Un ejército al anochecer. La epopeya de las ratas.
Querida hija:
Suele decirse con cierta frecuencia que, en el caso de que una catástrofe inimaginable (aunque cada vez más imaginable) arrase nuestro planeta, y con él, a la especie humana, dos especies animales heredarán la Tierra: las cucarachas o las ratas. Los especialistas en la materia aún no han mostrado unanimidad hacia cuál de ellas será la vencedora final. Yo tampoco me decantaré en esta ocasión, pero creo que merece la pena hablar de las ratas, ese ejército en apariencia invencible, que ha derrotado todos, menos uno, los intentos humanos por exterminarlas.
Rata negra |
Cuando hablamos de “las ratas”, hablamos de dos especies. En primer lugar, la rata negra o común Rattus rattus, y, en segundo lugar, la rata gris Rattus norvegicus. Ambas especies están estrechamente emparentadas: son Roedores de la gran familia de los Múridos, o sea, la familia de los ratones, la más numerosa y exitosa de todos los Roedores. Dentro de los Múridos, el género Rattus no ha tenido menos éxito, contándose numerosas especies. Fíjate en este esquema:
Cladograma que indica las relaciones entre varias especies de Roedores |
Se trata de un cladograma. Es un esquema que agrupa un número de especies determinado, según criterios genéticos. Básicamente, cuanto más emparentadas genéticamente están dos especies, o un grupo de especies, se las sitúa en el cladograma en un mismo grupo, o clado (de ahí el nombre). Aquí puedes ver que la rata negra y la rata gris, a pesar de compartir el mismo género, se encuentran en clados diferentes. Esto quiere decir que provienen evolutivamente de linajes genéticos distintos. La rata negra, en efecto, es más pequeña que la rata gris, y ésta última es más agresiva y aguerrida. La rata negra es gran trepadora y la rata gris es gran nadadora. Ambas son especies fundamentalmente nocturnas.
Las ratas tienen un origen asiático. La rata negra es nativa de la región indo-malaya, mientras que la rata gris es originaria de las resecas estepas y semidesiertos de Mongolia y el Norte de China. También comparten otras dos características comunes. Son animales omnívoros y oportunistas, siendo capaces de alimentarse prácticamente de cualquier cosa, si bien predomina la alimentación vegetariana y, en el caso de la rata gris, hay una mayor inclinación hacia una alimentación carnívora si hay posibilidad. También son, en ambos casos, comensales del ser humano. Esto quiere decir que se las han ingeniado para compartir los alimentos de las comunidades humanas. ¿Por qué?... ¿y por qué no? Los humanos son una fuente interesante de alimentos de todo tipo, y muchos animales son comensales humanos. Pero lo cierto es que, hace miles de años, las ratas escogieron ese camino y, desde entonces, han ligado su destino al de la estirpe de los humanos.
Precisamente por esto, las ratas han seguido a las comunidades humanas en su expansión por nuestro planeta. Debido a su gran adaptabilidad y oportunismo, han parasitado todos los medios de transporte y, de forma involuntaria, las ratas han invadido prácticamente todo el mundo. La rata negra fue la primera en abandonar su patria. Durante el apogeo del Imperio Romano, existían relaciones comerciales con la India. India exportaba a Roma especias y toda clase de productos suntuarios. Las ratas negras no desaprovecharon la ocasión y viajaron de polizones en los barcos comerciales. Se ha demostrado su presencia en la cuenca mediterránea ya en el siglo I de nuestra Era.
La Muerte Negra arrasó Europa en el siglo XIV |
Pero las ratas no viajaban solas. Trajeron consigo pulgas. Y estas pulgas trajeron una bacteria que provocaba una de las más terribles enfermedades de la Historia: la peste bubónica. Se considera que esta primera migración de la rata negra fue la responsable del primer gran ciclo epidémico de la peste, iniciado durante el reinado del Emperador Justiniano, en 541. Muy pronto toda Europa y la cuenca mediterránea fueron ocupadas por este disciplinado ejército invasor. Posteriormente se desataría un segundo ciclo de peste, aún más terrible, que empezó con la famosa Muerte Negra en 1347, que diezmó la población europea. La rata negra colonizaría América en los barcos españoles del siglo XVI.
Las ratas han colonizado el mundo usando los barcos humanos |
Mientras tanto, en Asia Central, otro ejército aún más poderoso, aguerrido e inteligente, se preparaba para conquistar el mundo: las ratas grises. En efecto, estos animales disponen de una monolítica organización social. Divididos en bandas más o menos numerosas, dirigidas por una rata dominante, se enseñorean de un territorio, que defienden de otras bandas de ratas mediante cruentas luchas. Son animales extremadamente inteligentes. Usan ultrasonidos de varias clases para comunicarse entre sí, e interactúan entre los miembros del clan de diversas maneras, entre ellas destaca el acurrucarse y darse calor entre varias ratas, constituyendo este gesto un fuerte método de cohesión social.
Al igual que todos los Roedores, son extraordinariamente prolíficas, como método de contrarrestar la gran tasa de depredación que sufren, en general. Por tanto, hija, te darás cuenta de que si unes todas estas características: inteligencia, disciplina, prolificidad y oportunismo, se da origen a un ejército invencible.
Rata gris |
Y así fue. Aunque se han encontrado huesos de rata gris en Europa datados entre los siglos IX y XIII, se han realizado estudios genéticos en ratas grises de todo el mundo, y se han podido demostrar cuatro grandes oleadas migratorias desde su patria originaria, en mayor o menor medida ayudadas por los desplazamientos humanos. Una primera migración, hacia Asia sudoriental, una segunda, a través de Rusia, hacia las Islas Aleutianas y otra hacia la parte Oeste de Norteamérica, y la más importante, hacia Europa, porque, desde allí, las ratas pudieron colonizar América, África y Oceanía viajando en los barcos europeos.
El naturalista alemán Georg Pallas, en su obra de 1831 Zoographia Rosso-Asiatica documenta el paso del Volga, en 1727, de una gran horda de ratas grises. Seguramente eran la avanzadilla de la gran migración hacia Europa porque, desde entonces, se documenta la presencia de las ratas grises por doquier: en 1730 aparecen en Inglaterra, traídas por los barcos de la Compañía de las Indias Orientales, en 1750 Bohemia y Galitzia, París en 1753, Norteamérica en 1755, y Suecia en 1790. En España se cree que los invasores penetraron en torno a 1800, Suiza cayó en 1803 y, con ella, el resto del continente europeo.
Entonces se produjo un choque de trenes. El poderoso ejército invasor atacó a las ratas negras en todos los frentes, disputándoles el espacio y el alimento. Las ratas grises, más grandes y agresivas, vencieron casi sin oposición, enseñoreándose del suelo y el subsuelo. Las pocas ratas negras que lograron sobrevivir, usaron su superior facultad trepadora, para colonizar tejados y desvanes, donde se encuentran confinadas desde entonces. En Europa y Norteamérica las ratas negras se han vuelto relativamente escasas, mientras que en las latitudes tropicales aún son más numerosas y pujantes que las ratas grises.
Por cierto, en plena oleada invasora, el naturalista inglés Berkenhout describe y nombra al nuevo animal en 1769 como Rattus norvegicus , es decir, “rata noruega”, pues pensaba erróneamente que habían penetrado en Inglaterra procedentes de Noruega.
Desde entonces, los humanos han intentado por todos los medios controlar esta plaga, y derrotarla. Venenos y castraciones químicas no han surtido ningún efecto. La extremada inteligencia de este animal le ha ayudado a sobrevivir, incluso haciéndose resistente a determinados venenos. Como hemos visto, las ratas son transmisoras de graves enfermedades, esto es, son vectores en terminología científica. Pero aparte de los daños económicos y médicos que causan, hay otro gran daño que las ratas causan. Como has visto antes, el ser humano ha llevado a las ratas a casi todo el planeta, incluidas remotas islas oceánicas. En muchas de estas islas se ha desarrollado una fauna peculiar, debido a su aislamiento. En ausencia de depredadores de importancia, muchas especies de insectos, aves y reptiles han evolucionado de una manera muy notable. La introducción de las ratas ha sido una catástrofe para estas faunas insulares, que no estaban acostumbradas a lidiar con depredadores decididos como estos, que devoraban huevos, polluelos y crías de todo tipo, provocando la extinción de muchas de ellas. Sobre esto te prometo más posts, pues se trata de un tema de mucha importancia.
Actualmente, las ratas están ausentes de las regiones polares y de la provincia canadiense de Alberta. Sí, has leído bien. Hay una zona de nuestro planeta donde el ser humano ha logrado derrotar, por el momento, al ejército aparentemente invencible. ¿Cómo ha sido posible esto?
Las ratas colonizaron muy tardíamente las Grandes Praderas de Norteamérica. Si te fijas, se trata de una región aislada, en el corazón del continente, defendida por el Oeste por la formidable barrera de las Montañas Rocosas, y por el este por una gran zona prácticamente deshabitada en la que el propio ser humano ha penetrado lenta y trabajosamente. Así, Montana fue la última tierra de los Estados Unidos colonizada por las ratas, en la década de 1920, y las praderas canadienses empiezan a ser invadidas en los años 30, procedentes del Golfo del San Lorenzo.
Por tanto, las autoridades de Alberta estaban ya bien avisadas de lo que se les venía encima. En 1942 la provincia implementó la Ley de Plagas Agrícolas. Y unas autoridades dotadas de leyes, y dispuestas a aplicarlas, demostraron ser el único medio capaz de derrotar al ejército del anochecer. Cuando en 1950 se detectaron las primeras granjas infestadas de ratas en la frontera oriental con Saskatchewan, las autoridades provinciales actuaron con diligencia. Desarrollaron una campaña publicitaria hacia la población, dando información sobre cómo reconocer a las ratas y qué hacer y a quién avisar en cuanto se avistaran. Por otro lado, en cada municipio de la provincia se nombró la figura del Inspector de Plagas, y se facilitaron gratuitamente los raticidas a las autoridades municipales.
Zona de control de ratas en Alberta, Canadá |
Hacia 1953 el ejército invasor había penetrado ya en una franja de unos 60 km de profundidad a lo largo de la frontera oriental. Pero las enérgicas medidas tomadas por las autoridades provinciales, junto con dos grandes barreras naturales que Alberta oponía a las ratas, debido a estar prácticamente deshabitadas, lograron detener primero, y derrotar después, al ejército invencible. A partir de ese momento, se definió una zona de actuación y alerta temprana a lo largo de la frontera oriental, desde donde las ratas intentan invadir la provincia, siendo derrotadas cada vez.
Así, en 2017 Alberta sigue siendo, oficialmente, territorio libre de ratas.
Ojalá el ser humano pudiera tener el mismo éxito en la erradicación de las ratas en las pequeñas islas donde han hecho tanto daño a las faunas autóctonas. Pero esa es otra historia.
Campaña informativa |
Excelente artículo, gracias. Tengo una duda, mirando guías de mamíferos, veo que en algunas, en concreto en unha de Galicia, la rata negra es considerada como autóctona, y la gris como alóctona. ¿Podrías aclararme si es un error, o si por el contrario la negra se considera autóctona por algún motivo? Muchas gracias
ResponderEliminarHola Belén, en realidad ambas especies de ratas deben ser consideradas autóctonas, porque ambas llegaron a la Península Ibérica de forma natural.
EliminarHola. Vengo leyendo varias entradas de tu blog y me parece que haces un estupendo trabajo de divulgación. Gracias.
ResponderEliminarHola, excelente artículo; lo que me pregunto es que si un animal es autóctono de cierta región, y emigra a otra de forma natural, ¿debe considerarse autóctono también de esa segunda región? Muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarEn efecto, así es. En España ha sucedido esto mismo con el visón europeo, que entró desde Francia de forma completamente natural, y se considera autóctono de España, y con un estatuto de protección.
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