Nueva Caledonia: la fauna del "mundo perdido" del Holoceno
Querida hija:
Hace unos 3.000 años, la especie humana descubrió y pobló
por primera vez la isla de Nueva Caledonia. Cuando salieron de sus
embarcaciones y pusieron el pie en tierra debieron abrir los ojos como platos
ante el “mundo perdido” que se abría ante sus ojos. Un mundo habitado por
tortugas gigantes acorazadas como gliptodontes, enormes varanos y cocodrilos,
así como aves terrestres incapaces de volar que alcanzaban casi la altura de un
joven humano. Desgraciadamente, poco tiempo después de la llegada de los
humanos, éstos exterminaron aquella “micro-megafauna”. Hoy quiero que la
conozcas.
El aspecto de Nueva Caledonia a la llegada de los humanos era de este estilo |
Introducción: Nueva Caledonia. Generalidades
Si coges un mapa y observas el amplio arco insular que
flanquea Australia por su lado oriental, verás que Nueva Caledonia se encuentra
prácticamente a medio camino entre Nueva Guinea y Nueva Zelanda, a 1.200 km al
este de la costa australiana de Queensland y justo al oeste de Vanuatu, su archipiélago
vecino.
El archipiélago se compone de una gran isla, Grande Terre,
de forma alargada y estrecha, y algunas islas satélites: el archipiélago de la
Lealtad en su lado este, y la Isla de Pinos al sureste. Todo el conjunto forma
políticamente parte de Francia, a través de una Comunidad Política “sui generis”,
que la sitúa a medio camino entre un territorio de ultramar y un estado
independiente.
Ubicación geográfica de Nueva Caledonia |
Se trata de un archipiélago continental, que al igual que Nueva Zelanda o Australia formó parte de Gondwana y no es de origen oceánico. Por eso, su flora y su fauna tiene importantes afinidades biogeográficas con Australia y Nueva Zelanda. Su clima es tropical afectado por los vientos alisios, que dejan humedad en el lado oriental de la isla (recorrida por elevaciones de 1.600 metros de altitud máxima), lo que deja bosque tropical húmedo en ese lado mientras que en su lado occidental (el que mira a Australia) predominaba el bosque seco (hoy casi desaparecido por completo) y el matorral.
Como puedes imaginarte, su origen continental gondwánico por
un lado y su aislamiento geográfico desde el Mioceno por otro, han configurado
su fauna, con elementos muy relacionados con Nueva Zelanda y otros que llegaron
desde Australia o islas vecinas a través de las corrientes marinas o “saltando
de isla en isla”. Con estos mimbres se forjó una fauna que, a semejanza de la
neocelandesa, no tenía mamíferos terrestres (los únicos mamíferos autóctonos
eran, y son, murciélagos), correspondiendo a los reptiles y las aves
evolucionar y diversificarse para ocupar los nichos ecológicos que ofrecía la
isla.
He aquí la especialísima fauna que la evolución había
regalado a Nueva Caledonia y que señoreaba la isla antes de la llegada de los
humanos.
La "micro-megafauna" del Pleistoceno-Holoceno de Nueva Caledonia
Las especies conocidas más reseñables fueron:
Meiolania mackayi
Fue una tortuga terrestre de gran tamaño cuya apariencia era acorazada como un gliptodonte: caparazón fuerte y erizado de salientes espinosos, dos cuernos que salían de su cabeza y dirigidos hacia atrás como los búfalos acuáticos y una cola fuerte dotada de grandes vértebras en el extremo que le daban apariencia de mazas.
Reconstrucción de Meiolania |
Este fósil fue descubierto en 1925 en un yacimiento de guano en la Isla Walpole, al sureste de Nueva Caledonia, por un ingeniero australiano en cuyo honor se nombró la especie, que fue descrita por especialistas del Museo Australiano. Pertenecía a un género de tortugas terrestres de la que se conocen las especies M. brevicollis, de Queensland, Australia, M. damelipi, de Vanuatu, M. platyceps, la especie tipo del género, de la Isla Lord Howe y una especie aún no descrita procedente de Wyandotte Creek, Australia.
Esta última era la más grande, con un caparazón de 2 metros de longitud mientras que la más pequeña era precisamente la especie de Nueva Caledonia, cuyo caparazón medía 70 cm. Su ecología es controvertida porque si bien se le supone un estilo de vida herbívoro como corresponde a las tortugas terrestres, alguno de sus congéneres de Lord Howe o Vanuatu pudieron tener un estilo de vida anfibio como las iguanas de las Galápagos. Meiolania fue el último género superviviente de un grupo de tortugas gondwánicas, las meiolánidas, conocidas de Sudamérica y Australasia, y la especie de Nueva Caledonia fue la última de todas ellas con una fecha de extinción calculada en hace 1.750 años.
Esqueleto de Meiolania platyceps |
Más recientemente se han encontrado restos compatibles con Meiolania en el yacimiento de la Cueva de Pindai, en Grande Terre, cuya especie o especies están por determinar aún. La presencia de esta tortuga en el archipiélago neocaledoniano puede explicarse en términos de "vicariancia" al romperse Gondwana o tal vez más probablemente alcanzaron el archipiélago (igual que otros de la región) nadando, flotando o derivando desde su probable origen australiano exactamente igual que las tortugas terrestres colonizaron las Galápagos o Seychelles desde sus respectivos continentes más cercanos.
Mekosuchus inexpectatus
Se trataba de un cocodrilo terrestre, adaptado a moverse en ámbitos alejados del agua, con un metro de longitud, rostro corto y patas largas adaptadas a la marcha. Sus dientes posteriores aplanados sugieren que podría alimentarse de caracoles y moluscos en general pero algunos especialistas sugieren que podría tratarse de un depredador generalista.
Mekosuchus inexpectatus en primer término. Detrás, Sylviornis y Meiolania. Ilustración: Roman Uchytel |
El caso de los cocodrilos mesocuquinos es muy similar al de las tortugas meiolánidas: un linaje, o subfamilia, de crocodilianos originarios de Australia pues se conocen allí todas las especies incluidas dos Mekosuchus del Mioceno de Queensland: M. sanderi y M. whitehunterensis. Un linaje de este género se dispersó por las Islas del Mar del Coral y se asentaron en Melanesia: la especie de Nueva Caledonia, que fue la especie tipo del género al ser la primera en describirse, y otra de la isla de Efate, Vanuatu: M. kalpokasi.
En Australia los mecosuquinos se extinguieron por la competencia de Crocodylus, género que llega en el Pleistoceno, mientras que las especies insulares llegan al Holoceno, extinguiéndose en Vanuatu hace 2.500 años y en Nueva Caledonia hace 1.720 años según los restos encontrados en la Cueva de Pindai.
Sylviornis neocaledoniae
Sylviornis neocaledoniae es, con diferencia, el
vertebrado fósil (y también subfósil) más abundante en Nueva Caledonia,
indicando sin duda que debió ser una especie clave. Se trata de un ave galliforme sin capacidad
de vuelo, con las alas atrofiadas, y que alcanzó un gran tamaño: entre 0,8 y
1,6 metros de altura y unos 30-40 kg de peso. En el cercano archipiélago de
Fiyi existió un ave similar, asignada al género Megavitiornis. Es la
mayor galliforme conocida. Dentro de las Galliformes, se creó para ella
la familia Sylviornithidae.
Comparativa de Sylviornis con un pavo actual. Ilustración: Roman Uchytel |
Se ha especulado mucho sobre el papel ecológico que Sylviornis desempeñaba en Nueva Caledonia, donde era endémica. En muchas islas donde no hay mamíferos herbívoros, este rol lo suelen ocupar las tortugas terrestres y/o ciertas especies de aves (como el ganso nene en Hawai), pero del estudio de la anatomía del cráneo y el pico de Sylviornis no parece claro que fuera un ave herbívora. Ahora bien, su gran abundancia nos indica que no podía haber sido carnívora ya que los carnívoros son, por definición, relativamente escasos en cualquier ecosistema. Meiolania era también una tortuga herbívora pero al parecer fue mucho menos abundante.
Lo más probable es que fuera un ave vegetariana con
alimentación predominante de raíces y tubérculos, y complementaba su dieta con
invertebrados. Pero un ave vegetariana tan abundante tendría que tener
forzosamente depredadores que controlaran su población, algo nada fácil dado el
gran tamaño de este ave. Probablemente la depredación sobre Sylviornis se daba
a nivel de huevos, polluelos y juveniles, y ahí estaba una buena pléyade de aves
rapaces (tanto extinguidas como actualmente existentes), los cocodrilos
terrestres Mekosuchus y también una especie del género Varanus, de la
que sólo se conoce un hueso, que seguramente consumían huevos y también
polluelos.
Esqueleto y fósiles de Sylviornis |
Sylviornis se solapó con la presencia humana en Nueva Caledonia antes de su extinción, y la fuerte cultura oral melanesia ha conservado el recuerdo de un ave grande no voladora, que llamaban Du, que podía correr en el suelo a cierta velocidad, de carácter agresivo, plumaje rojizo, y que ponía sólo un huevo que tardaba 4 meses en eclosionar, y que también parasitaba nidos de lagartos para que incubaran los huevos por ellas. ¿sería Sylviornis?
Otras aves notables extintas del Holoceno de Nueva Caledonia
Los anteriormente reseñados son los "tres grandes" del Holoceno de este "mundo perdido". Pero hay más especies que merecen atención. Como el megápodo gigante (Megapodius molistructor), el mayor de los megápodos conocidos con un peso de 3,5 kg. Te recuerdo que los megápodos son grandes galliformes parecidas a los pavos que viven actualmente en Australia y Nueva Guinea, famosos por su forma de incubar sus huevos exactamente igual que los cocodrilos: enterrándolos en un enorme túmulo de tierra y materia vegetal que produce el calor necesario mediante la fermentación de la materia orgánica que contiene.
Pero en el Pleistoceno y Holoceno los megápodos colonizaron Nueva Caledonia y Tonga, donde también se han encontrado restos subfósiles de esta misma especie, y donde se cree que pudo ser observada por William Anderson, naturalista del Resolution durante el segundo viaje del Capitán Cook.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Meiolania, Kagú de tierras bajas, Accipiter eficax, Porphyrio kukwiedei, megápodo gigante, Mekosuchus, Caloenas canacorum y Pritchiardiopsis jeanneneyi |
Por su parte, el calamón de Nueva Caledonia (Porphyrio kukwiedei) era también notablemente más grande que las gallinetas y calamones que conocemos hoy en día. También, como los anteriores, procedente del inagotable yacimiento de la Cueva Pindai en estado subfósil, está la paloma de tierra de Nueva Caledonia (Pampusana longitarsus), la mayor especie conocida de su género, que hoy tiene especies en bosques húmedos de la región del Pacífico.
Por último, por no hacer interminable esta relación, si hoy día el emblema ornitológico de Nueva Caledonia es el kagú (Rhinochetos jubatus), una primitiva ave poco voladora de origen gondwánico emparentada con los extraños y desconocidos pavitos de agua sudamericanos (Eurypygiformes) y que hoy viven en los bosques montañosos de Grande Terre, tiene también su pariente fósil del Holoceno, éste habitante de las tierras bajas: el kagú de tierras bajas (R. orarius), que era un 15% mayor que su actual pariente de las tierras altas.
¿Exterminio o extinción?
Se debate sobre si fue la acción humana la que exterminó esta peculiar micro-megafauna neocaledoniana. No es fácil estudiar e interpretar los restos fósiles y subfósiles encontrados hasta el momento ya que la dinámica climática y geológica tropical es diferente de la de latitudes templadas y muchas veces es muy difícil datar fiablemente un fósil, por lo que no es fácil demostrar su asociación y/o interacciones con las culturas humanas que colonizaron Nueva Caledonia: los lapitas en primer lugar (cultura neolítica que llega a Melanesia hace unos 3.000 años), y los canacos después, hace unos 1.000 - 1.500 años.
Lo cierto es que, según se desprende de los estratos de la Cueva de Pindai, la micro-megafauna holocena era abundante antes de la llegada de los humanos, y es a partir de ella cuando desaparece. Es fácil pensar que para aquellos humanos recién llegados, tantas aves terrestres no voladoras y que no se asustaban de aquellos desconocidos primates debieron ser una buena fuente de alimento, hasta que la sobrecaza los fue exterminando, arrastrando en su caída a los depredadores como los cocodrilos terrestres, que también debieron ser cazados como las tortugas.
Cuevas de Pindai |
Pero no sólo fue la sobrecaza. También llevaron con ellos la rata polinesia y seguramente también perros y cerdos, que hicieron su correspondiente escabechina con huevos y polluelos. Hay una interesante teoría que dice que la rata polinesia diezmó a los pequeños reptiles de los que se alimentaban rapaces como la lechuza endémica Tyto letocardi, provocando su extinción, y posteriormente sustitución por la lechuza común (Tyto alba), que sí sabe depredar sobre las ratas introducidas, polinesia y gris (ésta por los europeos)
En fin...la aterradora fragilidad de los ecosistemas insulares, los más masacrados con diferencia por los seres humanos, con verdaderos micro-universos zoológicos que se han ido para siempre jamás.
MÚSICA RECOMENDADA: José Nieto - Captain Cook
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