Bosques gondwánicos (I). La fauna del bosque valdiviano.

Querida hija: 

El llamado “bosque valdiviano”, conocido así por su proximidad a la ciudad chilena de Valdivia, forma parte de un singular ecosistema de nuestro planeta conocido como “selvas templadas”. Funcionalmente son muy parecidos a los bosques tropicales pero tienen la particularidad de aparecer en ciertas regiones de clima templado. Por ello, para desarrollarse, necesitan de unas condiciones muy específicas: temperaturas suaves y una elevada humedad. Esa es la razón de su escasez y su gran valor ecológico. 

El bosque lluvioso valdiviano es una selva templada, verdadera joya ecológica.

Dentro de las selvas templadas, o bosques lluviosos templados, en el Hemisferio Sur existe una serie de bosques que son reliquias de la antigua vegetación del supercontinente austral Gondwana. El bosque valdiviano forma parte de estos bosques gondwánicos con los que inicio esta nueva serie de posts para acercarte su extraordinaria y valiosa fauna. 

El bosque lluvioso valdiviano 

Como ya te he explicado en alguna otra ocasión, hace doscientos millones de años, el supercontinente Pangea se subdividió en otros dos: Laurasia al Norte (formada por las actuales Norteamérica, Europa y Asia), y Gondwana al Sur (formado por las actuales África, Sudamérica, Madagascar, India, Antártida, Australia y Nueva Zelanda). En aquel momento, el clima de las tierras emergidas era tropical, con elevadas temperatura y humedad, lo que favoreció el desarrollo de bosques tropicales y subtropicales en amplias regiones del mundo. 

Mapa de la vegetación de la Ecorregión Valdiviana

A lo largo del Cretácico Gondwana empezó un proceso de división: África, Sudamérica, Madagascar, India, Australia y Nueva Zelanda empezaron una deriva hacia el Norte, cambiando su clima hacia una mayor sequedad y desapareciendo aquellos bosques que tanto necesitaban la humedad. Por su parte, la Antártida, al quedar aislada de todos los demás continentes y establecerse una corriente oceánica circumpolar que bloqueó la influencia de las corrientes oceánicas cálidas, se congeló exterminando por completo todo rastro de vegetación superior. 

Sólo en unas zonas muy concretas pudo sobrevivir la antigua vegetación de origen gondwánico: allá donde se combinaba una temperatura templada con un elevado y continuo aporte de humedad. En Chile, estas condiciones se dan en una zona relativamente pequeña entre los 35º y los 43º 30’ de latitud Sur. Aquí, en la cordillera de la costa conocida como Cordillera de Nahuelbuta, desde el Río Biobío, y la Isla de Chiloé se produjeron las condiciones necesarias: una elevada pluviosidad proveniente de las borrascas del Pacífico impulsadas por los vientos del oeste: 6.000 mm de lluvia junto con una temperatura moderada crearon el caldo de cultivo imprescindible para el desarrollo de una selva templada. Además, durante el Pleistoceno se produjo un “efecto isla biogeográfica” que preservó este bosque de las glaciaciones: al Norte, la zona de clima mediterráneo con sequía estival, al Oeste y al Sur el Océano Pacífico, y al Este la Cordillera de los Andes protegieron la zona valdiviana de los hielos glaciales. 

En el Parque Nacional Queulat puede verse una representación del bosque valdiviano

Por esto, el bosque de la zona se denomina “bosque antiguo”, por haberse conservado en las condiciones primigenias, y donde la influencia humana se ha mantenido en un mínimo tolerable. Una vez pasada la última glaciación, desde esta “isla” se produjo una recolonización hacia la vecina zona andina inmediatamente adyacente. 

No debes confundir el bosque lluvioso valdiviano con otros bosques templados de la zona: en los Andes (que en dicha región son de menor altitud y más húmedos) se concentran las coníferas como las araucarias, los alerces, los podocarpus y también las hayas del Sur (Nothofagus), si bien por supuesto, dentro del bosque valdiviano también se dan estas especies. Por otro lado, inmediatamente al Sur del bosque valdiviano se da el bosque magallánico, que se diferencia del primero por tratarse ya de un bosque subpolar, que forma parte de la denominada “Flora Antártica”. 

El bosque valdiviano es un bosque siempre verde

¿Cómo es este verdadero bosque prehistórico? Ya Charles Darwin nos dejó sus impresiones al respecto en su “Viaje de un naturalista alrededor del mundo” cuando el 21 de noviembre de 1834 el Beagle ancló en la Bahía de San Carlos, en la Isla de Chiloé: 

A cierta distancia se creería haber vuelto a Tierra del Fuego, pero vistos más de cerca, son estos bosques incomparablemente más hermosos. Gran número de árboles, de hoja perenne, plantas de carácter tropical, reemplazan aquí a los sombríos y tristes árboles de las costas meridionales”. 

Este “laboratorio forestal” se caracteriza por especies de árboles siempre verdes, de diversas procedencias. De los bosques templados del Norte aparecen aquí géneros como Berberis, Empetrum o Ribes, así como plantas de origen tropical (curiosamente, el bosque tropical más cercano se encuentra a más de 1.000 km de distancia): Drymis, Escallonia, Azara o Chusquea. Como te he dicho antes, también existe un aporte de hayas del sur, de araucarias como el pehuén, Podocarpus y, especialmente, el magnífico alerce Fitzroya cupressoides, también llamado lahuán, que desempeña en el Hemisferio Sur el mismo papel ecológico que las secuoyas del Hemisferio Norte. Son árboles añosos (hasta 3.600 años), y de gigantesco porte: diámetros de hasta 4 metros y alturas de 40 metros, con máximos de 60 metros. 

El lahuán, o alerce andino, es el gigante arbóreo de la región.

Entre los árboles de hoja perenne destacan: la tiaca (Calduvia paniculada), la tepa o huan-huan (Laureliopsis philippiana), el palo santo (Weinmannia trichosperma), el coihue (Nothofagus dombeyi), o el olivillo (Aextoxicon punctatum). Añadido a este magnífico conjunto de árboles, el bosque valdiviano es rico en plantas epífitas (plantas que viven sobre otras plantas), lo que refuerza el aspecto “tropical” del mismo. 

El bosque valdiviano destaca por la elevada proporción de endemismos botánicos: el 90% de géneros y el 34% de especies o, por ejemplo, el 50% de las enredaderas leñosas. 

La relación de este bosque lluvioso con la fauna es especialmente estrecha: sus afinidades tropicales causan que se trate del bosque que cuenta con el mayor número de plantas polinizadas y dispersadas por animales de todos los bosques templados del mundo. Se calcula que el 84% de las flores de plantas leñosas son visitadas y probablemente polinizadas por animales, y por eso el 60% de ellas producen frutos carnosos. Por ejemplo, las semillas del olivillo sólo pueden germinar tras pasar por el tracto digestivo de ciertas aves como el zorzal patagón (Turdus falcklandii). Sin embargo, y como hecho curioso, en estos bosques valdivianos sólo se da una especie de colibrí, el colibrí austral (Stephanoides sephaniodes). 

Esta íntima relación del bosque lluvioso valdiviano con la fauna, me sirve como perfecta introducción a la fauna que recorre estos maravillosos parajes. También tiene una interesante proporción de endemismos: el 45% de los vertebrados, el 76% de los anfibios, el 50% de los peces de agua dulce, el 36% de los reptiles, el 33% de los mamíferos y el 30% de las aves. 

Sólo quiero hacerte una advertencia: forzosamente he tenido que escoger una muy pequeña parte de la gran diversidad zoológica del bosque valdiviano. Ten en cuenta que está considerado como uno de los 35 principales “puntos calientes” de biodiversidad mundial. Por esta razón, he escogido especies sobre todo ligadas a los bosques templados de la zona valdiviana, y no he tenido en cuenta a los animales que están ampliamente distribuidos por todo el territorio chileno, o por la mayoría de su territorio. 

Los Insectos 

Como es de esperar en un bosque húmedo, maduro e intrincado como el valdiviano, rico en sotobosque y hojarasca, los insectos son abundantes y clave para su mantenimiento: mantienen el flujo de la materia y energía realizando labores descomponedoras de materia vegetal y animal, y mantienen la oxigenación del suelo (los subterráneos), además de constituir la base alimenticia para muchísimas especies animales. De entre los muchos insectos del bosque valdiviano, me gustaría destacarte estos pocos: 

Grillo rojizo de bosque (Heteromallus spinifer), con una longitud de entre 20 y 30 mm y larguísimas antenas. Las hembras tienen un ovopositor con forma de sable. Es carnívoro y carroñero, y vive sobre los troncos de los árboles. 

Peorro común (Cenoglossus chilensis). Este escarabajo libera un líquido hediondo e irritante como defensa, vive sobre la hojarasca y troncos caídos. Es omnívoro y carroñero. 

Peorro común (Foto: Bernardo Segura)

Ciervo volante (Chiasognathus grantii). Es uno de los ciervos volantes más espectaculares del mundo, con una longitud de 20 a 30 mm y, en los machos, unas mandíbulas largas y finas de entre 15 y 40 mm, con las que se disputan las hembras. Es diurno-crepuscular, estival y arborícola y muy buen volador. Es fitófago y se alimenta succionando savia. En primavera y verano es una presa importante del concón, un ave estrígida de la zona. 

Ciervo volante o escarabajo de Darwin

Chupasavia (Panomia dorcoides). Es un bonito escarabajo de élitros lustrosos negros y café. Se alimenta de jugos vegetales y materia vegetal fermentada. Sierra piernuda (Callisphrys macropus). Es un cerambícido con apariencia de avispa, con pelos erectos negros y amarillentos. Come hojas de diversas especies de plantas, y además, las galerías que excavan sus larvas sirven también como refugio para otras especies de insectos. 

Reptiles y Anfibios 

Los Anfibios son el grupo de vertebrados que tiene una mayor tasa de endemismos en el bosque valdiviano. Al tratarse de un bosque maduro y muy húmedo, ofrece condiciones ideales para que prosperen. Algunas especies tienen una distribución tan restringinda a lugares muy puntuales, que se denominan microendemismos, como por ejemplo: Eupsophus septentrionalis, Insuetophrynus acarpicus, Alsodes hugoi, A. vanzolinii, A. barrioi, Telmatobufo bullocki o T. venustus

Otros anfibios de interés son: la rana de hojarasca austral (Eupsophus calcaratus), el sapo de Pugin (E. emiliopugini), la rana arbórea Hylorina sylvatica, muy dependiente de bosques antiguos, húmedos y sombríos con buen sotobosque y epífitas, y sobre todo, la ranita de Darwin o narigona (Rhinoderma darwini), muy ligada también a bosques maduros húmedos con abundancia de musgos y helechos, y que destaca por su cabeza triangular que termina en una nariz prominente. Es diurna. 

Rana de Darwin

De entre los reptiles, destacan la lagartija de vientre azul (Liolaemus cyanogaster), que vive en el sotobosque, y la lagartija pintada (L. pictus), insectívora y frugívora, lo que la convierte en dispersora de semillas. 

Lagartija pintada (Foto: Matías Pinto)

Las Aves 

El bosque valdiviano es rico en frutos, insectos, anfibios, reptiles y pequeños roedores, lo que lo convierte en un hábitat muy atractivo para las Aves, que encuentran variedad de sustento. De entre las aves rapaces destaca la presencia del gavilán bicolor (Accipiter bicolor), el cárabo bataraz o concón (Strix rufipes), o el mochuelo patagón (Glaucidium nanum). 

Concón

Dos loros explotan los abundantes frutos del bosque: la cotorra cachaña (Ericognathus ferrugineum) y el loro choroy (E. leptorhynchus). Este último es más grande y tiene el pico más largo que la primera, adaptado a consumir las semillas más grandes, mientras que la cotorra tiene una dieta más variada.

Loro choroy.

También proporciona una buena cantidad de troncos de árboles ricos en insectos para los Pícidos (pájaros carpinteros), de los que hay una excelente representación: el picamaderos de Magallanes (Campephilus magellanicus), que es el mayor de América del Sur, el carpinterito (Picoides lignarius) o el carpintero pitío (Colaptes pitius). Al igual que sucede con algunos anfibios, existen aves que también son muy dependientes de los bosques maduros con árboles grandes, como el huet huet gorginegro (Pteroptochos tarnii). Las palomas están representadas por la paloma araucana (Columba araucana). 

Huet huet

Los Mamíferos 

Y finalizo este repaso forzosamentre breve de los animales más interesantes del bosque valdiviano, hablándote de sus mamíferos más emblemáticos. 

En cuanto a los Marsupiales se refiere, de las cuatro especies presentes en Chile, en el bosque valdiviano encontramos dos: el monito del monte (Dromiciops gliroides) que, como recordarás cuando te hablé de los marsupiales, se trata del único marsupial de tipo australiano presente en Sudamérica. Es endémico de estos bosques, donde lleva un género de vida arborícola alimentándose de insectos, huevos, polluelos y frutos, lo que le convierte en un importante dispersor de semillas. El otro marsupial de estos bosques es la comadrejita trompuda (Rhyncholestes rapanurus), que practica la segregación espacial con respecto del monito del monte, pues vive en el suelo y bajo él. Es también endémico de la zona, y tiene hábitos nocturnos. Asimismo es omnívoro: se alimenta de invertebrados terrestres, semillas, hongos y vegetales. 

Monito del monte

Los pequeños roedores, tan importantes como base alimentaria de aves y otros mamíferos, están representados por las familias Cricetidae y Octodontidae. Con apariencia de ratones, destaca la presencia del ratón arbóreo (Irenomys tarsalis), o el ratón negro de Sanborn (Abrothrix sanborni). 

Los bosques valdivianos son hogar también de uno de los cérvidos más pequeños del mundo: el Pudú (Pudu pudu), con un peso que oscila entre los 9 y 12 kilos, es diurno y se alimenta de helechos, brotes de hojas y ramas de arbustos y árboles. Los machos tienen dos pequeños cuernos de 10 cm de longitud. Tras siete meses de gestación, paren una sola cría. 

Pudú

En el capítulo de los depredadores, el felino emblemático de los bosques lluviosos es el raro guiña (Leopardus guigna). Está insuficientemente conocido y se refugia en el bosque nativo. Pesa entre 1,7 y 2,4 kg, con pelaje gris oscuro salpicado por manchas negras redondas, y orejas redondeadas. En la Isla de Chiloé hay una variedad melánica que se ve frecuentemente. Es de costumbres nocturnas y arborícolas: come roedores, aves, reptiles, anfibios e insectos. Como casi todos los felinos, es animal solitario. 

Guiña (Foto: Jerry Lanzer)

El zorro de Darwin o chilote (Lycalopex fulvipes) es endémico de Chiloé y de la Cordillera de Nahuelbuta. Sus seis poblaciones son exclusivas de estas dos zonas. Es el zorro más pequeño de Chile y uno de los más pequeños del mundo, con su peso de entre 1,8 y 4 kg. De color negro o azulado, patas blanquecinas y orejas rojizas, es importante consumidor de frutos y por tanto, es dispersor de semillas. En primavera da a luz de dos a tres crías. 

Zorro de Darwin

Amenazas al bosque valdiviano 

Como has visto, el bosque valdiviano es un ecosistema frágil y muy rico en endemismos tanto botánicos como zoológicos. De los aproximadamente 400.000 km2 que ocupaba este bosque a la llegada de los españoles, hoy día quedan menos de 150.000. Y, de ellos, la mayoría están fuera de cualquier figura de protección. De entre los espacios protegidos donde puede verse el bosque valdiviano de una u otra forma, te destacaría los Parques Nacionales Nahuelbuta, Villarrica, Conguillo, Queulat, Chiloé y Alerce andino. 

Las principales amenazas a las que se enfrenta este singular ecosistema son los proyectos hidroeléctricos y la explotación maderera incontrolada, así como las especies animales exóticas introducidas desde la independencia de Chile, como el visón, el ciervo rojo, el jabalí o los salmones y truchas que se han introducido con fines cinegéticos.

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Comentarios

  1. Hola, en nuedtro campo vimos un insecto que no reconozco, volaba silencioso y detenido, con una especie de pico largo y el potito azul eléctrico , lo conoce?

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    Respuestas
    1. Probablemente una mosca colibrí azul (Lasia nigritarsis)

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  2. Hola, en una camino rural cercano a la cordillera de la costa, vimos una especie de ardilla, quizás como íbamos en vehículo se trataba de un monito de monte, o de una liebre.

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