Génesis de una leyenda africana. El misterio del lobo sahariano
Querida hija:
El gran público profano en materia de fauna silvestre suele considerar al lobo Canis lupus como un animal exclusivamente euroasiático y norteamericano. ¿Quién no ha visto en los documentales televisivos a la manada de lobos de Yellowstone acosando a un infortunado ciervo uapití, listo para ser devorado, en medio de la nieve? El lobo se ha convertido indudablemente en un icono de la fauna boreal. Por otro lado, el público también suele considerar al chacal como un animal típicamente africano. En efecto, ¿quién no ha visto en los documentales de fauna africana al grupo de enclenques chacales tratando de devorar un cadáver de cebra, cuando llegan los fuertes y fieros leones a echarles con cajas destempladas?
Lobo dorado africano del Senegal. ¿O es un chacal? |
Pero, como siempre sucede en el Reino Animal, las cosas no son tan simples. Seguramente la mayoría de público profano se sorprendería de saber que hay también chacales en Europa. El chacal dorado Canis aureus está extendido por Asia Occidental y Meridional, al igual que por la Europa balcánica. Por cierto, el chacal dorado es un cánido, al igual que el lobo, que se encuentra en expansión en nuestro continente como consecuencia del abandono rural y el cambio de mentalidad de la mayoritaria población urbana. Desde su tradicional bastión balcánico, se ha ido extendiendo en los últimos años por Centroeuropa, llegando ya a Suiza y Alemania.
Chacal dorado eurasiático fototrampeado en Baviera, Alemania. |
En cuanto al lobo, durante los últimos doscientos años los especialistas no acaban de tener claro si hay lobos en África, o no los hay. Ha habido especialistas que han asegurado que el Canis lupus también ha vivido, y vive, en el Norte de África, y hay especialistas que dicen que no es así. Para terminar de complicar la cosa, en el año 2008 el geógrafo español Rafael Hernández Mancha descubrió una población de genuinos lobos saharianos en los confines del Sahara Occidental. ¿Qué misterio es este? Vamos a tratar de aclararlo.
En un principio, la idea de la existencia de lobos en el Norte de África no es nada descabellada. Desde el punto de vista zoológico, el Norte de África está más relacionado con Eurasia que con el África subsahariana. De hecho, forma parte de la Región Zoogeográfica Paleártica, junto con Europa, Asia Occidental y Septentrional, mientras que el resto de África integra la Región Afrotropical. En otras palabras, las relaciones entre la fauna euroasiática y norteafricana han sido más estrechas que con la fauna afrotropical debido a afinidades geográficas y climáticas. El Desierto del Sahara se ha comportado como una barrera que finalmente separó ambas faunas. Por eso, en el Norte de África se encuentran el ciervo rojo, el jabalí, la liebre, el conejo, o el oso pardo, que formó una subespecie exterminada por el ser humano: el oso del Atlas Ursus arctos crowtherii. Por tanto, ¿por qué no habría de haber lobos en el Norte de África? Allí el lobo dispone de hábitats y presas muy similares a las que explota en las Penínsulas mediterráneas europeas.
Los primeros estudiosos europeos que se ocuparon de los cánidos norteafricanos fueron los franceses que establecieron la colonia del Senegal a finales del Siglo XVIII. Como consecuencia de ello, el gran naturalista Cuvier describió el “lobo senegalés” en su obra Histoire Naturelle des mammifères publicada en 1824, asignándole el nombre científico Canis anthus. Sin embargo, posteriores estudios basados en la morfología del cánido, llevaron a varios especialistas, entre 1833 y 1951, a considerarlo una subespecie del chacal dorado, asignándosele nombres como Canis aureus lupaster o Canis aureus marocannus. En ocasiones era elevado a categoría de especie por derecho propio, como Canis lupaster.
Es decir, existía un cánido ampliamente distribuido por el Norte de África cuyo estudio no acababa de arrojar luz sobre si se trataba de un chacal dorado, con ciertas subespecies más o menos lobunas, o una especie distinta del chacal y el lobo, pero sin decidirse a determinarlo como un lobo estricto. Para terminar de complicar la cosa, otros especialistas sí parecían tener claro que existía el lobo africano, sin medias tintas, basándose también en los mismos estudios morfológicos, como Huxley en 1880, Ferguson en 1981 o Rueness en 2011, quienes defendían que existía una subespecie norteafricana del lobo, denominado Canis lupus lupaster. Un auténtico embrollo cada vez más intrincado o, parafraseando a Winston Churchill, un misterio envuelto en un acertijo, dentro de un enigma.
Ya hemos visto lo que opinaban los especialistas, divididos más o menos en dos bandos. ¿Qué opinan los habitantes del lugar? En el Rif, por ejemplo, siempre ha habido una cultura lobera análoga a la existente en la Península ibérica. Allí, los nativos, al igual que los beduinos saharauis, distinguen en su lengua tamazigh entre dib (lobo) y benagua (chacal). También existía la figura del “lobero”, o sea, el cazador más o menos especializado en exterminar lobos, pagado por las autoridades locales o particulares para exterminar a los lobos que atacaban sus rebaños. No olvidemos que en el Magreb y su zona de influencia, ha existido, y existe, una cultura pastoril muy antigua y muy arraigada en el territorio. Los habitantes locales tienen claro, por tanto, que existe el lobo, que existe el chacal y que son dos especies diferentes.
Lobo fototrampeado en el Atlas marroquí por el equipo de Vicente Uríos |
Finalmente los españoles, por razones políticas y de cercanía geográfica y cultural también tenemos algo que decir sobre la polémica. Las publicaciones españolas que, en la época colonial, se ocuparon de la fauna norteafricana, también distinguían entre el lobo y el chacal, incluyendo con naturalidad al lobo entre los integrantes de la fauna local. Pero surgió un “gurú” de la zoología ibérica, llamado Ángel Cabrera, que se convirtió a comienzos del siglo XX en la máxima autoridad zoológica en nuestro país, quien, al negar la existencia del lobo africano, consiguió que su opinión prevaleciera, unido a la muy posible extinción del “lobo” en tierras magrebíes y a un cierto complejo eurocéntrico de superioridad sobre la población indígena, que llevó a negar la existencia del lobo africano, en contra de lo que aseguraban los nativos. ¿Qué van a saber estos moros lo que es un lobo?, parecían pensar, condescendientes, los altivos colonialistas españoles.
Pero llega el año 2008, y el geógrafo Rafael Hernández Mancha se encuentra trabajando en el Sahara Occidental. Allí, en su tiempo libre, se pone de acuerdo con beduinos locales para que le enseñen a conocer el desierto. Estos pastores relataban cómo los cánidos salvajes les comían las ovejas pero también los rebaños de camellos. Los chacales pueden atreverse con las ovejas pero no con los camellos. Eso le llevó a pensar si no se referirían a lobos y, en febrero de 2008, cerca de las montañas de Zemmur, en Bir Moghrein, logra fotografiar lobos saharianos, difundiendo su trabajo en la revista “El Corzo”, de la Sociedad Gaditana de Historia Natural (disponible en Internet).
Famosa foto realizada por Hernández Mancha de un lobo sahariano desde un land Rover |
Según este geógrafo, el lobo sahariano ha sobrevivido precisamente debido a la complicada situación política de este lado del mundo. Te resumo muy brevemente. El Sahara Occidental, antigua provincia española, fue invadida por Marruecos en 1975, desatándose una larga guerra contra el Frente Polisario, que buscaba la independencia del territorio. La paz se firmó en 1991, pero como consecuencia, un muro separa el llamado Sahara marroquí del llamado Sahara liberado, un 30% del territorio, que, además, está lleno de campos de minas. Por otro lado, toda esa zona fronteriza entre el Sahara Occidental y Mauritania es feudo de mafias de tráfico de seres humanos. Por tanto, todo ese explosivo cóctel ha hecho posible que los últimos lobos saharianos hayan sobrevivido, no molestados por el ser humano.
En el año 2012, un equipo de especialistas de la Universidad de Alicante dirigido por Vicente Uríos logra fotografiar lobos en el Atlas Medio marroquí, usando cámaras trampa. Al mismo tiempo, un equipo “competidor” francés liderado por Gaubert realiza investigaciones en Túnez, Argelia, Mali y Senegal, anunciando su identificación de lobos norteafricanos en dicha zona.
Indicios del lobo en África. Gráfico publicado por el diario El País. |
La única manera de resolver el misterio era, por tanto, recurrir a los análisis genéticos. Los especialistas de la Universidad de Alicante tomaron muestras de varios cánidos salvajes localizados en Marruecos y, mediante esta herramienta, trataron de dilucidar de una vez por todas, si se trata de chacales dorados, o alguna de sus subespecies, o alguna subespecie de lobo genuino. Los resultados, publicados en 2015, (disponibles en internet) arrojaron un resultado relativamente sorprendente: ni chacal, ni lobo. Se trataba de una especie lo suficientemente alejada genéticamente de ambas como para ser considerada una especie propia, de hecho relacionada genéticamente con los lobos grises y los coyotes, ambas, especies norteamericanas. Se propuso como nombre para esta nueva especie “lobo dorado africano” y como nombre científico resucitar el propuesto por Cuvier en 1824, Canis anthus.
Otra foto obtenida mediante cámara trampa del ¿lobo dorado africano? |
En realidad, ya no se considera que exista el chacal dorado africano como especie diferenciada. El único chacal dorado existente y reconocido es el chacal dorado euroasiático. El lobo dorado africano es el único representante norteafricano del género Canis, siendo los otros dos representantes africanos el lobo etíope Canis simensis y el chacal de lomo negro Canis mesomelas, que vive en África Oriental y Meridional. El misterio parece resuelto: según los estudios genéticos, no existe el lobo africano Canis lupus lupaster, sino que existe otro cánido salvaje distinto, y que no tiene nada que ver con los lobos.
Y, sin embargo, algo me chirría.
En primer lugar, tenemos demasiados “lobos”. Lobos grises, lobos dorados africanos, lobos etíopes…todo esto lleva a confusión. En mi opinión, lobo sólo hay uno: Canis lupus, con todas las subespecies que se quiera, pero sólo un lobo. Yo pediría a los especialistas que hagan un esfuerzo de imaginación, y todo lo que no sea Canis lupus se denomine de otra forma.
En segundo lugar, no debemos volver a caer en el eurocentrismo. Los pastores locales siguen distinguiendo entre lo que es un lobo y lo que es un chacal. Y, por lo que a mí respecta, tiene más peso la opinión de quien convive con estos animales que la de quien no convive con ellos. Fijémonos en las distintas subespecies descritas para el lobo dorado africano, que las ha heredado del anteriormente considerado chacal dorado. En mi opinión, hay mucha variabilidad morfológica entre ellas. Hay ejemplares claramente “lupoides” y hay ejemplares claramente “chacaloides”. Es probable que las poblaciones locales denominen estas indudables diferencias considerándolos especies diferentes, y también es posible que el género Canis sea tan reciente que en realidad esté aún diferenciándose genéticamente en especies. He tenido noticias de híbridos localizados en Croacia de perro y chacal dorado. Si estos híbridos son viables reproductivamente hablando, cosa que tendré que investigar, entonces se rompe el principal criterio para definir especies: el hecho de no poder cruzarse de forma viable.
Un ejemplo de lobo dorado africano "chacaloide". Compárese con el ejemplar "lupoide" al comienzo de la entrada |
No soy quién para poner en duda los análisis genéticos llevados a cabo en 2015 por especialistas en la materia. Pero se basaron únicamente en muestras de cánidos localizados en Marruecos. Creo que la única manera de descartar definitivamente la existencia del lobo sahariano sería tomar muestras de la población de lobos descubierta por el señor Hernández Mancha y realizar los correspondientes análisis genéticos. Y, por supuesto, por favor, cambiarle el nombre al lobo dorado africano.
En resumen, mi opinión es: bienvenido el lobo dorado africano, pero la cuestión de la existencia, además, del lobo sahariano, no se puede dilucidar aún hasta que no se hagan los análisis genéticos de los lobos descubiertos en el Sahara Occidental.
Eugenio, te lo has currado!.
ResponderEliminarInteresante entrada en tu blog, muy bien documentada y bien estructurada cronológicamente .
Yo creo, que como tu dices, hace falta mas estudios, para dejar bien sentadas las incipientes bases sobre este apasionante tema.
Y estoy de acuerdo contigo, en que ese enigmático lobo sahariano que sobrevive gracias a lo convulso de la zona donde se mueve, habría que aclarar muy bien, si es otra especie distinta o corresponde al que tu describes del norte de Africa.
Un saludo, Nicolás.
Enhorabuena. Comparto plenamente el comentario anterior.
ResponderEliminarApasionante tema
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegro de que te haya parecido interesante. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarMuy interesante. Me ha recordado a Konrad Lorenz, que escribió acerca de la posibilidad de que el chacal dorado podría ser también precursor del perro....
ResponderEliminarEl mejor artículo sobre el lobo que he leído para aclarar todas mis dudas, enhorabuena y muchas gracias.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Maria!
EliminarCon respecto a la última parte del artículo en la que se señala la distinción de dos especies distintas por la imposibilidad de reproducción entre ellas,por lo menos con hibridaciones estériles,como por ejemplo lleguas con burros produciendo mulos.
ResponderEliminarHe de decir que he oido comentarios desde siempre que, sobre todo en zonas de sierra,la mezcla de perras con zorros dando lugar a hibridaciones que no se si son esteriles o no.
En el caso de que sean fertiles cabría pensar que estas dos especies serian consideradas distintas o la misma definición de especie no sería la adecuada.
Magnífico artículo. Me ha enganchado desde la primera palabra, y no lo he podido soltar hasta el punto final. Y ahora, ilustrada me mente y refrescada mi memoria, me remueven las ganas de iniciar o proyectar una próxima aventura a esaa tierras recónditas del África del norte.
ResponderEliminarEstuve 25 años viajando a Marruecos, y nunca me planteé -profunda y concienzudamente- el origen de aquellos cánidos con los que tuve la fortuna de descubrir un mundo hasta entonces inimaginable en mi mente (que solo concebia el África de algunos libros que pude ojear de niño, la de esos documentales de la segunda cadena, etc.); aunque sí me intrigaba/preocupaba el destino de esos bellos y esquivos cánidos.
Conocí zorros de, al menos dos tipos o especies, también al "dib", a los fenecos, que me fascinaron, y a otros -para mi- extraordinarios mamíferos norte africanos.
Personalmente me dan igual las consideraciones (científicas o subjetivas de aquellos quienes conviven desde siempre con estos animales) que les sean atribuidas a estos "lobos-chacales" respecto a la nomenclatura para referirnos a ellos, pero me resulta muy interesante y apasionante seguir estudiándolos y trabajar en su conservación, sean cuales sean sus diferencias o similitudes con otros parientes cánidos.
Concretamente éste artículo me parece de un buen gusto. Es buenísimo. Y las apreciaciones o consideraciones que hace su autor/a ( por desgracia no conozco el genero ni el nombre de quien lo escribe) las identifico con las mias própias.
Gracias por tu trabajo y redacción. Y sobretodo gracias por hacerme revivir tiempos pasados que marcan mi vida y resucitar mis ganas de volver a esos indómitos predios, a la vez de nadie y de todos a su ves.
Saludos SS