Las Islas de las Aves

Querida hija: 

¿Te acuerdas de la entrada referente al trágico exterminio del alca gigante? Te prometí que haría otra entrada contándote el reverso de la moneda. A primera vista, las islas del Atlántico Norte parecen un medio bastante hostil. Azotadas por borrascas gélidas que barren su escasa vegetación de tundra, golpeadas por el poderoso oleaje de uno de los mares más peligrosos e indómitos del mundo, esas amenazantes rocas que surgen abruptamente del fondo del océano no parecen un lugar propicio para el desarrollo de la vida. 

Pero no es así. Las colonias nidificantes de aves marinas que, literalmente, cubren y atestan buena parte de varias de estas islas constituyen, sin temor a exagerar, una de las mayores concentraciones animales que se pueden ver en nuestro planeta. Me atrevo a decir que estas concentraciones son, incluso, más numerosas que algunas de las más famosas concentraciones de animales que se encuentran en la famosa sabana africana. ¿Quiénes son estas aves y por qué viven en estos severos acantilados nórdicos, aportándoles una nota de color? 

El simpático frailecillo

Como indica su nombre, las llamadas “aves marinas” son un grupo de aves que viven, literalmente, sobre el mar durante la mayor parte del año. Vuelan incesantemente sobre el bravío Atlántico Norte, alimentándose de plancton, peces y crustáceos. Se trata de unas aguas riquísimas, y esta es la clave de la presencia de estas aves. Los especialistas las clasifican de esta manera: 

Orden Caradriformes, familia Álcidos: alcas, araos y frailecillos 
Orden Procelariformes: fulmares y pardelas 
Orden Pelecaniformes: cormoranes y alcatraces 
Orden Lariformes: las muchas especies de gaviotas 

Estas aves frecuentan los acantilados boreales, en primer lugar, por la cercanía a su fuente alimenticia, el mar. Y en segundo, y no menos importante lugar, por la defensa que proporcionan frente a los posibles depredadores, especialmente durante la temporada de cría, que coincide con el verano boreal, y es cuando se producen esas extraordinarias y chillonas concentraciones. En efecto, todas estas aves aprovechan el más mínimo resquicio en los aterradores precipicios y vericuetos de estas islas para acomodar su nido. Son polluelos, en general, que necesitan de un mínimo de dos meses para desarrollar el plumaje juvenil que les permitirá volar del nido. Mientras tanto, los padres deberán pasar el verano capturando alimento para ellos y para sus polluelos. 

Alca común

Aunque los acantilados rocosos defienden a estas colonias nidificantes de la gran mayoría de depredadores, es verdad que no todos son mantenidos a raya. Como te puedes imaginar, los únicos animales que pueden establecer aquí territorios de caza son, también, aves. Destacan, entre todos ellos, los halcones gerifaltes en las islas más nórdicas, los pigargos en las más meridionales y, en todas partes, los págalos, a quienes les gusta acosar en el vuelo a otras aves que llevan pescado para obligarles a soltarlo sin desdeñar tampoco consumir huevos o polluelos allá donde un fatal descuido paterno se lo permite. 

Pareja de cormoranes moñudos

A pesar de que en un lugar dado varias especies pueden estar alimentándose a la vez, lo cierto es que la premisa darwiniana de “lucha por la existencia” no suele darse, toda vez que hay especies que se alimentan de plancton, volando justo a ras de superficie e introduciendo el pico en el agua, mientras que otras especies como el alcatraz, se lanzan como un misil en picado hacia los bancos de peces de los que se alimenta, sumergiéndose lo justo para capturar a la infortunada víctima, pues el alcatraz no sabe bucear. Otras especies, como los araos, sí son capaces de bucear en busca de sus presas hasta dos metros de profundidad. Por tanto, no sólo no compiten entre sí, sino que se distribuyen las presas y los nichos ecológicos. 

Alcatraz común

Algo parecido sucede con el siempre complicado asunto de buscar y compartir el escaso espacio disponible en estos peñascos desnudos. Es frecuente que las rocas más bajas, planas y cercanas al mar sean la base de los cormoranes, las pardelas suelen ocupar los pisos inmediatamente superiores, mientras que las cúspides más inaccesibles son cuestión de alcatraces, araos, alcas o frailecillos. 

Estas inmensas aglomeraciones proporcionan un interesante campo de estudio para el comportamiento de estas aves. Por ejemplo, es bastante frecuente que las hembras de las aves marinas no efectúen la puesta más que si el grupo social alcanza un número mínimo de individuos, por ejemplo, de ocho a doce parejas en el caso del fulmar boreal. A esta acción se llama efecto de grupo, es decir, el efecto que un individuo ejerce sobre otro o varios otros, actuando de estímulo o creador de una situación estimulante. 

Pues bien hija, una vez te he contado los conceptos básicos que debes saber sobre las aves marinas, a continuación voy a hablarte de algunas islas notables con sus alados habitantes. Naturalmente, se trata de una selección, limitada además a la zona europea del Atlántico Norte. Pero como muestra representativa, con ella te harás una buena idea sobre esta extraordinaria avifauna. 

Les Sept-Îles 
Es un pequeño archipiélago situado frente a la costa norte de Bretaña, Francia, declarado reserva natural. Destacan sus colonias de frailecillos Fratercula arctica, tal vez las aves marinas más populares por su simpático aspecto de pequeños payasetes, con su pico multicolor a franjas amarillas, rojas y azules, su terno negro con máscara blanca y sus patas naranjas, colores vivos que luce únicamente en la temporada de cría, y que desaparecen en el otoño-invierno, cuando llevan una vida solitaria en la inmensidad del océano boreal. Son las únicas aves marinas que excavan su nido en suelos turbosos, como una madriguera, donde ponen un único huevo (como la práctica totalidad de aves marinas). Aquí se encuentra también el límite meridional de la extensión del alcatraz común Morus bassanus, el paíño común Hydrobates pelagicus y la gaviota tridáctila Rissa tridactyla. Es frecuente observar halcones peregrinos como depredadores. 

Fantástica concentración de alcatraces en la Isla Rouzic

Islas Farne 
Se trata de un pequeño grupo de islas situadas frente a la costa británica de Northumbria, en el Mar del Norte. Es una reserva ornitológica desde 1923. Se encuentra aquí el cormorán moñudo Phalacrocorax aristotelis, que nidifica en cualquier hueco de los acantilados, o entre nidos de la gaviota tridáctila, que usan algas para tapizar sus nidos, amalgamadas con arcilla y excrementos. En los acantilados basálticos que se alzan a cuarenta y cinco metros de altura se hacinan los araos comunes Uria aalge, conviviendo no obstante en paz con las 5.000 parejas censadas de charrán rosado Sterna dougallii y las 55.000 parejas de frailecillos en 2003. En 2005 se censaron 46.000 araos comunes, para que te hagas una idea del orden de magnitud que estamos hablando. 

Frailecillos en las Islas Farne

Islas Skokholm y Grassholm 
Estas islas se encuentran pegadas a la costa galesa de Pembrokeshire. Son observatorios ornitológicos desde 1933. En Skokholm se encuentran 10.000 pardelas pichonetas Puffinus puffinus, que ponen un solo huevo en un agujero en el suelo o una simple depresión en la hierba. En Grassholm destacan sus 9.000 alcatraces comunes, una verdadera multitud que, literalmente, tapiza de blanco parte de la isla. La especie no siempre fue tan boyante, pues al principio era objeto de caza por parte del ser humano. Una vez prohibida su caza, y establecidas sus reservas naturales, su recuperación fue asombrosa. 

Los alcatraces tapizan literalmente la Isla de Grassholm

Isla Fair 
Constituye la reserva natural británica más remota y aislada y, por tanto, la menos visitada del Reino Unido. Se encuentra a medio camino entre las Orcadas y las Shetlands, a caballo entre el Atlántico y el Mar del Norte. Con sus escasos 2,5 kilómetros cuadrados y 24,5 metros sobre el nivel del mar, fue adquirida por el ornitólogo escocés G. Waterston para usarla como estación de estudio de las aves migratorias, pues es lugar de paso. Se ha convertido en punto de reunión de aves antes de atravesar el mar, por lo que se han observado más de trescientas especies en un lugar tan pequeño. 

Pardela pichoneta en pleno vuelo

Isla North Rona 
Forma parte del archipiélago de las Hébridas, en Escocia. Se encuentran centenares de paíños de Leach Oceanodroma leucorhoa, así como quinientas parejas de gaviotas dorsinegras Larus marinus. También se encuentran aquí nada menos que 100.000 frailecillos y, como curiosidad, esta isla alberga ella sola al 15% de población de foca gris. 

Paíño de Leach

Islas St. Kilda 
Inhóspitas islas situadas como avanzadilla o cancerbero de las Hébridas exteriores, indefensas ante las formidables borrascas atlánticas. Se trata de un lugar tan duro que la propia especie humana se vio obligada a arrojar la toalla: en 1930 sus últimos habitantes humanos fueron evacuados por el Gobierno británico, exhaustos tras siglos de una existencia miserable y sin futuro. Pero las aves marinas lo ven desde otro punto de vista. Aquí se encuentran las mayores colonias de alcatraces del mundo: 30.000 parejas, que constituyen el 24% de la población mundial. Y, agárrate, nada menos que un millón de frailecillos. También se encuentran aquí colonias de araos comunes, alcas comunes Alca torda, gaviotas, pardelas pichonetas y fulmares boreales Fulmarus glacialis

Alcatraces en St. Kilda

Estos últimos, extraordinarios voladores, se han multiplicado en los últimos doscientos años. Hasta 1878 era el único lugar de las Islas Británicas donde se había comprobado la presencia de esta especie. En este año se instalan también en las Islas Shetlands, y a mediados del siglo XX había aproximadamente unos 120.000 ejemplares. Las islas St. Kilda, como recordarás, fueron el último lugar de las Islas Británicas de donde desapareció el alca gigante. Son una reserva natural desde 1957. 

Un extraordinario volador: el fulmar boreal

Isla de Jan Mayen 
Es una isla volcánica subártica, situada entre Islandia y las Spitzberg, territorio bajo soberanía noruega. En sus acantilados barridos por las heladas tormentas se pueden encontrar araos de Brünnlich Uria lomvia donde constituye, junto con Islandia, su límite noroccidental de distribución. También cría aquí y en Grímsey, al norte de Islandia, el simpático mérgulo atlántico Alle alle, así como el arao aliblanco Cepphus grylle , frailecillos, y gaviotas hiperbóreas y reidoras. 

Araos de Brünnlich en Jan Mayen

Recordarás también que en el islote islandés de Eldey existe una gran colonia de alcatraces compuesta por 16.000 parejas. Y como curiosidad, en el exiguo Peñón de Rockall, de sólo 21 metros de altura, emergidos en medio de ninguna parte, al Noroeste de Escocia y al Oeste de las Feroe, se han observado veintitrés especies de aves, aunque ninguna cría allí debido a su exiguo tamaño. 

Un bonito ejemplar de mérgulo atlántico

En Gran Bretaña, donde existe una antigua y sólida tradición ornitológica, existen excursiones organizadas a las Islas Farne y Grassholm, donde todo tipo de aficionados disfrutan con la observación de estas interesantes aves. En las Sept-Îles bretonas también es posible encontrar tours que visitan este paraíso de los alcatraces. El turismo ornitológico está en alza y supone una no desdeñable fuente de ingresos para las zonas adyacentes.

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