conejo pincel (S. bachmani). Zona costera del Pacífico entre el río Columbia y la punta sur de Baja California.

Cola de algodón del desierto (S. audubonii). Distribuido en las Grandes Praderas desde Montana hasta el centro de México y las regiones desérticas del SO de los EEUU y Baja California.

Conejo del desierto

Cola de algodón mexicano (S. cunicularius). Desde Sinaloa a Oaxaca y Veracruz, incluyendo el Eje Transvolcánico mexicano.

Cola de algodón de las Tres Marías (S. graysoni). Endémico de las Islas Tres Marías, frente al Estado mexicano de Nayarit, en el Pacífico.

Cola de algodón de montaña (S. nuttallii). Montañas del Oeste de los EE.UU y parte del sur de Canadá

Cola de algodón apalachiano (S. obscurus). Zonas montañosas de los Apalaches desde Pensilvania a Carolina del Sur.

Cola de algodón robusto (S. holzneri). Zonas montañosas entre Arizona, Sinaloa y Coahuila

Selección de conejos mexicanos

Cola de algodón de Nueva Inglaterra (S. transitionalis). Areas fragmentadas entre el sur de Maine y el Sur de Nueva York

Conejo de ciénaga (S. aquaticus). Zonas pantanosas del Bajo Mississippi y la Costa del Golfo

Conejo de ciénaga

Conejo de pantano (S. palustris). Equivalente ecológico del anterior pero distribuido por los pantanos orientales desde Virginia hasta Florida y Alabama

Conejo de pantano

Los "cola de algodón" sudamericanos o "tapetís"

Tapetí común (S. brasiliensis). Si en Norteamérica el conejo más abundante y extendido era el cola de algodón oriental, en Sudamérica es el tapetí común. Es cierto que los conejos sudamericanos han sido peor estudiados que sus congéneres del norte, pero en los últimos tiempos se está descubriendo que a nivel molecular el tapetí común podría ser un complejo de especies y puede que su extensión sea menor de lo que se creía.

Tapetí común o conejo tropical

Originariamente se ha supuesto que este conejo ocupa Centroamérica, las Guayanas, la zona andina oriental y todo el bloque central del Cerrado y el Chaco. Se le reconocían 25 subespecies pero varias de ellas se han elevado a especies, y se cree que el tapetí común podría estar distribuido estrictamente en la Mata Atlántica brasileña.

Algunas de estas subespecies reconocidas hoy como especies son: el tapetí andino (S. andinus), de Venezuela a Perú, el tapetí de Bogotá (S. apollinaris), el tapetí de Santa Marta (S. sanctaemartae) y el tapetí fulvo (S. fulvescens), todos en Colombia, el tapetí de la costa (S. tapetillus), conocido sólo por tres ejemplares recolectados a finales del siglo XIX en el Valle de Paraíba, cerca de Rio de Janeiro y del cual se ignora si la especie sigue existiendo.

Otras especies neotropicales son:

Conejo de tierras bajas (S. varynaensis). Venezuela occidental

Tapetí occidental (S. surdaster). Ecuador

Tapetí colombiano (S. salentus). Colombia

Tapetí de Surinam (S. parentis). Surinam occidental

Tapetí de Nicéforo (S. nicefori). Colombia

Cola de algodón de Omilteme (S. insonus). Solo en el Estado mexicano de Guerrero.

¿Por qué no hay conejos americanos domésticos?

Seguramente te habrás preguntado esto. El conejo europeo fue prontamente domesticado, y la carne de este animal, tanto silvestre como de granja se consume ampliamente en Europa. También se han desarrollado razas de compañía u ornamentales. Pero nada de esto se conoce en América. ¿Por qué?

Las evidencias arqueológicas nos muestran que los pueblos aborígenes americanos consumían carne de conejo Sylvilagus. Incluso hay indicios de verdaderos mercados de venta de conejos en ciudades como Teotihuacan o Tlaxcala, en Mesoamérica. Algunos restos se interpretan como intentos de domesticación. Los conejos se capturaban vivos y se mantenían vivos en jaulas hasta su venta, lo que implica algún tipo de cuidados.

Pero como no se conseguía la domesticación ni la crianza, al final este mercado cunícola tenía que abastecerse continuamente mediante la caza y captura de ejemplares silvestres. El problema que los conejos americanos presentan para su domesticación son su carácter solitario y territorial, por un lado, y la propia abundancia de especies por otro.

Si metes en la misma jaula dos conejos Sylvilagus habrá pelea segura. Y eso va en contra de la domesticación, que requiere la crianza de un cierto número de animales que convivan juntos para asegurar una rentabilidad económica. El conejo europeo, al ser gregario, facilitó mucho las cosas en Europa. Por otro lado, es más fácil domesticar un solo agriotipo silvestre que muchos, ya que la enorme variedad de especies disponibles en América hacía que fuera más fácil y rápido la caza y captura que la selección, captura y cría paciente de una sola especie entre tantas.

Ya con la conquista española se introdujo el conejo de granja en América, y lo poco que hoy se consume de carne de conejo en este continente (por influjo norteamericano se come poco o nada) proviene del conejo de granja europeo y no de los conejos autóctonos, que se cazan y consumen esporádicamente mediante la caza y normalmente entre pueblos aborígenes.

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