El ciervo gigante, érase un ciervo a unos cuernos pegado.
Querida hija:
Dentro de la siempre impresionante Megafauna pleistocena, el ciervo gigante fue uno de los más espectaculares. Era, nada menos, que uno de los mayores ciervos que han pisado nuestro planeta, dotado además de una cornamenta increíble de más de tres metros de longitud de extremo a extremo. También ha sido denominado popularmente como "alce irlandés" aunque luego verás que ni era un alce ni era especialmente irlandés. Pero esta prodigiosa criatura, este nuevo ejemplo del Poder de la Naturaleza desapareció también en la noche y niebla de lo desconocido como casi toda la Megafauna. ¿Quién era este ciervo superlativo y por qué desapareció?. Vamos a verlo ahora.
Ciervo gigante en su hábitat abierto. Ilustración: Julio Lacerda |
El Rey del páramo. Biología y ecología.
El ciervo gigante (Megaloceros giganteus) fue, ciertamente, un ciervo espectacular. Pero contrariamente a lo que se supone popularmente no fue el mayor ciervo del mundo. Y eso que era bien grande con una altura hasta la cruz de entre 2,1 y 2,2 m y un peso de entre 500 y 600 kg (compara con los 200 kg máximo que puede pesar un ciervo rojo común de los que viven en España).
De hecho, se calcula que era el tercer mayor cérvido del mundo, empatado con la subespecie de Alaska del alce (Alces alces), y detrás de otros dos cérvidos de la Megafauna, los llamados "ciervos-alce" del género Cervalces: C. scotti y C. latifrons, respectivamente norteamericano y eurasiático, que podían llegar a los 2,5 m de altura y pesar entre 700 y 1.200 kg.
Comparación del tamaño del ciervo gigante con humano, alce y ciervo de Virginia |
Pero, ¿por qué el ciervo gigante es más famoso que los otros dos gigantescos cérvidos?. Pues por su increíble cornamenta. El ciervo gigante poseía una asombrosa cornamenta palmeada (como los alces y los gamos, pero a lo bestia) y erizada de picos, con una envergadura de hasta 3,65 m y un fantástico peso máximo de 40 kg. De hecho, una de las características paleontológicas que ayudan a reconocer un cráneo de ciervo gigante (aun sin sus astas), es el extraordinario grosor de los huesos del cráneo y de su mandíbula, sin duda relacionado con la soportación de tan prodigiosa cornamenta.
Antes de continuar con la biología de este ciervo sobresaliente, voy a hablarte de dónde vivía. El ciervo gigante era un animal eurasiático, pero de latitudes medias. Vivió desde la Península Ibérica e Irlanda al Oeste hasta aproximadamente el área del Lago Baikal en el Este, y desde el Sur de Escandinavia (58º N) hasta más o menos el norte de la zona mediterránea (43º N). Su área de distribución se iba haciendo más estrecha en latitud conforme se avanzaba hacia Siberia.
Área de distribución del ciervo gigante |
¿Cuándo vivió?. El ciervo gigante aparece en el Pleistoceno Medio hace unos 400.000 años y se extinguió en Europa hace unos 10.600 años, pero sobrevivió en Siberia occidental hasta hace unos 7.700 años.
Precisamente el tener una cornamenta palmeada que recordaba un poco a la del gamo (Dama dama) hizo pensar a los especialistas que el ciervo gigante podía estar relacionado con él. Pero otros especialistas abogaban por un parentesco más cercano con el ciervo rojo (Cervus elaphus). Como suele suceder en estos casos, los análisis moleculares nos han dado la respuesta para ubicarlo dentro del árbol filogenético de los cérvidos. En primer lugar, ha quedado claro que el ciervo rojo se encuentra dentro del grupo de los ciervos eurasiáticos (¿te acuerdas de la taxonomía de los cérvidos de cuando te hablé de los ciervos sudamericanos?), y en segundo lugar se confirmó que son los gamos (el mediterráneo Dama dama y el mesopotámico D. mesopotamica) sus parientes más cercanos y con los que comparte un ancestro común, mientras que el ciervo rojo, el wapiti norteamericano, el ciervo sika asiático y otros estarían en un clado hermano.
Árbol filogenético donde se indica la posición del ciervo gigante |
Bueno, en este punto toca contarte el por qué se llama "alce irlandés" a este ciervo. Como has visto, su área de distribución era muy amplia. ¿Por qué su asociación con Irlanda?. Te lo cuento.
Los primeros restos del ciervo gigante se encontraron y publicaron en 1695 por parte del médico irlandés Thomas Molyneux. Al parecer, las astas de ciervo gigante se encontraban en los pantanos y turberas irlandesas tan comúnmente como luego sucedería en Siberia con los colmillos del mamut lanudo. En efecto, resulta que la población irlandesa de ciervos gigantes fue de las últimas en extinguirse en Europa, y todos los restos encontrados en Irlanda datan de hace entre 11.750 y 10.950 años, y además en pantanos y turberas que son ambientes muy favorables para la conservación de fósiles por su escasez de oxígeno.
Por eso, en pantanos como Ballyoran o Ballybetagh, tal vez el sitio más notable para la paleontología del ciervo gigante, se encontraron los esqueletos de 100 individuos, tan bien conservados que en muchos museos se pueden montar esqueletos completos de ciervo gigante. Lo que, también, ayuda a expandir la "fama" póstuma de estos animales.
Cráneo de ciervo gigante hallado en una turbera cerca de Limerick (Irlanda) |
Del estudio de los abundantes fósiles de ciervo gigante, así como de los pólenes asociados a ellos se ha podido deducir que estos ciervos vivían en ambientes abiertos pero no necesariamente esteparios. De hecho, los ciervos gigantes no vivían en la famosa "Estepa del Mamut", más norteña, que mantenía a mamuts, rinocerontes lanudos o caballos, sino que vivían en latitudes más sureñas y templadas. En estos bosques aclarados o prados con matorrales los ciervos gigantes se alimentaban pastando y también ramoneando, lo que se conoce como "alimentación mixta". Debido a su hábitat abierto y, tras el estudio de su anatomía, se ha deducido que era un ciervo muy "cursorial", esto es, muy bien adaptado a la carrera, más aún que los ciervos actuales.
Esqueleto de ciervo gigante conservado en el Museo Americano de Historia Natural |
También se ha podido averiguar que su modo de vida era muy parecido al de los ciervos rojos: los machos vivían separados de las hembras durante la mayor parte del año y, cuando llegaba el celo (en otoño) los machos luchaban entre sí usando sus astas para reunir su harén de hembras y cubrirlas. De hecho, y al igual que todos los demás cérvidos, el ciervo gigante perdía sus astas tras el celo y necesitaba luego reponerlas para el celo siguiente, ya que su consumo de energía era demasiado para mantenerlas todo el año (exactamente como sigue sucediendo con los ciervos actuales). Indudablemente, la "berrea" del ciervo gigante debió ser un espectáculo sobrecogedor. Si yo, que he podido contemplar la berrea del ciervo rojo en Cabañeros puedo decirte que es un espectáculo que conmueve hasta las lágrimas, no puedo imaginarme los tremendos berridos de esos ciervos gigantes en las heladas mañanas del Pleistoceno en la Europa norteña.
Origen y evolución del ciervo gigante
Indudablemente, el Plio-Pleistoceno fue una especie de Edad de Oro de los Mamíferos. Entre los ciervos, hubo una gran variedad de ciervos de gran tamaño y, en lo que se refiere a Megaceros (que, por cierto, significa "grandes cuernos") no queda claro si este género tiene algún tipo de afinidad de origen desde géneros como Neomegaloceros, Orchonoceros (mongoles), Praesinomegaceros (ruso) o el curiosísimo "alce gigante chino" Sinomegaceros, que también tenía unas tremendas astas palmeadas pero, además, otro par de astas que salían verticalmente de la parte superior del cráneo, también planas.
Lo cierto es que los especialistas parecen, por el momento, estar de acuerdo en que el antecesor inmediato del ciervo gigante sería una especie llamada Megaloceros antecedens, que vivió en Alemania hace unos 1,3 millones de años. De hecho, hay autores que reducen esta especie a una "paleo-subespecie" de ciervo gigante: M. g. antecedens. Esta especie era contemporánea de otros grandes géneros de mega-ciervos de Eurasia y Oriente Medio: Eucladoceros, que tenía una fantástica cornamenta muy ramificada (no palmeada), y Megaceroides, que vivió en la zona mediterránea incluidas algunas de sus islas.
El linaje de Megaloceros giganteus tenía un linaje hermano, con otras dos especies del mismo género, que fueron contemporáneas en el Pleistoceno Medio: M. savini, bien representada en la Península Ibérica, y M. matritensis, que fue encontrada en los inagotables yacimientos de las Terrazas del Manzanares en depósitos de hace entre 400.000 y 300.000 años y que era la especie más pequeña de este género. Algunos autores consideran que este ciervo gigante madrileño era una especie descendiente de M. savini.
Por último, se ha encontrado también en la Península Ibérica otra nueva especie del género Megaloceros: M. novocarthaginiensis, descrita a partir de astas y mandíbulas encontradas en Cueva Victoria (Murcia), y cuya posición taxonómica podría estar en algún punto intermedio del linaje entre M. antecedens y nuestro M. giganteus.
Y hablando de la Península Ibérica. En nuestra Península el ciervo gigante no está demasiado representado, y se ha encontrado en algunos yacimientos del Norte de España como los de Jou Puerta (Puertas de Vidiago, Asturias) o las cuevas vascas de Amalda y Labeko Koba, ambas en Guipúzcoa, en cronologías de hace entre 35.000 y 21.000 años. Da la sensación de que en la Península Ibérica se daba ya esa "dualidad" de especies, o formas, "duales": una para la estrecha franja norteña eurosiberiana y otra para los 2/3 peninsulares más mediterráneas. En el caso de los mega-ciervos, el ciervo gigante sería la forma "eurosiberiana", poco abundante de todos modos, y el resto de la península estaría ocupada por M. savini, M. matritensis y, en su momento, M. novocarthaginiensis.
La extinción del ciervo gigante. ¿Cuándo y por qué?
Siempre que hablamos de la Megafauna acabamos haciéndonos la misma pregunta: ¿por qué se extinguió? ¿por qué esa extinción se produjo casi al mismo tiempo en todas las especies? Cierto es que al final de la Última Glaciación se produjeron profundos y relativamente rápidos cambios de carácter climático y ecológico pero no es menos cierto que una buena parte de los especialistas consideran que fue el ser humano paleolítico el responsable en gran medida de esta extinción.
Ya conoces mi opinión: creo que, en ambientes continentales, el ser humano nada tuvo que ver con estas extinciones, véase al respecto mi razonamiento en mi crónica dedicada a la extinción de la Megafauna. Pero, en cualquier caso y como vas a ver a continuación, el estudio del caso del ciervo gigante (que demuestra que el ser humano no fue el responsable de su extinción) nos indica que es mejor estudiar caso por caso cada especie y ver qué condicionantes ecológicos pudieron sufrir, dependiendo del registro de fósiles que haya. Felizmente, en el caso del ciervo gigante, sus fósiles son relativamente abundantes, sobre todo el numeroso conjunto de fósiles irlandeses, que corresponden además con el momento de la extinción de estos ciervos en Europa.
Tradicionalmente se ha culpado de la extinción del ciervo gigante a su enorme cornamenta. Por ejemplo, se decía que era totalmente inadecuada para moverse por los bosques pues las astas se quedarían enredadas en las ramas de los árboles estorbando los movimientos del animal. Esta "teoría" venía de considerar que el ciervo gigante tenía el mismo hábitat que el ciervo rojo actual, que es un animal que frecuenta bosques (aunque no demasiado cerrados). Pero, como ya te he explicado, está ya demostrado que el ciervo gigante vivía en ambientes "estépicos" por lo que quedaría descartada esta teoría.
La segunda teoría relacionada con las astas del ciervo gigante consiste en asumir que se trata de unas astas "desproporcionadas" lo que causaría todo tipo de estorbos al animal para huir de sus depredadores (lobos, leones de las cavernas, hienas de las cavernas...) y/o le supondrían un coste energético prohibitivo. Esta teoría ha sido desmontada al considerar la relación entre el tamaño de las astas y el tamaño corporal de las distintas especies de cérvidos. Por supuesto, cuanto más grande es el ciervo, más grande es su cornamenta, pero en todos los casos esas astas guardan perfecta proporción con el tamaño del animal (excepto un sólo caso: en el alce el tamaño de la cornamenta es menor al esperado). En efecto, la cornamenta del ciervo gigante guarda la proporción esperada con el tamaño de su cuerpo.
Para determinar qué fue lo que causó la extinción del ciervo gigante voy a seguir un elegantísimo estudio realizado por Moen, Pastor y Cohen, de la Universidad de Minnesota en 1999 y que, a mi modo de ver, cierra definitivamente el debate. Básicamente el estudio está enfocado en averiguar si el ciervo gigante comía lo suficiente, o no, para poder mantener una cornamenta de 40 kg de peso máximo.
Los ciervos, para desarrollar sus astas en la época correspondiente, tienen que obtener recursos minerales de su alimentación, en primer lugar, y de sus propios huesos en segundo lugar. Tras la época de celo los ciervos machos están débiles y por eso pierden luego su cornamenta en espera de que el animal recupere el nivel de sales minerales suficientes para que las astas vuelvan a rebrotar el año siguiente. ¿Cómo era este proceso en el ciervo gigante?
Se elaboró un modelo de energía y metabolismo mineral para compararlo con el que funciona en el mayor cérvido actual, el alce (Alces alces). Este modelo tenía en cuenta los ingresos energéticos del animal, el metabolismo, la deposición y la excreción de energía, nitrógeno, calcio y fósforo y se realizó un balance energético en un día medio. Se calculó, así, la cantidad de minerales que el ciervo absorbía en una temporada veraniega de 60 días para desarrollar sus astas, y se descubrió que con la alimentación disponible para el ciervo (se conoce qué plantas consumía) no se obtenía energía suficiente, y la energía restante se absorbía del esqueleto del animal. Por tanto, se esperaba que tras la temporada de celo el animal recuperase energía mediante la alimentación.
Pero esto cambió relativamente rápido en el periodo de súbito enfriamiento climático conocido como el "Dryas reciente", hace entre 11.700 y 10.600 años y que coincide con la extinción de las últimas poblaciones europeas de ciervo gigante, las irlandesas. Se ha demostrado que dicho enfriamiento cambió la vegetación de la que se alimentaba el ciervo, pasando a una vegetación mucho más pobre de tipo tundra ártica. No olvides que el ciervo gigante era una especie de latitudes templadas, en modo alguno adaptado a los fríos.
Sucedía una cosa. Si había menos alimento disponible, la selección natural favorecía la reducción del tamaño del cuerpo y de la cornamenta del ciervo gigante pero los fósiles encontrados no nos muestra ninguna reducción de tamaño esperada. ¿Qué había pasado?, que la selección sexual de las hembras (que fue la responsable de que la cornamenta fuera más grande) fue más fuerte que la selección natural, y "obligó" a los machos a seguir manteniendo una cornamenta grande sin tener de dónde sacar la "materia prima". Por otro lado, el empeoramiento de las condiciones climáticas también afectó a las hembras al acortar la temporada de cría, y se calculó que la descendencia de las hembras cayó un 50%. Esta fue la causa de la extinción, en Europa, del ciervo gigante:
Enfriamiento del Dryas reciente --> conflicto irresoluble entre selección natural y selección sexual
Pero como hemos visto antes, el ciervo gigante sobrevivió en la zona de los Urales y Siberia Occidental unos 3.000 años más. Allí no se dieron las condiciones climáticas y ecológicas que se dieron en Europa occidental. ¿Qué sucedió allí?
Los especialistas han podido descubrir que los restos fósiles de ciervo gigante se extendían desde Irlanda hasta el Lago Baikal hace entre 54.000 y 35.000 años, para ir desapareciendo gradualmente con la llegada de la Glaciación Würm, momento en el que la especie se refugió en una banda de latitud que incluía el Norte de las Penínsulas mediterráneas y la franja esteparia de Asia central. Así, en el Ultimo Máximo Glacial se encontraron fósiles en Sandalija (Istria), en el actual Canal Volga-Don y en Volchika II (Rusia, cerca del Altai), para volver a recolonizar el Norte durante el calentamiento conocido como Bolling/Allerod, que marcó el fin de la Glaciación hace entre 14.600 y 12.800 años.
Es justo en este momento cuando una población de ciervos gigantes coloniza Irlanda, justo cuando queda libre de hielos y cuando aún no era una isla. Los humanos "pisaron los talones" a los ciervos gigantes pero no tuvieron tiempo material para exterminarlos, toda vez que se ha demostrado que la presencia humana en Irlanda fue esporádica y no permanente en esa época.
Pero volvamos a Siberia. Cuando ya habían desaparecido los ciervos gigantes de Europa, se conservan restos de ciervos de hace entre 11.700 y 10.000 años en Bobylek, Uluir, Chernigovo y la Cuenca del Angará, yacimientos todos ellos en Siberia Meridional. Y hace entre 10.000 y 7.000 años en la misma área, en los yacimientos de Maloarchangelsk, Kamyshlov, Redut, Chelyabinsk, Mergen 6, Sobka 2 y Preobrazhenka 6.
Los especialistas (sigo aquí el interesantísimo artículo de Lister y Stuart de Enero de 2019 en Quaternary International) han descubierto que, también en las últimas poblaciones siberianas fueron causas paleo-ambientales las que dieron el golpe de gracia a los últimos ciervos gigantes. Concretamente, en la zona de los Urales y su área de influencia, los ciervos gigantes sufren una pinza de hábitats hostiles para ellos, que devoran su hábitat óptimo de bosque abierto; avanza por el sur la estepa seca, mientras que en las zonas más montañosas surge un bosque cerrado. Ninguno de ambos hábitats son idóneos para este ciervo.
Por su parte, en Siberia Occidental la evidencia paleo-botánica demuestra que también los últimos ciervos gigantes perdieron su hábitat de estepa forestada: surge un bosque cerrado en la parte occidental de esa faja latitudinal de Siberia, y directamente aparece la taiga (bosque boreal) en la Cuenca del Angara, el bastión más oriental donde el ciervo gigante aguantó.
Importantes cambios climáticos que forzaron, a su vez, profundos cambios ecológicos. Los últimos ciervos gigantes, después de todo, tal vez sí "enredaron" su enorme cornamenta en los nuevos bosques boreales cerrados.
MÚSICA RECOMENDADA: The Best Irish Rebel Songs
Indudablemente, el Plio-Pleistoceno fue una especie de Edad de Oro de los Mamíferos. Entre los ciervos, hubo una gran variedad de ciervos de gran tamaño y, en lo que se refiere a Megaceros (que, por cierto, significa "grandes cuernos") no queda claro si este género tiene algún tipo de afinidad de origen desde géneros como Neomegaloceros, Orchonoceros (mongoles), Praesinomegaceros (ruso) o el curiosísimo "alce gigante chino" Sinomegaceros, que también tenía unas tremendas astas palmeadas pero, además, otro par de astas que salían verticalmente de la parte superior del cráneo, también planas.
Sinomegaceros pachyosteus fue otro de los megaciervos del Plio-pleistoceno |
Lo cierto es que los especialistas parecen, por el momento, estar de acuerdo en que el antecesor inmediato del ciervo gigante sería una especie llamada Megaloceros antecedens, que vivió en Alemania hace unos 1,3 millones de años. De hecho, hay autores que reducen esta especie a una "paleo-subespecie" de ciervo gigante: M. g. antecedens. Esta especie era contemporánea de otros grandes géneros de mega-ciervos de Eurasia y Oriente Medio: Eucladoceros, que tenía una fantástica cornamenta muy ramificada (no palmeada), y Megaceroides, que vivió en la zona mediterránea incluidas algunas de sus islas.
El linaje de Megaloceros giganteus tenía un linaje hermano, con otras dos especies del mismo género, que fueron contemporáneas en el Pleistoceno Medio: M. savini, bien representada en la Península Ibérica, y M. matritensis, que fue encontrada en los inagotables yacimientos de las Terrazas del Manzanares en depósitos de hace entre 400.000 y 300.000 años y que era la especie más pequeña de este género. Algunos autores consideran que este ciervo gigante madrileño era una especie descendiente de M. savini.
Comparativa entre M. giganteus, matritensis y savini |
Por último, se ha encontrado también en la Península Ibérica otra nueva especie del género Megaloceros: M. novocarthaginiensis, descrita a partir de astas y mandíbulas encontradas en Cueva Victoria (Murcia), y cuya posición taxonómica podría estar en algún punto intermedio del linaje entre M. antecedens y nuestro M. giganteus.
Representación paleolítica de un ciervo gigante en la Cueva de Lascaux (Francia) |
Y hablando de la Península Ibérica. En nuestra Península el ciervo gigante no está demasiado representado, y se ha encontrado en algunos yacimientos del Norte de España como los de Jou Puerta (Puertas de Vidiago, Asturias) o las cuevas vascas de Amalda y Labeko Koba, ambas en Guipúzcoa, en cronologías de hace entre 35.000 y 21.000 años. Da la sensación de que en la Península Ibérica se daba ya esa "dualidad" de especies, o formas, "duales": una para la estrecha franja norteña eurosiberiana y otra para los 2/3 peninsulares más mediterráneas. En el caso de los mega-ciervos, el ciervo gigante sería la forma "eurosiberiana", poco abundante de todos modos, y el resto de la península estaría ocupada por M. savini, M. matritensis y, en su momento, M. novocarthaginiensis.
La extinción del ciervo gigante. ¿Cuándo y por qué?
Siempre que hablamos de la Megafauna acabamos haciéndonos la misma pregunta: ¿por qué se extinguió? ¿por qué esa extinción se produjo casi al mismo tiempo en todas las especies? Cierto es que al final de la Última Glaciación se produjeron profundos y relativamente rápidos cambios de carácter climático y ecológico pero no es menos cierto que una buena parte de los especialistas consideran que fue el ser humano paleolítico el responsable en gran medida de esta extinción.
Ya conoces mi opinión: creo que, en ambientes continentales, el ser humano nada tuvo que ver con estas extinciones, véase al respecto mi razonamiento en mi crónica dedicada a la extinción de la Megafauna. Pero, en cualquier caso y como vas a ver a continuación, el estudio del caso del ciervo gigante (que demuestra que el ser humano no fue el responsable de su extinción) nos indica que es mejor estudiar caso por caso cada especie y ver qué condicionantes ecológicos pudieron sufrir, dependiendo del registro de fósiles que haya. Felizmente, en el caso del ciervo gigante, sus fósiles son relativamente abundantes, sobre todo el numeroso conjunto de fósiles irlandeses, que corresponden además con el momento de la extinción de estos ciervos en Europa.
Inicialmente se culpó a la cornamenta de la extinción del ciervo gigante |
Tradicionalmente se ha culpado de la extinción del ciervo gigante a su enorme cornamenta. Por ejemplo, se decía que era totalmente inadecuada para moverse por los bosques pues las astas se quedarían enredadas en las ramas de los árboles estorbando los movimientos del animal. Esta "teoría" venía de considerar que el ciervo gigante tenía el mismo hábitat que el ciervo rojo actual, que es un animal que frecuenta bosques (aunque no demasiado cerrados). Pero, como ya te he explicado, está ya demostrado que el ciervo gigante vivía en ambientes "estépicos" por lo que quedaría descartada esta teoría.
La segunda teoría relacionada con las astas del ciervo gigante consiste en asumir que se trata de unas astas "desproporcionadas" lo que causaría todo tipo de estorbos al animal para huir de sus depredadores (lobos, leones de las cavernas, hienas de las cavernas...) y/o le supondrían un coste energético prohibitivo. Esta teoría ha sido desmontada al considerar la relación entre el tamaño de las astas y el tamaño corporal de las distintas especies de cérvidos. Por supuesto, cuanto más grande es el ciervo, más grande es su cornamenta, pero en todos los casos esas astas guardan perfecta proporción con el tamaño del animal (excepto un sólo caso: en el alce el tamaño de la cornamenta es menor al esperado). En efecto, la cornamenta del ciervo gigante guarda la proporción esperada con el tamaño de su cuerpo.
El ciervo gigante era un habitante de ambientes abiertos. Ilustración: Rushelle Kucala |
Para determinar qué fue lo que causó la extinción del ciervo gigante voy a seguir un elegantísimo estudio realizado por Moen, Pastor y Cohen, de la Universidad de Minnesota en 1999 y que, a mi modo de ver, cierra definitivamente el debate. Básicamente el estudio está enfocado en averiguar si el ciervo gigante comía lo suficiente, o no, para poder mantener una cornamenta de 40 kg de peso máximo.
Los ciervos, para desarrollar sus astas en la época correspondiente, tienen que obtener recursos minerales de su alimentación, en primer lugar, y de sus propios huesos en segundo lugar. Tras la época de celo los ciervos machos están débiles y por eso pierden luego su cornamenta en espera de que el animal recupere el nivel de sales minerales suficientes para que las astas vuelvan a rebrotar el año siguiente. ¿Cómo era este proceso en el ciervo gigante?
Al igual que en el ciervo rojo, el ciervo gigante reunía harenes de hembras luchando con otros machos. La cornamenta era fundamental |
Se elaboró un modelo de energía y metabolismo mineral para compararlo con el que funciona en el mayor cérvido actual, el alce (Alces alces). Este modelo tenía en cuenta los ingresos energéticos del animal, el metabolismo, la deposición y la excreción de energía, nitrógeno, calcio y fósforo y se realizó un balance energético en un día medio. Se calculó, así, la cantidad de minerales que el ciervo absorbía en una temporada veraniega de 60 días para desarrollar sus astas, y se descubrió que con la alimentación disponible para el ciervo (se conoce qué plantas consumía) no se obtenía energía suficiente, y la energía restante se absorbía del esqueleto del animal. Por tanto, se esperaba que tras la temporada de celo el animal recuperase energía mediante la alimentación.
Cronología del ciervo gigante en diversos lugares. Fechas obtenidas por radiocarbono y calibradas con los Estadiales GS |
Pero esto cambió relativamente rápido en el periodo de súbito enfriamiento climático conocido como el "Dryas reciente", hace entre 11.700 y 10.600 años y que coincide con la extinción de las últimas poblaciones europeas de ciervo gigante, las irlandesas. Se ha demostrado que dicho enfriamiento cambió la vegetación de la que se alimentaba el ciervo, pasando a una vegetación mucho más pobre de tipo tundra ártica. No olvides que el ciervo gigante era una especie de latitudes templadas, en modo alguno adaptado a los fríos.
Sucedía una cosa. Si había menos alimento disponible, la selección natural favorecía la reducción del tamaño del cuerpo y de la cornamenta del ciervo gigante pero los fósiles encontrados no nos muestra ninguna reducción de tamaño esperada. ¿Qué había pasado?, que la selección sexual de las hembras (que fue la responsable de que la cornamenta fuera más grande) fue más fuerte que la selección natural, y "obligó" a los machos a seguir manteniendo una cornamenta grande sin tener de dónde sacar la "materia prima". Por otro lado, el empeoramiento de las condiciones climáticas también afectó a las hembras al acortar la temporada de cría, y se calculó que la descendencia de las hembras cayó un 50%. Esta fue la causa de la extinción, en Europa, del ciervo gigante:
Enfriamiento del Dryas reciente --> conflicto irresoluble entre selección natural y selección sexual
Pero como hemos visto antes, el ciervo gigante sobrevivió en la zona de los Urales y Siberia Occidental unos 3.000 años más. Allí no se dieron las condiciones climáticas y ecológicas que se dieron en Europa occidental. ¿Qué sucedió allí?
Los especialistas han podido descubrir que los restos fósiles de ciervo gigante se extendían desde Irlanda hasta el Lago Baikal hace entre 54.000 y 35.000 años, para ir desapareciendo gradualmente con la llegada de la Glaciación Würm, momento en el que la especie se refugió en una banda de latitud que incluía el Norte de las Penínsulas mediterráneas y la franja esteparia de Asia central. Así, en el Ultimo Máximo Glacial se encontraron fósiles en Sandalija (Istria), en el actual Canal Volga-Don y en Volchika II (Rusia, cerca del Altai), para volver a recolonizar el Norte durante el calentamiento conocido como Bolling/Allerod, que marcó el fin de la Glaciación hace entre 14.600 y 12.800 años.
Obsérvese la caída de 20 º de temperatura entre el máximo del Bolling/Allerod y el mínimo del Dryas reciente- |
Es justo en este momento cuando una población de ciervos gigantes coloniza Irlanda, justo cuando queda libre de hielos y cuando aún no era una isla. Los humanos "pisaron los talones" a los ciervos gigantes pero no tuvieron tiempo material para exterminarlos, toda vez que se ha demostrado que la presencia humana en Irlanda fue esporádica y no permanente en esa época.
Pero volvamos a Siberia. Cuando ya habían desaparecido los ciervos gigantes de Europa, se conservan restos de ciervos de hace entre 11.700 y 10.000 años en Bobylek, Uluir, Chernigovo y la Cuenca del Angará, yacimientos todos ellos en Siberia Meridional. Y hace entre 10.000 y 7.000 años en la misma área, en los yacimientos de Maloarchangelsk, Kamyshlov, Redut, Chelyabinsk, Mergen 6, Sobka 2 y Preobrazhenka 6.
Los especialistas (sigo aquí el interesantísimo artículo de Lister y Stuart de Enero de 2019 en Quaternary International) han descubierto que, también en las últimas poblaciones siberianas fueron causas paleo-ambientales las que dieron el golpe de gracia a los últimos ciervos gigantes. Concretamente, en la zona de los Urales y su área de influencia, los ciervos gigantes sufren una pinza de hábitats hostiles para ellos, que devoran su hábitat óptimo de bosque abierto; avanza por el sur la estepa seca, mientras que en las zonas más montañosas surge un bosque cerrado. Ninguno de ambos hábitats son idóneos para este ciervo.
El último ciervo gigante desapareció en algún lugar de Siberia hace 7.700 años |
Por su parte, en Siberia Occidental la evidencia paleo-botánica demuestra que también los últimos ciervos gigantes perdieron su hábitat de estepa forestada: surge un bosque cerrado en la parte occidental de esa faja latitudinal de Siberia, y directamente aparece la taiga (bosque boreal) en la Cuenca del Angara, el bastión más oriental donde el ciervo gigante aguantó.
Importantes cambios climáticos que forzaron, a su vez, profundos cambios ecológicos. Los últimos ciervos gigantes, después de todo, tal vez sí "enredaron" su enorme cornamenta en los nuevos bosques boreales cerrados.
MÚSICA RECOMENDADA: The Best Irish Rebel Songs
Me ha encantado y te felicito, como de otros muchos que he leído tuyos. Y aunque ahora voy a llevarte la contraria en uno de tus escritos, te admiro.
ResponderEliminarHe enlazado con el de la megafauna y de este discrepo. Si que es cierto que nuestra especie hace una o unas cuantas decenas de miles de años no tenía altas densidades, pero no eran necesarias para extinguir la mayor parte de la megafauna, que son estrictos estrategas de la k, que no nos temían y que no debieron oponer mucha resistencia. Por otra parte, no era imprescindible acabar con todas las especies individualmente para extinguilas. Bastaba con eliminar las que modelaban el paisaje, las especies ingeniero, para provocar una reacción en cadena. Sin elefantes el bosque se cierra y con el las especies que viven de ambientes abiertos desaparecen. Algunas técnicas de caza del hombre prehitórico eran verdaderamente dañinas y no sostenibles, como despeñar manadas enteras. Distan mucho del equilibrio de muchos pueblos cazadores-recolectores actuales, pero es que también son diferentes las circunstancias del entorno entre unos y otros.