No sólo kiwis. Los insectos de Nueva Zelanda.
El weta gigante es uno de los símbolos de la fauna de Nueva Zelanda. Foto. Mike Locke |
Esto no es del todo extraño ya que la práctica totalidad de
los insectos de Nueva Zelanda son de origen Gondwánico, bien por vicariancia
cuando Nueva Zelanda se desgajó de Gondwana o bien vía dispersión desde otras
tierras gondwánicas más o menos cercanas. La entomofauna neocelandesa es
particularmente cercana a la de Nueva Caledonia, que fue otra tierra continental
gondwánica, y se cree que pudo existir una cadena de islas en algún momento que
jalonaban el camino entre ambos archipiélagos, por donde pudo haber intercambio
de insectos entre ellos.
a) Zelandochlus, mosquito áptero de los glaciares. b) weta gigante Deinacrida rugosa. c) Chalcodrya, escarabajo del moho. d) Micrarchus, insecto alpino |
La insularidad y el gran aislamiento del archipiélago neocelandés ha hecho que su entomofauna experimente interesantes procesos evolutivos tales como radiaciones adaptativas, o adaptaciones especiales a medios ecológicos que no aparecen, o son menos comunes, en tierras vecinas ecológicamente como Australia, Nueva Caledonia, Polinesia o Chile, por nombrar tierras gondwánicas con insectos relacionados con los de Nueva Zelanda.
Así, aparecen fenómenos como el gigantismo en algunas
especies, estrategia tendente a evitar la depredación por parte de los pájaros,
únicos depredadores de los insectos hasta la introducción de mamíferos
terrestres por los humanos. También desaparecen las alas por esa misma razón de
ausencia de depredadores terrestres en muchos ecosistemas: en Nueva Zelanda la
tasa de pérdida de alas en insectos que sí las conservan en Australia por
ejemplo es notable, y aparece en muchos Órdenes diferentes.
Aparece también toda una radiación adaptativa de insectos en
ambientes alpinos, tan importantes en Nueva Zelanda y todavía no se conocen
bien las adaptaciones fisiológicas que permiten a estos insectos alpinos
resistir el frío y la nieve, e incluso hay insectos que directamente viven en
los glaciares neocelandeses. Algo verdaderamente notable. Otro ecosistema que
ha experimentado una radiación adaptativa son las aguas dulces continentales,
ya que en Nueva Zelanda los insectos que viven en agua dulce están
sobrerrepresentados con respecto a lo que sucede en otras tierras, y eso
significa que han existido tendencias evolutivas específicamente dirigidas a
adaptarse a vivir en este medio.
Moscas murciélago de Nueva Zelanda |
Por último, y no menos importante, en el archipiélago neocelandés existe una enorme multitud de islas e islotes costeros pero también oceánicos (te hablé de ellos en la crónica sobre las islas subantárticas), pues bien, estas islas han desarrollado interesantes colonias de insectos insulares endémicos de estas islas y archipiélagos.
Como ves, en Nueva Zelanda se aúnan ciertas características
ecológicas, geográficas y biogeográficas que han forjado caminos evolutivos
absolutamente singulares para muchos grupos de insectos que en otros lugares
del mundo no han experimentado. Paso ahora a darte algunos ejemplos notables de
estos insectos.
Algunos ejemplos notables
Y empezamos con el gorgojo jirafa de Nueva Zelanda (Lasiorhynchus
barbicornis), que es el coleóptero más largo de Nueva Zelanda con una
longitud máxima de 9 cm, lo que ya de por sí lo convierte en un insecto gigante.
Pertenece a una subfamilia endémica de Nueva Zelanda, Brentinae. Al parecer, los
machos usan su largo “morro” (hay dimorfismo sexual) para luchar entre sí por
las hembras. Curiosamente fue descrito en 1775 a partir de los ejemplares
recolectados por Joseph Banks en el primer viaje de James Cook, en 1769, y formó
parte pues de esa primera colección de insectos neocelandeses contemplados por
ojos europeos y estudiados por su ciencia. Su hábitat preferido son los bosques
nativos de las tierras bajas de la Isla Norte aunque también se hallan
presentes en una pequeña zona de la Isla Sur.
Gorgojo jirafa macho |
Sin embargo, si el gorgojo jirafa es el más largo de los escarabajos neocelandeses, el más pesado de todos ellos en conjunto es el escarabajo Huhu (Prionoplus reticularis), cuyas larvas, denominadas tataka en maorí, eran consumidas tradicionalmente por los maoríes ya que son comestibles. Estas larvas se alimentan de madera muerta en bosques de coníferas o podocarpáceas. El escarabajo adulto alcanza una longitud máxima de 5 cm.
Escarabajo Huhu. Foto: Phil Bendle |
En Nueva Zelanda también hay representación de los escarabajos lucánidos, comúnmente denominados “ciervos volantes”. Concretamente Nueva Zelanda presenta el género endémico Geodorcus, caracterizado por una cabeza globosa, masiva y grande y por pinzas poderosas y fuertes aunque más pequeñas que los lucánidos de otras latitudes. Se reconocen diez especies de estos escarabajos, que en Nueva Zelanda tienen la particularidad de ser no voladores como ya te expliqué que aquí le pasa a muchos insectos. Su longitud oscila entre los 2 y los 4 ,5 cm y están estrictamente protegidos.
En nuestras latitudes estamos familiarizados con las
frigáneas (Trichoptera), conocidas porque sus larvas, acuáticas y que viven en
agua dulce, usan unas sedas que recubren su cuerpo para construirse una “armadura”
a base de materiales que encuentran en el fondo. Pues bien, en Nueva Zelanda
aparece la mayor parte de poblaciones del único género de frigáneas adaptado a
vivir en agua marina, concretamente Philanisus, que han evolucionado
para vivir en las aguas intermareales tanto en las costas de Nueva Zelanda como
en las Islas Chatham. Integran precisamente la familia Chathamiidae.
Geodorcus helmsi |
En cuanto a los ambientes alpinos neocelandeses, donde abundan mariposas, saltamontes y cigarras (muchos de ellos ápteros, o sea, sin alas), puedo destacarte como ejemplo el mayor saltamontes de Nueva Zelanda, Sigaus villosus, representante de un género endémico del archipiélago y que sólo vive en las montañas centrales de la Isla Sur y se encuentra en afloramientos rocosos hasta los 2.100 metros de altitud. Los mismos hábitats son ocupados por las llamadas “cigarras maoríes”, género Maoricicada, con catorce especies también conocidas como “cigarras negras” o “cigarras negras de montaña”.
Finalmente, para terminar con este apresurado resumen de
algunos ejemplos notables de insectos neocelandeses, quiero mencionarte algún
ejemplo del grupo de endemismos de las pequeñas islas e islotes del
archipiélago como el escarabajo Phanodesta brounii, de la Isla Poor
Knights situada frente a la costa este del Northland de la Isla Norte, o el
curculiónido Thotmus halli , conocido únicamente por el ejemplar tipo
recolectado en la Isla Pitt, del archipiélago de las Chatham y que se cree hoy
extinto
Maoricicada iolanthe |
Esta es sólo una fugaz visión del verdadero universo que son los insectos de Nueva Zelanda, pero ya es el momento de hablarte más específicamente de los insectos que son un símbolo de esta magnífica entomofauna y también simbólicos de toda su fauna completa: los wetas.
Los weta, tan neocelandeses como el rugby
Los weta son básicamente grillos terrestres (o sea,
Ortópteros) ápteros, sin alas ni
capacidad de vuelo. Pertenecen a dos familias gondwánicas denominadas
Anostostomatidae y Rhaphidophoridae, que son carnívoros y carroñeros pero las
especies más grandes son herbívoras y se alimentan de hojas de árboles en
general. Quiero hablarte precisamente de éstos, los weta gigantes, once
especies pertenecientes al género Deinocrida , que significa
precisamente “grillos terribles” en griego, pero de terribles sólo tienen su
aspecto ya que son inofensivos y herbívoros que pasan el día ocultos en la hojarasca
de los bosques y por la noche se activan, suben a los árboles y allí se
alimentan de hojas.
Wetapunga |
De hecho, este grupo de grillos resume algunas de las principales adaptaciones que han hecho singular a buena parte de sus insectos. Al no existir roedores endémicos de Nueva Zelanda, los weta han evolucionado para ocupar su papel ecológico: perdieron las alas, se especializaron en alimentación vegetariana y para evitar la predación por las aves aumentaron de tamaño y de peso. El mayor de todos estos weta gigantes, el wetapunga (Deinacrida heteracantha) está considerado como el insecto más pesado del mundo ya que llega a los 70 g de peso con una longitud máxima de 7,5 cm.
Desgraciadamente los problemas para los weta gigantes en
general, y el wetapunga en particular fue la introducción de ratas y otros
mamíferos en un archipiélago que nunca tuvo mamíferos terrestres autóctonos. En
seguida se convirtieron en un plato apetitoso especialmente para las ratas, y
especies como el wetapunga, que históricamente estuvo extendido por todos los
bosques de la Isla Norte, al final quedaron reducidos a pequeñas islas “offshore”
como en el caso del wetapunga, en la Isla Little Barrier o Te Hauturu en maorí,
situada frente a la costa nororiental de la Isla Norte.
Infografía sobre los weta |
Desde allí, el Gobierno neocelandés ha iniciado un programa de cría en cautividad y reintroducción en otras islas que por ahora están libres de fauna introducida o al menos donde ésta ha sido exterminada, para asegurar la supervivencia de esta especie, como Project Islands o las Islas Ipipiri. La primera traslocación de wetapunga data de septiembre de 1977 desde la Isla Mana a la Isla Maud. Programas similares se están llevando a cabo para otras especies de weta gigantes como el weta gigante del Estrecho de Cook (D. rugosa), el weta gigante de Mahoenui (nueva especie), el weta gigante de la isla Poor Knights (D. fallai), o el weta de colmillos de Isla Middle (Motuweta isolata), un curioso grillo con “colmillos” que usan para las luchas entre machos.
Esta historia de los weta gigantes ejemplifica cuáles son
los graves problemas que amenazan a esta entomofauna única: la introducción de
especie foráneas y la propia destrucción del hábitat.
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