El embrollo del lobo africano

Querida hija:

Casi al comienzo de mi andadura en este blog te hablé del “misterio de los lobos saharianos”. Hay en el Norte de África un enigmático cánido que ha sido históricamente confundido con el chacal dorado o incluso con el lobo gris eurasiático (del cual yo indicaba que había sospechas de que pudiera encontrarse aún en el Sahara Occidental y en Marruecos). En aquel post me centré sobre todo en discutir la posible presencia del genuino lobo gris en tierras norteafricanas y dejando en un segundo plano aquel otro misterioso cánido. Hoy actualizarte lo que sabemos sobre este enigmático cánido norteafricano, que sigue ofreciendo incógnitas.

Lobo africano en el Atlas Medio, Marruecos. Foto: Rabie Atlas

Introducción

Los cánidos penetran en el continente africano hacia el Mioceno final, procedentes de Eurasia. Aquellos primeros linajes de cánidos dieron origen a tres especies de cánidos "autóctonos" africanos de tamaño medio/grande: el licaón (Lycaon pictus), el chacal de lomo negro (Lupulella mesomelas) y el chacal rayado (Lupulella adusta). Todos ellos bien representados en el África subsahariana, desde el Sahel hasta Africa Austral.

Lugar del lobo africano Canis lupaster en el árbol de los cánidos


Mucho más recientemente, en el Pleistoceno medio hace unos 500.000 años penetra en África procedente de Eurasia el género Canis, en una segunda inmigración  de cánidos, éstos relacionados filogenéticamente con el lobo gris y con el coyote. Este linaje "eurasiático", (en oposición al linaje "africano" del licaón y los chacales) dará origen al lobo etíope (Canis simensis), confinado a las Tierras Altas etíopes, y a otro cánido que se extendería rápidamente por toda el África al norte del Sahel hasta el Mediterráneo, y desde el Atlántico al Mar Rojo y el Cuerno de África, incluso las sabanas del África oriental. Llamémosle cánido X por el momento. Este cánido tiene un claro aspecto lupoide pero más pequeño. Muy parecido incluso al lobo árabe (Canis lupus arabs) y al lobo indio (C. l. pallipes) subespecies de lobo gris vecino suyo en Palestina, India y Arabia que, en virtud de la Regla de Bergmann, es más pequeño y delgado que el lobo eurasiático en virtud del clima cálido donde vive.

El lobo indio es el cánido más relacionado genéticamente con el lobo africano 


El problema que tuvo desde el primer momento nuestro "cánido X" es que desde el momento en que los naturalistas europeos empiezan a tener noticias de él, hacia mediados/finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, éstos lo confunden con un cánido muy extendido y abundante en Oriente Medio: el chacal dorado (Canis aureus), del que ya te hablé en otra crónica y que taxonómicamente no está emparentado con los chacales africanos sino que pertenece al clado del lobo, el coyote, el lobo etíope y nuestro "cánido X", que fue considerado si acaso una subespecie del chacal dorado hasta bien entrado el siglo XX. Este equívoco impidió que se estudiara bien a nuestro misterioso cánido, añadiendo misterio a su verdadera identidad.

Desentrañando trabajosamente la identidad del "cánido X"

Por tanto, ejemplares de nuestro "cánido X" fueron identificados por Linneo en 1758 como Canis aureus, oficializando la trola. La cosa empieza a complicarse cuando en 1820 Cuvier y Geoffroy Saint Hilaire describen un "chacal del Senegal hembra" como una nueva especie: Canis anthus. ¿Nuestro "cánido X" es una nueva especie llamada Canis anthus? ¿o había en el norte de África chacales dorados y esos "chacales del Senegal?. Hoy día no se da validez a este nombre ya que, en efecto, Cuvier examinó lo que seguramente era un Lupulella adusta, y además ese espécimen desapareció del Museo de Historia Natural de París.

Espécimen de lobo africano con el que Hemprich y Ehrenberg describieron C. lupaster en 1832


Ya te dije que esto del "lobo africano" era un embrollo. Porque existe otro Canis anthus que los taxónomos sí aceptan hoy día desde el punto de vista histórico-taxonómico. Se trata de un ejemplar recolectado por el naturalista alemán Eduard Rüppell en su expedición a Egipto y Nubia entre 1821 y 1825. Este ejemplar será descrito en 1826 por Philip Jakob Cretzschmar como Canis anthus.

Pero todavía hay más. Los naturalistas alemanes Friedrich Wilhelm Hemprich y Christian Ehrenberg recolectan varios ejemplares de nuestro "cánido X" en El Fayum, Egipto, en el transcurso de su expedición  a Egipto, Nubia, Líbano y Eritrea entre 1821 y 1827. Estos ejemplares fueron descritos por Hemprich (Ehrenberg falleció durante la expedición) en 1832 como Canis anthus (con cuidado de indicar que era el Canis anthus de Cretzschmar y no el de Cuvier), pero uno de los ejemplares, conservado en el Museo de Ciencias Naturales de Berlín bajo el código ZMB_Mam_834, lo describe como una nueva especie de cánido: Canis lupaster.

Un auténtico lío. ¿Nuestro "cánido X" era un chacal dorado, C. aureus? ¿era C. anthus? ¿era C. lupaster?, ¿era todos ellos o ninguno de ellos?. El ímprobo trabajo para los taxónomos estaba servido para los siguientes casi doscientos años.

Área de distribución para el lobo africano


A pesar de las investigaciones morfológicas primero y genéticas después, como luego vas a ver, la interpretación predominante sobre el "cánido X" fue que se trataba de la población o subespecie africana del chacal dorado. Lo que sucede es que durante las últimas décadas la ciencia biológica ha avanzado lo suficiente como para que los taxónomos de hoy hayan dispuesto de mejores herramientas para dilucidar la identidad de nuestro protagonista.

El primer intento serio se lleva a cabo en 2012 por parte de Philippe Gaubert y sus colaboradores al analizar el genoma de varios "cánidos parecidos a lobos" procedentes de África occidental y septentrional. Este estudio llegó a dos conclusiones:

Primera conclusión: el "cánido X" no era un chacal dorado sino una especie diferente

Segunda conclusión: si no era un chacal dorado, se trataba de una subespecie norteafricana del lobo gris, "bautizada" como Canis lupus lupaster

Ya teníamos, pues, a un "lobo africano". Aunque, como verás, investigaciones posteriores desecharon esta conclusión por errónea, no carecía de cierto fundamento. En 1831 W. H. Sykes describe la subespecie india del lobo gris, Canis lupus pallipes, que siempre se consideró una subespecie muy cercana al entonces conocido como Canis anthus. Luego te daré otro dato.

El misterio acabó por aclararse en 2016 y 2017 cuando dos estudios convergieron en la misma conclusión. En el primero de ellos, se examinó morfológicamente los cráneos de varios ejemplares de lo que entonces se consideraban "chacales dorados africanos" y procedentes de varias localidades de la Libia italiana entre 1926 y 1933 y guardados en el Museo de Historia Natural de Génova, Italia. Este estudio volvía a concluir que este cánido no era un chacal dorado y que había que asignarlo a un lobo africano (Canis lupaster), que sería una nueva especie, dando la razón a la nomenclatura propuesta por Hemprich en 1832 tal como te expliqué antes.

Esta conclusión fue corroborada por el segundo estudio, al realizar estudios tanto morfológicos como genéticos de varios especímenes conservados en museos de Escandinavia y Alemania. Las conclusiones fueron exactamente coincidentes con el estudio italiano anterior: que el cánido lupoide norteafricano no era el chacal dorado y sí el Canis lupaster de Hemprich en 1832. Esta especie se conoce oficialmente como lobo africano.

Como te dije antes, no era extraño que el lobo africano se confundiera con el chacal dorado o el lobo gris, ya que están filogenéticamente relacionados. Incluso en el estudio de 2017 se incluye un estudio genético de haplotipos que sitúa claramente al lobo africano a medio camino entre el coyote y el lobo gris y muy alejado del chacal dorado. Puedes ver incluso cómo la subespecie india del lobo gris se encuentra incluso a medio camino, a su vez, entre los demás lobos grises y el lobo africano, algo que hace que algunos investigadores lo propongan como nueva especie, el "lobo indio" C. pallipes.

Posición genética del lobo africano entre los cánidos más próximos filogenéticamente


No es mucho lo que sabemos sobre el lobo africano. Tantos años considerándolo chacal dorado hicieron que no se profundizara en su estudio. Hoy día se estudia sobre todo en Etiopía, donde coincide en sus tierras altas con el lobo etíope y se trata de averiguar cómo compiten entre sí. Mientras que el lobo etíope es un consumidor especializado en roedores y es por tanto considerado un aliado de los agricultores, el lobo africano es omnívoro pero con un importante componente de ataques al ganado doméstico, lo que le convierte en perseguido y a veces el propio lobo etíope paga los platos rotos.

Sea pues bienvenido el lobo africano, y ojalá su conocimiento vaya creciendo en los próximos años y se diseñen políticas de conservación específicas para esta especie.

Lobo africano en Dajla, Sahara Occidental. Foto: Ruben Vermeer


Pero sigue en pie la pregunta que te planteaba en mi primera crónica sobre los lobos africanos. ¿Pueden subsistir en algún punto del África noroccidental genuinos lobos grises? Esa pregunta sigue sin respuesta.

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