Tierra de gigantes. La fauna del Mega-pantanal Pebas

Querida hija:

Cuanto más profundizo en el estudio y conocimiento de la fauna de aquel auténtico "mundo perdido" que fue la Sudamérica del Cenozoico más ojiplático me quedo. Hace entre 23 y 8 millones de años, en pleno Mioceno, se formó en la Amazonia occidental el mayor mega-humedal del que se tiene conocimiento: el Sistema Pebas. Y, como era común en aquella verdadera "isla del Doctor Moreau" que era América del Sur, la fauna de aquél mega-ecosistema también resultó grandiosa: caimanes gigantes, tortugas acuáticas del tamaño de Volkswagens y capibaras del tamaño de búfalos. Ni la más delirante película de viajes en el tiempo imaginaría algo así. Siéntate, coge palomitas y escúchame.

Purussaurus fue el mayor caimán conocido

El Sistema Pebas: un mega-humedal de ensueño.

Ciertos hechos hicieron pensar a los científicos que en tiempos remotos hubo un gran humedal en lo que hoy es la Amazonia occidental.

En primer lugar, en 1869, el paleontólogo estadounidense W. M. Gabb publica un trabajo en el que estudiaba un enorme conjunto de moluscos fósiles que se habían encontrado en la Amazonia peruana. Se trataba de una fauna extinta, con escasas o nulas afinidades con la actual fauna malacológica amazónica, y cuyos orígenes eran marinos y fluviales. ¿Cuál era la razón de la presencia de taxones abiertamente marinos en una región hoy muy alejada de cualquier costa oceánica?

En segundo lugar, en 1892 se encuentran en la Amazonia brasileña restos fósiles de un caimán absolutamente gigantesco del cual te hablaré más adelante. A lo largo del siglo XX se irán describiendo nuevas especies de una fantástica fauna reptiliana de ámbito fluvial. Una fauna que sólo pudo ser posible en un enorme y duradero ambiente fluviolacustre fósil.

Mapa de ubicación del Sistema Pebas

En tercer lugar, si analizas la actual fauna amazónica, verás que hay una fauna vertebrada cuyo origen remoto sólo ha podido ser marino. Me refiero a especies como el manatí amazónico (Trichechus inunguis), el delfín amazónico o tucuxi (Sotalia fluviatilis), el delfín rosado o boto (Inia geoffrensis) o las rayas fluviales de la familia Potamotrygonidae, exclusivamente sudamericana, más concretamente la subfamilia Potamotrygoninae.

Para entender el origen y naturaleza del Sistema Pebas (que se denominó así por la Formación Pebas, en Perú, uno de los primeros yacimientos donde se estudió) debes entender que la superficie terrestre no es estática sino dinámica. Hay derivas continentales, elevación y destrucción de cordilleras, movimientos isostáticos de superficies marinas y terrestres, etc. Todos estos procesos actuando concurrentemente a lo largo de millones de años provocan enormes cambios ecológicos que luego tienen como consecuencia el surgimiento de nuevas faunas adaptadas a ellos y la extinción de viejas faunas que no logran hacer lo propio.

Hace entre 23 y 20 millones de años se produjo una combinación de estos movimientos en la Amazonia occidental. En aquel momento no existían los Andes y el Amazonas fluía al contrario que en la actualidad, de este a oeste y desembocaba en el Caribe más o menos por donde ahora lo hace el Magdalena. En aquel momento se produce una transgresión de agua marina desde el Caribe al tiempo en el que los Andes empiezan a elevarse. Al elevarse los Andes, éstos captan la humedad amazónica y se forman cursos de agua en la ladera oriental que van acumulando agua junto al Amazonas, que se embalsa al pie de la incipiente cordillera.

El delfín amazónico puede considerarse una reliquia del Sistema Pebas

Se forma así un enorme humedal que alcanza su máximo esplendor hace 13 millones de años cuando alcanza un millón de kilómetros cuadrados de extensión en lo que hoy son las Amazonias peruana, ecuatoriana, de Acre/Rondonia (Brasil), y parte del sur de Colombia, con una comunicación con el Caribe en dirección norte, por Venezuela y Colombia.

Este mega-humedal, el más grande que se ha conocido, era ecológicamente muy complejo. A través de su comunicación con el Caribe penetra agua salada y se conoce la presencia de manglares interiores. Pero el grueso del Sistema Pebas era de agua dulce, con una costa baja y pantanosa al oeste, donde se depositaban los sedimentos procedentes de los Andes, y una costa más definida al este. Había islas, canales, pantanos estacionales, deltas, redes fluviales...aunque a veces se habla del "Lago Pebas", se entiende mejor como un vasto sistema fluviolacustre de carácter tropical. Un hervidero de vida que fue desapareciendo conforme el levantamiento de los Andes forzaría al Amazonas a cambiar su curso hacia el Atlántico y por donde todo el humedal se iría vaciando hasta casi desaparecer hace 8-7 millones de años, con algún relicto en el norte, las Formaciones Urumaco (Venezuela) y Solimoes (Brasil).

Y, con él, desapareció una fauna increíble que había evolucionado para explotar este ecosistema. Una fauna de la que te voy a hablar ahora.

Supercaimanes y tortugas gigantes: la fauna del Pebas

Ya te he mencionado antes la enorme riqueza en moluscos fluviolacustres del Pebas. Indudablemente son un indicador de una rica base trófica invertebrada que soportaba todo el sistema. Curiosamente los peces fósiles que se conocen del Pebas nos hablan de una ictiofauna muy parecida a la que existe hoy en la Amazonia: cíclidos, pirañas, peces gato pero sobre todo una interesante convivencia entre rayas marinas y fluviales: miliobátidas, dasiátidas, potamotrigonidas, etc. Puedes imaginar una riquísima fauna acuática en este mega-humedal.

Réplica del caparazón de Stupendemys geographica en Osaka, Japón

Se conocen enormes tortugas acuáticas en el Pebas, la mayor de las cuales era Stupendemys geographica, del Mioceno medio de Urumaco, Venezuela, y también de Colombia. Al parecer vivió durante la última fase del Pebas, ya cercano a su desaparición. Estamos hablando de la mayor tortuga acuática conocida de todos los tiempos, con un caparazón de 2 metros de longitud (el espécimen más grande conocido tenía 2,86 m.) y debía pesar 1.145 kg. Sus restos se encontraron en 1972, en una expedición de la Universidad de Harvard a Venezuela, y la especie se describe en 1976. 

Se cree que Stupendemys pertenece a la familia Podocnemididae, que se caracterizan por plegar lateralmente el cuello en una hendidura del caparazón. Siete de sus ocho especies actuales son sudamericanas y la restante malgache, indicando un origen gondwánico. 

Las tortugas acuáticas alcanzaron grandes tamaños en el Pebas. Dibujo: J.A. Chirinos

Otra enorme tortuga acuática nativa del Pebas se conoció al encontrarse fósiles en 1962 en Acre, Brasil. Se trata de Caninemys tridentata, asimismo podocnemidida, descrita formalmente en 2009 y cuyo caparazón medía entre 1,2 y 1,5 m de longitud.

Como ya te he explicado alguna vez, las tortugas fluviales son todas carnívoras. Así que Stupendemys, Caninemys y otras especies de diversos tamaños y pelajes debieron ponerse las botas con peces, moluscos y tal vez crías de delfines fluviales y manatíes, cuyos antepasados penetraron en el Pebas a través de su comunicación con el Caribe.

Y claro, la megafauna sudamericana acudía a las orillas del Pebas a beber, o a recubrirse de fango: gliptodontes, perezosos gigantes, notoungulados, litopternos, incluso roedores como Neoepiblema acreensis, uno de los mayores roedores sudamericanos conocidos, con un peso estimado entre 80 y 120 kg y que, al estar sus restos fósiles asociados al pantanal Pebas, puede interpretarse como una especie de "capibara gigante". Otros roedores de tamaño medio asociados a este pantanal son, por ejemplo, Potamarchus adamiae (Acre, Brasil), Pseudopotamarchus villanuevai (Acre, Brasil), y Ferigolomys pararana, todos ellos de la familia Dinomyidae y presumiblemente de hábitos semiacuáticos.

Neoepiblema, la "capibara gigante"

Claro, la pregunta te sale sola. Tortugas gigantes, capibaras gigantes, delfines, manatíes, rayas, enormes mamíferos que acudían a beber a la orilla...¿quién se comía a toda esta gente?. Lo has acertado: los mayores caimanes que el mundo ha conocido. En efecto, el Pebas tenía la mayor diversidad de crocodilianos conocida en todos los tiempos. Además, los crocodilianos del Pebas pertenecían a todos los linajes: cocodrilos, caimanes y gaviales (éstos últimos ya no existen en América). Vamos a conocer a estos mega-depredadores, verdaderos Señores del Pebas con evidencias de seis especies de caimanes y una de gavial.

El más destacado de todos ellos fue el mayor de los caimanes conocidos: Purussaurus brasiliensis, un verdadero monstruo cuya longitud estimada estaba entre los 9,9 y los 15,8 metros. Está perfectamente documentado, por ejemplo, la depredación de un Purussaurus sobre un perezoso gigante (concretamente Pseudoprepotherium) de 78 kg de peso. La evidencia se encontró en 2004 en el río Napo (Ecuador), una tibia del perezoso con 46 marcas de dientes de Purussaurus. Tremendo.

Purussaurus capturando un perezoso gigante

Otro crocodiliano gigante era Mourasuchus, cuya longitud oscilaba entre los 3 y los 9 metros dependiendo de la especie. Lo más reseñable de este género era un morro largo y plano "tipo pato". Se cree que Mourasuchus tragaba enteras sus presas como si fuera un pelícano y no se descarta que tuviera una garganta extensible para ello. El gaviálido presente en Pebas era Gryposuchus croizati, con sus 10 metros de longitud.

Reconstrucción de Mourasuchus

Tantas especies de crocodilianos juntos debió inducir algún tipo de segregación trófica para minimizar la competencia entre ellos. Y, en efecto, al menos tres especies de caimanes del Pebas presentaban una adaptación singular: se alimentaban de moluscos, o "durofagia", algo único entre los crocodilianos. En efecto, Gnatusuchus pebasensis, Kuttanacaiman iquitosensis y Caiman wannlangstoni presentaban unos curiosos dientes llamados "globulares", semiesféricos y fuertes, aptos para triturar y machacar las duras conchas de los moluscos.

Caimanes durófagos del Pebas

Toda esta increíble fauna se fue...como lágrimas en la lluvia, cuando el Pebas escurrió su última gota de agua rumbo al Atlántico, con el Amazonas.

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